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Los días próximos a ese se resumieron a ser tranquilos en el grupo con DongHae asistiendo puntual a los ensayos y KyuHyun ignorándolo todo lo posible. En los conciertos, la tensión entre ambos aún era palpable, mas se abstenían de dar un espectáculo como el del primero, sólo sus miradas chocando deseosas entre ellas mientras la guitarra sonaba fascista acompañada de aquella dominante voz.
Aún así, diferentes hombres seguían desfilando por el pasillo del hotel, todos saliendo por la puerta de la suite del rubio, expresiones satisfechas y deseos de volver a probar del agua del paraíso pronto una vez más.
KyuHyun tuvo que contenerse de no romperles personalmente la cara como a KiBum.
No fue hasta el último día del concierto, antes de volar hacia el norte de Japón para continuar la gira, que ambos cruzaron palabras.
El camerino se encontraba vacío a excepción de KyuHyun, el look desaliñado variando un poco de siempre, dejando más al descubierto su pecho y brazos. El moreno había comenzado a ganar popularidad aún sin ser un miembro oficial, pero aquello les daba más dinero a los jefes, por lo que explotaban su imagen y dejaban las coordinadoras se encargaran de la magia. Suspiró, enfadado.
Llamar la atención era agotador.
Escuchó entonces la puerta abrir y cerrarse, levantando el rostro de sus manos para ver quien había entrado, pidiendo porque no fuera alguna estilista o SungMin.
El seguro hizo eco en el camerino y maldijo por lo bajo.
DongHae se encontraba recargado en la puerta sin mirarlo, el chaleco que llevaba solo encima cubriendo parte de su torso pero mostrando sus caderas. Ni siquiera lo había provocado, pero la mente de KyuHyun estaba inestable y cualquier acción por parte del rubio lo orillaba hacia el descontrol. Demasiada tensión acumulada.
No dijo nada y tampoco el mayor, ambos limitándose a estar en su mente.
Hacía días que DongHae no lograba sentirse satisfecho. No importaba cuantos idiotas metiera en su cama, cuantos tipos se la metieran y lo alabaran. Nada conseguía que sintiera el placer que obtenía de tan sólo el aliento del menor chocando en su nuca. El recuerdo de aquella noche aún le causaba que su piel se erizara y ardiera en deseo. Al principio reconocía podría ser un capricho, pero ahora… ahora no estaba tan seguro.
- No es un fetiche.
Las palabras salieron de su boca como vómito verbal, atrayendo la atención de KyuHyun que lo observaba expectante desde el otro lado de la habitación, sentado sobre el sillón individual. El cantante cerró los ojos, exhalando a regañadientes.
- No tengo un fetiche con los acentos… es tu voz.
Bien, no sabía si aquello funcionaría. Era ridículo, sentirse así de inseguro con respecto al moreno. Pero KyuHyun había demostrado tener control sobre él, lo que sólo lograba ponerlo así, dudoso de su persona. ¿Qué había hecho Cho KyuHyun con Lee DongHae? Maldita la hora en que le había conocido.
- ¿Sabes por qué no cualquiera puede estar en mi lugar, DongHai?
El rubio levantó el rostro, sorprendiéndose cuando el rostro del más alto apareció frente a él en una cercanía exagerada; no le tocaba, pero vaya que lo hacía estremecer con sólo esos ojos sobre él.
- ¿Por qué? - Sonrió, guardándose su nerviosismo y haciéndole frente al moreno, dejando aquellos comportamientos vírgenes de lado.
- Porque sólo yo te hago sentir bien sin siquiera tocarte.
Eso fue suficiente para matar su autocontrol. DongHae se lanzó a su cuello, mordiendo y chupando la piel descubierta.
KyuHyun se miraba jodidamente sexy y no iba a desaprovecharlo.
