Tener y Conservar - Capítulo 12, parte 1

Nov 18, 2012 07:49

En reemplazo de la Teniente Pescadito y con algo de retraso u///u, aquí les traigo el siguiente capítulo de Tener y Conservar. ¡Que lo disfruten!



Tener y conservar

Capítulo 12

Recuperación

Traducido por Solmar.
Revisado por Silvara, Rowena y Heiko.
Ubicación original

-Despierta, Harry.

¿Severus?

Harry sonrió, o creyó que lo hacía. Sentía su cabeza pesada, sus pensamientos eran incapaces de centrarse. ¿Estaba muerto? No, no podía estarlo. ¿Se puede pensar cuando estás muerto?

No estás muerto, idiota.

¿Puedes discutir contigo mismo cuando estás muerto? No sentía que estuviera muerto, lo cual era raro porque creía de verdad que tenía un pie en la tumba.

-Vamos, Harry.

Había algo en su mano. No, eso no era así. Alguien le acariciaba la mano, como si fueran arañas pequeñas, arrastrándose…

Eso es asqueroso.

Ron lo odiaría. Pero no, le estaban acariciando, no arrastrándose; los roces eran como plumas que pasaban casi rozando su piel. Agradable… y en cierta manera escalofriante.

-¡Potter!

Sin duda es Severus.

Los ojos de Harry se abrieron, hasta donde les fue posible, ya que era como si sus párpados tuvieran anclajes que los sujetasen. La silueta oscura de Severus se desdibujó, sentándose a su lado.

Sus ojos se embebieron de la visión como si fuera una flor hambrienta de luz del sol.

-Me salvaste.

De nuevo.

Severus sonrió, una auténtica sonrisa-Severus, y el pecho de Harry se oprimió.

-¿Cómo?

-Dobby.

Harry cerró los ojos, dando gracias a los dioses que permitieron que Dumbledore le enlazara al elfo. El viejo le había protegido, a pesar de que, por entonces, Harry pensaba que Dumbledore era un tirano, con tanta preocupación.

Cuando abrió los ojos otra vez, Severus se estaba inclinando sobre él, su rostro aún más cetrino y pálido, y sus ojos inyectados en sangre, llenos de preocupación. Harry intentó sonreír, para tranquilizarle y asegurarle que estaba bien.

-Gracias -se las arregló para decir, antes de que el sueño volviera a arrastrarle.





Severus apoyó los codos sobre las rodillas agarrando firmemente su pelo. Había estado a punto de perder otra vez a Harry. Los aurores habían recuperado el cadáver de Zabini, la varita de Harry y el premio, que ahora estaba sobre el banco, a su lado, y habían ido al piso de Grant Montgomery donde habían encontrado pruebas abundantes del acoso y la obsesión. Severus debería haber hecho algo más para evitar que sucediera.

Quiso celebrarlo contigo anoche. Querías darle la oportunidad de que te eligiera. Y cuando lo hizo, le rechazaste para ponerle celoso.

Si Severus hubiera tenido las agallas de aceptar lo que Harry le había ofrecido, en vez de desear algo más, éste habría estado con él cuando Hermione y Draco descubrieron la verdadera identidad de Montgomery. Esta pesadilla podría haberse evitado.

La indecisión había desaparecido ya. En el momento en que Harry saliera de Cuidados Intensivos, Severus hablaría con él para arreglar su relación. Esos niveles de emociones tan variables iban a matarle. Celos, soledad, frustración y después satisfacción total. Ira, resentimiento y desprecio eran la pauta para él e incluso le proporcionaban comodidad en el día a día. Esta gama de nuevos sentimientos habían provocado bastante confusión en su mente.

Con Harry, esos antiguos sentimientos ya no disfrutaban de la misma prioridad; habían sido sustituidos por un nivel de ansiedad que era propicio para matar hombres mejores que Severus. Y aun así, sin Harry, cesaba toda actividad, dejando un vacío en mitad de la nada, más envolvente que la maldad del Señor Tenebroso.

Vaya, estamos perdiendo el tiempo en estupideces sentimentales de grado sumo, ¿eh?

Severus estuvo a punto de decirle a su voz interior dónde podía irse con indicaciones detalladas, pero un par de zapatos aparecieron delante de su campo visual. Severus no estaba seguro de estar preparado para más dramas pero levantó lentamente la cabeza.

Sirius Black y Remus Lupin estaban frente a él.

Preparado o no…

Severus se obligó a sí mismo a ponerse de pie, la culpa por sus acciones previas le pilló desprevenido. Los había tratado de manera atroz, aunque se lo habían merecido. Sin embargo, habían intentado llegar a tiempo a la ceremonia y Harry les quería.

-Respecto a anoche, Black…

Black levantó las manos.

