ANGEL
Esta pequeña historia surgió en mi cabeza escuchando cierta canción, y no he podido evitar escribirla ^^
- "Despierta".
- "Abre los ojos".
Repitió la voz abriendose paso entre las brumas de su mente, poco a poco fue despertando de su letargo, aquella voz le resultaba tan familiar y al tiempo tan lejana, de alguna forma lo atraía de vuelta hacia la realidad... ¿acaso no estaba intentando huir de ella? ¿no había sido ese su objetivo desde el principio?
Ahora empezaba a recordar, el viento en su cara, la sensación del agua helada envolviendo su cuerpo, y despues, nada, la oscuridad mas absoluta. Y entonces, esa voz.
- "Mírame, ¡vamos, abre los ojos!".
Inspiró despacio, creyó que los pulmones le iban a estallar mientras el aire entraba en ellos, - "una vez más" - pensó, volvió a inspirar y esta vez ya no fue tan doloroso, enseguida comenzó a respirar con normalidad, ahora volvía a sentir su cuerpo, no recordaba haber tenido tanto frío nunca.
- "Eso es, sigue respirando".
Aquella voz de nuevo, ¿es que no iba a dejarlo en paz?.
Abrío los ojos despacio, había un chico arrodillado a su lado, no debía ser mucho mayor que él, su rostro reflejaba una mezcla de alivio y miedo, tenía la ropa pegada al cuerpo y el cabello mojado le caia sobre los hombros y cubría parcialmente su cara.
- " Gracias a Dios, hace un momento ni siquiera respirabas, por un momento creí que habías muerto".
- " ¿Que... " - intentó contestar, pero no le salía la voz.
- "Ahora no intentes hablar, debes haber tragado mucha agua, y ademas estaba helada.
Estás temblando. Si no te secas enseguida cogerás una pulmonía,
¿Crees que podrás ponerte en pie? "
Asintió con la cabeza y comenzó a incorporarse, se sentía muy mareado, probablemente se habría desplomado si no lo hubiesen sujetado - vaya - pensó, - es mas fuerte de lo que parece.
- "Solo son unos metros, he dejado mi moto aquí cerca; estaba dando una vuelta cuando ví a alguien caer desde el puente... ". Se detuvo de repente y se quedó callado un instante.
- "Apóyate en mi, ya casi estamos".
Lo ayudó a subir a la moto y arrancó con un ruido sordo.
Se agarró a su cintura todo lo fuerte que pudó en cuanto se puso en marcha, sentía nauseas, cerró los ojos y enterró el rostro en la espalda del chico, su cuerpo era calido y lo reconfortaba, y entonces le sucedió algo extraño, por primera vez en mucho tiempo, allí, abrazado a la espalda de aquel desconocido, se sintió seguro.
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El camino estaba casi desierto a esa hora, el sonido del motor de su Harley era lo único que rompía el silencio de la noche. El resplandor rojizo del semaforo del paso a nivel se reflejó en la visera de su casco mientras detenía la moto, con un movimiento de su mano la deslizó hacía arriba para ver con más claridad, se giró un poco en el asiento, el chico no se había movido en todo el trayecto, quería comprobar que estaba bien, tenía los ojos cerrados y apenas pareció reaccionar al movimiento de la persona a la que estaba aferrado, comprobó su pulso y se respiración, - perfecto - ; a pesar de parecer inconsciente, sus brazos permanecía firmemente entrelazados en torno a su cintura.
Bueno, no parecía que fuera a caerse, y ya estaban a solo dos calles de su apartamento. No sabía muy bien porque, pero ahora se sentía responsable de él, sentía que al menos tenía que terminar lo que había comenzado minutos antes cuando lo sacó del agua helada del río.
La escena volvió nitidamente a su memoria, había detenido su moto junto a la orilla del río y al mirar hacía el puente había visto una silueta iluminada por la luz de la luna, de pie, sobre la barandilla. La brisa agitaba sus ropas y su cabello, y había tanta tristeza en su hermoso rostro, durante un instante pensó que no era algo de este mundo, hasta que lo vió cerrar los ojos y saltar al vacío...