El moreno por su parte, rasgó la piel de sus caderas en cuanto lo sintió contra su cuerpo, casi rompiendo los botones cuando le abrió de una el chaleco. DongHae rió por lo bajo, deslizando su lengua por una de las clavículas del más alto, sonido que pronto se convirtió en un necesitado gemido de atención cuando las manos ajenas, frías, quemaban su torso con sus caricias bruscas.
No tardaron en terminar de nuevo contra alguna superficie plana, DongHae atrapado entre el cuerpo del moreno y la pared, siendo estimulado por su mano impaciente sobre su sexo y sus labios en su cuello.
- KyuHyun… - gimió de nuevo, moviendo su pelvis para chocarla contra la del moreno, golpeando su mano en el proceso.
El concierto comenzaba en quince minutos, por lo que no podían darse el lujo de tardarse demasiado.
DongHae jaló de la nuca a KyuHyun en un intento de besarlo, pero el moreno de nueva cuenta le rechazó, moviendo el rostro a un lado con aquella sonrisa tortuosa, apretando su mano en su miembro.
- ¿No vas a besarme? - El pesar e inconformismo notorio en la voz del rubio sacaron de KyuHyun una divertida risa que vibró contra la piel desnuda del hombro ajeno, haciendo sisear a su dueño.
-Cuando te lo merezcas.
Un gruñido del cantante fue su respuesta. Mordió su hombro y aceleró su mano en su sexo, esta vez con toda la intención de hacer llegar al rubio al clímax.
DongHae se mordía los labios y movía sus caderas desesperadas por más contacto, más de KyuHyun, más de aquel gélido toque que le encendían como fuego en su interior. Pegó sus labios a su pecho, marcándolo posesivo, ganándose varios apretones en su miembro por parte del moreno y gruñidos que aumentaban su perversión. Enredó sus manos en su cabello y tiró de él. Ahora sí podrían decir que el moreno llevaba aquel toque de “recién tuve sexo” en él.
- ¡Kyu!
Había llegado a su límite y el menor lo sabía. Movió su mano con más rapidez, sintiendo su miembro duro de sólo haber visto al mayor de aquella forma. Lo vio correrse, manchando el pantalón del más alto con su esencia.
El más bajo dejó caer su cabeza en el hombro del otro, su mirada fija hacia abajo, frunciendo un poco el ceño al ver el desorden que había hecho. Mas una sonrisa lasciva apareció en su rostro cuando notó la entrepierna ajena.
- KyuHyun. Estás duro - pasó su índice por el mencionado sexo, esperando el menor le apartara.
- Sí… más vale que lo arregles.
Su respiración ya errática se aceleró aún más y no tardó en empujar al moreno hacia el sofá, haciendo se sentara e hincándose frente a él.
- Limpia tu desorden primero - le ordenó el menor, el rubio frunciendo el ceño ante aquello pero obedeciendo sin respingar. El orgullo ya no importaba, sólo el placer de poder poseer de cualquier manera al menor. Lo necesitaba. Lo quería sólo para él.
Pasó su lengua por la tela machada de su semilla, lamiendo todo lo que se había ensuciado por su culpa. Sus manos acariciaban impacientes sus muslos mientras le limpiaba, la desesperación clara en cada una de sus acciones. Cuando ya no encontró rastro alguno de su esencia, llevó sus manos al botón del pantalón del moreno, desabrochándolo y bajando el cierre, liberando su dura entrepierna.
DongHae relamió sus labios, presa del deseo, y jaló el pantalón del otro hasta las rodillas, dejando sólo el bóxer negro que se adhería perfecto a sus piernas y apenas mantenía su miembro dentro.
Levantó la mirada y la encontró con la del más alto, pesada sobre la suya, mas DongHae jamás se había rendido a la primera ante ella. Se la sostuvo e inclinó su rostro, pasando los labios entreabiertos sobre el bulto del menor. Sacó la lengua y humedeció la tela, el aroma a piel caliente y sudada excitando su perverso ser.
KyuHyun apretó los dientes, haciéndolos rechinar un poco, encerrando los impulsos de querer meter de una su sexo en la boca del rubio en un lugar lejos dentro de sí, crispando los dedos en contención.