-No lo hagas. Tenías razón, aunque utilizaras tu habitual y desagradable verborrea para echármelo en cara. Se acabó. Tenemos asuntos más urgentes ahora mismo.

Severus se mordió la lengua e inclinó la cabeza. El chucho tenía razón.

-Te agradecemos la forma en que has estado cuidando de Harry y que le hayas salvado la vida -dijo Lupin.

De nuevo.

Lupin tomó aliento y continuó.

-Hemos hablado con Harry y no nos dejará aplazar la boda.

Severus volvió una mirada acusadora hacia Black, preparado para atacar al chucho, pero Lupin continuó; a todas luces parecía ser el portavoz elegido.

-Y antes de que te tires al cuello de Sirius, parloteando sobre que él es el adulto -Maldito adivino-. Te recordamos que mantienes una relación sexual con él en la actualidad y que deberías preguntarte a ti mismo si de verdad quieres dar la tabarra entrando en detalles sobre la edad de Harry.

Severus se puso más derecho, cruzándose de brazos. Su túnica, ensangrentada y sucia por así decirlo, se arrastraba de modo impresionante a su alrededor.

-Iba a puntualizar que es vuestro acontecimiento y él no tiene ni voz ni voto sobre si cambiáis la fecha. Aunque vuestro motivo para cambiarlo sea él.

Buenos reflejos.

Black asintió y Severus le miró de verdad. La piel bronceada del hombre parecía pálida y su rostro estaba ajado, los ojos enrojecidos.

Te guste o no, el chucho quiere a Harry.

Severus suspiró.

-De acuerdo, así que, ¿cuál es el problema?

-Harry insiste en que está bien -habló de nuevo Lupin, en un tono cercano, al menos en comparación con Black-. Ha dicho que si cambiamos la fecha, no vendrá.

Severus casi dio un resoplido, pero lo reprimió. ¿Harry? ¿No ir a la boda de su padrino?

-¿Qué? Eso es absurdo.

Black levantó por fin sus ojos angustiados hacia Severus.

-¿Lo es?

Severus frunció el ceño y volvió a sentarse, su agotamiento le pasaba factura. ¿Qué podría haber dicho Harry para causar semejante preocupación? Ni siquiera estuvo mucho tiempo seguido despierto.

-Hablaré con él.

-Creo que eso no servirá de nada -dijo Lupin-. Pero podría ser de ayuda.

Severus asintió y volvió a apoyarse en el banquillo.

-Necesito irme a casa para asearme, pero hablaré con él cuando vuelva.

-Hazlo, Snape. Estás hecho una mierda.

Severus alzó la mirada, preparado para golpearle con sus palabras, pero Black estaba sonriendo.

Sonriendo.

En vez de la réplica mordaz que tenía en la lengua, Severus dijo:

-Rescatar a Potter es un trabajo sucio, pero alguien tiene que hacerlo.

Black perdió la sonrisa, y asintió.

-Respecto a eso -dijo y después se aclaró la garganta-, Remus tiene algo que pedirte.

Severus le echó una ojeada a Lupin. El lobo también estaba sonriendo.

Esto no presagia nada bueno para ti, viejo.

A pesar de lo cansado que estaba, Severus aclaró su mente y alzó una ceja.

-Adelante.

Lupin se paso el peso de un pie a otro.

-Bueno, tal y como están las circunstancias…

-¿Qué quieres decir? -apuntó Severus con un gruñido. No tenía intención de estar sentado mientras Lupin andaba con rodeos.

-Severus, por favor escúchame hasta el final -le rogó Lupin.

Sólo el tono ya le dio que pensar a Severus. Asintió.

-Lo que quiero decir es -continuó Lupin- que Harry y tú vais a seguir con vuestra relación.

Severus lanzó una ojeada a Black después de esa afirmación, pero sólo encontró una expresión indefinida en la cara del chucho.

Es probable que hayan ensayado esto.

Ahí tenía que darle la razón. Lupin continuó.

-Y quería pedírtelo antes, porque, bueno, no tengo muchos amigos íntimos, y ya que tú me haces mi poción matalobos y demás…

-¿Esto tardará mucho? -suspiró Severus. No era típico de Lupin hablar con evasivas.

Lupin llenó de aire el pecho.

-De acuerdo. Me gustaría que estuvieras conmigo en la boda.

El hombre lobo acaba de pedirte que seas su padrino de boda.

Sin duda se estaba acabando el mundo.

Piensa antes de hablar. Tienes que tener en cuenta a Harry. Esto sería algo bueno.

Desde luego que lo era mientras Severus estuviera firmemente decidido a conservar a Harry.

