We used to be friends (3/4)
Fandom: NCIS
Título: We used to be friends
Personajes: Malachi Ben Gidon. Ziva David. Aparición Michael Rivkin
Advertencias: spoilers hastael 7x04
Notas: ¡tercera entrega! Gracias por sus comentarios, me están haciendo sentir muy feliz y orgullosa. A ver que tal cae la tercera parte.
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Poco después, Ziva se marchó. Enviada a Estados Unidos, a trabajar como oficial de enlace con la agencia de investigación naval que había terminado con la vida de Ari Haswari. Era lo que se manejaba de manera oficial.
Todos sabían que cuando un oficial Kidón era destinado a una misión encubierta y externa sin plazo definido, con labores ajenas a su cargo, era porque estaba quemado. Sus habilidades se habían visto comprometidas y no se le asignarían misiones de importancia inminente por un tiempo. Aquella era una unidad de permanencia corta, y al parecer Ziva David había cumplido su ciclo.
Nadie sabía exactamente lo que había sucedido en su caso. Malachi creía tener cierta certeza al respecto, pero nada que ella le hubiera confirmado. Nunca verbalizó lo sucedido en su viaje anterior a Estados Unidos, pero él recordaba bastante bien su regreso.
Michael no hizo preguntas tampoco. No le sentó bien su marcha, pero cumplir órdenes era su forma de vida, y no osaría cuestionarlas.
Ninguno pudo despedirse de ella. Ambos tenían misiones el día que Ziva dejó Israel por tres años.
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El tiempo sin Ziva era extraño. Les había escrito pidiendo que por favor no trataran de contactarla para concentrarse en su nuevo trabajo, y ambos habían obedecido. Malachi por respetar sus deseos, Michael porque la misma recomendación habían recibido por parte de Eli.
Sin embargo, los meses se transformaron en años. La vida siguió sin Ziva. Malachi siguió ascendiendo en el Kidón y Michael en la confianza del director David.
Ambos tenían sus prioridades claras. Sus caminos se separaron. Cada vez con más frecuencia Michael era enviado en misiones particulares del director, mientras que Malachi se iba posicionando en la coordinación del equipo Kidón.
Ninguno esperaba ya el retorno de Ziva cuando sin previo aviso, los americanos la mandaron de vuelta.
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Malachi se enteró del retorno de Ziva de inmediato, pero no la vio hasta un par de semanas después. Había estado en el Negev, valorando a los nuevos reclutas. Cuando regresó la encontró sentada junto a Michael en la plaza frente a las oficinas centrales del Mossad. El hombre la tomaba de la mano y ella sonreía ligeramente.
Pero la sonrisa no llegaba a su mirada.
-La hija pródiga ha vuelto - comentó al acercarse.
Ziva se giró hacia él y su sonrisa se ensanchó. Sus ojos brillaron ligeramente y se levantó de golpe. Por un momento, Malachi tuvo la sensación de que iba a abrazarlo.
En su lugar se quedó quieta, pero suspiró y su sonrisa se mantuvo. Extendió las manos hacia él, quien se las estrechó con calidez.
-Malachi.
-Te ves bien, Ziva.
Ella asintió ligeramente aunque desvió la mirada. Michael se había levantado también y los veía con cierta suspicacia. Malachi a veces se preguntaba si la noche que Ziva había vuelto con Ari, su amigo había intentado localizarla y habría sospechado dónde había ido.
-No te esperábamos de vuelta. - añadió Malachi - ¿Sabes por qué el nuevo director de NCIS te regresó?
Ziva negó. Su rostro adquirió la expresión formal de soldado que siempre había tenido, o al menos eso intentó. Era diferente.
-Me han destinado a un trabajo especial.
Malachi asintió mirando a Michael.
-¿De casualidad el mismo trabajo para el cual el director te ha solicitado?
La satisfacción se dibujó en el rostro del otro por toda respuesta. Al fin uno de sus sueños se hacía realidad. Trabajar en exclusiva con Ziva. Hasta el momento habían estado generalmente en zonas y equipos distintos.
Le había valido convertirse en el chico de confianza de Eli David.
-No es justo. - rebatió Malachi - Cuando podría recuperar a una buena oficial, más bien me quitan uno.
No había soltado las manos de Ziva, y pudo sentir un estremecimiento en ella que no se reflejó en su rostro.
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Ziva no era lo misma. Michael se negaba a verlo, y consideraba que estaba pasando por un periodo de ajuste. Ya se encargaría él de traerla de vuelta. Nadie conocía las órdenes que había recibido, pero estaba seguro de poder llevarlas acabo.
Malachi sospechaba algo, pero no se atrevía a preguntar. Ziva por su parte, no parecía darse cuenta de nada.
Parecía un pez fuera del agua. En general cumplía con todo, pero actuaba de manera automática. Cuando se quedaba quieta, sin hacer algo específico, su expresión hermética dejaba escapar una mirada nostálgica.
Era el momento de Michael de actuar. De devolverla al presente y asegurarse de que no pensara en nada más.
