El Poder. Capítulo 2 (primera parte)

Mar 26, 2012 23:23


No es una segunda oportunidad (Primera parte)


¿Era el SungMin con la que había soñado aquella noche dos veces seguidas? Físicamente no lo podía reconocer porque en ninguno de los dos sueños llegó a ver una forma clara de su cuerpo, de lo que claramente se podía acordar es que eran más o menos de la misma altura, quizás él un poquito más alto que SungMin, pero tampoco estaba seguro porque, supuestamente, tendría entre 15 y 16 años, etapa de crecimien...
¿¡Pero qué estaba haciendo!? Todos esos pensamientos delataban que estaba cayendo demasiado pronto en su juego, que estaba creyendo en todas y cada una de sus tonterías-¿sería por el jefe Park? Él siempre sonaba tan serio, seguro y autoritario sin sonar superuor, como si fuese un compañero con las ideas más clara y un gran espíritu de líder-y no podía ser. Ya está, ya sabía lo que iba a hacer: perdería un poco el tiempo, les mostraría que no están en lo cierto, que él no tiene nada que ver y vuelta a la rutina. Sí, eso era lo que iba a suceder, quiero decir, lo que quería él que sucediera.
El olor de la comida precocinada despertó su estómago como el rey de la selva que podía ser, además de las quejas del siguiente "rey de la cocina", que le despertaron de sus ensoñaciones de lo que pasaría y de lo que no podía pasar.
-¡Puf, puf! O puede ser que sigas tan delgado comiendo esta...¡basura!?-¿y cómo podía ser que se hubiese adueñado de la cocina, de SU comida y hablarle con esa confianza? Eso le ponía más de los nervios-, mucho lujo, mucha casa bonit pero la comida de pena.
-Lo primero de todo...¿quién te ha dado permiso para coger lo que quisieses?-a primera parecía que SungMin sólo se sentaría ahí en el sofá, y hablaría con KyuHyun como el invitado cortado que se tenía que ser la primera vez que se va a la casa de alguien, pero de la nada convirtió de la parte que unía la cocina y el salón su cuartelillo general.
-Ah, ¿es que creías que JungSoo tardaría solo unas horas?-preguntó partiendo en dos una galletita salada y tomando una de las mitades-. Podría tardar unas horas si la base de aquí, bajo la ciudad, no hubiese sido la primera en rendirse, ponerse de rodillas y saborear el culo de los poderosos con sabor a...-terminó de saborear la galletita y lo tragó-...bacon. La de JungSoo, es decir, la nuestra, está más lejos, a las afueras de la ciudad abandonada, creo que aquí la llamáis "en ruinas". No sé por qué, aunque el nombre no es tan feo-entonces tardaría. Podría ir rápido hasta cierto punto dónde la carretera por la todos los neumáticos podían correr a su máxima potencia y a la vez seguros para pasar a un asfaltos medio roto y con muchos baches; sin olvidarnos de las lluvias ácidas, pan de cada día. También hablaban de que la ciudad en ruinas era el núcleo de las leyendas urbanas que tanto divertían y asustaban a niños y grandes, pero tampoco nadie había tenido las narices de acercarse, además de por aquel enorme edificio que todo el mundo hablaba de él como "muralla", pero nadie en realidad sabía-o quería comprobar-que era una de verdad. Dejó la comida en la mesa de la sorpresa, sin darle el ansiado bocado para su lengua y su estómago.
-¿Tan lejos de aquí, y tan cerca de esa ciudad en ruinas...además con ese edificio tan grande, esa muralla? Es de suicidas.
-Será de suicidas, pero es nuestro hogar-la anterior frase de KyuHyun había llegado a ofenderle, pero él mismo se encargó de exagerar la voz para sonar más ofendido. Sabía que llegar demasiado pronto y esperarse que ya KyuHyun fuese comprensivo y que volviese a ser algo de lo que conocía era algo loco, pero volver a verle, escucharle de nuevo...un poco de esperanza más le hizo ilusionarle, sin embargo, con esas palabras recordó que la ciudad utópica nublaba y cegaba con sus teorías a aquel que quería ser parte de él. O era obligado-, y no es para nada suicida, visto desde dentro. Voy a refrescarte la memoria: estamos bajo tierra, ni la lluvia ácida nos afecta, ni tampoco cualquier otro tipo de lluvia altamente perjudicial que os inventéis. Aun te queda por aprender...si pusieras más de tu parte-por el camino por el que iba SungMin, a KyuHyun no le harían falta ni patadas, ni empujones parecía que se largaría, si tenía suerte del apartamento, por ahora, de la cocina. Y parecía tener suerte. Pero, para no sonar tan borde-rozar los límites tampoco le gustaba-, realizó una última pregunta.
-¡Espera! Antes, justo antes de que me durmiese, empezaste a hablar del jefe Park, quiero decir, de JungSoo...¿qué era?
SungMin sonrió victorioso.
-¡Ah! Nada importante, la mitad de las cosas de las cosas eran pura invención. Solo quería que te aburrieses y te durmieses. Y lo conseguí-cuando parecía que iba a abrir la puerta para irse a la calle, se dio la vuelta, sin quitar ningún momento esa sonrisa victoriosa, y buscó la puerta que tenía tras de sí el baño-. El anterior comentario casi me ofende, pero por cosas como estas no me voy a rendir, aunque tú tampoco vayas a dar tu brazo a torcer tan pronto Entre lo peor, esto es lo mejor que me ha podido pasar-entró en el baño y KyuHyun clavó la mirada en la puerta, en realidad, mirando a ninguna parte, pensando-y alimentándose-sobre el tema...quizá no era tanta tontería.

