Fandom: NCIS
Título: Al menos ahora
Personajes: Ziva David/Tony DiNozzo
Advertencias: spoilers sexta temporada
Notas mías: cuarto fic para
gabilu por
help_chile . Sí, aún no termino los insights, y este es el insight de la sexta temporada, que se completará con el de la sétima en cuanto lo haga. Me ha tomado literalmente meses, y si lo publico ya es porque
biweasley le ha dado su bendición, pero debo confesar que ha sido emocionalmente agotador para mí como escritora hacerlo. No quiero saber lo cansados que quedarían Michael y Cote actuando esto. El título viene de la canción de Nek del mismo nombre.
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Gibbs: We miss you Ziva.
Ziva: I miss you too, all of you, even Tony.
Los había extrañado a todos. Gibbs y ese aroma a café y madera que siempre anunciaba su presencia segundos antes que su voz; Abby y sus extraños complementos junto a su marcado entusiasmo; McGee y sus rápidos dedos sobre el teclado acompañados de palabras que no parecían de ningún idioma conocido; Ducky con sus corbatines y sus historias interesantes…
Incluso a Tony. Sus referencias cinematográficas, sus molestas correcciones idiomáticas, sus cuestionables hábitos alimenticios y sus sonrisas burlonas.
Sin embargo, durante esos meses en Tel Aviv había aceptado que no tendría nada de eso de nuevo. Por eso es tan difícil estar allí, tenerlo todo de vuelta.
Todo menos Tony.
En un inicio había pensado que era lo mejor. No tener que verle, no lidiar de nuevo con él aunque ahora esté Michael. Ahora se cree capaz de verlo de nuevo a los ojos y no sentir la confusión de meses atrás.
Aun así, su entrenamiento le ha enseñado que no es buena idea tentar la suerte. Una parte de ella le dice que no es normal extrañarlo tanto al mirar el escritorio del frente.
Pero no puede evitarlo: NCIS no es lo mismo sin él.
Tony: It’s not the same. You get used to seeing someone every day, talking to ‘em, relying on ‘em, then all of a sudden they’re not there.
Ziva: It’s all part of the job.
Tony: Doesn’t make it any easier… for McGee.
No había esperado ver nuevamente a Ziva, pero está allí, tal y como la recuerda, o incluso un poco mejor. Es muy distinto tener a la verdadera Ninja frente a él, en lugar de sus fotos, planas e indiferentes.
Tampoco había esperado volver a Washington, pero allí está.
Todo ha vuelto a la normalidad. Se lo repite una y otra vez, mientras pretende que los meses de separación no existieron, y actúa como si una semana atrás hubiera estado en ese escritorio, molestando a McGee con un nuevo e ingenioso sobrenombre, corrigiendo a Ziva por sus extraños errores idiomáticos y recibiendo collejas de Gibbs y abrazos de Abby.
Pero es conciente, tal vez demasiado, de que nada es normal.
Meses eternos, distancias abismales, silencios absolutos. Sentimientos que afloran imparables, confusos y oscuros en la soledad.
Nada de eso se puede olvidar.
Ziva: You just love snooping around into other peoples' lives don’t you?
Tony: Yeah that’s why I became a cop.
A veces siente que los ojos de Tony ven demasiado. Parece leer a través de ella cuando levanta la vista por encima de su monitor y la observa, mientras cree que ella no se da cuenta. Vigilante, a la espera, alerta desde aquella conversación en el barco donde de alguna manera que ella aún no comprende, descubrió que al volver había dejado algo importante en Israel.
O mejor dicho, alguien.
Trata de convencerse de que Tony sólo esta siendo él mismo. DiNozzo, el entrometido, el que todo quiere saberlo, quien no conoce el concepto de espacio personal o privacidad cuando se trata de los demás.
Permanece imperturbable, indiferente, como si no tuviera nada que ocultar, pero no es fácil, requiere de todo su entrenamiento para disimular. Una extraña angustia sube desde su estómago hasta estrechar su garganta al pensar en la posibilidad de que Tony lo sepa todo.
Es sólo DiNozzo, se repite, mientras lo oye lanzar indirectas poco disimuladas tratando de averiguar algo. No es un enemigo, no está en Mossad, donde todos tratan de averiguar algo sobre los otros para cuidarse las espaldas, para tener un seguro. No la va a apuñalar. No va a traicionar. No va a estar en su contra.