Michael siempre había sido el medio de evasión favorito de Ziva. Malachi era su cable a tierra.
Por eso lo estaba evitando.
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-¿Sabes que en teoría estás actuando como sayan?
Ziva se sobresaltó al escuchar la voz de Malachi. Había pasado la última hora de la noche en el gimnasio, el ejercicio la ayudaba a centrarse y despejarse. Sin embargo, estaba tan abstraída en sus propios pensamientos que no había notado al oficial acercarse.
Ahora la miraba recostado en el marco de la puerta de los casilleros. El lugar estaba vacío, era tarde. Michael la llamaría pronto para pasar por ella. Estaba quedándose en su apartamento, no había tenido ganas de volver a casa con su padre ni había tenido tiempo de buscar uno.
-¿Qué quieres decir con eso?
-No has regresado del todo.
Ziva estaba sentada en una banca atándose los cordones de sus zapatos deportivos. Se detuvo y lo miró frunciendo el ceño.
-No hay plazas en tu equipo, según me dijeron.
Malachi tenía las manos en los bolsillos de pantalón. Se encogió de hombros y desvió la mirada, examinando los casilleros sin interés.
-Si estuvieras de vuelta, se te haría un espacio.
Ziva se incorporó de golpe, poniéndose de pie a pesar de que le faltaba amarrar el otro zapato.
-¿Me estás acusando de algo?
Estaba muy tensa. Se le notaba en los hombros rígidos y la tirantez de su rostro. Malachi la miró con tranquila seriedad, como solía hacer.
-Trato de entender qué te pasó en Estados Unidos.
Malachi tenía tiempo sin ver la mirada que apareció en ese momento en el rostro de la chica. Una mezcla de confusión y dignidad, como si se sintiera ofendida por el comentario, pero a la vez intrigada.
-Interpreté un excelente papel por tres años.
El oficial parecía querer leer en sus ojos, por la intensidad con la cual la miraba, buscando respuestas distintas a las que sus labios le daban.
-¿Pero era solo un papel?
Ziva tensó la quijada un poco más, mientras el hermetismo trataba de dominar su rostro sin lograrlo del todo.
-¿Ya no confías en mí?
Malachi negó.
-No confío en ellos. - El tono de su voz se suavizó un poco, matizado por la cercanía que Ziva recordaba. - Me gustaría saber que estás de vuelta. Realmente de vuelta.
Ninguno de los dos sabía si aquello sería posible, pero ambos eran conscientes de que en ese momento, no lo era.
Título: We used to be friends
Personajes: Malachi Ben Gidon. Ziva David. Aparición Michael Rivkin
Advertencias: spoilers hastael 7x04
Notas: ¡tercera entrega! Gracias por sus comentarios, me están haciendo sentir muy feliz y orgullosa. A ver que tal cae la tercera parte.
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Poco después, Ziva se marchó. Enviada a Estados Unidos, a trabajar como oficial de enlace con la agencia de investigación naval que había terminado con la vida de Ari Haswari. Era lo que se manejaba de manera oficial.
Todos sabían que cuando un oficial Kidón era destinado a una misión encubierta y externa sin plazo definido, con labores ajenas a su cargo, era porque estaba quemado. Sus habilidades se habían visto comprometidas y no se le asignarían misiones de importancia inminente por un tiempo. Aquella era una unidad de permanencia corta, y al parecer Ziva David había cumplido su ciclo.
Nadie sabía exactamente lo que había sucedido en su caso. Malachi creía tener cierta certeza al respecto, pero nada que ella le hubiera confirmado. Nunca verbalizó lo sucedido en su viaje anterior a Estados Unidos, pero él recordaba bastante bien su regreso.
Michael no hizo preguntas tampoco. No le sentó bien su marcha, pero cumplir órdenes era su forma de vida, y no osaría cuestionarlas.
Ninguno pudo despedirse de ella. Ambos tenían misiones el día que Ziva dejó Israel por tres años.
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El tiempo sin Ziva era extraño. Les había escrito pidiendo que por favor no trataran de contactarla para concentrarse en su nuevo trabajo, y ambos habían obedecido. Malachi por respetar sus deseos, Michael porque la misma recomendación habían recibido por parte de Eli.
Sin embargo, los meses se transformaron en años. La vida siguió sin Ziva. Malachi siguió ascendiendo en el Kidón y Michael en la confianza del director David.
Ambos tenían sus prioridades claras. Sus caminos se separaron. Cada vez con más frecuencia Michael era enviado en misiones particulares del director, mientras que Malachi se iba posicionando en la coordinación del equipo Kidón.
Ninguno esperaba ya el retorno de Ziva cuando sin previo aviso, los americanos la mandaron de vuelta.
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Malachi se enteró del retorno de Ziva de inmediato, pero no la vio hasta un par de semanas después. Había estado en el Negev, valorando a los nuevos reclutas. Cuando regresó la encontró sentada junto a Michael en la plaza frente a las oficinas centrales del Mossad. El hombre la tomaba de la mano y ella sonreía ligeramente.