***

El viaje en sí fue largo, pero para JungSoo no fue para nada incómodo. Saber que esos viajes al fin que esos viajes valdrían para algo más que para conocer lo que una vez fue les quitaba toda la incomodidad y pesadez que podrían tener alguna vez, después de años sin tenerlo como una rutina.
No sabía si era la emoción o el cansancio, pero le pareció ver un vehículo seguir el mismo camino que él, a lo lejos. Tan parecido al suyo...no, no podía ser quién pensaba. Después de todo, tanto bien no podía ser bueno. Quitó la vista de aquel vehículo-o aquel espejismo-y siguió su camino, dejando la ciudad en ruinas a un lado para encontrar el escondrijo al subsuelo.

***

Se desvió para introducirse en la ciudad en ruinas y buscar la forma más segura de dejar el vehículo sin que nadie, ni los guardias de la muralla ni que ningún superior (que ya había sucedido, y recuperar el coche es una de esas aventuras que no da gusto ni risa recordar), pudiese sospechar y robar el coche para...a saber qué.
Si mirabas a ambos lados de las calles que KangIn buscaba un lugar más o menos escondido comprenderías el verdadero significado de "cuidad en ruinas". No de lo que hablaban y rumoreaban, si no de lo que era en realidad, de lo que podías ver, de lo que podiás oler y de lo que podías sentir si lo juntabas todo. Lo único cierto eran las lluvias ácidas, (por eso era obligatorio ir con algo resistente sobre tu cabeza, no sabías cuándo iba a caer, cuándo iba a durar, y lo mejor es que le quedaba poco para ser llamado "tormenta ácida" o "monzón ácido". Lluvia ácida queda más elegante de decir) que nadie en su sano juicio se atrevía a ir. Físicamente hablando, la ciudad en ruinas no tenía mucho en ruinas, lo suficiente para demostrar que nadíe había intentado vivir en años, porque eso le hacía tener el nombre de "ruinas". Vacío. No vivía nadie ahí, nadie más que el espíritu del vacío, algo en el aire que espantaba. ¿Sería eso aquello que asustaba y alejaba a la gente de la ciudad utópica a no acercarse ni dar una oportunidad a aquellos edificios sin vida? No, esa no era la respuesta.
Le pareció oir que, después de desaparecer y de que la muralla de la ciudad en ruinas estuviese terminada, los poderosos de aquel lado de la muralla hicieron de su ciudad la ciudad con más vida, más luz, más éxito, más esperanza..., consiguiendo el nombre de "utópica". Rápidamente, a pasos muy agigantados fue creciendo y cerrándose en sí misma, hasta que la gente empezó a olvidarse del resto del mundo, y con ello, de la muralla. Con suerte, conseguían ver más allá, verían la ciudad en ruinas, y al gran edificio grisáceo que camuflaba a la muralla. Pero estaban bien en su ciudad, sanos y salvos en sus casas y en sus trabajos. Así que, ¿por qué preocuparse por lo que halla más allá de su cuidad?
Ese pensamiento sería lógico si hubiesen pasado diex, quince años, pero desde la construcción-no nacimiento, no cuando la gente llegó, si no construcción literal-de la ciudad sólo habían pasado, más o menos, ocho años. ¿Cómo habían crecido y olvidado tan rápido? ¿Cómo se habían hecho a esa rutina egoísta, ese borrón y cuenta nueva? Tenía la respuesta cerca, había algo que le extrañaba aun más, algo que iba a comprobar y que era la razón de acercarse al subsuelo, después de tantos años.
Dejando estas cuesiones y dudas a un lado, aparcó el coche en un callejón cerca de una plazoleta del centro de la ciudad, cuyos edificios a su alrededor protegían como si de hermanos mayores se tratasen. "Hoy estoy profundo", pensó KangIn, bajando del coche y observando el callejón en sí.
Vaya, y parecía ayer cuando hizo de ese agujero su entrada y salida del subsuelo.

