Fandom: Original.
Palabras: 324
N/A: Escrito para
menteoriginal. No tenía pensado nada, así que ha salido lo que ha salido. Se podría decir que esto no es un original suelto, que tiene cierta historia, pero sólo en mi cabeza y ni siquiera sé si algún día lo escribiré. Tampoco importa demasiado.
Creía que el amor estaba sobrevalorado. A cualquier edad, en cualquier época, en la China, en Francia o en cualquier otro sitio; estaba sobrevalorado. Si dejabas el trabajo porque estabas harto de él, eras un imbécil; si te suicidabas, un cobarde. Pero si todo eso lo hacías por amor, algunos iban a llamarte héroe. El amor lo hacia todo válido, aceptable e incluso loable.
A ella, en cambio, todo aquello le parecía una sarta de estupideces.
Las confesiones de amor eterno le producían vergüenza ajena, el matrimonio le parecía un gasto inútil de recursos, y aprender a decir “te quiero” en todos los idiomas una perdida de tiempo, igual que dibujar corazones en los árboles, en las mesas, en las paredes y en las puertas de los baños públicos. No lo necesitaba, porque al pasar los años y vivirlo tantas veces, ya fuera en primera o tercera persona, todas aquellas muestras de amor se habían convertido en un sinsentido, y el famoso y esperado “te quiero” ya no era más que dos palabras vacías.
Tal vez no se había enamorado nunca y su visión se veía alterada por ello; o estaba enamorada de todo el mundo y estaba dolida porque no todo el mundo estaba enamorado de ella. Tal vez era una persona demasiado inmadura como para comprender la magnitud del amor; o demasiado madura como para dejarse llevar por algo pasajero e irracional. Había un sin fin de posibles explicaciones que no se molestaba en explorar porque no le interesaban.
Le gustaba vivir, jugar a tentar, pecar, divertirse y volver a vivir, y para hacerlo no necesitaba amar, no necesitaba mentir a alguien y decirle que iba a estar eternamente ahí, que lo dejaría todo con tal de poder estar juntos, y que si no lo lograban su existencia iba a dejar de tener sentido. Su vida iba a ser corta, y no tenía tiempo para perderse en idealismos y formalidades como aquellas.