Nov 26, 2007 19:37
Emmm, vale. No quiero que nadie me mate cuando lea esto, si es que lo lee. luego seguiré con el asunto.
Ya se sabe qué día es hoy, por lo que no me voy a repetir más xDD
Pues eso, aviso, si alguien tiene instintos asesinos y va a sacarlos contra mí por haberos destrozado a esta pareja B&J...(sí, para variar un poco he hecho un AU de Brian &Justin) que no lo lea, al menos hoy...que es mi cumpleaños y quiero vivir un poc más xDD Lo subo pues por poner algo...que últimamente no hago nada, y un día así de improvisto vino muso y mira...Lo hice con toda mi buena intención para mi esposa...como regalo de bodas o algo así xDD pero no salió bien, y más si le sumas que NO SÉ ESCRIBIR PORNO...la prueba está en ese párrafo medio chufa, del que ella no paraba de reirse por mi 'inocente' vocabulario, en fín...
Yo he avisado. Si sigues leyendo atente a las consecuencias...no vale mandarme tomates virtuales ni ninguna de esas cosas vale?? xDD
Cuando por fin la azafata ha dejado de darle la lata, Brian se acomoda en su asiento y espera a que llegue el resto de pasajeros. Con las manos entrelazadas en su regazo mira al exterior por la ventanilla con los ojos medio cerrados intentando no olvidar nada de los dos últimos días de su vida. Quiere mantener esas imágenes en su cabeza, esos ojos, esa sonrisa, que no se vayan. Los echará de menos, mucho; sólo han sido dos días, se dice, pero no importa. Seguramente, cuando baje de nuevo del avión se olvidará de todo, o tal vez no. No sabe con certeza nada, sólo que quiere recordar…y recuerda…
Recuerda que estaba cansado y harto de haberse encerrado más de dos horas en una sala de reuniones con dos grandes empresas. Tanto tira y afloja entre unos y otros lo había dejado con dolor de cabeza por lo que había decidido dar un paseo por Central Park para despejarse…y congelarse porque las temperaturas rozaban los casi los cero grados centígrados. No sabía que en Nueva York hacía tanto frío como en Pittsburg. Las aceras, las calles y los árboles estaban cubiertos por una capa de nieve, restos de la nevada de la noche anterior que daban al lugar un toque especial. Le apetecía fumarse un cigarro, pero desechó la idea cuando cayó en que para eso tendría que sacar las manos de los bolsillos. Fue entonces, mientras se decidía en fumar o no fumar, cuando se dio la vuelta atraído por un murmullo alto que provenía de un grupo de personas a unos metros a su derecha. La gente se amontonaba alrededor de otra persona que tal vez se había desmayado o algo parecido. Pero según se iba acercando al mogollón iba viendo que no pasaba nada de eso.
Una cabellera rubia se iba dejando ver en medio de las demás cabezas. Estirando los brazos, un joven rubio se abría paso para alcanzar unas láminas. Era un pintor, de esos que hacían garabatos y retratos malos en la calle seguramente. El chico sonreía mientras algunas señoras, a parecer de Brian más atentas al joven que a sus obras, preguntaban precios y curiosidades, al tiempo que él mismo intentaba ponerse delante para ver mejor. Pero cuando lo conseguía volvían hacia atrás a causa de los empujones dando vueltas sobre sí mismo. Se mareaba. Estaba acostumbrado a tener mucha gente a su alrededor, pero no de esa manera. Pensó que tal vez volviera más tarde.
Estuvo dando una pequeña vuelta durante un rato hasta que decidió volver por el mismo camino para ver de nuevo al pintor. Lo encontró recogiendo sus cosas porque ya se empezaba a hacer de noche. Tal vez pudiera acercarse un momento, tenía curiosidad. El rubio no parecía darse cuenta de que a escasos metros lo observaba atentamente un extraño con gabardina; de haber sido así habría recogido sus cosas más rápidamente, probablemente. Brian dio un paso hacia delante pero entonces su móvil empezó a sonar y tal como había empezado a andar dio media vuelta y contestó:
-Hola Mickey
-Cómo estás? Va todo bien? Cómo ha ido?