***

Bajó del último escalon de un salto, pulsando después el mecanismo para ocultar el tramo final, pero la persona que caminaba detrás de él sin JungSoo saberlo no fue lo suficiente rápida para bajar los escalones, pero sí lo suficientemente patosa para resbalarse y caer encima de JungSoo. La chica miró un momento a quién tenía debajo y se sorprendió.
-¡Qué sorpresa!-por suerte Victoria era una persona de poco peso, y con reflejos suficientes de sobra para salvar las bolsas que llevaba consigo. Se levantó de encima de JungSoo, dejó las bolsas en el suelo y procedió a disculparse, aunque ella no tuviese realmente la culpa-Perdona, debería haber avisado, pero tu visita ha sido toda una sorpresa, si no le he dicho ya, lo repito-cogió las bolsas y miró a ambos lados. Victoria parecer esperar a alguien que ya debería estar presente, pero que LeeTeuk no llegó a ver en ese momento. Pero Victoria tenía sus trucos para hacerle aparecer-¡DongHae, Donghae, pequeño! He vuelto...-mientras canturreaba las últimas palabras, un niño pequeño salió corriendo de su escondrijo con voz enfadada.
-¡Que no soy un niño! Soy un hombre-de las sombras apareció un niño bajito y flaco, pelo oscuro, sucio y revuelto y una mirada de dulce e inocente chocolate (algo muy difícil de encontrar en un sitio como ese, y algo mucho más difícil de mantener). Todo un bicho raro. Tenía que ser DongHae, el ojito derecho de Victoria, le trataba como si fuese su hijo de verdad, pero las gentes del subsuelo ya sabían que no era así porque Victoria era demasiado joven para tener un hijo y porque Victoria tenía un extraño temor (también se puede tomar como miedo o rechazo, en resumidas palabras, fobia) con acercarse a cualquier persona (le daba igual hombre o mujer) de edad más o menos adulta que nunca se atrevió a confesar. Sonreía y era más o menos sociable cuando se encontraba en el subsuelo, sin embargo, que una herida se cicatrice no significa que no duela en el interior, y eso era algo que la gente del subsuelo sentía en sus carnes y huesos. DongHae era la excepción. Victoria se agachó en dirección a la bolsa más grande, buscando algo en su interior con una amplia sonrisa.
-He encontrado eso y me he acordado de ti-era fácil reconocer a Victoria de las demás personas metidas en el saco de "bicho raro". Como estaba tanto tiempo a fuera, yéndose y volviendo, parecía exactamente una chica de allá a fuera, de aquellas que ven el cielo todos los días antes de empezar con su rutina. Su pelo era castaño que se acercaba peligrosamete al rojizo caía vivo desde su cabeza hasta su pecho, además de su flequillo fino y recto que pronto taparía sus ojos si en el próximo viaje no se hacía pasar por una modelo y algún peluquero le hacía el favor de descubrir esos ojos que sonreían por sí solos, como una máscara. Sus ropas estaban limpias y lisas, con colores vivos y dibujos que eran el último grito entre diseñadores que tenían tanto dinero para poder vivir en una ciudad utópica ellos solos; y la chaqueta que llevaba sobre sus hombros tenía toda la pinta de ser nueva. Pero como LeeTeuk sabía desde el primer día que volvió al subsuelo, Victoria no se "encontraba" nada, ni siquiera las bolsas. Las robaba. Robaba absolutamente todo. De la bolsa sacó bollos con forma de media luna, chocolate, dos botes de tamaño medio de nata montada y fresas, menos de cuarto de kilo si pudiésemos pesarlas. Los ojos de DongHae no pudieron brillar más al ver tanta comida junta, y sin decir nada, se metió dentro de la bolsa en busca de más comida. ¿No estaba satisfecho con toda esa comida?