-Y -continuó Lupin-. Al no ser Harry mi padrino el sábado, eso te dará la oportunidad de estar pendiente de él. Ya sabes, no podremos observarle todo el tiempo. La estoy cagando, lo sé, pero por favor, dime que lo harás, Severus.

-Por el bien de Harry -dijo Black y parecía como si fuera a seguir también con la cantinela para convencer a Severus.

Eso es raro, pero innecesario.

Bastante. Severus levantó una mano.

-Black, por favor, no hables. Lo comprendo. -Se levantó otra vez, rezando por que le sostuvieran sus piernas-. Me niego a ser el canguro de Potter, así que vosotros dos podéis disfrutar tranquilamente de vuestra fiesta. -Se apresuró antes de que pudieran interrumpirle-. Sin embargo, lo que planeo es ser el acompañante de Potter. Y como tal, es mi responsabilidad cuidarle y asegurarme de que no se exija demasiado ya que lo más probable es que lo haga. Sólo por pedirlo, mostráis vuestra aceptación de nuestra relación y no tenéis ni idea de lo mucho que significa para Harry y, por tanto, para mí. Para Harry, nuestra futura felicidad, y por el bien de esta tregua -se volvió hacia Lupin-, será un honor estar contigo.

Lupin soltó el aliento y sonrió.

-Gracias, Severus.

Severus inclinó la cabeza.

Black estaba sonriendo otra vez.

-¿Sabes que en medio de ese discursito tuyo en vez de decir Potter le llamaste Harry?

-Sé cómo se apellida -dijo Severus con chispa-. Y hace tiempo que le diferencié de James.

-Gracias a Merlín -dijo Black, y le guiñó el ojo.

Bobo.





Severus se inclinó sobre Harry y aplicó de nuevo el hechizo en los ojos. Aquellos amados ojos pestañearon y luego encontraron la mirada de Severus. La sonrisa que había en ellos suscitó la de éste.

Una cosa tan sencilla: una sonrisa.

La sonrisa de Harry persistía mientras volvía a apoyarse en sus almohadas; la cama formaba un ángulo para poder incorporarse.

-Gracias. Eso está mucho mejor. -Sus ojos se apartaron de Severus-. ¿A dónde has ido?

Poniéndose cómodo en el borde de la cama, Severus se fundió con las mantas de Harry. No había pensado que Harry se daría cuenta de su ausencia. Había estado dormido, o eso había pensado. Además, no quería sacar el tema sobre cómo había estado cubierto con la sangre de Harry, pero tampoco quería ignorarlo. Había varios temas que discutir y Severus tenía que abordarlos cuidadosamente.

-Tu padrino me ha informado, a su manera categórica, que estaba hecho una mierda, así que volví brevemente a Hogwarts para asearme e informar al director de que seguirás viviendo… de nuevo.

El rostro de Harry se puso colorado. Severus se preguntó si era debido al comentario de Black o al hecho de que Harry había estado en una situación que justificaba el comentario “vivir de nuevo”.

-Sirius puede ser de todo menos sutil -fue la respuesta de Harry.

Así que es el chucho.

Tal vez lo mejor era empezar con otras y continuar hacia atrás, hasta su propia relación un tanto enrevesada.

Cruzándose de brazos, abordó el tema.

-¿Puedo preguntar cuál es el problema de que pospongan la boda?

Harry parecía sorprendido un momento y después se entrecerraron sus ojos.

-Así que recurrieron a ti, ¿verdad?

Severus inclinó la cabeza.

-Lo hicieron. No sólo debido a tu resistencia a su decisión sino para pedirme que sea el padrino de Lupin.

-¿De verdad? -Harry se iluminó-. Eso significa que nos están aceptando. Eso es genial.

Severus asintió, aliviado de que Harry creyera que todavía hubiera un “nosotros” para ellos, pero se negaba a que le apartaran de su propósito. Quería saber por qué se negaba a participar en la boda si su padrino cambiaba la fecha.

-Responde a la pregunta, Potter.

Harry le frunció el ceño, probablemente a causa del apellido.

-Hay varios motivos, de hecho. Al principio, cuando descubrí con qué rapidez querían casarse, me quedé sorprendido. Sirius decía que era cuestión de tiempo por la luna llena y para que se realizara antes de que Remus cambiara de idea.

Severus dio un resoplido. Él tampoco se había creído eso.

-Pensaba que eso era estúpido, pero Sirius parecía un poco preocupado. Lo que descubrí después, antes del banquete, fue que eligieron la misma fecha que el aniversario de la de mis padres. Querían homenajearles a ellos y a su amor casándose el mismo día.

Chorradas sentimentales.

Severus no lo dijo en voz alta, esperando a que Harry continuara.

-Y la verdad, trabajaron tanto para tenerlo todo preparado para esa fecha. Incluso tuvieron que perderse el banquete para ocuparse de sus preparativos.

