THE ROSE
Director: Mark Rydell
Intérpretes: Bette Midler, Alan Bates, Frederic Forrest...
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Hoy he descubierto un par de cosas: que bastante me cuesta llevar un LJ como para ir actualizando dos, y que existen unas cosillas llamadas "tags" la mar de útiles. Así que he pasado toooodos los posts sobre cine y literatura que tenía en Crítica Roja y los he catalogado con los tags de "cine" y "libros", por si queréis echarles una ojeada.
Y ahora, a por lo que hoy me ocupa: THE ROSE, la película que en 1979 llevara a Bette Midler a las puertas del Oscar a la mejor actriz. Sí, lo sé, lo sé. ¿Por qué reseñar películas tan antiguas y no hacer lo mismo con lo último que he ido a ver, como La joya de la familia? Pues porque, aunque esta última me ha gustado mucho, THE ROSE ha sido un descubrimiento. Cierto es que llevaba tiempo detrás de la película, pero hasta que no la vi rebajada en la FNAC no me decidí a comprarla.
THE ROSE (o La rosa en castellano), es la historia de Mary Rose (Bette Midler), una chica de Florida que se ha convertido en una gran estrella del rock y que, en 1969, se encuentra en plena gira. La película comienza con ella ya convertida en estrella y explica el tour, cómo Mary Rose, alcoholica y ex drogadicta, se enfrenta a la presión de una gira que amenaza con asfixiarla. Ha llegado a un punto en el que necesita hacer un alto en el camino, así que Rose le pide a su manager, Rudge Campbell (Alan Bates) que cancele todos los conciertos después del que tienen que dar en Florida, la tierra natal de la artista y donde ella quiere actuar a cualquier precio para demostrar a sus vecinos lo lejos que ha llegado. El manager se niega, porque Rose es la gallina de los huevos de oro del momento, y ella se refugia en la botella y en los brazos de un joven chófer, Houston Dyer (Frederic Forrest, nominado al oscar por este papel) para olvidar su cansancio mental y físico.
La pelicula está ambientada en la época hippie de América, donde lemas como "Sexo, Drogas y Rock'n'Roll" se aplicaban y vivían al máximo. En ella vemos también el choque cultural que había entre la América tradicional y los nuevos hippies, aún no aceptados por todos. Los medios aún no eran todopoderosos, así que incluso grandes estrellas como Mary Rose podían pasar inadvertidas en una tienducha de barrio.
Dicen que la historia está basada en la vida de Janis Joplin, ya que ambas bebían la misma marca de Bourbon, tenían apodos (La Rosa para Mary, La Perla para Janis) y regresaron al pueblo natal para mostrar su triunfo.
Bette Midler está soberbia, espectacular, con una fuerza que sobrepasa la pantalla, desgarradora tanto sobre el escenario como fuera, cuando interpreta a la egoísta, perdida, asustada y descarada Rose. Mark Rydell nos muestra las tenebrosas bambalinas de una gira de rock de los sesenta, donde drogas, sexo y alcohol eran consumidos sin censura por una juventud demasiado ignorante que quería vivir demasiado rápido.
Eso sí, el terrible doblaje ochentero al español tira de espaldas. El DVD no tiene subtítulos en castellano, pero aun así preferí escuchar la película en original con los subtítulos ingleses, porque los actores tienen un trabajo de voz fantástico y es una pena perdérselo. El lenguaje totalmente sucio de Rose, que habla como una camionera de Florida, o los modismos de Houston, que habla como un tejano... todo el slang y todas las diferencias sociales marcadas por el lenguaje (y que se ven, por ejemplo, cuando Rose habla con Billy Ray, una estrella del country que la desprecia por barriobajera) se pierden en la traducción. Como muestra, un botón: los "motherfuckers" de Rose se tradujeron, a lo literal, como "follamadres", cuando un "hijo de puta" hubiese sido más acertado, aunque menos "correcto" que el taco inventado para la ocasión.
THE ROSE fue el primer gran papel de Bette Midle en el cine, y la lanzó al estrellato. Aunque aquí no se la conozca mucho, en USA comparte podium de "divina" con otras grandes de la canción y la interpretación como Barbra Streisand. En España la recordamos como la esposa gordita de El club de las primeras esposas y poco más. Una pena, sí señor...