El mayor tomó la pretina del bóxer, pensando había jugado suficiente ya. El tiempo era su enemigo y más valía con terminar con todo eso rápido, por lo que no dudó en meter el duro peno del más alto en su boca en cuanto lo hubo descubierto, estableciendo un ritmo en sus estímulos. Apretó las mejillas y raspó la extensión ajena con sus dientes, sus manos ocupándose de la base y los testículos.
El moreno ahogó un ronco gemido en su garganta y enredó sus dedos en el cobrizo cabello del rubio, tirando de él fuerte por los bruscos estímulos.
Aquello era venganza.
DongHae sonrió y aceleró el vaivén de su cabeza, rodando su lengua por la erección, complacido con la oscura mirada con la que el menor le golpeaba. Ahora él tenía el control.
- Joder…
Sintió su cabeza hundirse más sobre su miembro, la punta golpeando su garganta más rápido, más insistente. Mordió la punta y sacó el sexo del moreno de su boca, acariciándolo con su índice y pulgar solamente.
- No, Kyu. Yo gano esta vez.
El aludido no tuvo tiempo de procesar las palabras del otro en su desfallecimiento. DongHae dio un corto beso a su punta y se levantó rápidamente, apurándose a la puerta y deteniéndose una vez la hubo abierto, guiñándole el ojo al moreno antes de salir del camerino.
- ¡Puta mierda!
El rubio soltó una carcajada mientras avanzaba por el pasillo. Su primera victoria. Que dulce sabía la venganza.
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Después del viaje a la parte norte del país, los encuentros siguientes pasaron igual de improvistos y acelerados que el del último concierto, con ambos torturándose el uno al otro en cada oportunidad que se les presentaba. Aún no llegaban al sexo en toda la extensión de la palabra, pero no faltaba mucho para que sucediera.
Nadie sabía de aquel juego secreto, sospechaban quizás, pero no había nada seguro, lo cual sólo aumentaba el retorcido placer entre el cantante y el guitarrista.
No obstante, los continuos enredos de DongHae con extraños seguían y la brusquedad de KyuHyun hacia el mayor se hacía más evidente. Mordidas, marcas, rasguños y chupetones adornaban el cuello entre otros lugares visibles en el cuerpo del mayor. Pero no se quejaba. Ambos caían, lo sabían y tenían claro, pero no quería decir que lo aceptaban.
Alguien debía hacerlo primero.
DongHae se recargó en el marco de la puerta, despidiéndose de su aventura de aquella noche, un tal Henry que se encontraba de vacaciones en la ciudad. Dejó sus ojos cayeran en el trasero del muchacho, relamiendo sus labios mientras se alejaba. Había sido el primero en mucho tiempo en satisfacerle en gran parte, pero aún nadie lograba hacerlo por completo. Faltaba algo.
Entonces, la puerta al frente de su habitación en aquel hotel se abrió. Se quedó inmóvil en el marco, sonriendo de lado al esperar el rostro de SungMin asomarse, sintiéndose con el ánimo de cagarle el día al pelinegro.
Mas lo que vio le cagó el día a él.
KyuHyun cerró la puerta de la habitación del pelinegro tras de él, sin darse cuenta que alguien lo observaba justo al frente. Suspiró y despeinó más su cabello, arreglándose la camisa que se le arrugaba por detrás.
La sangre se le fue hasta los pies. KyuHyun… con SungMin.
Era verdad, él se metía con quien quería a la hora que quería y cuando quería. Por algo era suyo y se complacía a sí mismo. Pero eso era algo totalmente diferente.
KyuHyun… KyuHyun le pertenecía. Sólo a él. Y nadie más podía tocarlo.
- ¿Qué estabas haciendo en el cuarto de SungMin?