Así que por eso tuvieron que perdérselo.

Harry debía de haber tenido un conflicto con toda la situación visto cómo se esforzaba por mantener alguna clase de conexión con sus padres. Hasta tal punto que había aceptado de buena gana la excusa de la pareja para perderse la entrega de su premio.

-¿Te importa si organizan su boda el mismo día que tus padres?

-No especialmente, es decir, nunca conocí a mis padres, pero obviamente significa bastante para ellos.

Eso debe de haber sido lo que Harry le dijo a Black.

Severus sabía que eso no era todo. Si la cuestión sentimental no le importaba, entonces, ¿cuál era el maldito problema?

-¿Qué les dijiste?

-Sólo que si significaba tanto para ellos casarse en esa fecha como para perderse la celebración de uno de mis logros, mientras estoy vivo… cambiarla ahora haría que se hubieran perdido mi banquete para nada.

Ay. Sus rasgos Slytherin salen en los momentos más extraños.

En efecto. Severus casi se sentía más culpable ahora que antes por habérselo echado en cara. Pero no mucho.

De acuerdo, así que Severus no iba a conseguir que Harry cambiara de opinión al respecto.

Suena como un argumento válido para mí, desde su punto de vista.

Demasiado cierto.

-Sí, vale. Estoy de acuerdo. -El rostro de Harry se iluminó otra vez-. Bueno, ¿cómo te sientes? ¿Te sientes lo bastante bien para asistir a esa recepción, que es en seis días?

Harry flexionó los brazos y se movió sobre la cama como si comprobara sus músculos.

-Me siento bastante bien, en realidad. Un poco dolorido, pero me sentía peor después de un partido de Quidditch.

Severus asintió, envidiando su juvenil capacidad de recuperación.

-¿Los aurores te devolvieron tu varita?

Harry hizo un gesto hacia la mesita de noche y acto seguido hacia su varita.

-Estupendo -Severus recogió la túnica a su alrededor, intentando pensar cómo abordar el próximo tema. Harry miró hacia atrás, parecía como si también quisiera hablar-. Así que parece que toda mi competencia se ha quedado por el camino.

Oh, muy revelador.

Pero Harry se rió.

-¿Ésa es tu forma de decir que tengo que elegirte por defecto?

Chaval insolente.

Pero da en el clavo. Mejor que empieces a hablar.

Severus se encontró gravemente con la mirada de Harry.

-No, ésa es mi forma de dar comienzo a una disculpa. No debí haberte disuadido anoche. Debí haber estado allí para celebrarlo contigo como deseabas.

Harry apartó la mirada.

-Nunca tuvimos una oportunidad para hablar la verdad. Debí haber ido al banquete contigo. Y estaba enfadado porque no admitiste nuestra relación ante David.

Mejor que le expliques esa pequeña metedura de pata.

Severus dio un tirón a su mano y la mirada de Harry se volvió hacia la suya.

-David Delmier es el mayor chismoso del mundo. No sólo no quería echarle leña al hervidero de chismosos, sino que, sencillamente, no me importa lo suficiente como para contarle algo personal. -Harry alzó la mirada hacia él y Severus tragó saliva. Necesitaba que Harry lo supiera-. Harry, se interpuso mi orgullo. Se suponía que estoy reconciliándome contigo y te hago daño una vez más y soy el responsable de que te hayan herido y casi asesinado… otra vez. Lo siento.

-No te culpo por esto, culpo a Grant, eh, Zabini. -La voz de Harry era dolorosamente categórica.





-No debí haberte rechazado -Severus apartó la vista hasta que sintió un roce en la mano. Las manos de Harry rodearon la suya y miró fijamente un rato sus dedos entrelazados antes de encontrarse otra vez con la mirada de Harry.

-Eso dolió pero, Severus, tenía dificultades para lidiar con lo de que siempre me rescatases. Seguía diciéndome a mí mismo que no necesitaba un guardián. Supongo que tengo que aceptar que a lo mejor sí.

Severus sacudió la cabeza.

-No necesitas un guardián, necesitas una pareja.

-¿Una a quien no le importe rescatarme? -Sus ojos eran esperanzadores.

-Una que te ame y te cuide. Rescatarte y mantenerte a salvo es una parte de todo eso.

Harry asintió.

-No me daba cuenta. No sabía que el que tuvieras que cuidarme o rescatarme todo el tiempo no significaba que fuera una carga.

CLICK.

-Oh, Harry. ¿Cómo pudiste pensar que cuidar de alguien es una carga? -Severus frunció el ceño-. No me respondas.

¿Por qué Severus no había reconocido ese hecho antes? Había visto varios indicios claros de que Harry no quería ser una carga. Porque su participación inicial en la elaboración de pociones fue una de sus primeras señales de independencia forzosa.

