Fandom: Life
Título: Verde naranja
Personajes: Dani Reese/Charlie Crews
Notas mías: como viene siendo costumbre, spoilers del cap final de la serie. Quiero agradecer especialmente a
nyaza por haberle dado un par de leídas y guiarme un poco con él. Tengo una relación extraña con este fic, al inicio sentía que no salía del todo, luego que lo volví a leer casi que no recordaba siquiera haberlo escrito, estuve a punto de borrarlo, luego
nyaza me hizo pensarlo, lo releí, lo trabajé... y ahora le tengo especial cariño. Participa con 1749 palabras en el
quinesob .
Había algo de relajante en el color verde de los árboles del naranjal. Uno tras otro, pasando rápidamente a ambos lados del carro. Dani no podía ignorar el alegre tono verde, rayado por rápidas líneas de color naranja.
No le extrañaba que Charlie tuviera un lugar así.
De hecho, no había nada de Charlie que pudiera sorprenderla. O tal vez se había acostumbrado a que cada detalle de su compañero fuera una sorpresa. Eran cosas que no se cuestionaba.
Una ligera capa de polvo se alzaba a los lados del automóvil, que evidentemente no había sido hecho para un terreno como aquel. Se limitó a seguir el camino, segura de que en algún momento lo encontraría.
Tenía que estar allí. Estaba en vacaciones obligadas mientras acababan la investigación, Ted Earley no estaba en el país, él no estaba en su casa… Era la otra opción que le quedaba.
Era un día perfecto para estar en el campo. El sol había brillado desde la mañana, Dani no había podido dejar de notarlo, tenía en todo el aire acondicionado. Sin embargo, ahora empezaba a atardecer, produciendo un efecto especial sobre el tono verde de la copa de los árboles.
Dani no conocía a Charlie si no estaba allí.
Bueno, siendo sincera, no lo conocía. Nunca sabía qué pasaba exactamente por su cabeza, y sus conocimientos sobre el pasado de Charlie antes de los doce años en prisión eran mínimos, por no decir nulos. Pero eso no importaba. Al menos a ella no le importaba. Podía no conocerlo, pero de alguna extraña manera que no podía explicar, lo entendía.
Sonrió para sí al ver un auto negro detenido más adelante en el camino. Charlie estaba sentado sobre el capó, con la mirada perdida entre el campo de naranjas, mientras se comía lo que probablemente, era una de esas frutas.
No pareció sorprenderle su llegada, ni siquiera se volteó cuando detuvo el carro. No fue hasta que cerró la puerta tras bajarse que se giró para verla, y le sonrió.
No le preguntó que hacía allí, como si fuera lo más natural que ella lo visitara en aquel lugar. Se acercó a él sin prisa, y se sentó a su lado en el carro.
-¿Quieres?
Tenía otras tres naranjas al lado, aparte de la que acababa de terminar de comerse.
Dani miró las frutas que le ofrecía con algo de curiosidad. Tenían un color muy vivo, y salía un olor interesante de ellas. La frescura de la fruta recién arrancada de su rama. Una tenía todavía una hoja verde pegada a ella.
-Están buenas. - dijo Charlie tomando otra más y lanzándola hacia arriba, atrapándola sin ninguna dificultad de nuevo - Y no lo digo porque yo las produzca. Están buenas.
-No como frutas, Crews.
-Deberías comer frutas. Todo el mundo debería comer frutas.
Dani rodó los ojos, aunque no pudo dejar de notar la habilidad con la que Charlie manejaba su cuchilla para despojar a la fruta de su gruesa piel. Realmente estaba jugosa, algunas gotas se escurrían entre sus dedos. La hizo recordar que tenía sed desde que venía en el carro, pero no dijo nada al respecto.
-Te traigo noticias.
-¿Ah sí? - Charlie mordió la naranja y la miró con interés.
-La investigación está terminando. Tidwell cree que te dejarán volver.
No respondió nada de inmediato, sólo dio otro mordisco a la naranja. Dani notó que el jugo le chorreaba despacio hasta el codo, pero no parecía molestarle.
-No lo han confirmado - añadió Dani -, pero pensé que te gustaría saberlo.
Empezó a mirar las copas de los árboles. En realidad sí que resultaban interesantes desde allí. Era un ambiente tan tranquilo, tan distinto a la ciudad y a su ajetreado trabajo… Además, había en el ambiente un olor que le gustaba, ni totalmente cítrico, ni totalmente dulce.
-Me gusta saberlo - le confirmó Charlie con una sonrisa - ¿a ti te gusta saberlo?
Suponía que su viaje hasta allí era una respuesta más que clara, por lo que rodó los ojos antes de contestar.
-Estará bien no tener que hacer todo el trabajo.
-¿No estás trabajando con Seever?
-A Seever la ascendieron por recomendación de Rayborn - le informó Dani frunciendo ligeramente el ceño.
Su sustituta parecía haber causado una muy buena impresión en Crews. Lo había notado cuando habían hablado por teléfono, y tras conocerla, no estaba del todo mal. Sin embargo, su ascenso le causaba mala espina.
Por la expresión de Charlie supo que a él también.
-Por recomendación de Rayborn - repitió antes de dar un mordisco poco amigable a la naranja.
Ese era uno de esos momentos donde Dani no lo conocía ni tenía idea de lo que pasaba por su cabeza, pero entendía. Rayborn lo molestaba, lo alteraba, y mucho.
Lo había escuchado hablar sobre él con Roman. Todo lo sucedido parecía girar sobre Rayborn. Incluso ahora, cuando todo parecía resuelto, era obvio que para Charlie no lo estaba.