Aquello fue suficiente para captar la atención del moreno. KyuHyun levantó el rostro y miró cansado al rubio, notando el estado que se encontraba con apenas los pantalones puestos y el cabello suelto y despeinado. Suspiró frustrado, a sabiendas de lo que haba estado haciendo DongHae hace unos momentos.
- No todos son como tú, DongHai.
El mayor apretó los puños a sus costados, y decidió ignorar ese comentario. Algo dentro de él había sentido dolor y era mejor ignorarlo.
- ¿Qué estabas haciendo con SungMin? - repitió, su voz baja y dando énfasis en cada palabra, advirtiéndole con su tono que tuviese cuidado con lo que dijera.
KyuHyun, por su lado, sólo se enfurecía más al ver algunas marcas por el cuerpo ajeno. Bufó y le sonrió sarcástico.
- Eso no te importa.
DongHae dio un paso hacia el moreno. Aquellas palabras retumbaron como eco en su cabeza. ¿Consciencia? KyuHyun acababa de destruirla.
- Claro que me importa.
El moreno no se inmutó al escucharlo, sólo manteniendo su mirada en él.
- ¿Por qué?
Después de aquel beso frente a todos, DongHae no había vuelto a probar los labios de KyuHyun. El moreno le había negado cualquier oportunidad, dejándolo siempre no sólo duro, pero con su mente tratando de recrear la intensa caricia de esa vez.
Pero no, no más imaginación. DongHae estaba cansado de eso. Quería clamar lo que le pertenecía. Ya.
Sin que el otro pudiese reaccionar, se colgó de su nuca y lo atrajo a su rostro, debiéndose elevar un poco en puntillas para alcanzarlo. Pegó sus labios, brusco contra los del moreno, mordiendo enseguida el inferior.
KyuHyun esta vez no se alejó. Sus ansias de probar al rubio era igual o más grandes, su rabia mezclándose principalmente entre todo. Mordisqueó sus labios y apretó por su espalda baja el cuerpo del mayor al suyo, no perdiendo tiempo en dejar sus manos cubrieran su trasero y lo estrujaran fuerte, provocando sus pelvis chocaran violentamente.
KyuHyun estaba harto de que otros tocaran lo que le pertenecía.
Ya no dejaría nadie le pusiera las manos encima.
El moreno sintió como el rubio le rompió el labio y gruñó, empujando más el trasero ajeno a su cadera hasta hacer gemir al otro. Sonrió y relamió sus labios, sintiendo la sangre en su boca, y lo giró para azotarlo de cara contra la pared. Encerró el cuerpo ajeno entre aquel espacio, habiendo adquirido un gusto con tenerlo así bajo su control. Sintió al rubio mover su trasero contra su entrepierna y de nuevo, bronco, golpeó con su cadera su trasero, haciendo la cadera ajena colisionar contra a dura superficie.
- ¡Ah! Maldición… Sólo hazlo… - dijo el mayor entre dientes, haciendo puños sus manos y jadeando con la frente en la pared.
- Tan impaciente. ¿No te la acaban de meter? - Mordió su nuca, justo donde había una marca que no era de él, y la hizo suya, más profunda, más fuerte.
- ¡Mierda! ¡Cállate!
DongHae giró el rostro exaserado, jalando del cuello al más alto y besándolo de nuevo, extasiado cuando el otro seguía sin alejarse y le correspondía igual de urgente, sediento de los labios ajenos.
- Eres imposible, Lee DongHae.
El rubio gruñó, restregando su trasero, jadeante de la fricción entre sus jeans.
- No me digas así.
KyuHyun sonrió y le rompió el labio con los dientes.
- DongHai.
Había sido ya mucho tiempo de evadirse, de evitar aquello que ambos sabían terminaría pasando al final. Claro, Lee DongHae estaba seguro obtendría a Cho KyuHyun. Pero nunca estuvo entre sus planes el darse cuenta que en el proceso, él terminaría siendo de aquel guitarrista. Se había perdido en algún punto de aquel juego y todo era culpa de KyuHyun.