-Bien, sí, bien
-Joder, Brian, no seas tan concreto, cuéntame
-Ahora mismo me estoy congelando, te importa si te llamo cuando vaya al hotel?
-No, claro. Pero hazlo.
-Sí. Hasta luego.
Al tiempo que colgaba el teléfono se giró para volver a iniciar su propósito, pero era demasiado tarde. El chico había terminado de coger todo y se marchaba en dirección opuesta a la que él tenía que tomar.
No recuerda lo que pasó esa noche, pero vuelve a él la tarde siguiente en la que volvía de nuevo a estar delante del pintor. Esta vez había ido un poco más tarde que el día anterior, y sólo había una persona rondando por la pequeña exposición de arte. Se acercó poco a poco fingiendo que lo acababa de ver, despreocupado.
El joven rubio estaba tan ocupado y concentrado trazando en un lienzo que no pareció darse cuenta de que Brian merodeaba fascinado por sus dibujos. Rectificó ese pensamiento que había tenido de que pintaría mal…era verdaderamente un buen trabajo.
-Hola
Cuando levantó la vista y la posó en él pareció haberse quedado sin habla. Unos ojos azules como el mismo cielo despejado le miraban curiosos esperando un saludo o algo. Sólo fue capaz de responder con un ‘hola’ a secas. Brian Kinney sin palabras? No podía ser. Ser aclaró la garganta y comentó:
-Haces un buen trabajo, cómo consigues que no sé te congelen las manos?
El chico se rió
-Pues, la verdad es que no lo he descubierto aún…
El moreno se fijó en el retrato de una chica hecho a carboncillo y decidió probar suerte:
-Es tu novia?
-No. Mi hermana. No retrataría a mi pareja y la enseñaría…creo que es algo personal
Hermana? Pareja? Sólo había una clase de hombres que utilizaran esa palabra…y mira por donde allí se encontraban dos de ellos… aunque él no fuera muy propio de tener pareja…
-Te interesa alguno?
Lo que en realidad le interesaba era seguir mirando esos ojos fríos como la nieve pero acogedores al mismo tiempo. Su pálida piel no había tomado nada de color por el sol que había estado dando a lo largo del día y reflejando en la nieve. Eso y el cabello fino y que le cubría la frente le daba un toque infantil haciendo que resultara imposible adivinar su edad. Al rubio parecía no importarle que estuviera más atento a él que a los dibujos, porque limpiaba sus pinceles con total inmunidad. Brian bajó la mirada y vio una lámina abstracta que le gustó bastante. La cogió y le preguntó el precio
-20 dólares
-20?-exclamó Brian sorprendido- joder, para ser un pintor de calle…-decía más para sus adentros, pero no evitó que lo oyera. Le extendió un billete.
-Cada uno se lo gana como puede-respondía con una sonrisa
-Vives de esto?
-No exactamente, pero ayuda. Y lo paso bien mientras
-Ya veo…J.T-dijo descifrando la firma de la esquina de la lámina.
Él sonrió, y por un momento pareció como si en vez de anocheciendo estuviera amaneciendo. Qué sonrisa tan perfecta!
-Se acabó tu jornada?
-Ya no hay buena luz-al quitar el lienzo tiró sin querer el caballete en el que estaba puesto. Brian se agachó a recogerlo antes de que también se le cayera el cuadro- Gracias señor…
-Brian
-Señor Brian…-repitió alzando las cejas reprimiendo una sonrisilla mientras doblaba correctamente el soporte
-Brian Kinney- le alargó la mano. Cuando el rubio se la estrechó pudo notar como el frío de esta le traspasaban los guantes de punto
-Justin Taylor
Brian le dedicó una de sus mejores sonrisas aunque no llegaría a ser tan luminosa como la de Justin. Una ráfaga de aire sacudió ambos cuerpos haciendo que se estremecieran.
-Hace bastante frío, te hace un café?-Justin no respondió, ni siquiera lo miró. Terminaba de meter los dibujos en una carpeta grande. Pero no cesó en su empeño-un chocolate caliente?
