Personajes: Kevin y Scotty
Motivo: Porque es San Valentin.
Rango: NC-17
‘Justo ahí.’ Murmuró Kevin enterrando su cabeza en la almohada.
Scotty había pensado que, aunque él no creía mucho en el día de San Valentin, se tenía que hacer algo especial; y qué hay más especial que empezar el día con un masaje.
Ahora se encontraba sentado encima de él, masajeando esa espalda que tanto amaba. El único tejido que separaba sus cuerpos semidesnudos era la ropa interior.
Kevin se dejó querer y casi perdió la conciencia del mundo exterior. Scotty tenía unas manos increíbles. Scotty podía notar como con cada gesto que hacía, su marido se hundía y hundía más en el colchón.
‘Tienes unas manos maravillosos.’ Dijo Kevin sumergido en su propio placer. Scotty sonrió.
‘¿Sería muy egoísta decir que no quiero que nadie más las disfrute?’
‘Sería negarme cocinar.’ Le contestó Scotty poniendo más presión en la zona de los omóplatos.
‘Ummm’ Hizo como si se lo estuviese pensando.
‘Kevin.’ Le reprimió en broma Scotty golpeándole ligeramente en el costado.
‘Vale, vale -dijo entre risas- pero te prohibo que las compartas con algo más que alimentos.’
‘Oído, jefe.’ Dijo Scotty con una sonrisa.
Pasaron algunos minutos en silencio hasta que Kevin lo rompió.
‘¿Lo harías?’
‘¿El qué?’ Contestó Scotty un poco perdido.
‘Compartirlas con alguien más.’
Scotty paró al oír la inseguridad en la voz de su marido. ‘No. Por supuesto que no.’
‘Pero -continuó Kevin- imagina que a mi me pasa algo. Que tengo un accidente o lo que sea y muero...’
‘No digas eso nunca.’ Le cayó Scotty paralizado por el miedo de que algo le pudiese sucederle a su amado compañero.
‘Pero Scotty, imagínate que pasa. Tú tendrías que rehacer tu vida.’
Scotty le miró con terror por tener que imaginarse esa mínima posibilidad. Ante su silencio Kevin se volvió entre sus piernas. Al hacerlo comprobó que había sido una mala idea plantear aquello y más aquel día.
‘Cariño -dijo incorporándose para poder mirarle de frente- no es que vaya a suceder. Sólo quiero saber que harías tú si pasara.’
‘¿Qué? ¿Qué crees tú que haría si pasara? ¿En serio crees que podría rehacer mi vida como si nada? ¿Que conocería a otro hombre y superaría lo tuyo y le masajearía la espalda el día de San Valentin, como si no hubiese muerto el amor de mi vida?’ Hubo una pequeña lágrima que luchaba por salir de su ojo, pero Scotty se lo impidió llevándose la mano a la cara e intentando levantarse, pero Kevin no le dejó.
‘No quería decir eso, mi amor. Yo solo... -pero al ver sus tibios ojos azules comprendió que no tenía que haberle preguntado nada, porque a él le pasaba lo mismo. Kevin no podía imaginarse su vida sin Scotty, simplemente no podía. Y sabía que si algo le sucedía sería el fin para ambos, que no habría un después, pues cuando uno encuentra la felicidad y al amor absoluto, no hay nada que lo pueda remplazar- Lo siento.’ Dijo acercando se mano a su cuello para atraerle hacia él.
Scotty se resistió un poco, pero finalmente se acercó a él. ‘No vuelvas a preguntarme eso. Nunca más.’ Le advirtió.
‘No lo haré, descuida.’ Le dijo a unos pocos centímetros de él, pero no se movió, quería que Scotty diese el primer paso.
Scotty pegó sus labios a los de su marido pero no los besó. ‘No conozco más amor que tú, Kevin, y no lo conoceré nunca. Recuérdalo.’ Kevin se quedó sin respiración ante las palabras de Scotty, pero no tuvo tiempo de recuperar el aliento dado que Scotty le besó más tiernamente de lo que lo había hecho nunca.
Kevin acarició el pelo de la nuca de Scotty mientras le pedía más. Lentamente este le tumbó en la cama y Kevin suspiró al sentir el peso de su marido. Scotty no tardó mucho en deshacerse de su ropa interior. Kevin separó las piernas para dejar más espacio a Scotty pero este tenía una idea completamente diferente. Con su mano izquierda empezó a recorrer todo el cuerpo de su marido haciendo que este se perdiese en el tacto hasta que llegó a su erección. Mientras no dejaba de besarle y de susurrarle palabras de amor.
Le acarició suavemente, de abajo a arriba. Parando de vez en cuando en la punta para acariciársela con el dedo pulgar. Kevin, debajo de él, gemía de placer. Sin lugar a dudas ese era la forma que más le gustaba de que los dedos de su marido le tocasen. Scotty necesitaba sentir cerca a su marido y Kevin, debido al estado de placer en el que se encontraba, lo necesitaba mucho más. Solo paró unos segundos para coger el lubricante y rápidamente prepararlos para lo que estaba por llegar.
Kevin, debajo de él, le suplicaba que continuase, que lo hiciese, pero Scotty se tomó su tiempo para mirarle. Se veía tan hermoso, tan entregado.
‘Kevin.’ Susurró mientras le cogía las piernas y se las colocaba en la cintura.
‘¿Si, mi amor?’ Le preguntó con sus hermosos ojos azules.
Scotty le miró y notó como se derretía por dentro. ‘Nada.’
Kevin sonrió, pero antes de que pudiese evitarlo la sonrisa se transformó en una mueca de placer al notar a su marido penetrándole lentamente. Scotty le besó y se esperó a que Kevin le dijese que estaba listo para seguir. Cuando esto sucedió nada pudo separarlos.
Fue lento, increíblemente lento. tan lento que Scotty pensó que no iba a poder seguir así mucho más tiempo. Su cuerpo le pedía moverse con rapidez y con fuerza, con desesperación, pero no lo hizo. Kevin le acarició la cara y pudo notar la capa de sudor que empezaba a tener. Se sentía tan bien. Cualquier otro día le abría pedido que fuese más rápido, pero hoy no. Hoy quería notarle dentro de él el mayor tiempo posible.
Más de una vez tuvieron que para para respirar, hasta que llegó un momento en el que ninguno de los dos pudo aguantarlo más. Kevin gimió su nombre y este empezó a moverse en él. No tardaron mucho en perderse el uno en el otro y cuando por fin volvieron a ser consientes de la realidad, Kevin se acercó a Scotty, apoyándose en su pecho y rodeándole con sus brazos. Desde allí podía notar como su corazón intentaba recuperar el ritmo normal.
Scotty le acarició el pelo. Ninguno de los dos dijo nada, pues las palabras no podían expresar lo que sentían. Solo se quedaron allí, acariciándose y recuperando las fuerzas hasta que se sintieron capaces de moverse para empezar uno de los días más románticos del año.
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