-¿Qué es lo que pasa con Rayborn?
Allí estaba. Había soltado la pregunta. Tidwell le había dicho lo poco que sabía: Rayborn era un hombre de grandísimo poder en la policía y movía muchos hilos dentro del departamento. Pero eso era algo que podía haber deducido ella sola.
Sólo Charlie sabía lo que realmente importaba. Ella estaba conectada a él, igual que el resto de toda aquella historia. Todo estaba conectado. Merecía saberlo.
Su compañero no contestó de inmediato. Acabó la naranja y empezó a pelar otra. Dani podía ver el zumo que salía de la cáscara al romperla, cayendo como una fina película sobre sus manos.
-Pasan muchas cosas con Rayborn.
-Crews, quiero saber la verdad. Y no quiero una respuesta Zen. Sólo… una respuesta.
No era mucho pedir después de lo que le había tocado vivir en toda esa historia.
-Es sobre mí.
Dani puso una mano sobre la mano en la que sostenía la cuchilla para detenerlo. Charlie la miró a los ojos.
-Todo está conectado - dijo ella en voz baja, retirando la mano. Sin embargo, él ladeó la cabeza y preguntó con interés, una sonrisa divertida formándose en sus labios.
-Entonces, ¿estamos conectados?
Dani asintió, pero desvió la mirada, tratando de no dar demasiado significado a esa afirmación. Una suave brisa agitaba las hojas de los árboles, llevando el aroma hacia ella.
-Es lo que dices siempre.
Charlie terminó de pelar la naranja y le dio su primer mordisco.
-Te lo contaré todo luego. No quiero arruinar esta naranja, o el atardecer. Los momentos ocurren sólo una vez, podrías esperarlos toda la vida pero simplemente se dan cuando deben. ¿Haz notado el color de las hojas con el sol bajo? Puedes estar sentada aquí las veinticuatro horas del día y sólo a esta hora se ven así, y mañana en 24 horas no será igual tampoco. Tampoco esta será la misma naranja.
Sí, lo había notado, pero no quería hablar de eso. No quería que desviara el tema, ¡quería respuestas!
Se giró para decírselo, pero se detuvo al ver su expresión ausente. No sabía lo que pasaba por su cabeza, pero con verlo entendía: no era que no quisiera decirle, simplemente era complicado. Demasiado.
No podía presionarlo para que hablara. No en ese momento, aunque para ella no era tan fácil eso de contemplar el atardecer sobre las hojas de un naranjal como si fuera una experiencia única en la vida.
En cierta forma le gustaría ser como Charlie y encontrar valor en algo tan sencillo como un momento.
-Te estás chorreando - comentó al notar una gota caer sobre la camiseta que llevaba su compañero. Sin pensarlo levantó una mano para secar las gotas de naranja que caían de su barbilla.
Charlie se giró para verla a los ojos al sentir el contacto. ¿Siempre habían sido de ese tono, o era el color de los árboles reflejado en sus pupilas? El brillo dorado era probablemente por las naranjas. No porque ella no hubiera retirado su mano todavía.
-Es parte de la experiencia.
-¿Qué? - Dani parpadeó confundida, y el viento le atravesó un mechón de pelo en la cara que se apresuró a quitar, apartando su mano de la barbilla de Charlie.
-De comer naranja. - aclaró él - El jugo cayendo por el codo, la sensación del líquido en el brazo, las manos pegajosas…
¡Era tan extraño escuchar a un adulto hablar con tanto entusiasmo sobre una cosa tan corriente! O lo habría sido de no tratarse de él. Con Charlie Crews lo extraño habría sido lo contrario.
-No creo que me agrade esa experiencia. - contestó con el mismo tono que solía usar para darle a entender que no le interesaban sus explicaciones, pero sin lograr el efecto esperado. Tal vez porque estaba pensando en que las habría extrañado si no hubiese vuelto a verlo tras subir a esa camioneta con Roman. Él no se dio por aludido y siguió hablando. Como siempre.
-Oh, se pueden tener distintas experiencias. Por ejemplo…
Ella no le estaba poniendo atención. Quedarse en el presente nunca había sido su habilidad. El olor de los árboles y las finas capas de tierra que elevaba la brisa la devolvieron varios días atrás. Parecía imposible que ese hombre que divagaba sobre el placer de una fruta fuera el mismo que había enfrentado a Roman y se había cambiado por ella para entrar en esa camioneta.
Por un momento había pensado que no lo vería de nuevo, y las cosas no tenían sentido. Luego, todo había vuelto a su lugar. Recordaba cuando lo había visto de nuevo a la orilla del camino. Ileso, tranquilo, mirándola fijamente, y luego, sonriéndole al sol.
Una sonrisa parecida a la que tenía ahora, mientras miraba con tranquilidad el naranjal y continuaba su explicación aunque ella no estuviera poniéndole atención. Tal vez lo notó, porque se giró a verla, probablemente con una pregunta en los labios.
Pero Dani no llegó a escucharla. En ese instante entendió lo que Charlie había dicho: había estado mucho más de 24 horas a su lado desde que lo conocía, y simplemente ese día, esa hora, ese lugar, era el momento.
Sin pensarlo un segundo lo besó, y el sabor de naranja fresca inundó sus sentidos. Instantes después sintió la mano pegajosa contra su cara, y el jugo la salpicó ligeramente cuando Charlie dejó caer la fruta contra la tapa del carro.
Aún cuando sus labios se separaron, pudo sentir el sabor de la fruta fresca en sus labios.
Definitivamente, ahora entendía el concepto de un momento que se daba sólo una vez en la vida.