-Mi madre me enseñó a no fiarme de los desconocidos.-el moreno lo miró haciendo de su boca una línea asintiendo lentamente bajando su mirada derrotado- pero, sí que hace bastante frío. Un chocolate estaría bien-dijo sonriendo.
Cargado con sus materiales, rechazando la ayuda del Brian, el rubio se puso a su altura en la calle hasta llegar a un local café pequeño, donde pudieron conversar con un ambiente cálido.
Por parte de ambos hubo intentos de tomar el café y el chocolate más despacio de lo que podían para continuar allí. Con una confianza nacida de una simple mirada Brian charlaba animadamente con el joven pintor que comenzaba a soltarse y a hablar sobre él mismo. Varias veces lo había pillado mirándole directamente a los labios por los que pasaba la punta de su lengua suavemente y con lo que conseguía que Justin se sonrojase y desviara la mirada nervioso. En el momento en que no quedaba líquido para dar un solo sorbo más, una camarera vieja se acercó a ellos con la cuenta. Justin iba a sacar su cartera, pero Brian se lo impidió diciendo.
-Esta es una invitación en toda regla…-cuando vio el coste de las bebidas-vaya, te conozco desde hace dos horas y me he gastado más que durante el día de ayer entero
-Jajaja, yo diría que me conoces desde ayer-dejó caer el comentario como si tal cosa
-Perdón?
-Te vi ayer-Justin aumentó su sonrisa al ver la expresión de asombro del que le sujetaba la puerta para salir.- Fue un momento de caos, pero te vi
Brian sintió una especie de halago al conocer que el chico se había fijado en él. No sabía exactamente porque, normalmente eran los demás los que sentían eso cuando él los miraba no al revés…
Iban caminando calle abajo mientras pensaba que después tendría que coger un taxi para volver al hotel ya que no tenía ni idea de donde se encontraban. También tendría que darle explicaciones a Michael de porque no lo había llamado, aunque…prometió que lo haría en cuanto llegara…y aún no había llegado.
Se habían contado algunas cosas el uno al otro, pero de repente la conversación se detuvo. Por ninguna razón en especial, simplemente dejaron de hablar dejando que sólo rompieran el silencio los coches que de vez en cuando pasaban por la calle pisando los charcos que había dejado la nieve al derretirse. Justin fue aminorando el paso hasta que paró.
-Qué pasa?-preguntó Brian
-Mi casa-respondió señalando con la cabeza el edificio que tenían delante
El moreno le echó un vistazo rápido y a continuación miró de nuevo al muchacho que había fijado su mirada azul en su pecho. Ya puedes ir olvidándote de subir ahí, Brian-le decía una parte de su conciencia. No llegó a escuchar el consejo que le daba la otra porque las palabras del rubio le sacaron de su ensimismamiento:
-Esto era una invitación en toda regla, pero…
Nadie rechazaba a Brian Kinney; por eso, antes de que siguiera con su explicación decidió terminar por él:
-Ya, tu madre te enseñó a no fiarte de los desconocidos-dijo suavemente sonriendo
Justin le devolvió la mirada tímidamente sin saber qué decir exactamente. Abrió la boca varias veces intentando decir algo pero la seductora mirada de Brian lo tenía sin habla.
-Yo…
-Hasta otra-le cortó de nuevo
Se dio la vuelta para acercarse a la acera en busca de un taxi. Divisó uno a lo lejos y levantó el brazo para que se detuviera, pero una mano lo agarró de este para bajarlo y de paso tirar de él. Con los ojos abiertos recibió el inesperado beso de Justin, que se había puesto de puntillas para llegar bien a él. Sintió las heladas manos del artista en sus mejillas. Él las retiró y las enganchó en su propio cuello para después rodearle por la cintura y responderle.
Los carnosos labios de Justin se movían encima de los suyos ágilmente, pasando de vez en cuando la lengua por encima para humedecerlos más…
-Señor Kinney?
Brian abre los ojos, pero no está Justin, sino la azafata de antes con una botella de champán en la mano para ofrecerle. Él la rechaza con la mano y vuelve a ponerse cómodo intentando volver al recuerdo de ese beso. Y recuerda…
Le había respondido, iba a comerse su boca cuando la rueda de un coche pisó un charco y le mojó los bajos de los pantalones. Maldijo al conductor en voz baja, haciendo cosquillas con su susurro a Justin en la cara.
