Jan 10, 2006 11:21
Ayer me robaron.
Entré en una zapatería a mirar qué se cocía en rebajas. Vi un par de zapatos negros, con tacón de salón y los quise mirar. Tenía las manos ocupadas, así que para coger el zapato tuve que dejar sobre una banqueta, a mi lado, el bolsito auxiliar donde suelo llevar el tupper. Cuando al minuto siguiente me volví a recogerlo, había desaparecido.
Diréis: "bueno, si sólo llevaba el tupper, no es una gran pérdida". Pero es que justo ayer no llevaba tupper, sino que lo traía de vuelta del trabajo con otras cosas. Haciendo un recuento, esto es lo que me robaron:
1- El libro de El ocho que tenía a medio leer y que, desgraciadamente, tenía un punto en forma de salamandra que me encantaba y que compré el verano pasado en Mallorca.
2- Otro libro, The next big thing que me acababa de llegar de USA, vía Amazon, tras un mes de espera.
3- Mis guantes negros, los que tanto me costó encontrar.
4- Un paraguas que me había prestado mi jefe.
5- El CD del Requiem de Mozart que me compré ayer con El País.
6- Un sobre con unos documentos de mi otro trabajo.
¿Qué pasa? Era un bolsito con mucha capacidad... Era el bolsito perfecto.
Sin duda, fue el robo más cultural del chorizo/a de turno. Y eso me da muchísima rabia, porque sé que en el mismo momento en que vio el contenido debió tirarlo. ¿Para qué va a querer un par de libros, un CD de música clásica y unos papelajos en japonés? ¡¡Para nada!! Pero a mí me ha puteado y mucho porque...
1- He tenido que volver a comprarme El ocho, pero ya no lo tenían en la misma edición de bolsillo que me compré por 5 euros en verano. Ésta me ha costado 10 y es algo más grande. Y, por supuesto, el punto de libro es irremplazable... a no ser que vuelva a Mallorca.
2- Tendré que volver a pedir el libro a Amazon y esperar otro mes.
3- Nunca volveré a encontrar unos guantes como esos.
4- Vale, el paraguas me la suda...
5- Me he vuelto a comprar el CD y me han cobrado OTRA VEZ el periódico de ayer.
6- Lo peor: esta noche tendré que rehacer el trabajo que me robaron ayer. Me voy a tirar un par de horas acabando algo que ya estaba para entregar. Hijos de puta...
Y es que lo que más me jode es la maldad absurda que destila este pequeño hurto. ¿Me estás diciendo que ya ni siquiera voy a poder dejar en el suelo durante un minuto el paraguas sin temer que desaparezca? ¿Pero a qué punto hemos llegado que en el interior de un comercio no puedes dejar el tupper en una banqueta para probarte los zapatos?
Por cierto, una imagen para vuestras retinas: yo, divina de la muerte, con falda, medias y tacones, asomándome a todos los contenedores de basura de la zona. Les odio más por ello, si cabe.
día a día