La lluvia caía sin cesar. Kiku miraba desde el interior de su casa.
- Mmmh… parece que nunca va a parar- sus ojos negros recorrían el húmedo jardín. A su lado estaba su pequeño perro, Pochi, acompañándolo en la monotonía de un día lluvioso.
De golpe el animal se levantó y empezó a ladrar.
- ¿Pochi-kun qué sucede?- se extrañó de su actitud. De un
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