[RetoDiario][REBORN!] Escenario
Fandom: Katekyo Hitman REBORN!
Título: Escenario
OT3: 692718
Advertencias: Fail. Inspirado en la failness de los seiyuus por el REBOCON BLUE.
Notas: Argh, Iida-san puede ser fail en el baile y cantando, pero Mukuro realmente no lo és.
El listón en la cabeza no le desagrada aún si tiene forma de moño y el tamaño de tres cuartas partes de su cabeza, tampoco reniega de la falda pese a estar cargada de holanes, incluso tener que ponerse de pie frente a una gran multitud para entonar la canción de Kyoko-chan y Haru que solo habla de cosas románticas y poco masculinas no es tan mala idea, como: la de tener que hacer un dueto precisamente con ese sujeto. De todas las personas, y de sus guardianes, ¿por qué justamente él?
Es bien sabido que lo último que puedes esperar de Rokudo Mukuro es sencillez y compañerismo; el hombre es demasiado narcisista. La oportunidad de embelesar a cuanta persona se postre delante de él, es algo que no puede dejar escapar así como vanagloriarse de su beldad. Sin contar, que a la audiencia, su audiencia, prefiere mil veces verlo fanfarronear que escucharlo cantar. Y no porque no posea una voz afable, por el contrario, el tilde de sus cuerdas bucales es tan refinado y suave que no causa alegría en sí, si no un éxtasis colosal que hace que al final de cada presentación el productor agradezca infinitamente que la mayoría de los asistentes sean mujeres, si no quién sabe qué sucedería tras los orgasmos que provoca Mukuro cuando abre la boca.
Por ello, para alguien que brilla tan poco (según él) y que depende meramente de los demás (otra vez a según él) trabajar con Rokudo no es lo mejor; quizás. Pero vamos a ser sinceros, la falta de entusiasmo mostrada por parte de Sawada Tsunayoshi no se debe precisamente a que a su compañero le encante ser la diva, ni nada de eso, si no debido a que el sujeto se la pasa invadiendo su espacio personal y fastidiándole todo el tiempo con susurros al oído y las manos moviéndose de arriba abajo sobre su cuerpo sin pudor alguno.
Si tan solo Mukuro se dedicara a actuar y cantar, Tsunayoshi no se sentiría tan agobiado, ni siquiera si a al primero se le llegara a olvidar la canción; porque, como suele hacerlo, ni siquiera Hibari que es una persona totalmente arrítmica lo hace tan mal como Rokudo. Bueno sobre el canto ambos tienen voces excepcionales, pero sobre la memoria Mukuro definitivamente tiene la misma capacidad de retención que una piña, y Kyouya de un ave; en cuanto a la danza la verdad es que los dos tienen pies izquierdos, pero por la apariencia así como actitud que tienen, el hecho de ser mal bailarines es meramente una nimiedad. Claro, mientras las fans sigan mirándoles con ese amor ciego y aumentando los ingresos de la compañía.
En fin, Sawada a estas alturas no puede negarse a lo que el director decida, solo le resta concentrarse en su presentación y en guiar a Rokudo si a este se le llegase, enserio, a olvidar la canción. Ya tendrá oportunidad de hacerlo con Hibari, en donde será éste quien se encargue junto con sus tonfas, de que Tsunayoshi no sea quien olvide la balada.
Título: Escenario
OT3: 692718
Advertencias: Fail. Inspirado en la failness de los seiyuus por el REBOCON BLUE.
Notas: Argh, Iida-san puede ser fail en el baile y cantando, pero Mukuro realmente no lo és.
El listón en la cabeza no le desagrada aún si tiene forma de moño y el tamaño de tres cuartas partes de su cabeza, tampoco reniega de la falda pese a estar cargada de holanes, incluso tener que ponerse de pie frente a una gran multitud para entonar la canción de Kyoko-chan y Haru que solo habla de cosas románticas y poco masculinas no es tan mala idea, como: la de tener que hacer un dueto precisamente con ese sujeto. De todas las personas, y de sus guardianes, ¿por qué justamente él?
Es bien sabido que lo último que puedes esperar de Rokudo Mukuro es sencillez y compañerismo; el hombre es demasiado narcisista. La oportunidad de embelesar a cuanta persona se postre delante de él, es algo que no puede dejar escapar así como vanagloriarse de su beldad. Sin contar, que a la audiencia, su audiencia, prefiere mil veces verlo fanfarronear que escucharlo cantar. Y no porque no posea una voz afable, por el contrario, el tilde de sus cuerdas bucales es tan refinado y suave que no causa alegría en sí, si no un éxtasis colosal que hace que al final de cada presentación el productor agradezca infinitamente que la mayoría de los asistentes sean mujeres, si no quién sabe qué sucedería tras los orgasmos que provoca Mukuro cuando abre la boca.
Por ello, para alguien que brilla tan poco (según él) y que depende meramente de los demás (otra vez a según él) trabajar con Rokudo no es lo mejor; quizás. Pero vamos a ser sinceros, la falta de entusiasmo mostrada por parte de Sawada Tsunayoshi no se debe precisamente a que a su compañero le encante ser la diva, ni nada de eso, si no debido a que el sujeto se la pasa invadiendo su espacio personal y fastidiándole todo el tiempo con susurros al oído y las manos moviéndose de arriba abajo sobre su cuerpo sin pudor alguno.
Si tan solo Mukuro se dedicara a actuar y cantar, Tsunayoshi no se sentiría tan agobiado, ni siquiera si a al primero se le llegara a olvidar la canción; porque, como suele hacerlo, ni siquiera Hibari que es una persona totalmente arrítmica lo hace tan mal como Rokudo. Bueno sobre el canto ambos tienen voces excepcionales, pero sobre la memoria Mukuro definitivamente tiene la misma capacidad de retención que una piña, y Kyouya de un ave; en cuanto a la danza la verdad es que los dos tienen pies izquierdos, pero por la apariencia así como actitud que tienen, el hecho de ser mal bailarines es meramente una nimiedad. Claro, mientras las fans sigan mirándoles con ese amor ciego y aumentando los ingresos de la compañía.
En fin, Sawada a estas alturas no puede negarse a lo que el director decida, solo le resta concentrarse en su presentación y en guiar a Rokudo si a este se le llegase, enserio, a olvidar la canción. Ya tendrá oportunidad de hacerlo con Hibari, en donde será éste quien se encargue junto con sus tonfas, de que Tsunayoshi no sea quien olvide la balada.