Jan 28, 2006 02:42
YOU
Y dormíamos tan juntos que amanecíamos siameses, y medíamos el tiempo en latidos.
Será en un día de algún invierno. De vuelta a casa, te encontrarás mal de repente.
Empezará con un zumbido en la cabeza. Y después pensarás que te fallan las piernas y te asustarás porque no estarás segura de que no vas a caerte al suelo. Te sentarás en los escalones de un portal que no es el tuyo y tratarás de volver a acompasar la respiración. Después cogerás fuerzas y caminarás muy despacio hasta llegar a casa. El guapo príncipe irlandés que habrás conocido años antes, estará tumbado en el sofá - con el pijama puesto - esperando que llegues del trabajo. Pero no te oirá entrar, cuando por fin - derrotada - consigas abrir la puerta y ruedes por el pasillo hasta la cama. Y te tumbarás sin ni siquiera quitarte los zapatos.
Te encontrará un rato después y aunque se dispondrá a regañarte por ser siempre tan silenciosa, no dirá nada porque creerá que duermes porque has llegado muy cansada del trabajo y te quitará los zapatos y te tapará entera con una manta.
Pero no duermes. Sólo mirarás como todo el miedo que había llegado hace unos días sin motivo comienza a conspirar contra tu cuerpo.
Y no conseguirás levantarte ninguno de los días siguientes. Y pensarás que guardas toda la tristeza del mundo y que debes tener una enfermedad terrible porque estarás segura de notar como poco a poco se te va apagando el corazón.
Y tu guapo príncipe irlandés estará muy preocupado. Y te llevará al hospital e insistirá en que te hagan todo tipo de pruebas médicas. Y casi no podrás pedirle que no se preocupe porque por más que te esfuerces te costará arrastrar el volumen de tu voz a un nivel audible, y los médico dirán que todo está bien y te ofrecerán elegir entre tres tipos de terapia diferentes y libros de auto-ayuda con tapas de distintos colores.
Ni siquiera en esos días te preguntarás por mí
Te pondrás bien pronto. Un día te levantarás temprano de la cama y le llamarás al trabajo.
Hola,cariño, ya me he levantado y hoy estoy mejor. Saldré a comprar algo de comida y luego quizás camine hasta la playa y creo que el lunes podré ir a trabajar - dirás.
Y le oirás sonreír al otro lado del teléfono.
Y no volverás a sentir el pánico amenazador por las noches, ni a sentir pena por las cosas que quedaron atrás cuando cumpliste algunos años más que 36.
Y nunca volverás a llorar por todo lo que perdimos, por lo que nunca tuvimos a los diecinueve.
Hoy cumplo 20 años.