Sabe todo eso, y sin embargo, la invade el miedo ante la perspectiva de que Tony averigüe sobre Michael y todo lo demás.
Es un miedo que no se puede explicar.
No se quiere explicar.
Tony: My ninja.
Durante los tres años que Ziva ha estado con ellos, Tony la ha llamado de muchas formas, y ha hecho alusión cientos de veces a su nacionalidad, a su entrenamiento, a su placa Mossad. Sin embargo, nunca ha sentido tan real como en los meses de separación que Ziva no pertenece a NCIS.
Es un pensamiento que le disgusta mucho más que los malos remakes y la mala comida italiana. Ziva es una de ellos, tanto como McGee a pesar de sus tendencias de escritor, Gibbs y sus malas decisiones de matrimonio y él con su bizarro sentido del humor.
Ser israelí y ser del Mossad son solo características de Ziva, no la hacen alguien diferente, no hablan de un mundo aparte.
Sin embargo, tras el regreso, no puede dejar de pensar en ello. Ella habla de volver a Israel, y él siente que ese país le roba algo que hasta hace unos meses, les pertenecía en exclusiva.
Le gustaría encontrar la confirmación en los ojos de ella. Saber, que aunque no sea así en los papeles, Ziva piensa como él y se siente como parte de NCIS. Quiere reclamarla como propia, aunque la idea le disguste y se gane una amenaza junto a una mirada asesina por ello.
Él solo busca seguridad y ella todo lo que le da son dudas. Una mirada evasiva, una semana de ausencia.
A pesar de que en siete días estará de vuelta, sonriéndole desde el escritorio del frente, Tony tiene la horrible sensación de que va a perderla.
Tiene la amarga certeza de que en realidad, no ha llegado a tenerla.
Tony: I'm tired of pretending.
Ziva: So am I.
Tony no sabe de lo que habla. No sabe nada sobre pretender, sobre fingir, sobre ser usado.
No sabe nada.
Ella, por desgracia, lo sabe todo.
Por tres años no fue tan difícil.
Engañó a su padre marchando según sus órdenes a Estados Unidos, cuando todo lo que quería era huir de él. Engañó a Gibbs pretendiendo que había pedido la misión y que su padre no sabía que ella había matado a Ari.
Se engañó a si misma diciéndose que todo aquello era pasado.
Se permitió creer que había encontrado un lugar donde la oscuridad de su vida no la alcanzaría. Creyó que entre esos extraños había encontrado algo parecido a una familia.
Volver a Israel debió ser el final de la charada, pero fue el inicio de una nueva que no ha terminado.
Pretender que se alegraba de volver. Fingir que había extrañado aquello. Disimular la nostalgia que la invadía por los golpes en la nuca y las referencias de películas.
Decirse que en los brazos de Michael estaba en paz y se sentía completa.
Luego, el nuevo envío, el regreso del engaño que se siente más real que el resto de su vida.
Seguir fingiendo. Ante su padre, ante Gibbs, ante Mossad, ante NCIS.
Frente a Michael. Frente a Tony.
Frente a ella misma.
Tara: That's easy. Pick the right woman.
Tony DiNozzo es un hombre de acción. Elegir una chica guapa, hacerla reír en la cita, llevarla esa noche a la cama, seguir adelante al otro día. Así lo había hecho toda la vida. Estudiante, policía, agente, nunca había sido un problema.
Pero ahora las cosas son diferentes, aunque no quiera pensar en ello. Siempre ha sido bastante bueno para no pensar en las cosas. Evasión pudo ser su segundo nombre y le habría calzado de maravilla. Sus estrategias han funcionado hasta en los peores casos: la muerte de Kate, la marcha de Gibbs, la muerte de Paula… tan solo un poco de alcohol había sido necesario para que la muerte de Jenny también fuera soportable.
Aunque esto es diferente. No se trata de sus muchos errores ni de cosas inevitables. Se trata de mujeres, y un DiNozzo nunca tiene problemas de mujeres.
O así era, hasta que sucedió la catástrofe Benoit.
