El recuerdo está ahí, vivo y doloroso, como un ciervo al que han disparado una flecha. Tu sueño: Reina Blanca, con el arco de madera barnizada en la mano, el pecho inflado, esperando los aplausos de sus camaradas. Tú, agarrándole la cintura, contemplando con indiferencia la sangre que mana de la herida de la bestia, pensando que te interesaría más
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