Antes de darse cuenta ya estaba metido en el agua nadando desesperadamente hacia el punto donde el chico se había sumergido, agradeció que su padre practicamente lo hubiera obligado a entrar en el equipo de natación del instituto, porque gracias a eso había conseguido llegar hasta él antes de que se hundiera tan profundamente en las oscuras aguas que hubiera sido imposible encontrarlo; y tambien agradeció que fuese noche de luna llena porque si no probablemente no hubiese encontrando el camino de vuelta hacía la orilla. Lo sujetó fuertemente por el torso tirando de los dos hacía la superficie, justo a tiempo, porque apenas le quedaba aire en los pulmones.
Aquel cuerpo menudo era muy ligero y enseguida alcanzó la orilla, lo depositó sobre la tierra humeda con cuidado, estaba inconsciente y no respiraba, - mierda- pensó, - porque me saltaría la clase de primeros auxilios. Entonces recordó algo que había visto en una película, - Dios, espero que funcione - se dijo a sí mismo. Se inclinó sobre él, inspiró profundamente y comenzó a insuflar aire en su boca, sintió algo extraño cuando sus labios se rozaron, pero lo ignoró y siguió adelante hasta que notó que el muchacho comenzaba a moverse.
El sonido de la alarma del paso a nivel indicando que ya podía pasar lo trajo de vuelta al presente, volvió a bajar la visera de su casco y comprobó que el chico estaba bien sujeto a su cintura antes de ponerse en marcha de nuevo, el motor rugió mientra aceleraba, en menos de cinco minutos estaba aparcando la moto en la entrada de su edificio.
Se deshizo con cuidado del abrazo del otro, apenas estaba consciente, pero se las había arreglado para mantenerse firmemente sujeto a él hasta el final.
Lo ayudó a bajar de la moto, era obvio que no podía tenerse en pie, así que lo cargó sobre su espalda hasta la puerta y despues hacia su habitación, dejándolo caer con cuidado en la cama.
Los dos estaban empapados, así que fue al baño por unas toallas y cogió de su armario el pijama más grueso que pudo encontrar. Se volvió hacia el chico, estaba muy palido y no paraba de temblar; le quitó la ropa mojada y lo secó con las toallas antes de ponerle el pijama; se movió un poco mientras lo hacía y emitió algunos sonidos ininteliglibles, pero no llegó a recuperar la consciencia, lo dejó allí cubierto por dos edredones mientras él mismo se secaba y se cambiaba de ropa sin perderlo de vista del todo.
Pasó un rato, y a pesar de los edredones el muchacho no dejaba de temblar, ya no sabía que hacer para conseguir que entrara en calor y estaba empezando a preocuparse en serio de que cogiera una pulmonía o algo peor.
Tocó una de sus manos, estaba helada en comparación con las suyas, la apretó con fuerza para intentar transmitirle su calor, entonces se deslizó bajo los edredones y se tumbó a su lado, girándose hacia él lo abrazó atrayéndolo contra su pecho, se estremeció con el contacto de aquel cuerpo helado y tembloroso.
Casi una hora más tarde el chico por fin había dejado de temblar, su respiración se había hecho regular y ahora dormía apaciblemente entre sus brazos; respiró aliviado al ver que el color había vuelto a sus mejillas y a sus labios.
Lo soltó con cuidado de no despertarlo y se alejó un poco de él sin salir de la cama, entonces, por primera vez desde que lo había sacado del río se detuvo a mirarlo, y se dió cuenta de lo joven que era, tal vez dos o tres años menor que él. Se detuvo en las delicadas facciones, la piel de porcelana y los voluptuosos labios; mientras los miraba rozó los suyos con las yemas de los dedos y se ruborizó al recordar lo que había sentido al tocarlos. El cabello castaño estaba despeinado y le cubría los ojos, así que lo apartó suavemente con la mano, alisándolo con los dedos mientras lo hacía, ahora podía ver completamente su rostro, dibujó la linea de sus pómulos con el pulgar muy despacio hasta llegar a sus labios y no pudo resistir el impulso de saborearlos de nuevo, el contacto fue muy ligero, pero suficiente para despertar en él sentimientos que creía olvidados,lo miró con ternura mientras acariciaba su rostro.
- ¿Qué es lo que puede haberte hecho desear abandonar este mundo? - susurró a la figura dormida.
Cerró los ojos y poco a poco se quedó dormido mientras rodeaba con su brazo la cintura del chico, que instintivamente se movió hacia él apoyando la cabeza contra su pecho.
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