Título: Bienvenido a Howarts
Anime: Full Metal Alchemist
Saga: Harry Potter
Autora: Senko
El silencio reinaba, Ed estaba sin habla, seguía sin creer lo que el monstruo que tenia enfrente le acababa de decir.
"¿Cómo se que no es una mentira lo que dices?" Le preguntaba con un tono dudoso a Envidia.
"El Lord me ha enviado, y pensando que esta fuera tu reacción me pidió que te diera esto en caso de ser necesario. Es una carta, no la he abierto así que no se que dice." Su tono reflejaba que decía la verdad.
Ed agarro la carta con manos temblorosas, con mucho cuidado abrió el sobre y leyó el contenido de dicha carta.
Quedo paralizado, su oferta era cierta, pero pedía una respuesta inmediata, tendría que contestarle en ese segundo.
Pensando en sus amigos, en sus amores, pero sobre todo en la promesa silenciosa que les hizo no dudo en aceptarlo, aunque eso acabara con su vida. Los protegería a como diera lugar.
Solo le pidió a Envidia un lugar donde escribir y varias lechuzas. Envidia accedió, ya que quería que el chico les dejase una despedida, para así unirse completamente al amo oscuro.
Le había escrito cartas a todos explicándoles todo, sin decirles el porque o las condiciones de unirse a Voldemort.
Solo a su hermano le había dicho, y eso era para que se cuidara de extraños fenómenos que pudieran pasar.
Empaco solo lo necesario en una maleta pequeña, y salio junto con Envidia en un rumbo desconocido.
A la mañana siguiente Harry iba a despertar a Ed cuando vio que la cama del chico estaba vacía, pensando que ya estaría levantado y vestido, bajo a ver en el gran comedor.
Maestros, alumnos y amigos estaban ahí, pero Ed no aparecía, su preocupación empezó a crecer ¿A dónde había ido Ed? ¿Los había abandonado?
Se sentó con los demás Griffyndors y empezó a desayunar, al poco rato, las lechuzas hicieron su aparición, cada una llevaba cartas para los diferentes destinatarios.
Una lechuza llego con Roy Mustang, otra con Harry, Ron y Hermione.
Cada uno leyó la carta que les había sido enviada por nada menos que Ed, todos tenían cara de impresión total.
"Ese maldito, ¡Nos traiciono!" Decía con rabia el pelirrojo de Ron
"No puedo creerlo" Lo negaba Hermione.
"¿Por qué lo hizo?" Fue la pregunta murmurada de Harry.
Por su parte Mustang no estaba mejor, su carta le había destrozado su corazón, su pequeño, se había unido a los homúnculos, ahora era parte del ejercito de Voldemort.
Se sentía traicionado, usado a su conveniencia, sin saber que Ed no lo estaba pasando mejor que el.
En realidad los mortifagos, le tenían desconfianza a Ed, y mientras Voldemort no los veía golpeaban y atacaban a Ed, cuando terminaban con unas pociones ocultaban su heridas, hasta que pareciera que nunca le habían dado una paliza.
Los homúnculos solo miraban divertidos, ahí, enfrente de ellos, tenían al gran Edward Elric, el único que había acabado con algunos homúnculos en el pasado, ahora sufriría tortura enfrente de sus ojos.
Ed estaba perdiendo la esperanza de que esos malditos cumplieran su palabra, si era su aliado, ¿Por qué lo atacaban? Era obvio que no confiaban en el, y los homúnculos le tenían rencor por el pasado, por eso no lo ayudaban.
Voldemort había regresado, y el, al igual que sus súbditos, no confiaba en Ed, de hecho el solo confiaba en las serpientes y en si mismo, los demás por el, se podían morir, no le interesaban sus vidas.
Al no confiar en el, Voldemort lo llevo a un calabozo, lo ato con grilletes en las muñecas y en los tobillos, dejándole suspendido su cuerpo en el aire.
Una vez bien sujeto el cuerpo de Ed con tantas cadenas, Voldemort y sus secuaces le quitaron la playera que llevaba rompiéndola en mil pedazos. Los ojos de Ed reflejaban pánico ¿Qué le iban a hacer?
Voldemort sabiendo lo que estaba pensando Ed le contesto.
"Necesitamos que te tomes una poción para poder tener cierto dominio sobre ti, pero puede que te… rehúses a tomarla, ya que es muy fuerte, por eso te tenemos atado."
'Ahora lo comprendo…pero… ¿Y la playera?...esto me da mala espina…una muy mala espina' Pensaba Ed, quien veía a los mortifagos con cara de perversión y unos látigos en la mano de cada uno de ellos.
La tortura duro horas, la poción se la había conseguido tragar de un solo jalón entre tanto golpe, su espalda estaba ensangrentada por los latigazos que le dieron los mortifagos, sus ojos tras unos minutos se tornaron crueles.
"Prometí que yo no mataría a tus amigos, ni a Potter y compañía, ¿Pero, porque no mejor los matas tu?" Le decía un insensible Voldemort a Ed, quien ahora no estaba en sus cinco sentidos y haría cualquier cosa que Voldemort le ordenase.
"Lo que usted desee, amo Voldemort, señor." Decía inclinándose un poco en señal de respeto.
Parte 16:De sangre y otras cosas