Harrython 2011: reto 02
Título: El mejor padre.
Reto: Reto 02.
Pairing: Harry Potter, Albus Severus, Lily Luna y James Sirius. Harry/Ginny implícito.
Rating: PG.
Género: Gen.
Disclaimer: Nada es mío, todo es de Harry Rowling.
Harry sonrió resignado y se giró hacia sus hijos, que lo miraban expectantes.
-Está bien, iremos a Florean Fortescue por un helado, pero si por alguna razón su madre llega a enterarse de que les estoy dando dulces antes de la cena, va a matarme, así que ni una palabra, ¿entendido? -los niños, por supuesto, asintieron repetidamente antes de salir disparados hacia la famosa heladería, y Harry se apresuró a alcanzarlos-no quería perderlos de vista ni un momento.
Ginny había ido a visitar a su madre, y Harry se había ofrecido llevar a Albus y a James a hacer las compras escolares. Naturalmente, Lily había querido ir con ellos; no es que no se divirtiera en la casa de su abuela, pero siempre era mejor ir al Callejón Diagon sin su madre. Todos en la familia sabían que Harry adoraba consentir a sus hijos, y casi nunca podía negarse a nada de lo que estos le pidieran, por lo que los niños solían aprovecharse de las ocasiones en las que su madre no iba con ellos.
Una vez dentro del local, Harry saludó amablemente a Darren, el sobrino del desaparecido Florean Fortescue, y que se había hecho cargo de la heladería de su tío después de la guerra. James ya tenía su helado, y estaba devorándolo a toda velocidad, mientras que Albus pedía el suyo y Lily no sabía qué gustos elegir. Harry se sentó en una silla, depositando todas las compras en otra. Ese sería el primer año de Albus, y Harry todavía no podía creerlo, el hecho de que sus niños crecieran tan rápido.
En seguida, los niños se sentaron a su alrededor, parloteando y riendo alegremente. Ordenó su propio helado, de crema y caramelo, y mientras que esperaba a que estuviera listo no pudo evitar preguntarse si había sido un buen padre a lo largo de todos estos años.
Harry no había tenido una buena infancia; generalmente no hablaba de aquella época, y todas sus anécdotas empezaban a partir de sus once años de edad. Por supuesto, sus hijos sabían que su infancia había sido dura, y que Harry hacía todo lo posible por que las suyas fueran mucho mejores que la de Harry. Junto con Ginny, habían puesto todo su amor y dedicación en cada uno de sus hijos, educándolos con cariño y alegría, y Harry sabía que no siempre había sido fácil, y que, si bien no era perfecto, intentaba serlo en ese aspecto de su vida.
Y verlos allí, tan felices e inocentes, hizo que Harry sintiera que lo había conseguido, y que iba a seguir intentándolo cada día de su vida. Porque Harry nunca permitiría que alguno de sus hijos tuviera ni una de las carencias que él había tenido cuando era chico, y tampoco ahora, que ya estaban creciendo.
Y eso, pensó Harry mientras comía su helado distraídamente, era todo lo que importaba en ese momento.