El primer engaño es de Lily.
-¡James! -grita cuando lo ve. Las vacaciones son cortas pero se le han hecho eternas y se lanza sobre él olvidando la serenidad que suele envolverla. El castillo se llena de rostros, aunque solo tiene ojos para su chico de ojos marrones (aunque, pensándolo, quizá una mirada gris la harían desviar la cara y el corazón)-. Te he echado tanto de menos…
-Princesa -susurra contra ella, sujetándola varios centímetros por encima del suelo, acariciándole el pelo-. Feliz año nuevo.
Aquella noche no queda con Sirius; apenas una mirada y una sonrisa de disculpa para él. Intenta con todas sus fuerzas volver a la normalidad. A ser la Lily de James y nadie más.
Ilusa; evidentemente no lo consigue porque ella misma va a buscar a Sirius Black con los latidos desbocados y el cabello pelirrojo como una llamarada en medio de la oscuridad.
El segundo engaño es de Sirius.
Sirius es como… no, es un hermano para James. James podría decir mil cosas buenas sobre Sirius pero basta con mencionar que moriría por él (y viceversa). Sin embargo nunca ha aguantado sus incansables conversas sobre Lily -Potter reconoce en sus adentros que se pone muy pesado hablando de ella (de hecho, Sirius solía cortarlo con un basta de pelirrojas por hoy, Cornamenta, con un tono entre divertido y exasperado, o con comentarios más mordaces)-, pero hace semanas que no lo interrumpe. Que lo mira con una extraña expresión. Y lo inquieta.
-Oye, Canuto -pregunta mientras se acomoda en la cama, los codos apoyados sobre la almohada y las piernas estiradas-. ¿Te pasa algo?
Sirius se quita los zapatos con los pies lentamente y sube de un salto a su cama, a la derecha de la de James. Se balancea, de pie sobre el colchón.
-¿Qué tendría que pasarme? -replica con una amplia sonrisa, y le lanza un almohadón que le golpea de lleno en la cara. Cuando se recoloca las gafas, preparado para devolverle el golpe, la sensación de inquietud ya se ha marchado.
El tercer engaño…
Unos días después James decide seguir a Sirius. Hace tiempo que lo descubre yéndose de la habitación sobre la misma hora, y supone que es para encontrarse con una chica, pero lo irrita que no le haya dicho nada. Es su mejor amigo, ¿por qué tendría que escondérselo?
James encuentra la razón cuando lo ve, la ve; a él y a ella, besándose contra una pared. Se separan -apenas unos milímetros, suficientes para respirar y mirarse- y el chico de gafas se estremece de rabia bajo la capa de invisibilidad porque sabe que Lily tendrá los labios muy rojos y no es por él.
El tercer engaño es de James, porque lo sabe. Y porque no dice nada a su chica de ojos verdes al verse; un simple buenos días carente de toda expresión.
Sad love story
10. Lazos rotos
Peter suele parecer despistado. Que la gente crea lo que quiera; él está ahí, casi invisible, enterándose de todo. No necesita más amigos de los que tiene -los mejores- y está encantado de que una chica como Lily Evans esté en el grupo. Sin embargo…
Pasa algo entre ellos tres: James, Sirius y la pelirroja. Y Remus sabe (aunque no dirá nada a Peter si éste no pregunta directamente, y Peter no sabe exactamente qué debe preguntar). Son como secretos contados en susurros… solo que no son susurros; son emociones en los gestos, las expresiones. La manera de fruncir los labios al escuchar conversaciones o la forma de pasarse la sal durante la comida. Hoy, por ejemplo, las cosas están saliéndose de su perfecto lugar.
Están en el banquete de la cena, los cuatro y ella, únicamente interrumpido el silencio por el sonido de los cubiertos. Otro día cualquiera Sirius estaría hablando a voces con James sobre la siguiente broma que deben hacer a los Slytherin (esperando especialmente a que éstos se enterasen para cambiar el plan a última hora). Por su parte, James fingiría comportarse durante un rato para que Lily no le dirigiera miradas reprobadoras y Lunático daría las mejores ideas casi sin querer, sin perder la expresión de alumno ejemplar del que todos los profesores se confian. Para que después digan que los vigila, piensa Peter con una sonrisita.
Las voces animadas fuera de su círculo lo hacen sobresaltarse.
-Qué callados estamos todos hoy -comenta desapasionadamente.
Nadie responde.
-No pasa nada, Peter -contesta Lily afectuosamente al cabo de unos segundos, esbozando una mueca que intenta ser una sonrisa. Las ojeras violáceas resaltan sobre la palidez, aunque no la afea, al contrario, la hace parecer más irreal e inalcanzable en su marcada belleza.
James tiene el ceño fruncido, pensativo. Apenas ha comido.
-Peter -empieza, desmenuzando el pan entre sus manos para luego dejarlo en el plato-. Creo que no lo entiendes.
Su tono es tan diferente al habitual…
Peter se sorprende con la reacción de los demás. Lily empalidece furiosamente, y le mira con los ojos abiertos de espanto. Apoya las manos blancas sobre la mesa, expectante. Remus se limpia cuidadosamente la comisura de los labios con una servilleta. Tras doblarla fija su atención en James. Parece tranquilo, pero sus gestos dicen lo contrario, ya que se rasca la cicatriz de la mano izquierda; solo lo hace cuando necesita paliar sus nervios
-No, no sé muy bien qué… -Deja la frase al aire.
Sirius deja los cubiertos a un lado, todavía más pálido bajo el cabello negro. Tiene los músculos del cuello tensos, los labios entreabiertos, la mirada vidriosa. Nunca a Peter le ha parecido tan indefenso como en ese breve instante. Sirius se levanta sin mirar a ninguno.
-Tengo que irme -musita entrecortadamente.
James alza la cabeza en ese momento, antes gacha, la ira ardiendo bajo la piel. Y entonces…
-Sirius -llama Lily con voz débil.
Entonces todo se rompe.