Nov 20, 2010 01:27
17. Equipaje
Después del reparto de habitaciones Jun sujetó a YoSeob de la mano y caminó con él hasta su estúpido nidito de amor entre sonrisas, supongo que le daba igual que yo tuviera que dormir con ellos y que fuera tarde. Miré casi con desesperación a mí alrededor, pero los demás sonreían alegres sin darle importancia a lo que yo veía como un gran problema. DongWoon se reía de algo con DooJoon, y Aj se despedía de nosotros con un leve gesto de cabeza para irse a dormir.
Observé con detenimiento mi equipaje. La mochila que llevaba estaba ligeramente abultada por la comida que llevaba dentro, así que me acerqué a ella y saqué una bolsa de Lacasitos. Mientras comía despacio me debatía entre la idea de llegar a la habitación y partirles la cara a ambos o la de sólo partírsela a YoSeob; pero la voz del líder me devolvió a la realidad.
- ¿Eh? -Le miré sin entender.- ¿Has dicho algo?
- Decía… -Suspiró desesperado- que nos dieras las buenas noches. Nos vamos a dormir ya.
- Ah… Buenas… buenas noches. -Forcé una sonrisa que obviamente no se tragaron. DooJoon no dijo nada más y se marchó, pero el maknae me sonrió con tristeza.
- No te enfades, hyung… YoSeob te pedirá disculpas por gritarte… -Y caminó hasta su habitación sin más que añadir.
Como si lo que me importara a mí fuera que YoSeob no se disculpara… Odiaba estar ahí solo, comiendo estúpidas chucherías que de seguro me picarían los dientes. Yo quería… yo le quería a él. Quería que Jun me cogiera de la mano y me sonriera como hacía a su novio. Quería sentirme querido y amado en todo momento, quería no tener que ocultarme entre las sombras de la noche.
Decidí levantarme y coger mi equipaje para llevarlo a la habitación. Ya estaba harto de dejarle el camino libre a esos dos, no tenía por qué aguantar aquello, tanta ñoñería y carantoña por su parte. Me quedé un instante frente a la puerta, agudizando el oído, quizá para no llevarme sorpresas. Todo se mantenía en completo silencio. Abrí despacio, y entre la penumbra, con la luz que entraba por la puerta distinguí a dos cuerpos desnudos sobre la cama, tapados levemente por la sábana.
No negaré que me impactó muchísimo la imagen. YoSeob sobre su cuerpo… sobre el cuerpo bien formado y delineado de Jun… Sobre sus fuertes brazos y su vigoroso… Sobre él.
Solté lo que llevaba en las manos haciendo un gran estruendo. Noté las sábanas moverse y mis mejillas arder; comprendí que debía irme de allí al instante. Di la vuelta sobre mis zapatos y, sin coger si quiera una chaqueta, salí fuera de la cabaña.
No había apenas luz, pero eso me daba igual, pude distinguir bien el árbol que había frente a mí para golpearlo con el puño. Yo no solía enfadarme de esa manera, ni ser tan pasional. Yo era tranquilo, sosegado, no perdía los nervios… Pero la situación comenzó a superarme. Empecé a sentirme como un niño, un niño enrabietado porque le niegan lo que tanto pide. Me enfadé conmigo mismo y volví a golpear el árbol.
- ¿Vas a dedicarte al boxeo? -La voz del propio YoSeob me sorprendió tanto como enfadó.
- A lo mejor… -Evité mirarle; no iba a dejar que me viera llorando… ni por él ni por nadie.
- ¿Sabes...? Llevo varias semanas analizando a Jun… Y sé que tiene defectos… pero amarle significa quererle con esos defectos, me gusten o no. -Se fue acercando a mi espalda hasta que me sujetó de un brazo y me dio la vuelta. Su expresión no cambió al notar que había llorado.- Nada me haría dudar de él…
- … -Tragué saliva intentando calmar mi ira.
- Salvo una cosa… tú. -Le miré algo trastornado, sin saber que me quería decir.- Tú siempre serás su mejor amigo, el que está ahí siempre que necesite un hombro para llorar o reír… Tú siempre serás su ideal… con el que se encuentra bien en cualquier situación. Eres su equilibrio.
- El equilibrio no basta.
- Lo digo en serio. -Su mirada se estaba tornando tan seria que daba miedo.- He tenido que abandonar mi lado competitivo, y créeme… era grande. Al fin y al cabo, no puedo tener celos de ti el resto de mi vida. Pertenecemos al mismo grupo. Vivimos en la misma casa… pero hay una respuesta. -Noté como su mandíbula se apretaba; algo parecido al enfado.- Tú ganas.
- … ¿qué…? -Empecé a pensar que se había vuelto loco.
- A ti te tiene en un pedestal… -sonrió de una manera extraña, como si estuviera igual o más enfadado que yo- y a mí en sus brazos. Para él sólo serás una estúpida balanza. Asúmelo.
No dijo nada más. Yo no pude contestarle y él no dijo nada más. Suspiró enfadado y se marchó por donde había venido. Empecé a notar como un nudo en la garganta, como si una cuerda atara mis entrañas y estuviera apretando cada vez más fuerte. Decidí que ya era hora de tirar mi coraza y romper a llorar en aquel frío y oscuro lugar.
junseung