Jeanne... por alguna razón desde que había estado cuatro meses en el barco pensaba menos en ella. Quizá porque había extrañado a personas más inmediatas. Gibbs, McGee, Abby… Ziva. Tal vez estaba demasiado ocupado sintiendo lástima por si mismo, solo entre miles de soldados en altamar.
No le gusta pensar en eso. Resopla, se acomoda el cabello, dibuja una sonrisa y se va a la caza de una nueva chica, pero nada se concreta.
Algo anda mal. No pensó nunca que se convertiría en el protagonista de una película que no puede seguir adelante porque continúa enamorado de una mujer que no regresará. Tiene que resolverlo. Pero al pensar ahora en Jeanne de nuevo, no duele como lo hacía antes.
Él no es Rick, Jeanne no es Ilsa.
Hay algo más que lo retiene, algo más que produce un malestar que no consigue identificar.
Aquello ya no es sobre Jeanne, pero darle un nuevo nombre implica un peligro que no se atreve a tomar.
No debería pensar en ello mientras mira a Ziva.
No, sabe bien que no debería.
Ziva: Tony, you and I come from two totally different places. In my world, you grow up. Fast. You have no choice.
Tony: Now you do.
Ziva no puede decir que esté enamorada de Michael Rivkin, pero en su mundo, eso no es importante. Sabe que Rivkin es como ella. Han crecido rodeados de violencia, de muerte y de sangre. Ambos han matado por su país, han sufrido pérdidas y han ganado batallas.
Rivkin entiende su mundo porque es parte de él.
No es difícil hablar de él, el humor negro tiene sentido, el idioma no es una barrera. Es el curso natural de su vida. Del mismo mundo que fueron su madre, Tali y en una época, Ari.
Sin embargo, una parte de ella sabe que Rivkin no calza en su vida. Esa parte de ella que come las grasosas hamburguesas que a DiNozzo tanto le gustan. La que se queda toda la noche levantada en casa de Abby hablando, y la que le da un beso en la mejilla a McGee cuando arregla su computadora. La que se siente segura cuando Gibbs está cerca.
Esa parte de ella que disfruta una noche en grupo viendo una película vieja y comiendo palomitas. La que saca el tiempo para maquillarse los ojos y alisarse el cabello cuando no hay una misión de por medio. La que mira a Tony hacer el tonto y ríe al tiempo que rueda los ojos.
Esa parte de ella Rivkin no la entendería, porque no es del mundo al que ambos pertenecen.
Ziva tiene ahora dos mundos, pero la presencia de Rivkin le recuerda que solo puede quedarse con uno.
Trata de no pensar que en algún momento deberá elegir uno.
Tony: Long distance can be hard. Tell a friend from Tel-Aviv?
Ziva: You're jealous.
Tony: I'm not jealous.
Ziva: Yes you are.
No es celoso. Nunca lo ha sido. No tenía celos de los compañeros de Jeanne en el hospital, ni los tuvo de los compañeros de Paula en Guantánamo. No es eso lo que siente, aunque no sabe ponerlo en palabras. Seguramente si lo intenta tendría que usar una referencia cinematográfica o empezar a tararear aquello de “something wicked this way comes”, pero Ziva no lo tomaría en serio.
Se pregunta si alguna vez lo hace.
Pero no, no son celos lo que siente. Es un presentimiento que lo carcome por dentro. Una inquietud que se mueve a la altura de su estómago cuando escucha esa voz ronca y brusca al otro lado del teléfono. Cuando el rostro de Ziva se vuelve distante y hermético y se escabulle de la oficina sin explicar nada.
Su instinto le dice que algo malo va a pasar. Lo siente, fuerte y claro. Casi podría jurar que duele.
Pero él no es Gibbs, y su instinto aún no goza de credibilidad ni de prestigio.
No, no está celoso. Tiene miedo y se siente impotente, porque algo muy malo va a pasar, y Ziva no quiere darse cuenta de ello.
Ziva: Are you jealous?
Tony: (pause) No. I'm worried. Because you don't seem to understand that your secret friend is interfering with this agency's ability to shut down a terrorist cell!
Ziva: Interfering? How is he interfering?
Tony: He's already killed two suspects.
Ziva: Well, in my country that would be cause for celebration.
Tony: You're not in your country and neither is he!
Tony es el que no entiende, pero Ziva no sabe explicárselo. No está segura de querer que lo entienda.
