Título: Los Malfoy nunca...
Reto: #4
Pairing: Drarry, Blaise.
Rating: PG-13
Género: Slash
Disclaimer: nada es mío, todo para Rowling.
5 cosas que un Malfoy no hace.
Si en este preciso momento apareciera Blaise en la Sala de los Menesteres, Draco sabe que estaría sonriendo, así, con esos labios carnosos curvados y sus dientes blancos a la vista. Te lo dije, yo sabía, Draco, que esto es lo que deseabas.
Nunca digas nunca, Malfoy, le había dicho el día anterior, y Draco tiene que aceptar que había tenido toda la razón. No es como si fuera a decírselo, de todas maneras.
Cuando el infierno se congele, Zabini, era la respuesta que le había dado a su compañero de habitación cuando este le había preguntado cuándo iba a confesarse a Potter.
--Siempre hablas de él, Draco, estás obsesionado. Ya es hora de que lo aceptes. -el rubio le dirigió una mirada asesina y cuando Blaise pensó que no iba a responderle, habló.
--Nunca me voy a confesar a Potter, porque no hay nada que confesar. Yo no estoy obsesionado con él, mucho menos algo más. No me siento ni remotamente atraído hacia ese idiota, y lo único que deseo hacerle es hechizarlo hasta que deje de hacerse el héroe por todo el castillo.
--Seguro. Entonces no le estabas mirando el trasero en la clase de Encantamientos la semana pasada, ¿cierto? -el aludido casi se ahoga con un bombón de chocolate que su madre le había mandado como todas las semanas. Indignado, se giró hacia su amigo, planteándose seriamente si dejarlo inconsciente después de cruciarlo sería una buena idea.
--¿Por qué me miras así? Yo solo comentaba... que si no estuvieras interesado en Potter no te lo comerías con los ojos cuando el imbécil no está mirando. No entiendo como es que todavía no se ha dado cuenta...- Draco se levantó de la cama, y caminó hasta quedar a unos centímetros de Blaise. Este, intentando ocultar su sonrisa, no retrocedió, esperando el ataque de Malfoy.
--Escuchame bien, Zabinni, porque lo voy a decir solo una vez. Yo, Draco Malfoy, no me siento ni remotamente atraído por Cara Rajada Potter, y no estoy obsesionado con él. Tampoco le miro el trasero durante las clases, como tú dices, y jamás, escúchame bien, jamás, me comería a alguien (mucho menos a Potter) con los ojos, y si lo hiciera (cosa que no hago), no sería tan poco sutil como para que te dieras cuenta. Los Malfoy tenemos clase, Zabinni, y no cometemos actos tan indignos como esos.
Sí, piensa Draco mientras que cierra los ojos y se aferra a las sábanas de la cama. Blaise no puede enterarse de esto, y entonces no puede seguir pensando que pasaría si Blaise lo encontrara en esta situación, porque la lengua de Potter es bastante entusiasta y Draco tiene que admitir (para sí mismo, al menos) que hace maravillas en su pecho.
Mientras que Potter decide que quiere atacar su cuello de nuevo, Draco acaricia su perfecto trasero, ese que no había estado mirando durante la clase de Encantamientos.
Las manos de Harry lo acarician por sobre la tela de sus boxers, y Draco no puede evitar soltar un gemido ahogado, necesitando más contacto con urgencia.
El Blaise de su mente suelta una carcajada, y Draco recuerda vagamente haberle comentado alguna vez a Zabinni que los Malfoy no gimen, y mucho menos ruegan.
Por eso el por favor, Potter, necesito...que Draco deja escapar de sus labios, no significa que esté rogando ni nada parecido, sino que está... exigiendo. Sí, eso, está exigiéndole a Potter que se apure, porque no sabe cuánto más va a poder durar en estas condiciones.
Más tarde, cuando Potter ya está durmiendo a su lado, y la habitación de repente se hace más cálida, Draco intenta convencerse de que lo que pasó con Potter fue un malentendido. Es decir, que él lo haya besado en un pasillo oscuro y solitario mientras cumplía con sus rondas de prefecto, no significa que se haya confesado, ¿o sí?
En realidad no importa tanto, piensa después el rubio, mientras que el sueño lo va invadiendo.
Yo nunca le dije a Blaise que los Malfoy no mentían...