[Tabla Amorosa] #1:Abrazo; #2:Beso; #3: Roce. [CoreaxChina]

Nov 07, 2009 19:01

¡Al fin! Logré hacer tres de los cinco prompts de la súper tabla DD:

Bien, empezemos.

Autor: Yo ~
Claim: Corea/China
Tabla: Amorosa
Prompt: #1: Abrazo
Rating: PG
Advertencias: Ninguna ~
Resumen: "Quizás el día los abrazos gratis no eran tan malos después de todo"
Notas: Lo de abrazos gratis (프리 허그 "Peuri Heogu") es una tradición mundial donde muchos salen con carteles donde dice "Abrazos gratis" a repartir abrazos a la gente. Yo la conocí gracias a un MV del grupo surcoreano "Super Junior".

- ¡Abrazos gratis, da-ze!

Con sonrisa en los labios, ojos brillantes y un cartelito de papél pegado en su pecho con la inscripción en hangul “Peuri heogeu”*, YongSoo abría energéticamente las puertas de la enorme sala de conferencias logrando que todo el mundo, literalmente, se sobresaltara.

- ¿YongSoo, aru? - La cara de Wang Yao era un poema. Otra vez su hermanito menor estaba con la conocida y atípica tradición de los “abrazos gratis”, cosa que originó en él según sus propias palabras y su misma ideología corriente y poco original.

- ¡China! ¿Ese no es tu hermano menor? - La voz severa y profunda de Alemania resaltó por todo el lugar haciendo eco en las paredes, asustando el doble a todos. Yao pegó un saltito y se volteó. - ¿Otra vez con eso?

El asiático estaba por abrir la boca cuando observó a lo lejos como el menor se enredaba de forma obtusa a la espalda del alemán, pero a su vez añadiéndole mucha fuerza.

- ¡Abrazo gratis para Alemania! - Rió mientras se separaba y lo dejaba con una tonalidad azul en el rostro para luego salir corriendo a buscar a su próxima víctima.

Yao decidió que lo más factible sería alejarse de Ludwig antes de que reaccionara y tuviese que pagar por los daños causados por aquel hiperactivo muchachito, quién ahora abrazaba con ambos brazos a los dos hermanos italianos, Veneziano y Romano. El primero ni se quejaba; solo sonreía y soltaba un delicado “Ve~”. Bastante contrario a su hermano gemelo mayor quién, bajo groserías y amenazas de muerte al joven coreano, intentaba soltarse del agarre.

- ¡¡Suéltame, niñito bastardo!! - Masculló moviéndose frenéticamente para ver si el jovencito lo soltaba, cosa que parecía no funcionar.- ¡Antonio! ¡Ven y ayúdame, bastardo!

Pero a los pocos segundos, Corea se separaba de los dos italianos y abrazaba al español con quizás más fuerza que a los demás… pero este simplemente reía como si le hubiesen contado un muy buen chiste.

- ¡No es tan malo, Lovi! - Rió con euforia a su vez que adquiría una ligera tonalidad azul. - ¡El secreto está en disfrutarlo! ¿Verdad?

Prusia alzó una mano.

- ¡Soy demasiado genial para ser abrazado! - Se cruzó de brazos a su vez. - Pero… Si eso de “Abrazos gratis” es genial.. ¡Entonces debo ser abrazado!

YongSoo no tardó ni dos segundos en correr y lanzarsele encima al prusiano bajo la mirada celosa de Austria.

Yao no pudo evitar sentirse un tanto abochornado por la actitud infantil y loca del menor. Sintió las miradas de los demás países posarse sobre él, como si lo estuviesen acuchillando por la espalda de forma bastante cruel. (Y supo que si las miradas mataran… ¿Quién sabría dónde él estaría ahora?)

Suspiró y decidió retirarse de allí contando hasta diez mentalmente, aunque para ese momento, el coreano había abrazado ya a medio mundo.

--

La reunión había terminado hacía alrededor de media hora y Yao se encontraba observando el sol ocultarse en las escaleras traseras del edificio. La interesante idea de esconderse allí surgió cuando oyó a Inglaterra decir algo sobre “maldecirlo de por vida” y a Austria recriminar que “Si dejaba que Corea abrazara a Prusia sin su concentimiento, le clavaría su piano sobre la cabeza”.

Suspiró extenuado y supo que tendría que regresar a su casa a darle algún discurso a Soo por sus comportamientos tan extremadamente infantiles (Aunque sabía perfectamente que no surtirían efecto), aunque cuando se estaba por poner de pie, una vocesita chillona penetró en sus oídos.

