Amigo invisible para Pauny

Dec 20, 2011 10:44

De: aleenabite
Para: pauny

Título:El sutil arte de socializar
Beta: darkkaya
Uinverso: serie de la BBC
Personaje/pareja: Sherlock/Moriarty/Watson
Clasificación y/o Género: PG-13; Comedia.
Resumen: Moriarty se aburre en verano, pero desde que ha descubierto la red se siente más... gamberro que nunca.
Disclaimer: Todo de Sir Arthur Conan Doyle y de la BBC en esta versión
Advertencias: Quizás Moriarty esté algo OoC, pero sobre todo es Moriarty siendo...”malvado”


El sutil arte de socializar

Había salido todo bien. No podía negar que esta vez podía darles una recompensa a sus queridos seguidores. Habían cumplido a la perfección su cometido. Él sólo había tenido que ir dejando las miguitas para que Sherlock empezase a atar los cabos sueltos. Aunque tiene que reconocer que el detalle de secuestrar a John fue algo más improvisado. La verdad es que el doctor era demasiado confiado al salir a la calle sin protección tan despreocupadamente. Y si la oportunidad se le presenta, él no va a dejarla pasar.

Aún recuerda la cara de John cuando le vio. Estaba atado a una silla mientras le colocaban los explosivos y su cara de mayúscula sorpresa cuando le vio entrar y dar órdenes a todo el mundo fue casi como recibir un regalo de navidad adelantado, o como robárselo a Papá Noel. Realmente su cara había sido para hacerle una foto, estuvo tentado y todo, pero se contuvo por si alguien le hackeaba el móvil, hoy en día había mucho criminal de poca monta aburrido.

Aunque lo mejor sin duda había sido la cara de sorpresa absoluta de Sherlock. Estaba claro que su interpretación de homosexual mientras el detective hacía sus averiguaciones en el laboratorio había sido tan convincente que no se había parado a pensar en qué podría haber más allá. Por algo era conocido como la mejor mente criminal del mundo, porque se le daba muy bien fingir ante los demás y eso era lo principal para poder conseguir que tus planes saliesen bien. Casi había merecido la pena los ojos llorosos por la solución acuosa que se había echado, la crema y el cuidado, pero a la vez descuidado, look. Casi. Salvo por tener que aguantar a Molly y su extrema inseguridad con los hombres. Había sido tan fácil hacerle creer que trabajaba allí y que estaba interesado en ella… pobre alma en busca de amor.

Ella había sido un factor muy importante para tantear por dónde se movía su archienemigo y ver cómo iba todo. Lo de los planos había sido opcional y muy conveniente. Pero lo mejor sin duda había sido el mensaje final de Sherlock pidiéndole una cita en la piscina donde Carl había muerto. Realmente brillante y evocador. Digno de Holmes que, aunque no quisiese aceptarlo, tenía ese deje de melancolía que le hacía revivir todo aquello. Por esas cosas hasta le caía bien… hasta que recordaba cómo había frustrado varios de sus planes.

El porqué había querido salir ahora a luz había sido más por aburrimiento que por otra cosa. Veía cómo los simples crímenes sutiles de su mente no pasaban el filtro de Sherlock Holmes y se sentía… menospreciado. Quería que fuesen crímenes discretos, pero si no llegaban a los odios de su archienemigo carecía de sentido cometerlos. Por eso decidió empezar a jugar aquel interesante juego donde las vidas humanas eran un buen cebo para que Holmes jugase. Luego sólo tuvo que elegir unos cuantos crímenes de poca monta que fuesen algo interesantes y esperar.

Esperar sentado en su despacho, con su ordenador en la página de Sherlock y un vaso de whiskey al lado. No tenía falta ni de mirar cómo iba la investigación, sólo le importaba el resultado final. Le encantó ver el detalle de la piscina en su lugar de reunión. Lo de John fue… un golpe de suerte. Y la cara de Sherlock al verle fue impagable. La mejor cara de sorpresa que el detective podría poner. Claro que tuvo que descubrirse porque sino no era divertido que John Watson se llevase todo el mérito.

Aunque debía de reconocer que no se esperaba parte de lo que sucedió allí. Se esperaba el exalte heroico del doctor, que para algo era un médico militar; lo que no se esperaba era ver a Sherlock dudar y hacer caso a sus órdenes. Era una sorpresa agradable saber que el gran detective tenía aprecio hacia algo más que su calavera.