Después, estaba que ocultara su talento mágico hasta terminar el colegio. Severus recordaba todo lo que había oído por casualidad de la conversación de Harry con Hermione antes de que empezara su relación. Todas aquellas veces que Severus había tenido que arrastrarle para conseguir que aceptara ayuda.

Y después, una vez que empieza a depender de ti, le rechazas después de algún tiempo.

Severus le frunció el ceño a su voz interior, aunque estaba corrigiendo esa costumbre.

-Te quiero y nunca serás una carga para mí -Severus miró intensamente el rostro de Harry, intentando transmitir la seriedad y sinceridad de su declaración.

Harry asintió, con expresión igual de seria.

-Eso lo sé ahora.

-Y tienes que aceptar que eres Harry Potter. No puedes ser normal.

El agarre de Harry se tensó.

-¿Y tú puedes aceptar eso? ¿Que soy Harry Potter? ¿Que nada en mi vida será nunca normal?

Severus chasqueó la lengua.

-He estado haciéndolo durante ocho años, idiota. La vida sería muy aburrida si no estuviera corriendo detrás de ti, salvando tu… muy tentador culo.

Ahí está ese rubor encantador.

A pesar del rubor, Harry no había terminado.

-¿Y el escrutinio público? ¿Podrás, aceptarás eso como parte de lo nuestro? Quiero decir, sabes que yo también lo odio, no es algo que aliente, pero será frecuente en nuestras vidas, siempre.

Nada de eso era nuevo para Severus, pero esta vez estaba preparado para hacerle frente.

-Creo que podemos lidiar con eso juntos.

La sonrisa de Harry se volvió pícara.

-¿Y no compartiremos más nuestros juguetes?

¿Esa era su forma de exigir exclusividad?

Pero Severus podía ver el temor en sus ojos.

-Eres el único a quien deseo, Harry. Me comprometeré contigo en un santiamén.

-Te amo, Severus. Yo también te quiero sólo a ti.

Severus se inclinó sobre él. Harry alzó la cabeza para encontrarse con él y sus bocas se unieron. Severus cerró los ojos, disfrutando de la sensación de los labios de Harry y del sabor de su boca mientras sus lenguas, unidas, se rozaban.

La chispa que siempre le enviaba el deseo fluía a través de Severus y se retiró antes de que le obligara a hacer algo más que besar a Harry.

Probablemente el hospital desaprueba que se moleste a los pacientes cuando están en las camas.

Una lástima, la verdad, porque Severus podría imaginarse haciendo eso.





-Hola, señor Potter.

Harry enfocó la vista sobre la mujer que estaba sentada en la silla de los visitantes, al lado de la cama. Severus había tenido hoy que dar clases, pero había prometido volver después y unirse a Harry para cenar. La medibruja había dicho que podría irse a casa esa noche o mañana por la mañana.

Con un gesto con la mano, inclinó la cama mientras forcejeaba por incorporarse. Pasó un segundo rápido hasta que Harry comprendió su importancia. Miró fijamente su mano.

Ha vuelto tu magia.

La emoción ascendió en él como la espuma. Quería salir de la cama de un salto y hacer magia. Incluso sin sujetar su varita, el poder zumbaba en su interior, llenándole de plenitud. Sus piernas no cooperaron, a pesar de que intentaba maniobrar con ellas fuera de las mantas y frunció el ceño.

Saltar está descartado.

Ignorando su voz interior, Harry decidió concentrarse en la magia. Renunció a salir de la cama y tendió la mano, convocando un vaso desde la bandeja que estaba al lado de la misma. Flotó hacia él con un control perfecto. Un burbujeo de risas salió de su pecho. Se tomó un sorbo de agua e devolvió el vaso. Recorrió con la vista la habitación, buscando algo más con lo que hacer magia, y se encontró con la mirada de la mujer. Le ardió la cara al ser pillado actuando de una manera tan ridícula.

Tu magia ha desaparecido durante meses. ¡Eso no es ridículo!

Harry odiaba de veras su voz interior. Examinó a la mujer. Su túnica oscura estaba colocaba de forma profesional a su alrededor, en pliegues pulcramente planchados, y su postura era recta y casi intimidante, pero su cara y gafas redondas le parecían familiares.

-Eh, hola -dijo-. La conozco, ¿verdad?

Si había notado sus “tonterías”, no las mencionó.

-No lo parece.

-Usted me suena. -Ella sonrió de forma serena o a lo mejor de forma indulgente. Fuera cual fuera, Harry reconoció la expresión-. De acuerdo, sí, es la psiquiatra.

-Vera Valentinian -le dijo-, y soy una sanadora mental.