El menor giró de nuevo al rubio y lo atrajo de su espalda a su cuerpo, el choque de sus pechos resonando por el pasillo junto con sus gruñidos y quejidos, toda la tensión sexual liberándose al fin sin tener menor consideración del lugar ni la hora.
Las manos del más bajo se enredaron entre el desaliñado cabello del moreno, tirando de él mientras sus bocas se comían y sus cuerpos se encontraban. Las gélidas manos de KyuHyun provocaban se estremeciera cuando recorrían su espalda desnuda, siseando cuando delineó su columna hasta colar sus manos en su trasero, tocándolo directamente.
- Ah…
A torpes pasos y toques desesperados, entraron a la habitación del rubio, chocando con las paredes y puertas alrededor, sufriendo algunos golpes que sólo se añadían a la excitación de ambos. No hubo más palabras ni comentarios cortantes. Sólo el desbordante capricho por el otro.
DongHae siguió besando los labios de KyuHyun, su diestra resbalando de su cabello por su cuello hasta la entrepierna del menor, que apretó por encima del pantalón, el moreno gruñiendo ante el contacto.
KyuHyun movió sus manos en el trasero del más bajo, su agarre firme en el mismo, masajeando sus nalgas para hacerlas chocar entre ellas. El rubio enterró sus uñas en su cuello y dejó salir un alarido de placer, empujando la puerta de la habitación con su diestra cuando al fin lograron llegar a ella.
No perdieron el tiempo y pronto DongHae fue echado hacia el colchón, su cuerpo rebotando entre las sábanas. Se acomodó sobre sus codos, su pecho subiendo y bajando rápidamente por su acelerada respiración, mas pronto la detuvo, conteniéndola al ver al menor.
KyuHyun le sonrió erguido desde la orilla de la cama. Relamió sus labios lentamente sin dejar de ver al mayor. Tomó entonces la camisa y la deslizó por encima de su cabeza, desnudando su torso por primera vez frente al mayor.
DongHae jamás había deseado tanto un cuerpo al punto de sentir se le hiciera agua la boca, poniéndose de rodillas en la cama por la orilla, cerca del moreno, absorbiendo la imagen con el corazón desbocado. El torso del menor no era algo extraordinario. Delgado, los músculos de su vientre no tan notorios, y un ligero camino de vellos de su ombligo que se escondía cuando llegaban al elástico de su ropa interior.
Había visto mejores, eso podía decirlo, pero esto era KyuHyun y a sus ojos era suficiente para sentirse duro con la excitación a flor de piel. Nunca había deseado tanto a una persona como a KyuHyun.
El moreno sonrió con lascivia, dejando sus dedos se enterraran en el rubio cabello del mayor, jalando de él un poco. Los dedos del otro habían comenzado a acariciar su torso y estaba a punto de pegar sus labios de la misma manera, pero lo detuvo, haciendo su cabeza hacia atrás, sus ojos fijos en los del rubio. Se inclinó sobre él hasta dejar sus labios se rozaran, su sonrisa aún en su rostro.
- Di el nombre de todos los putos que te has cogido - DongHae jadeó, la intensa mirada del otro haciendo temblar sus rodillas al igual que el ronco y peligroso tono en el que le hablaba, haciéndolo gemir -. Dilos y luego di el mío.
- Ah… KyuHyun…
- Atrévete a decirme que saben igual.
Tiró de su cabello más fuerte y DongHae gimió sin contenerse, rasgando la piel de su vientre, sintiendo enfermo placer por las palabras del otro.
- Soy lo mejor que te ha pasado, DongHai.
Lo echó sobre la cama de nuevo, el rubio dejando su cuerpo se quedara esparcido, siseando al sentir al menor posarse sobre él, su rostro sobre el suyo aún con aquella odiosa sonrisa.
- Nadie va a darte placer de nuevo como yo - susurró contra su oído, el cuerpo del rubio temblando en anticipación, sus dientes rechinando por la tensión -. Ni tú mismo.