Sí, realmente había sido interesante y también como los dos se enfrentaban a aquel planteamiento final de verse en el punto de mira de dos francotiradores. Para ese momento él ya estaba en un coche alejándose de allí, pero estaba seguro que pronto recibiría una noticia sobre el desenlace.

No se equivocó.

Una semana después John colgaba en su blog el relato de su gran aventura haciéndole sonreír ante las “lindas” palabras que le dedicaba. A cada psicópata descontrolado su sonrisa se ensanchaba más. Tanto que no pudo evitar dejar un comentario en dicho blog con un “Tus palabras me sonrojan, John :)” que estaba seguro que al doctor le horrorizarían. No se equivocó. Dos horas después el comentario había sido borrado y su IP vaneada (aunque esto último estaba seguro que había sido cosa de Sherlock).

Aun así no desistió. Volvió a dejar más comentarios y hasta se atrevió a publicar uno cuando Sherlock hizo un interesante ensayo de cómo la metralla de los explosivos al explotar se expande en líneas curvas y no rectas. Fascinante dicho ensayo. Como así se lo hizo saber. “Me ha encantado el ensayo, cuando necesites material para experimentar tu teoría avísame. J.”

Esta vez, en vez de borrar su comentario Sherlock le contestó con un: “Mejor dame tu dirección para ir a comentar los puntos en persona” que le hizo reírse con el vaso en la mano. Tuvo que reírse a carcajadas porque era demasiado hilarante. No pudo, ni quiso, resistir la tentación de contestarle. “¿No crees que vas un poco rápido? Aún no nos conocemos tanto. Mejor mantengamos el anonimato de la red. ;)”

Tuvo que esperar una semana entera para ver otro comentario del detective contestándole. Nada serio, pero indirectamente le mandaba a tomar viento y se notaba: “Lamento decirte que estos datos deben debatirse de una forma directa ya que si no en la red se pierde parte de su significado al debatirlos; pero si no quieres que dicho encuentro se produzca no insistiré en ello.” Casi parecía una amante despechada por lo que le hizo aun más gracia si cabía.

Aunque lo verdaderamente gracioso fue cuando John hizo aparición en los comentarios también. “Sherlock, ¿quieres dejar de darle cuerda?” “No. Hay que dejar las cosas claras.” “Para lo que va a servir.” “Por mí no os peléis tortolitos… podemos hacer un apaño entre los tres.” “Ni se te ocurra insinuar algo así ¬¬”

Sí, realmente fueron las mejores semanas de su aburrido verano mientras planeaba la agenda del trimestre siguiente. Fue divertido, pero también a ellos se les acabó la imaginación, lo cual significaba que Sherlock había vuelto a ponerse tras su pista y eso era algo para celebrar. Por lo que hizo lo que mejor se le daba hacer… cabrear a Sherlock Holmes.

Casi podía ver su cara cuando recibiese su regalo… casi.

-----ñ-----

-“John, querido, tienes un paquete.”-exclamó la señora Hudson subiendo las escaleras con un paquete mediano.

-“¿Para mí? ¿De quién será?”

-“El cartero ha dicho que no tiene remitente. ¿Una admiradora quizás? Ay, pillín.”

-“¡Señora Hudson!”

-“Yo a vuestra edad me lo pasaba tan bien con mis admiradores…”-evocó soñadora la casera.

John tenía claro que prefería no seguir ahondando en la vida amorosa pasada, presente o futura de la señora Hudson por lo que cogió el paquete y lo abrió encima de la mesa de la cocina.

-“Será…”-masculló al abrirlo. Incluso se mordió la lengua antes de soltar una maldición poco apropiada, lo que hizo que Sherlock dejase su ordenador y se fijase en la caja.

Se levantó rápidamente para ver qué era y se encontró con una caja de chocolate belga de alta calidad y una nota que ponía: “Por lo que pudo haber sido. Con cariño, J”

Los chocolates acabaron en la papelera para disgusto de la señora Hudson que lo veía un desperdicio innecesario. La nota adornó la pared del salón durante un tiempo, pero Sherlock no pudo averiguar más que lo evidente. Era de Moriarty y estaba claro que estaba activo. John seguía diciendo que todo debía ser una maldita broma. El que mejor se lo pasaba era el susodicho criminal que cada mes enviaba una caja de bombones al doctor con la misma nota.

personaje: john watson, personaje: sherlock holmes, *amigoinvisible2011, personaje: jim moriarty

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