Harry no pudo evitar sonreír.

-No estoy loco.

-Lo sé, señor Potter, pero ha pasado por otro episodio estresante. La mayoría de la gente se siente mejor cuando habla de ello.

Perfecto.

Se pasó una mano por el pelo. Quería jugar con su magia. Quería decírselo a Severus, al mundo, que era un mago de nuevo.

-Mire, sanadora Valentinian. Una u otra persona ha estado intentando matarme desde que tenía once años, sin contar con la ocasión en que tenía un año, así que esto es de lo más normal para mí.

-¿Normal? -Se subió las gafas por la nariz-. ¿Eso no le molesta?

La pregunta le incomodó y tragó saliva.

-Sí, durante mucho tiempo. Toda mi vida he estado intentando recuperar la normalidad de mi vida, intentando ser como todos los demás, pero nunca ha sucedido. Severus dice cuando acepte que nada en mi vida nunca será normal, será posible que pueda ser feliz.

-¿Severus? ¿El profesor Snape? -Ante el asentimiento de Harry, preguntó-: ¿Y usted ha aceptado eso?

Harry hizo una mueca.

-Estoy trabajando en eso.

-Encomiable. Pero ese tipo de traición debe de haber sido especialmente dolorosa.

Había dicho la palabra correcta. Apartó la mirada. Le había dolido.

-¿Quiere decir tener un amigo que resulta ser un enemigo que quiere vengarse de ti impulsado por el pasado?

-Por lo que me he enterado, en realidad usted se ganó su afecto y decidió renunciar a su venganza.

Harry no pudo evitar que su cinismo empeorara.

-Claro, eso estuvo muchísimo mejor. Se convirtió en un acosador loco de amor. Y cuando le dije que amaba a otro, decidió matarme de todas formas.

Ella ignoró su sarcasmo.

-¿Y cómo te hizo sentir eso?

Realmente Harry no quería hablar de eso, pero si eso podía lograr que se sintiera mejor… Decidió intentarlo.

-Al principio no podía creérmelo. Después estaba furioso, y después, todo lo que pude pensar fue que no conseguiría decirle a Severus que aún le amaba.

-¿Y cómo se siente al haberlo matado?

Eso le confundió.

-Yo no le maté. Lo hizo la pantera.

-Pero la pantera es una parte de usted.

-Pero fue un cambio inconsciente. No provoqué el cambio como hice con Voldemort. Cuando me sentí amenazado, el gato se reveló.

Valentinian inclinó la cabeza.

-¿Mató al Señor Tenebroso de la misma forma?

Harry se mordió el labio. Seguía olvidándose de lo que sabía todo el mundo.

-Sí.

Aunque Valentinian asentía, su expresión se parecía mucho a la de Hermione cuando estaba a punto de demostrarle que ella estaba en lo cierto.

-Así que fue una circunstancia familiar. Esa familiaridad podría haber provocado el cambio y que su subconsciente utilizase el felino como un arma.

Harry no estaba seguro de que le gustara esa teoría en particular.

-Tal vez. Pero fue en defensa propia. No me fui con Grant con la idea de matarle.

-No, no. No malinterprete mis palabras. Quise decir que la magia respondió a su necesidad y, ya que su magia era incontrolable, se manifestó de una manera que tuvo éxito antes.

Un concepto interesante.

Harry pestañeó, asimilando la posibilidad.

-Su magia parece estar mejor ahora.

Alzó la vista, sorprendido por el cambio de tema.

-Sí, aunque había estado mejorando. El sanador me dijo que es probable que el estrés extra que ha sufrido mi cuerpo dificultara su reaparición, una vez más, no hay nada normal para mí. -Con una sonrisa, agitó la mano y las luces se atenuaron y después se hicieron más brillantes.

-Esos sanadores tampoco saben la verdadera causa de su mal mágico, ¿correcto?

-No lo creo -No podía recordar que le hubiera mencionado a nadie su condición previa.

-Le pediré al sanador Cato que se pase y se encargue de su magia.

-¿Cree que es necesario?

Sonrió.

-No le hará daño y puede que tenga una explicación mejor.

-De acuerdo.

-Respecto al señor Zabini…

-No lamento haberle matado. -Que le condenaran a Harry si se permitía a sí mismo pedir disculpas por ser la víctima-. Si es eso lo que quería decir. O sea, estaba intentando matarme. Sin embargo, lamento haber perdido a mi amigo Grant.

-¿Entiende que ellos son la misma persona?

-Sí. -Apartó la vista, la imagen de la cara familiar y simpática de Grant transformándose en la de Zabini se repitió en su mente-. La guerra jodió a mucha gente.

-¿Qué le hace decir eso?

Casi le recordaba a Dumbledore con todas esas preguntas.