KyuHyun al fin calló y volvió a probar los labios del rubio que le recibió gustoso, rabioso y necesitado.
No negaba que aquellas palabras habían llevado hasta la última célula de su cuerpo al placer extremo, su jodida voz erizando cada milímetro de su piel con sus amenazas. Pero DongHae no era tan fácil. Nadie lo domaba a la primera.
El rubio empujó al otro por los hombros y se sentó en su vientre. El moreno le miró divertido pero le dejó continuar. DongHae se levantó en sus rodillas a cada lado, bajando el cierre de su pantalón. Sonrió y se paró sobre el moreno, dejando su pantalón se resbalara por sus piernas hasta sus tobillos, cayendo también en el moreno. KyuHyun enarcó una ceja, relamiendo sus labios, expectante. DongHae pateó el pantalón fuera de la cama y posó su pie sobre el cuello del más alto, apretando su garganta un poco y causando el rostro del moreno se levantara un poco sin cortar sus miradas.
- No te creas la gran cosa - su voz sonaba rasposa y divertida mientras presionaba con su pie la manzana del moreno, quien había dejado de respirar pero no borraba su sonrisa -. Aún hay tipos allá afuera que se mueren por metérmela. Considera esto un honor, Kyunnie.
El aludido tomó el tobillo del mayor y lo jaló con fuerza, DongHae soltando un quejido cuando se vio de nuevo de espaldas contra el colchón. Dejó salir un gemido de su boca cuando sintió los dientes de KyuHyun en su entrepierna, raspándola mientras jalaba la tela del bóxer hasta desnudar su erección. Arqueó la espalda cuando su aliento le golpeó, golpeando el colchón con sus puños.
-No me importa lo que hagas, DongHai - sus labios hablaron contra el duro miembro del otro, sus manos deteniendo los esfuerzos del rubio de azotar sus caderas contra la boca del menor -. No me importa a quien te jodas, siempre y cuando pienses en mí.
Jaló el bóxer hasta retirarlo, dejando desnudo al mayor por completo. Se acomodó de rodillas entre sus piernas, DongHae buscando más contacto con su miembro, enterrando los dedos en las sábanas mientras se levantaba en sus codos. KyuHyun bajó el cierre de su pantalón después de deshacer el botón y se frotó su duro miembro por sobre la ropa interior. DongHae entreabrió los labios ante aquello, su saliva abundante en su boca y suspiró, ansioso. KyuHyun, al ver esto, metió sin avisar su índice y dedo medio en la boca del otro, tomándole por sorpresa, y comenzó a mover sus dedos alrededor de su boca, humedeciéndolos. El rubio no tardo en responder, mordiendo y deslizando su lengua por sus dedos.
- ¿Quién le pertenece a quién? - Habló el moreno, sacando rápido sus dedos de la boca del otro cuando fue suficiente, ganándose un quejido de su parte. Lo empujó sobre el colchón y puso las piernas del otro en sus hombros, haciendo levantara un poco el pelvis, y sin advertencia alguna, lo penetró con sus húmedos dedos -. Una pregunta muy fácil, ¿no lo crees?
- ¡Ah! ¡Bastardo!
No iba a tener cuidado con DongHae, iba a marcarlo tanto que con cada caricia ajena sólo él estuviera en su mente, sólo a él fuese capaz de recordar en su inconsciencia y hundimiento al placer.
Y desde la opinión de DongHae, lo estaba logrando.
KyuHyun extrajo sus dedos de la entrada del rubio, restregando su miembro contra la misma; la entrada de DongHae contrayéndose y expandiéndose, clamando por tenerle dentro ya.
El moreno se inclinó sobre el mayor, sus labios alcanzando los ajenos que le golpeaban con su aliento. Sonrió y acomodó la punta de su miembro en el rubio, haciéndolo gemir.
- Eres mío, DongHae.