- ¡Aniki, te estaba buscando por todos lados!

Corea apareció detrás suyo con un deje aparente de preocupación y el cartelito aún pegado en su ropa.

- Tú y yo tenemos que hablar, aru. - El tono serio en su voz logró hacer que YongSoo tragara saliva. Y la seriedad añadida a Yao era una ecuación que daba muy malos resultados. - Corea… ¿Se puede saber por qué…?

Pero a los pocos segundos sintió la peculiar fragancia coreana impregnar en sus sentidos cuando este se lanzó hacia él en un eufórico y afectuoso abrazo. No uno como les había otorgado a las demás naciones, si no uno más… ¿Sentimental?... no, esa no era la palabra… ¿Dulce? ¡No! Esa tampoco…

- Aniki… Si pensaste que no te iba a dar tu abrazo gratis… ¡Estabas equivocado! - Le susurró al oído con una tonalidad graciosa. - Lo mejor siempre viene al último… solo dedicado para ti.

Ni siquiera lo supo, pero a los pocos segundos olvidó por completo lo que iba a decir y se vio correspondiendole el abrazo con lentitud y parsimonia, hundiendo su rostro en su hombro.

Quizás el día de los abrazos gratis no era tan malo después de todo.

Autor: Yo ~
Claim: Corea/China
Tabla: Amorosa
Prompt: #2: Beso
Rating: NC-17
Advertencias: Todas las habidas y por haber. Sexo un tanto explícito.
Resumen: "Corea, eso duele, aru"
Notas: -

No quería respirar siquiera.

Le habían comentado que dolía; que dolía muchísimo. Yao lo presentía, algo dentro suyo se lo decía a gritos, advirtiendole los riesgos que correría.

¿Por qué… no lo pensó antes?

Pero sin embargo allí estaba, con el dolor a flor de piel vibrando por sus venas como el discordado sonido sin práctica aparente en las finas cuerdas de un yuan-hsien, con los ojos cruelmente cerrados como los de un niño apunto de ser regañado por alguna travesura, empapados en lágrimas reveladoras de aquella amarga sensación, mordiéndose los labios creyendo que con el dolor sufrido en ellos olvidaría aquel que estaba sintiendo en ese preciso instante.

Pero a comparación, era aún peor.

Aferró sus manos aún más a la espalda de su “amante”, aquel surcoreano de mirada juguetona y graciosa que ahora, bajo una fina capa de sudor, desenvuelto de su atípica vestimenta tradicional, se encontraba insertándose lentamente en el interior de su “hermano mayor”, cerrando los ojos a su vez para no ver la expresión de dolor dibujada improlijamente en sus finas facciones.

- C-Corea… Eso duele, aru… - Murmuró con la voz quebrada el mayor. Sentía como su interior se partía lentamente por dentro de forma cruel y dolorosa, como si en verdad estuviese sucediendo. Sus uñas se enterraban más en la blanca piel del menor, dejándole marcas rojas a su vez.

Pero a YongSoo ni le importó.

Abrió sus ojos y allí estaba, con su mirada oscura empapada en lágrimas cristalinas, su labio inferior enrojecido de tanto morderselo con la sangre agolpada en él, el sudor cubriendo su piel de forma llamativa… demasiado llamativa.

Oh, por Buda… ¿Acaso era masoquista? ¿En qué estaba pensando?

Su debate entre la razón y el pensamiento no tuvo cabida cuando sus labios presionaron fuertemente contra los del asiático mayor.

Reemplazó los dientes del mayor por sus propios labios. Húmedos y suaves.

Y lo besó. Lo besó como nunca, como si su vida dependiese de ello. Coló su lengua en su boca de forma vehemente; salvaje; apasionada. Saboreó cada rincón de ella, como si quisiera grabar el dulce sabor de su hermano en su sentido para no olvidarlo jamás.

China, en su momento de impacto y sorpresa, no dudó ni una fracción de segundo en corresponder al ardiente gesto del que ahora era víctima, enredando su lengua con la del otro, como si ambas desearan bailar una danza frenética que no quisiera terminar jamás, la una con la otra, volviéndose una en el proceso.

El aire faltaba y el ambiente se caldeaba más, pero aún así, los deseos de detenerse no hacían aparición intensional.

Sus manos abandonaron la espalda ajena y ahora se clavaban en el oscuro cabello castaño, pegando más sus bocas y a su vez, pegando más sus cuerpos, dejando al coreano pegado sobre él, pecho con pecho, rostro con rostro, nariz con nariz.