-Bueno… si no hubiera habido guerra, entonces, tal vez las casas del colegio no habrían estado tan…

-Segregadas -le sugirió.

-Supongo. Creo que podría haber sido amigo de Blaise… no enemigo por lo menos, y él no habría estado tan desquiciado por su padre y tal vez…

-Ésos son muchos tal vez.

Harry se sobresaltó. No se había dado cuenta de que había estado razonando en voz alta.

-Sí, pero lo que quería decir era que si Blaise se parecía a Grant, entonces, podríamos haber sido amigos.

-¿Quien sólo se acercaba a ti para hacerte daño?

¿Estaba intentando hacer que se enfadara? El recordatorio le dolía más de lo que quería admitir.

-Sí, pero no me convenció tanto como yo, que le hice cambiar su opinión sobre mí. -Harry no sabía si estaba discutiendo con ella o consigo mismo.

-Cierto.

Con tristeza, sacudió la cabeza.

-Pero no importa. Se ha convertido en otra baja de la guerra.

-Ah, ¿de manera que así es cómo lo justifica?

¿Justificar? Harry pestañeó.

-¿No son así las cosas?

-Desde su punto de vista, sí, podría decir que estaba relacionado directamente con la influencia del Señor Tenebroso.

¿Tampoco se acordaba de con quién estaba hablando? La ira de Harry amenazaba con estallar.

-Nadie estaba más involucrado en la lucha contra Voldemort que yo, sanadora Valentinian. Ésa es la única forma en que puedo verlo.

Asintió como si hubiera tomado una decisión y se puso de pie.

-Gracias por verme, señor Potter. -Le entregó un trozo de pergamino-. Aquí está mi tarjeta en caso de que alguna vez quiera hablar de nuevo.

¿Le creía? La ira de Harry desapareció. Bajó la mirada hacia la información de contacto inscrita en el papel y volvió a mirar a la facultativa.

-Y buena suerte con su profesor.

-Sanadora Valentinian. -Se dio la vuelta desde la puerta y Harry le sonrió-. Gracias por venir. Me siento mejor.

Le devolvió la sonrisa.

-Me alegro.





Cuando Severus volvió para cenar, Harry era un manojo de nervios. Con orgullo, levitó objetos por la habitación e hizo parpadear las luces, todo sin varita. Severus ocultó su sorpresa y alzó las cejas.

-Tu magia parece estar bajo tu control otra vez.

Era como si Severus estuviera comentando el tiempo, en vez de algo tan monumental como que hubiera vuelto su magia.

-El doctor Cato se pasó y me hizo pruebas. Piensa que el traumatismo que puso en marcha mi último cambio animago, aunque inconsciente, fue también una manifestación física del verdadero propósito y reajustó el foco de control de mi magia -frunció el ceño-. O algo así.

Suena a tonterías médicas que se dicen cuando en realidad no saben qué demonios ha ocurrido.

-¿Eso es normal? -preguntó Severus, ignorando a su voz interior.

Harry se encogió de hombros y levantó el brazo para rodear el cuello de Severus.

-¿A quién le importa? -La magia flotaba por la habitación y Severus se sentía como si la hubiera conjurado-. Ha vuelto mi magia y no soy precisamente normal, de todas maneras.

Severus no se molestó en quitar los brazos que lo rodeaban.

-¿Y nos sentimos bien con eso?

Una pequeña sonrisa iluminó el rostro de Harry.

-Estoy bien si lo estás tú.

-¿Y?

Harry suspiró, esfumándose su sonrisa.

-Severus, ¿vas a besarme o qué?

Aún es adicto a tus besos.

Desde luego Severus no iba a negarse a semejante petición. Bajó la cabeza y capturó la boca de Harry con la suya.





-Bueno, señor Potter, podemos darle el alta si tiene a alguien que le lleve a casa.

Severus se puso de pie. Habían tenido una cena tranquila y la medibruja había entrado con instrucciones.

-Yo le llevaré a casa.

La enfermera le frunció el ceño.

-Me temo que sólo un miembro de la familia puede…

-Mujer, use su cerebro y recuerde de quién estamos hablando. Consulte su memoria y vea si el nombre Voldemort sale a escena.

La enfermera dio un grito ahogado ante el nombre.

-Los únicos familiares vivos del señor Potter son muggles, con quienes ya no se relaciona. -Severus se envolvió con la túnica mientras se cruzaba de brazos-. Como su amante, yo le llevaré a casa.

Harry jadeó.

Severus se volvió hacia él.

-¿Estás en desacuerdo con eso?

-Eh… no -Harry parecía confundido pero poco dispuesto a decir algo que pudiera interferir con la posibilidad de irse a casa.