DongHae dejó sus cuerdas vocales se rasgaran en un alarido de placer cuando el miembro del moreno lo penetró en una sola embestida. Dolía, sí, pero era más el placer de sentirle dentro que el dolor. Además, no había pasado mucho desde que su entrada había sido perfectamente dilatada por aquel extraño. Sonrío, apretando sus nalgas alrededor del pene de KyuHyun. Era como si el moreno lo estuviese limpiando y marcara su territorio.
El moreno jadeó cuando el calor del cuerpo ajeno lo apretó en su punto débil. Le devolvió la sonrisa al rubio, comenzando a mover su cadera a un ritmo constante. Sí, quería borrar todo rastro de aquellos bastardos.
El cuerpo del mayor se agitaba con las estocadas, desfigurando su rostro en una expresión de placer y codicia. Más fuerte. Más dentro. Más suyo. Dejó caer sus piernas a cada lado del más alto, atrayendo más su cadera con sus muslos, presionándole para que llegara más dentro, sus manos buscando lastimar sus hombros en venganza.
- Ah… Kyu…
DongHae mordió su labio inferior mientras el otro le exploraba dentro, arqueando la espalda, haciendo una onda con su cuerpo, moviendo igual sus caderas al compás de las estocadas que dictaba el moreno.
KyuHyun deslizó sus dedos lento desde sus clavículas, pinchando sus pezones hasta erguirlos por completo, bajando por su vientre y maravillándose de la forma tan perfecta que los músculos del rubio se marcaban con cada movimiento, cada penetración que le daba.
La impaciencia envolvió entonces al rubio. Quería tener el control. Con toda su fuerza, logró levantarse y de nuevo hacer que el moreno fuera ahora quien quedara abajo. Gimió con fuerza cuando al sentarse, el pene completo de Kyuhyun se hundió en él, temblando por la forma brusca que golpeó su próstata.
Las uñas del moreno se hundieron en sus muslos, su cabeza echada atrás, y el mayor jadeó, deteniéndose con sus manos en el vientre ajeno.
- Ahora es mi turno, Kyunnie…
Con las piernas, DongHae aseguró las caderas del menor, impidiendo se moviera; mordió su labio inferior, haciendo presión en su entrada y comenzando a menearse con el miembro dentro, no dejando saliera de su cuerpo.
En su puta vida KyuHyun había tenido una cogida tan buena. Sus ojos se comían al mayor por completo, absorbiendo cada movimiento que hacía, cada respiración saliendo por su boca. DongHae era fuego, rojo difícil de ignorar. Atrayente como ninguno, más que una tentación. Rechinó los dientes y enterró sus dedos en la suave piel de los muslos ajenos.
Era su propio infierno personal.
DongHae se removió más sobre él, pequeños gemidos saliendo de su boca con cada roce que sucedía dentro de él. Se detuvo entonces, tragando saliva con sonoridad, su manzana rebotando en su garganta y los contornos de su boca se estiraron hacia arriba al mismo tiempo que impulsaba su cuerpo a la misma dirección, lento, el sonido de piel húmeda resbalando contra otra aumentando el morbo de ambos.
KyuHyun jadeaba impaciente pero disfrutando todo lo que el otro hacía y la forma en que su rostro sólo incitaba al pecado eterno.
El rubio relamió sus labios y dejó caer de nuevo su trasero en las caderas del menor, el duro sexo de KyuHyun enterrándose una vez más totalmente en él. Gritos de placer, gemidos indefensos, y gruñidos agitados se mezclaron con ambas voces, fundiéndose en el gozo desvergonzado de aquel acto.
DongHae tenía el control y aquello le gustaba, se movía sobre el moreno como se le antojaba y lo empujaba constantemente al borde de la locura con cada penetración. Su cuerpo saltaba vehemente, sus nalgas golpeando contra los testículos del moreno en un afán de poder observar todo lo que podía causar en el otro. Dejó el moreno pudiera moverse cuando puso sus manos detrás, recargándose en las piernas del otro, las caderas ajenas siguiendo el ritmo del vaivén del rubio.