-Prométeme que no eres un asesino
Brian abrió la boca asombrado por lo que le acababa de decir
Tengo fama de cabrón, pero no de asesino.
Recuerda que momentos después estaba en la habitación del rubio, desnudándole, acariciando su blanca piel, recibiendo sus besos…
Los dos enredados cayendo sobre la cama deshaciéndose en respiraciones agitadas, y en gemidos. Sus cuerpos con la piel erizada al sentirse uno dentro del otro, la profunda mirada azul clavándose en la verde en cada embestida. Las manos del artista dibujaban formas en la espalda del moreno y se aferraba a su cabello para atraerlo a él… Quedó exhausto sobre el cuerpo de Justin, que continuaba acariciándole el cabello. No podía ver su rostro, pero sabía que sonreía.
Despertó al rato, solo. Nadie yacía a su lado, pero a unos metros de él Justin estaba sentado en una silla, con una pierna encima de la otra en la que apoyaba una libreta de dibujo. Decidió no moverse para no desconcentrarlo pero el chico le sonrió a modo de saludo.
-Eres un buen modelo
Brian le devolvió la sonrisa. Y se sentó cuando Justin cerró la libreta. El pintor se sentó enfrente de él con esa misma libreta y un carboncillo y le miró directamente a los ojos. El moreno se preguntaba qué querría pintar en ese momento.
-Puedo?
-No has estado haciéndolo hasta ahora?
Eso le sirvió de respuesta porque volvió a abrir el cuaderno por una hoja en blanco y comenzó a hacer trazos. Apenas le quitaba los ojos de encima, como si su mano supiera exactamente lo que tenía que hacer. Terminó enseguida, arrancó el papel y se lo llevó a la mesa dejando que Brian se quedó con las ganas de ver el resultado. Desde la cama observaba su perfecto cuerpo, del cual tenía que despedirse…se levantó y comenzó a vestirse. Justin se dio la vuelta y le pareció ver tristeza reflejada en su cara. Le gustaba verle sonreír, por eso se vistió del todo sin levantar la mirada del suelo. El rubito por su parte se había puesto los pantalones solamente y empezó a acercarse a él.
-Vuelves hoy, no? Ya tendrás ganas…
-Supongo
-Me olvidarás?-Brian no respondió, sólo lo miró profundamente a sus ojos azules-yo a ti no
-Tu madre no te enseñó a no decir mentiras?-preguntó sonriendo
Justin también sonrió
-Si algún día voy a Pittsburg…me acercaré por tu pub, seguro que todo el mundo allí lo conoce
-Puedes estar seguro-le acariciaba la mejilla con el torso de la mano.
-Y si vuelves a Nueva York…ya sabes dónde estoy
Brian bajó la cabeza y juntó de nuevo sus labios en un beso suave y lento.
-Hasta pronto, Justin Taylor
-Buen viaje, Brian Kinney
Se separaron despacio, Brian cogió su abrigo y cerró la puerta detrás de él.
Los motores del avión le indican que van a levantar el vuelo en cualquier momento. Levanta el respaldo de su asiento hasta ponerlo vertical, pero cuando va tantea el asiento buscando el cinturón de seguridad, se raspa con algo que sobresale de su bolsillo. Levanta el culo para poder sacarlo y ve que es un papel doblado. Lo despliega con cuidado, pero haciéndose una idea de lo que puede ser y, aunque no se equivoca se sorprende de la precisión y perfección con la que Justin ha dibujado la parte superior de su cara y su cabello cayendo sobre sus ojos, a los cuales ha dotado de un color verdoso haciendo que resalten con los trazos a carboncillo.
Definitivamente, ese rubio había conseguido que no fuera a olvidarlo en algún tiempo…no sabía cuánto.
Pues eso... lo sé. me limitaré a leer sobre ellos xDD
A parte de eso...todo va guay, es un día como otro pero con regalos jejeje ya soy vieja :( xD
PD: gracias a las que me habeis felicitadooo millones de vecess ^^
au qaf,
qaf