-Estupendo. -Dirigiéndose a la enfermera, continuó Severus-: Así que presente los pergaminos del alta y los firmaré.

Su petición hizo que la cara de la bruja se convirtiera en una parodia del rojo Weasley, y se cruzó de brazos.

-Esto es sumamente irregular.

-Irregular o no, eso…

La puerta se abrió de golpe y Albus entró tranquilamente en la habitación.

-Ah, todavía estáis aquí. Tenía la esperanza de veros.

-Profesor Dumbledore -dijo la enfermera-. Siempre es un placer.

Severus aprovechó la oportunidad.

-Parece haber un poco de… resistencia a darle el alta al señor Potter si está a mi cargo.

Si crees que el director puede ayudar de verdad...

Severus contaba con eso.

-Pensaba que podría haberla. -Dumbledore se volvió hacia la enfermera, brillante y rebosante de alegría-. Yo responderé por el profesor Snape. El bienestar del señor Potter es su más alta prioridad y, respecto a sus responsabilidades docentes, le ha sido concedido todo el tiempo libre necesario para acompañar y cuidar al señor Potter.

La enfermera revolvió en sus documentos.

-Ya veo. Siendo ése el caso, estoy segura de que podemos agilizar los trámites.

-Muy bien -el anciano sonrió a Harry-. Es estupendo verte levantado, mi muchacho. Tengo muchas ganas de tenerte de visita otra vez.

-Sí, señor -Harry estaba mirando repetidamente a Albus y a la enfermera.

-Estuviste en Ravenclaw, creo -dijo Albus.

-Vaya, sí. -El color subió otra vez por las mejillas de la mujer.

Severus le arrebató el pergamino e, inclinándose sobre la bandeja plegable de Harry, lo firmó con rapidez y lo empujó hacia la aturullada enfermera. Dumbledore cogió con delicadeza el brazo de la mujer.

-Ven, nos aseguraremos de que esos documentos estén finiquitados. -Albus la acompañó hacia la puerta-. ¿Cuándo se presentará al examen de medibruja? -Echando una ojeada hacia atrás, le guiñó el ojo a Severus.

Mientras la puerta se cerraba detrás de ellos, Harry levantó la mirada hacia Severus.

-¿Cómo hace eso?

-¿El qué? ¿Entrar majestuosamente en el momento adecuado para resolverlo todo?

Una sonrisa boba dividió la cara de Harry.

-Sí, eso.

-Sólo Merlín lo sabe. He renunciado a averiguarlo. -Severus sacó del armario un fardo de ropa que Dobby había rescatado para Harry y se lo arrojó-. Vístete antes de que cambien de opinión.





Harry atravesó la red Flu sujetándose con fuerza a Severus de forma que las protecciones dejaran entrar a su amante. El mero pensamiento de que Severus le admitiera aún le enviaba un estremecimiento por su cuerpo. Una vez dentro, Severus lo puso cómodo en el sofá. Harry había supuesto que le obligaría a meterse directamente en la cama así que se quedó sentado en silencio esperando a lo que tuviera Severus en mente.

-Ahora que tu magia ha vuelto a tu control, por favor abre las protecciones -dijo Severus.

Después de meses de ser incapaz de usar su magia, Harry sacó de buena gana su varita y abrió las protecciones. Como si sintiera la magia, Dobby entró con un pop, dando la bienvenida a Harry con júbilo y deshaciéndose en disculpas.

-El señor Potter está bien, Dobby. Por favor déjanos solos un momento, ¿vale?

-Por supuesto, profesor, señor. Dobby se va. Dobby es tan feliz de tener a los amos de vuelta.

¿Los amos?

A Harry no le importaba. La expresión seria de Severus sí le preocupaba.

Severus se sentó a su lado y le cogió las manos mientras Dobby desaparecía.

-Harry, sé que has estado disfrutando de tu independencia y no te sugeriría siquiera esto si no estuviera preocupado por tu bienestar.

Harry no podía imaginar siquiera a dónde quería llegar Severus.

-¿Sugerir el qué?

-Como mencionó el director, estoy a cargo de tu cuidado esta semana hasta que el sanador decida que puedes volver a la actividad normal.

-Le oí -refunfuñó Harry.

Severus le levantó la cara con un ligero roce de sus dedos.

-Recuerda, NO eres una carga.

Harry se encontró con su mirada y las cejas de Severus se alzaron.

-Oh, vale. -Sonrió.

-Tu cuidado puede continuar aquí o en Hogwarts.

Severus apartó la mano y Harry soltó el aliento. Le había gustado bastante el contacto.

-Preferiría estar aquí.

-Eso pensaba. Sin embargo, no puedo dejar tus protecciones desactivadas para que pueda viajar todos los días.

No, no dejaría sus protecciones desactivadas.

Parte 2

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