Pero la sonrisa no llegaba a su mirada.
-La hija pródiga ha vuelto - comentó al acercarse.
Ziva se giró hacia él y su sonrisa se ensanchó. Sus ojos brillaron ligeramente y se levantó de golpe. Por un momento, Malachi tuvo la sensación de que iba a abrazarlo.
En su lugar se quedó quieta, pero suspiró y su sonrisa se mantuvo. Extendió las manos hacia él, quien se las estrechó con calidez.
-Malachi.
-Te ves bien, Ziva.
Ella asintió ligeramente aunque desvió la mirada. Michael se había levantado también y los veía con cierta suspicacia. Malachi a veces se preguntaba si la noche que Ziva había vuelto con Ari, su amigo había intentado localizarla y habría sospechado dónde había ido.
-No te esperábamos de vuelta. - añadió Malachi - ¿Sabes por qué el nuevo director de NCIS te regresó?
Ziva negó. Su rostro adquirió la expresión formal de soldado que siempre había tenido, o al menos eso intentó. Era diferente.
-Me han destinado a un trabajo especial.
Malachi asintió mirando a Michael.
-¿De casualidad el mismo trabajo para el cual el director te ha solicitado?
La satisfacción se dibujó en el rostro del otro por toda respuesta. Al fin uno de sus sueños se hacía realidad. Trabajar en exclusiva con Ziva. Hasta el momento habían estado generalmente en zonas y equipos distintos.
Le había valido convertirse en el chico de confianza de Eli David.
-No es justo. - rebatió Malachi - Cuando podría recuperar a una buena oficial, más bien me quitan uno.
No había soltado las manos de Ziva, y pudo sentir un estremecimiento en ella que no se reflejó en su rostro.
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Ziva no era lo misma. Michael se negaba a verlo, y consideraba que estaba pasando por un periodo de ajuste. Ya se encargaría él de traerla de vuelta. Nadie conocía las órdenes que había recibido, pero estaba seguro de poder llevarlas acabo.
Malachi sospechaba algo, pero no se atrevía a preguntar. Ziva por su parte, no parecía darse cuenta de nada.
Parecía un pez fuera del agua. En general cumplía con todo, pero actuaba de manera automática. Cuando se quedaba quieta, sin hacer algo específico, su expresión hermética dejaba escapar una mirada nostálgica.
Era el momento de Michael de actuar. De devolverla al presente y asegurarse de que no pensara en nada más.
Michael siempre había sido el medio de evasión favorito de Ziva. Malachi era su cable a tierra.
Por eso lo estaba evitando.
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-¿Sabes que en teoría estás actuando como sayan?
Ziva se sobresaltó al escuchar la voz de Malachi. Había pasado la última hora de la noche en el gimnasio, el ejercicio la ayudaba a centrarse y despejarse. Sin embargo, estaba tan abstraída en sus propios pensamientos que no había notado al oficial acercarse.
Ahora la miraba recostado en el marco de la puerta de los casilleros. El lugar estaba vacío, era tarde. Michael la llamaría pronto para pasar por ella. Estaba quedándose en su apartamento, no había tenido ganas de volver a casa con su padre ni había tenido tiempo de buscar uno.
-¿Qué quieres decir con eso?
-No has regresado del todo.
Ziva estaba sentada en una banca atándose los cordones de sus zapatos deportivos. Se detuvo y lo miró frunciendo el ceño.
-No hay plazas en tu equipo, según me dijeron.
Malachi tenía las manos en los bolsillos de pantalón. Se encogió de hombros y desvió la mirada, examinando los casilleros sin interés.
-Si estuvieras de vuelta, se te haría un espacio.
Ziva se incorporó de golpe, poniéndose de pie a pesar de que le faltaba amarrar el otro zapato.
-¿Me estás acusando de algo?
Estaba muy tensa. Se le notaba en los hombros rígidos y la tirantez de su rostro. Malachi la miró con tranquila seriedad, como solía hacer.
-Trato de entender qué te pasó en Estados Unidos.
Malachi tenía tiempo sin ver la mirada que apareció en ese momento en el rostro de la chica. Una mezcla de confusión y dignidad, como si se sintiera ofendida por el comentario, pero a la vez intrigada.
-Interpreté un excelente papel por tres años.
El oficial parecía querer leer en sus ojos, por la intensidad con la cual la miraba, buscando respuestas distintas a las que sus labios le daban.
-¿Pero era solo un papel?
Ziva tensó la quijada un poco más, mientras el hermetismo trataba de dominar su rostro sin lograrlo del todo.
-¿Ya no confías en mí?
Malachi negó.
-No confío en ellos. - El tono de su voz se suavizó un poco, matizado por la cercanía que Ziva recordaba. - Me gustaría saber que estás de vuelta. Realmente de vuelta.
Ninguno de los dos sabía si aquello sería posible, pero ambos eran conscientes de que en ese momento, no lo era.