Ella podría ser Michael. Él cumple órdenes que podrían haber sido para ella, y en su lugar, ella habría hecho lo mismo.
La sencilla verdad es que Ziva no es americana. Tampoco es una agente de NCIS, y mucho menos debe su obediencia -o su conciencia- a Estados Unidos.
No es una de ellos.
Por mucho que les pese a los dos.
Gibbs: So, what's on your mind?
Tony: Rivkin has been in town.
Rivkin ha estado en la ciudad. Ha estado con Ziva toda la tarde que ella debió estar en el trabajo con él. Sólo con él.
También ha regresado en lugar de marchar a Tel Aviv. Podría apostar que ha estado desde entonces con Ziva. Su casa, su cama, su vida.
Lo ha visto esa mañana. Hablando de los sentimientos de Ziva, como si tuviera derecho de hacerlo. Lleno de seguridad y con una sonrisa de burla que habría querido hacerle desaparecer de un golpe. Está jugando. Con él, con ella, pero no puede probarlo.
Sin embargo, no puede dejar de investigarlo.
Rivkin estuvo en la ciudad, hasta que él le vació la pistola en el pecho. Todavía recuerda la sensación del arma retumbando en sus manos, los tiros certeros uno tras otro, el sordo golpe de su cuerpo al caer.
Lo mató.
Ziva es quien se lo confirma. Prácticamente se lo escupe, con dolor escondido y desprecio evidente.
Puede ver en sus ojos lo que ha hecho.
Rivkin está muerto, pero no se ha ido.
Tony: What kind of business are you running here? Everyone just runs around doing whatever they want?
Eli: (grabs Tony by the throat) They do as I say!
Tony: Rivkin?
Eli: Always!
Mentira. Todo fue mentira.
Había sido su error confiar en Michael. Sabía lo que era.
La amargura se instala en su garganta mientras se aleja de la sala de interrogatorio. No quiere ver de nuevo esa sonrisa de suficiencia en Tony, diciendo “yo lo supe, y tú no”.
También sabía lo que era Ari. O creyó saberlo mejor que nadie, antes de saber que la había traicionado. A ella, a todos. Probablemente él tampoco sospechó que ella sería capaz de matarlo.
Su padre sí que lo supo desde un inicio.
Él siempre lo sabe todo. Sobre ella, sobre los otros. Tal vez no pueda confiar en él, pero puede confiar en que sabe lo que hace.
Aunque Tony lo acaba de hacer resbalar. Está segura de que no quería decir eso. Pero no cambia los hechos.
Su padre hizo lo que siempre ha hecho. Michael hizo lo que debía: seguir órdenes.
Pero Tony mató a Michael. No hubiera esperado eso de él.
Tal vez debe aprender de una vez a no esperar nada de nadie.
La experiencia le ha enseñado lo que puede recibir a cambio.
Ziva: You jeopardized your entire career and for what?
Tony: For you. He was playing you Ziva.
Ziva: And for some reason you felt it was your job to protect me?
Tony: I did what I had to do.
Pudo haber hecho otras cosas, y lo sabe. Pudo llamar a Gibbs antes de ir al apartamento. Habría podido llamar por refuerzos antes de intentar apresar a Rivkin. No era descabellado dispararle en la rodilla o en el hombro.
Pero no hizo nada de eso.
Ziva no quiere entenderlo. Sabe que puede hacerlo, pero de momento no quiere. No sabe si en su lugar él querría. Jugaron con ella, la engañaron y su vida se volvió en segundos un caos.
Él sólo pretendía ayudarla.
Podría arrepentirse de lo que hizo, pero no lo hace. Lamenta los resultados, pero por primera vez en mucho tiempo, Tony tiene las cosas claras.
Ahí, con la espalda contra el frío suelo, y una Ziva temblorosa de rabia y dolor encima, estuvo seguro.
Lo ha hecho por ella. Por la mujer confundida, quebrada y traicionada que le mira con tanto sentimiento contenido que no entiende cómo no explota. Por la niña sola y abandonada que se esconde detrás de los ojos chispeantes de furia.
No es contra él que está enojada Ziva. Su furia es con el mundo que tantas veces le ha fallado.
Pero ahora, son ellos los que la dejan. Son ellos los que se marchan.
Ella se queda atrás.
Tony se niega a pensar que tal vez no volverá.