Puf.
Es como deprimente que de pronto se haya acabado el verano. Sí, de pronto. Así, sin avisar, todo el mundo ha empezado las clases y ha llegado el otoño y llueve (no cerca de mi casa, ahí no. Aquí hace un sol del carajo; y si no lo hace da igual porque lo mismo hace un calor del demoño) y el ánimo está como decaido. Sé que no soy solo yo; noto
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