Fandom: Sherlock Holmes (movieverse)
Título: Curiosidad
Personajes: Mary Morstan (Watson), Sherlock Holmes (Mary/Sherlock, kind of)
Notas mías: en respuesta a la petición de
alwaysonstandby en
san_drabbletin . De otra manera no se me hubiera ocurrido. Inspirado en una de las escenas finales de la película. Posteado en
sh_elemental también.
Mientras John salía a hacer su trabajo, Mary Watson se encargaba de la casa, pero solía acabar sus labores temprano. En las tardes, después de que su querido esposo llegara a almorzar y saliera a hacer el resto de sus visitas médicas, Mary descansaba y se dedicaba a leer.
Toda su vida le había gustado la lectura, y podía decir con orgullo que había leído todos los libros de la biblioteca de los Morstan y la mayoría de la casa donde había trabajado. Ahora, la biblioteca de John había sido devorada con constancia tarde tan tarde.
Sin embargo, cada vez que quería elegir un libro nuevo, su vista se desviaba inevitablemente a los diarios de su marido. Él le había dicho varias veces que se trataban de notas sobre los casos que había trabajado junto a Sherlock Holmes.
Una parte de ella se erizaba ante la idea de todos los peligros que John había vivido, y deseaba desaparecer esos diarios de la misma manera que le gustaría borrar de la mente de su marido el deseo de aventuras junto a su intrépido amigo. Otra parte de ella sin embargo, estaba llena de curiosidad. De ver el mundo que había tenido su marido antes de ella. De entender la fascinación que este le producía. Un día, la curiosidad había podido con ella.
Sólo estaba sacudiendo el despacho de su marido cuando se encontró acariciando el lomo de los diarios, mirando las fechas inscritas en su costado. Cuando encontró el primero su boca se resecó y miró a su alrededor con inquietud y una incómoda sensación de culpabilidad cosquilleando en la boca del estómago. Luego con decisión, lo sacó de su estante y empezó a leer.
Nunca había conocido otra lectura tan apasionante. Devoró los hechos ocurridos en el primer caso registrado de Sherlock Holmes y John Watson como si del mejor libro de aventuras se tratara. Su corazón se encogió de miedo, sus manos sudaron de excitación y su mente se iluminó con admiración.
Caso tras caso, Mary Watson empezó a ver bajo otra luz el mundo de aventuras que su esposo estaba intentado dejar por ella. Entendió la adrenalina que corría por su venas, y sobretodo, aprendió a dirigir a Sherlock Holmes otra mirada. Porque en cada lectura, dejaba de ser menos el hombre mal educado y arrogante que había conocido, y se tornaba en un genio admirable. El hombre irresponsable y autodestructivo se convertía en un héroe bohemio y distinto. Hombre y detective mezclados en uno, una visión que hasta entonces no había comprendido.
La próxima vez que Sherlock Holmes llegó a la casa con su marido (con el rostro sucio y las facciones deformadas por un disfraz efectivo aunque espantoso), tuvo que disimular la admiración en su expresión y bajó la mirada.
Les alistó a ambos donde lavarse, y él recibió de sus manos una toalla para secarse la cara. Fue entonces cuando retuvo una de sus manos, lo que la obligó a mirarlo a la cara.
Su sonrisa de arrogancia la golpeó como no había esperado.
-No lea más los diarios de mi amigo - le recomendó, aunque no tenía idea de cómo pudo saber que los leía - Watson es proclive a exagerar mis alcances y disminuir mis defectos, incluso lo mejor de ellos.
Mary sintió que su rostro se teñía de rojo, mezcla de furia y vergüenza, y soltó la toalla con brusquedad, girándose de inmediato para dejarlo solo.
Sherlock Holmes seguía siendo el mismo hombre que le había dejado tan terrible impresión la noche que le conoció.
Sin embargo, al día siguiente, cuando Watson marchó a hacer su ronda de la tarde, Mary subió a su estudio, y con la boca seca y el mismo cosquilleo extraño en el estómago, sacó el siguiente diario de una colección aún más grande que le faltaba por leer.