KyuHyun llevó su mano a la entrepierna de DongHae que se erguía orgullosa frente a él, provocando el otro se congelara.
- N-No… KyuHyun…
Y si DongHae era fuego para KyuHyun, KyuHyun era hielo para DongHae. Quemaba con más intensidad; lo dejaba quieto, inmóvil y ardiendo, sediento de más. Erizaba su piel sólo con su aliento y su mirada… su mirada encerraba por completo sus llamas.
El guitarrista irguió su torso, sentándose con el rubio sobre él, quien no tardó buscar soporte en su cuello y espalda, cortando la piel ajena con sus uñas cuando su miembro se vio preso entre los largos dedos del menor. KyuHyun jadeó por las heridas pero continuó masturbándolo, volviendo a la tarea de embestir al mayor.
Sus respiraciones pronto se volvieron un desastre, apenas y pudiendo captar el oxígeno a su alrededor. Se comían los labios sin darse tiempo de nada más que no fuera complacerse. Los gemidos explotaban en la boca del otro, mezclando sangre y saliva, sus caderas erráticas por alcanzar aquel punto ciego en el éxtasis.
- ¡Ah! ¡Kyu!
- Hng…
El cuerpo del cantante se aferró al del más alto, tensándose todo cuando el orgasmo llegó a él con el último golpe en su próstata, manchando ambos estómagos; el guitarrista lo sostuvo fuerte contra su cuerpo, dando una última estocada y corriéndose dentro de él al mismo tiempo, llenándolo con su esencia.
Ambos cuerpos cayeron cansados de lado, el rubio aún estremeciéndose por los restos del orgasmo, el moreno buscando recuperar su respiración.
Habían caído. Estaban en el fondo. Se habían entregado con la condición de obtener al otro a cambio. Un pacto de exclusividad siendo la máscara perfecta a sus verdaderos sentimientos.
KyuHyun besó por última vez los labios de DongHae, sus miradas diciendo por ellos aquello que se rehusaban a decirse; hundiéndose luego en la inconsciencia de sus sueños.
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- ¿Qué estabas haciendo con SungMin?
El moreno sonrió, aún sin abrir los ojos por completo, sus dedos peinando el rubio cabello de su amante sobre su pecho.
- ¿De verdad vas a seguir con eso?
- ¿De verdad no me vas a contestar la jodida pregunta?
KyuHyun abrió un ojo, encontrándose en el serio rostro de DongHae exigiéndole una respuesta.
- Sólo fui a dejarle el demo con las nuevas canciones. Orden del manager -. El menor besó el ceño fruncido del otro, que se relajó al escucharlo decir aquello.
- … Bien.
KyuHyun sonrió con más ganas y se giró para quedar encima del rubio, hundiendo su rostro en su cuello.
- Te tengo a ti, ¿para qué querer a alguien más?
DongHae sonrió ante esto, despeinando el cabello del otro y tirando de él entre sus dedos.
- Ah, pero más vale tú dejes de enredarte con otros - el moreno levantó el rostro y miró a los ojos al mayor, quien sólo arqueó las cejas - si me entero que alguien te puso un dedo encima, te mato, DongHai.
DongHae arrugó la nariz, expandiendo aún más su sonrisa y acercando sus labios, desviando la mirada sobre ellos.
- Vaya… ¿cómo sobreviviste todo este tiempo así, Kyu? Mirando como cambiaba de cuerpo cada noche… - sintió la sonrisa de KyuHyun contra sus labios y volvió sus ojos a los ajenos.
- Los mejores de nosotros encontramos felicidad en la miseria.
- ¿Felicidad?
- Sí.
KyuHyun besó lento los labios de DongHae antes de volver a hablar.
- Eres mío ahora.
Aquello cayó como deja vú a DongHae. ¿Cuántos no le habían dicho lo mismo? Pero esta vez algo era diferente.
Está vez era verdad.
- Y tú mío, KyuHyun.
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