Suspiros, jadeos, pequeños gemidos… una maravillosa sinfonía alquitarando placer, deseo y el más profundo y dulce de los sentimientos inundó la oscura habitación en segundos, cuando al final, por inercia y ya urgente necesidad de oxígeno, lograron separarse.

Corea se separó lentamente, dando una última lamida a los labios de China, con dulzura, con simpleza.

- Aniki... - Su voz se oía calma. Dulce. Pacífica. - Te amo…

Sintiendose extraño al oir esas profundas palabras de aquel muchachito al cual había educado de pequeño, que siempre se escapaba de los baños cuando él lo llamaba, dormía en cuestión de segundos cuando él le tocaba una suave melodía con su sheng* y se acurrucaba a su lado en las fatales noches de invierno, no pudo evitar sonreir y abrazarse a sus hombro. Tampoco pudo evitar sentir como su corazón latía a mil por hora, para luego formar una pequeña sonrisa con sus labios mojados.

El dolor, como por arte de magia, desaparecía lentamente. Como una tormenta cruel sacudida por la gloriosa aparición del sol.

- Yo también, aru…

Y no pudo evitar robarle un segundo beso. Esta vez simplemente un suave contacto de labios para luego sonreir, cosa que el otro correspondió cuando recordó que aún seguía en su interior y debía hacer algo al respecto para que ambos terminaran el uno al lado del otro exhaustos, cubiertos de sudor, respirando entrecortadamente susurrándose palabras dulces al oído.

Yao simplemente le dio permiso invitándolo a besarlo fervientemente otra vez, cosa que el coreano aceptó en segundos mientras empezaba a moverse con lentitud.

Y en ese momento supo que aquel dolor extravagante y perturbador que lo sacudía por dentro se consumía en la llama de aquel pasional beso, convirtiendolo en cenizas.

Era impresionante lo que los besos lograban a veces.

Autor: Yo ~
Claim: Corea/China
Tabla: Amorosa
Prompt: #3: Roce
Rating: NC-13
Advertencias: No le veo ninguna... Pero aún así NC-13 por insinuaciones.
Resumen: "No tenía palabras para describir lo maravilloso que eso se sentía"
Notas: -

Bastaba solo de ese modo para hacerlo volver loco.

Cerró suavemente sus ojos cuando sintió su cabello caer sobre sus hombros de forma graciosa, golpeando suavemente su espalda en el proceso.

Dos manos se posaron a cada costado de su rostro a su vez que sintió como un par de labios tersos rozaban los suyos de forma ténue, apacible, agradable.

Pero no era nada intenso; era tan solo un simple roce en el cual todos los sentidos del mayor se despertaron instantáneamente. No tenía palabras ni en su idioma, ni en el de él, ni en el de cualquier otro para describir lo maravilloso que se sentía eso. Algo que jamás sintió con nadie. Ni con Japón en aquellos agradables y a su vez dolorosos tiempos de angustia. Ni siquiera con Rusia en su tiempo de alianza donde la indiferencia reinó como la oscuridad en los ojos impetérritos del ruso.

Suspiró cuando recordó eso, en los labios del otro.

Entreabrió sus ojos y obervó al coreano entretenido en su labor, ojos cerrados con tranquilidad, mejillas teñidas de suave carmesí, labios entreabiertos rozando suavemente los suyos en un toque desesperante que lograba hacerlo enloquecer.

Esa sensación era… definitivamente agradable. Inédita en su memoria.

El menor dejó actuar sus manos comenzando a aflojar su agarre y alejándose de él, dejándolo totalmente necesitado de más.

Porque quería más. Deseaba más.

Frunció el entrecejo en forma de reclamo, pero no podía hacer nada para que ese fuerte rojo tiñiendo sus mejillas desapareciera.

- Aiyah, Corea… ¿Por qué te detienes ahora?

Corea sonrió suavemente y rozó con sus manos su mejilla, sin siquiera a llegar a acariciarlo. No. Solo lo rozaba con toda la dulzura del mundo a su vez que con el pulgar de su otra mano, con ligereza y parsimonia, acariciaba su labio inferior.

Él lo conocía más que a nada en el mundo, y, por ende, sabía que con un simple roce de labios y piel, Yao se sentiría en el cielo.

Y supo que no se equivocó en lo absoluto cuando, por una fracción de segundos en las que abrió sus ojos, pudo observarlo cerrar sus ojos, con la prueba de que lo disfrutaba dibujada en su rostro.

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