He empezado la tabla de rock de la comunidad de
sex_impala *mantiene la calma dos segundos*. ¡Y HOY EMPIEZA LA QUINTA TEMPORADA DE SUPERNATURAL! ¡QUÉ NERVIOS, SEÑOR! Y nada, que tenía que escribir y ha salido esto. En cuanto al fanfic de Nuestra última carretera, bueno... lo he empezado, algo es algo, ¡lo siento! Intentaré subirlo antes de que empiecen las clases el día quince. ¡Mil besos!
Título: Exogénesis
Capítulo: 01. Stairway to Heaven
Autor:
sheislilyx Spoilers: Cuarta temporada.
Resumen: En el último momento descubrieron un rescoldo de escalera en la cuneta de la carretera de la vida y, ¿sabes lo mejor?, sí que lo sabes: continuaron adelante, porque, ¿esa tontería del cielo?, no la querían.
EXOGÉNESIS
01. Stairway to Heaven
And if you listen very hard
The tune will come to you at last.
When all are one and one is all
To be a rock and not to roll.
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Una escalera al cielo; aunque para ellos siempre fue más bien una autopista que bajaba en picado, zigzagueando, al infierno. ¿Sabes? En el último momento descubrieron un rescoldo de escalera en la cuneta de la carretera de la vida y, ¿sabes lo mejor?, sí que lo sabes: continuaron adelante, porque, ¿esa tontería del cielo?, no la querían. Sam se lo dijo a aquel director de circo, ‘queremos esto, señor’, y mucho tiempo después Dean se lo gritó a un ángel caído, ‘puedes coger tu paz… y metértela por el culo’. ¿Y el infierno? ¿Qué pregunta es esa? Que siga cerrado.
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Hay muchas cosas que han hecho mal a lo largo de los años. La vida también se ha portado bastante mal con ellos, a decir verdad. Pérdidas que hacen que levantarse por la mañana cueste un poco más y muertes que nunca podrán justificar. Amigos caídos, enemigos que no lo eran y traiciones que dolieron tanto que podían haber perdido la cabeza. Ha habido noches de cuarenta y ocho horas que borrarían sin dudar si pudieran. O no, porque cada paso equivocado les ha llevado más cerca de dónde están, y no se arrepienten de estar aquí, en el medio del Apocalipsis, en el día infinito del Juicio Final, la verdadera caja de Pandora abierta sobre el asfalto de la Tierra. Hay semanas que cuesta una vida continuar en esa supervivencia desgarradora; como en un film de los años ochenta en que la cinta se desgrana por los costados. Los cazadores tienen que esconderse, formando una resistencia, lo último de lo último. Los primeros días, en el Impala, Dean no para de poner Stairway to Heaven, de Led Zeppelin. Sonríe y la cicatriz del labio parece una grieta en su máscara, le brilla la mirada cuando mira a Sam (en el lado de los buenos, ¿qué quieres?, siempre ha sido el copiloto de esta aventura) y grita más que canta el último verso con la fuerza apabullante, atronadora e invencible que les hace falta en el surco de la nada.
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El fin del mundo provoca muchas cosas, aparte del fin en sí. Provoca desesperanza y los suicidios aumentan como la espuma. Luego ya no saben mucho porque ya nadie emite noticias (¿quién va a verlas?). Provoca, en menor parte, algo positivo: son muchos los que quedan, están enfadados, aprenden rápido y tienen ganas de venganza. Hay miedo que congela y hay rabia en las entrañas porque este es su sitio, el de la gente, y no va a ser tan fácil para nadie echarlos de allí. El mundo saca lo mejor y lo peor de sí. Y desencadena reacciones: haz lo que quieres hacer cuando quieras hacerlo, porque bueno, si no lo haces ahora quizá mañana ya no puedas. Y está bien. Dean y Sam descubren algo que se mueve bajo la desesperación y besarse contra un árbol mientras miles de demonios desfilan a unos kilómetros de ahí, sinceramente, hace las noches amargas un poco más dulces, más cálidas, más soportables.
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Y también hay muchas cosas que han hecho bien. El día que el Apocalipsis termina comparten una cerveza sentados en el capó, bajo el sol infernal de Arizona. Sudan y en el horizonte una ciudad humea. Va a tomar años recuperarse, pero lo harán, tarde o temprano. Hay tiempo. Dean pregunta ‘¿qué vas a hacer, Sam?’, y su hermano le mira dando un trago. Se encoge de hombros, despacio.
(Han cambiado muchas cosas…)
Se toma su rato para responder. La luz hace que su pelo parezca mucho más claro y la herida del brazo derecho luce rojísima, como si acabaran de hacérsela esa misma mañana y no un mes antes. ‘Creo que voy a arreglar el motor’, dice al final. Dean casi tiene ganas de sonreír, más allá de la inseguridad. ‘Digo con tu vida, Sammy’. Su hermano parece sorprendido de verdad. ‘Podríamos tomarnos unas vacaciones. A no ser que tengas algo mejor que hacer, Dean’, y él dice ‘perfecto’, más feliz de lo que nunca podrá admitir.
(…pero esto es permanente.)
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Y esas vacaciones se enlazan a otras, y descubren que pueden seguir cazando entre viaje y viaje (siempre juntos porque son alma dividida en dos cuerpos), porque el mal nunca se va del todo y ellos son cazadores, guerreros, combatientes en esta batalla, y el tiempo pasa y las semanas y los meses y luego los años…