-Victoria, ¡sé que tiene que haber más!-se le escuchaba jurar dentro de la bolsa, moviéndose como un pececillo a contracorriente. Decepcionado, salió como pudo de la bolsa, es decir, desequilibrándose y cayendo al suelo-¿No había pastillas amargas? ¿Ni polvitos con nombres feos?-Victoria negó con la cabeza. Por un momento, la alegría de DongHae se fue, pero volvió más rápido.
-¡Da igual!-su sonrisa amplia enseñaba que pronto los dientes de leches caerían, pero por no ser cuidados de la forma en la que se merecen-¡Todo esto es tan...bonito! Y tiene tan buena pinta...-admiró de nuevo toda esa comida-¡Mucha, muchas gracias! Te besaría, pero soy un hombre y podrías pensar mal, no quiero que Victoria se aleje para siempre-Victoria no se pudo resistir a abrazarle y a besar su pelo. Después de varios minutos de forcejeo y de escena madre(o hermana mayor con complejo de madre)-hijo, DongHae se escapó del abrazo de Victoria y corrió, sujetando bien toda esa comida, hacia la sombra por la que apareció. LeeTeuk, que había estado la mayoría de la escena de fondo, retomó la conversación con Victoria, hablando en un tono de voz más bajo de lo normal por si DongHae se encontraba cerca, o al meno ssu curiosidad.
-Aun no...-no le hacía falta terminar la frase para que Victoria comprendiese de qué estaba hablando.
-Nada, absolutamente nada. Sólo conseguí la comida, esto-señaló la chaqueta-, pero nada más...Me asusta salir con ellos a la superficie pero...no se merecen estar aquí.
-Nadie, Victoria, nadie-suspiró fuertemente, mirando a otro lado-. Tarde o temprano podrán salir, la cosa va viento en popa-Victoria se le quedó mirando con cara de no saber bien qué quería decir JungSoo, o de qué preguntarle. Pero JungSoo sí que comprendió lo que Victoria no sabía decir.
-Parecer ser que KyuHyun está empezando a recordar. Es una suerte que le pudiese encontrar antes de que se pudiese escapar, ha sido muy difícil encontrarle, y mira que era resbaladizo el chaval, pero le pillé a tiempo. Se ha quedado con SungMin en su apartamento, esperando a que vuelva y podamos ponermos manos a la obra.
-¿Cuánto tiempo vas a estar aquí?
-El mínimo posible-respondió-pero me tendré que quedar una noche. Tardaré lo suyo en encontrar la prueba que necesito, y salir de vuelta a la ciudad por la noche es lo mismo que vender mi cuerpo a los guardias de la muralla. Ni en broma-Victoria sonrió levemente ante la broma.
-Entonces no te entretengo más. Ahora tenéis que empezar con lo grande-tomó aire. Podría ser la última palabra que cruzaría con él en mucho tiempo. Tiempo suficiente para no volverse a ver. Pero tampoco lo tomaría como una despedida-...Mucha suerte, JungSoo.

