Fandom: Harry Potter
Título: Esa noche
Personajes: Hermione Granger/Viktor Krum
Notas mías: beso escrito para
maiteazul . Espero que te guste. Soy una RHr, espero que no afecte demasiado el resultado.
Cuando la encontró estaba fuera del salón. Sus hombros caídos y la cabeza agachada le pusieron sobre aviso. Algo iba mal.
¿Qué podía haber pasado? Hace pocos minutos bailaban y reían en la pista de baile. La había dejado para ir a buscar unas bebidas y ahora…
-¿Estás bien, Her-mío-nee?
Odiaba que su voz resultara tan torpe con ese idioma. Odiaba no saber pronunciar su nombre, y detestaba verla así. Cuando se giró tenía los ojos ligeramente enrojecidos.
-Oh, Viktor… Quería tomar un poco de aire.
-Creí que quer-ías tomar un rrefresco - dijo confundido.
Hermione sonrió. Viktor era realmente dulce a pesar de su gran físico y su aspecto tosco. Tomó uno de los refrescos que traía y le dio las gracias antes de beber un sorbo.
-Tus amigos no supierron decirrme donde estabas, tarrde en encontrarrte.
¿Se había acercado a Ron? Hermione esperaba que no le hubiera dicho nada fuera de lugar. Realmente no comprendía al pelirrojo.
-Ron no sabe donde está parado la mitad del tiempo. - dijo levantando la cabeza con dignidad - Harry siempre tiene muchas cosas en la cabeza. No te preocupes.
Viktor le sonrió con calidez.
-Crreí que uno de ellos se me adelantarría en pedirrte venir al baile.
Sí, ella lo había esperado. Pero no iba a decírselo.
-No, no… Somos sólo amigos. Buenos amigos.
Los buenos amigos no te acusaban de confraternizar con el enemigo ni odiaban de repente a su ídolo porque aceptabas salir con él. Los buenos amigos no te gritaban frente a los otros en un baile. Los buenos amigos solían tener claro tu sexo.
Pero tampoco quería hablar de eso.
-Qué suerrte para mí.
El jugador de quidditch llevó su mano hasta la mejilla de la chica y la acarició con suavidad. La chica estaba triste y algo le decía que tenía que ver con sus amigos. Odiaba no manejar el idioma, no poder consolarla como quería ni encontrar las palabras adecuadas para ello.
Hermione sonrió y apoyó la cara en la cálida mano de Krum. A pesar de lo grande y tosca que era la acariciaba con una suavidad inesperada que provocó una sensación de calidez y tranquilidad en ella.
-No dejes que nadie te amarrgue la noche, Her-mío-ne. Es nuestrra noche.
Ella lo miró a los ojos, asimilando sus palabras. Desde que había iniciado su amistad con Ron y Harry todo ella era un trío o la soledad de verse relegada por una discusión con sus amigos. Con Ron, generalmente. Sólo por un breve periodo habían sido ella y Harry, pero la presencia de pelirrojo nunca los había dejado.
Esa era la primera vez que era Hermione y alguien más.
Ese alguien era Viktor, con sus hombros anchos y fuertes, sus manos grandes y cálidas, su mirada profunda cargada de admiración. Ningún chico la miraba de la manera que lo hacía él, cuyos ojos no se quedaban en su mochila cargada de libros o su pelo despeinado, sino que habían visto a la mujer detrás de la perfecta estudiante.
-Nuestra noche - repitió Hermione con una sincera sonrisa floreciendo en sus labios.
Viktor se inclinó sobre ella. Por un momento Hermione entró en pánico al darse cuenta de que iba a besarla. Nunca había besado a nadie y no tenía idea de cómo hacerlo. Viktor era mayor varios años y era un jugador de Quidditch famoso, que había dado muchísimos besos en su vida a chicas más experimentadas y probablemente mucho más guapas que ella.
Sin embargo, cuando sintió esos labios firmes y delgados sobre los suyos sintió el pánico desaparecer. El nudo que apretaba su estómago se derritió y se expandió en una calidez interior que se vio arropada por los brazos de Krum al abrazarla. Antes de que se diera cuenta le había rodeado el cuello con los brazos y le estaba besando.
Era algo distinto a lo que había imaginado alguna vez. Más húmedo y más caliente de lo que había pensado. Pero a la vez más excitante y real de lo que nunca su imaginación hubiera alcanzado a pensar. Cuando se separaron para respirar sus narices quedaron a pocos milímetros de distancia. Krum la miró a los ojos ligeramente preocupado por su reacción, pero la sonrisa que Hermione le dedicó disipó cualquier duda.
Esa era su noche, por más que alguno de sus amigos tratara de arruinarla.