***

Los tacones resonaban en todas la estancia, sonando tan fuerte que podían marcar el ritmo de los corazones de todos aquellos encerrados en sus burbujas, trabajando por el control y equilibrio de las demás personas que coexistían en aquella ciudad, concretamente, en uno de los distritos para aquellos que su lema no era "es más rico no es el que más tiene, si no el que menos necesita", si no "es más rico el que más tiene, menos necesita, más quiere y además lo obtiene". En palabras llanas, el dinero se les salía de las orejas si no se las tapaban bien rápido, pero si se las tapaban, explotarían de todo el dinero que se amontanaría dentro de su cuerpo a velocidades catastróficas.
Narsha miraba a todos ellos en busca del mínimo error, o por el contrario, que cumpliesen a la perfección sus obligaciones diarias y que pudiesen salir sin la mínima carga de culpa...o sin algún moratón o la marca de sus recién estrenados tacones de aguja en sus manos, o en dónde fuese que estuviese más cerca de Narsha y fuese rápido y eficaz. Estaba enfadada. Amplío información: estaba enfadada todos los días. Dormía enfadada, comía enfada, respiraba enfadada.
Todo por culpa de la rompemesas que, completamente excitada, seguía hablando demasiado alto-como fuese aposta juraba dejar sus querídisimos ideales y clavarle sus querídimos tacones en la frente, o en el entrecejo, que podía quedar hasta macábramente bonito- de cómo iba a encontrar al último de los rebeldes, de cómo no volverían a ver más la luz y bla-bla-blá. Le enfadaba aun más toda su palabrería sumada a la voz de niña histérica que podía llegar a tener. Se podía haber metido a cantante, sí, haber dejado todo este lío e irse para artista. Pero no, como una niña rebelde y molesta que siempre fue, no sólo se quedó ahí, si no que encima subió puestos y la alcanzó. Más tarde la superó. Era como si el tiempo hubiese intercambiado sus papales.
-Bonitos tacones-entre todos esos pensamientos en los que se moría de asco, ahí apareció ella, con unas botas sin suela para demostrar que estaba haciendo algo tan importante que los tacones perjudicarían su misión-, es una pena que no te los pueda pedir para más tarde...estoy en una misión importante-le recordó, con una carita de niña pequeña. Asquerosa niñata. Tenía que poner su aguante y sus ideales bien delante si no quería empezar una pelea y mandar todo al garete. No podía ser eso.
-¿Crees que no me enterado, SunKyu? Además, esto te quedaría pequeño, el zapatero te enviaría a la zona de niñas-Sunny río ante ese intento de darla un golpe bajo. Pero Sunny conocía tan bien a Narsha que el contraataque sería peor.
-De niñas que buscan rebeldes para reinstalarlos en la sociedad en el mismísmo subsuelo. Mientras no me lleven a la sección de mujeres que se quedan en oficinas trabajando demasiado sin saber el bien que haría la fibra en ellas...prefiero ser una niña-la mirada de Narsha era puro hielo afilando que sólo divirtió más a Sunny, que sabía moverse entre los climas más extremos-No quiero oír tus amenazas, me haces perder el tiempo. ¡Que no se escape ninguno! Pero si vas al baño se te perdona-le guiñó el ojo antes de irse.
La misión empezaría más cerca de lo que SunKyu se podría pensar. En la propia ciudad.

#spanish; #fanfiction; #elpoder

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