¡Por fin! ¡Terminé! ¡Llegué a los 100 fics en
reto_diario ! Pensé que nunca lo terminaría, lo juro. Afortunadamente no fue así, y por eso, aquí está el último.
Número: 100/100
Título: Segundas Oportunidades.
Fandom: Prince of Tennis.
Claim: Yagyuu Hiroshi/Niou Masaharu.
Extensión: 1255 palabras
Advertencias: Ninguna
Notas: ¡el último!
Si te dieran la posibilidad de cambiar las decisiones que has tomado a lo largo de tu vida, ¿elegirías algo diferente?
Yagyuu posó su mirada en el sobre marrón que le había llegado con el correo esa mañana. Por supuesto, no tenía remitente, y el único contenido era esa hoja de papel cuidadosamente doblada, que hacía pensar a Yagyuu en tiempos mejores que hubiera preferido dejar olvidados en el pasado.
La caligrafía era prolija, bastante angulosa pero legible. Nada que Yagyuu hubiera visto antes. No sabía quién había dejado el sobre, ni cuáles eran las intenciones detrás de todo eso. Además, Yagyuu prefería no pensar una respuesta a la extraña pregunta. No podía hacer nada para cambiar el pasado, por lo que lo mejor sería ignorar la existencia del sobre marrón y seguir con su vida normal.
Pasaron dos días sin que ninguna carta o sobre o cualquier otra señal extraña apareciera, y Yagyuu intentó volver a concentrarse en su trabajo, en su rutina. Era uno de los doctores más solicitados del país, por lo que no podía ponerse a perder el tiempo con preguntas extrañas y sobres misteriosos. Pero por alguna razón, cada vez que intentaba conciliar el sueño por las noches, el recuerdo de todo lo que había tenido que sacrificar para llegar a ser quien era, impedía que descansara como era debido.
En el momento en que se encontró a sí mismo dándole vueltas al asunto en medio de una consulta, decidió que lo mejor sería simplemente desechar toda evidencia de que esa carta alguna vez existió. De esa manera podría simplemente olvidarla, y continuar con su vida; el hecho de verla sobre la mesita del living cada vez que volvía a casa definitivamente no estaba ayudando.
Esa tarde, cuando regresó del trabajo, y después de tomar un té, Yagyuu resolvió que lo mejor sería botar la carta a la basura. Quemarla era demasiado extremista (y Yagyuu definitivamente no estaba tan desesperado) y simplemente no le veía sentido a romperla. Pero por alguna extraña razón, cuando tomó la carta entre sus brazos, se dio cuenta de que no podía tirarla. La guardó dentro de uno de los cajones del escritorio, y luego se fue a dormir, sintiendo que el sobre marrón se reía de él desde su escritorio.
Por supuesto, Yagyuu se llevó una gran sorpresa al salir de su casa y encontrar una nota pegada a su puerta a la mañana siguiente.
La vida se compone de segundas oportunidades. Puedes venir, y empezar de nuevo, o puedes quedarte en donde estás, en tu pequeño mundo perfecto, preguntándote qué habría pasado si hubieras venido, como la vez pasada.
Tú eliges, caballero.
No había ninguna dirección escrita, pero Yagyuu tampoco la necesitaba; ya sabía perfectamente a dónde tenía que ir si se decidía.
Tomó la nota, un abrigo que estaba colgado en un perchero, y salió a la calle, sin pensar en la hora, y en que tendría que estar trabajando en lugar de caminar con el frío matutino para encontrarse con alguien que le enviaba cartas anónimas y pegaba notas en su puerta.
Mientras iba caminando, Yagyuu pudo verlo todo claro. Solo conocía a una persona que fuera capaz de hacer algo así. No tuvo que pensar mucho para encontrar el camino hasta lo que, en el pasado, había sido un gran muelle, pero que ahora no era más que un montón de madera en mal estado y que amenazaba con romperse si alguien intentaba caminarlo. Tampoco deseaba pensar demasiado, porque si en verdad lo hiciera, se volvería de inmediato a la seguridad de su casa. Y por esta vez, eso era algo que Yagyuu no quería.
Una vez llegó, Yagyuu pudo distinguir a través de la niebla una silueta que se erguía desafiante sobre el muelle, ignorando el peligro de derrumbarse que la construcción exhibía a todas luces.
-Yo, Yagyuu~. Sabía que vendrías. -Niou bajó de un salto, haciendo crujir la madera, hasta donde Yagyuu se encontraba paralizado, intentando no exteriorizar todas las emociones que estaba sintiendo en ese momento.
La verdad, Niou no había cambiado mucho en diez años. Su cabello seguía tan blanco como el día que lo conoció, aunque ahora no estaba tan despeinado como antes. Se veía más alto, y un poco más musculoso, también, como si hubiera estado entrenando por mucho tiempo. Su sonrisa era tan traviesa como cuando tenían quince, pero eran sus ojos los que más impactaron a Yagyuu. Estaban teñidos con una melancolía que probablemente se reflejara también en los ojos de Yagyuu, y lo miraba como si no quisiera perderlo de vista nunca más. En realidad, todo en Niou se veía igual que la última vez que lo vio, excepto porque daba la sensación de haber cambiado mucho más de lo que aparentaba en un primer momento. Era una contradicción, y Yagyuu lo sabía, pero también sabía que era Niou después de diez años de no verlo, así que supuso que eso estaba bien para él.
Niou se acercó unos pasos más, eliminando casi toda la distancia que existía entre ellos, hasta que sus narices se rozaron; aunque sabía que eso no era lo que Yagyuu deseaba en ese momento, se alejó tan rápido como se había acercado y esperó en silencio a que Yagyuu dijera algo.
El doctor se acomodó las gafas, intentando controlarse un poco. Pero eso era muy difícil cuando tenía a Niou en frente y no lo había tocado en diez años. Suspiró inaudiblemente, y se volvió hacia Niou, que le estaba dando la espalda.
- ¿Cómo me encontraste? -Niou se giró, mirándolo como si no creyera que de verdad estaba preguntándole. -Puri~-fue todo lo que dijo, y todo lo que Yagyuu necesitaba escuchar en ese momento para saber que la persona que tenía enfrente era real. Esta vez fue Yagyuu quien se acercó a Niou, y le habló al oído, logrando que un escalofrío recorriera al otro.
-Ha pasado mucho tiempo, Niou-kun. ¿Por qué ahora? -Niou no respondió por unos momentos, y cuando Yagyuu pensó que no recibiría una respuesta, por fin habló.
-Te fuiste Yagyuu, y no te importó nada más que tu maldita carrera. Y entonces un día vuelves, como si nada hubiera pasado. -Niou suspiró audiblemente, y se alejó un poco de Yagyuu. Cuando pudo calmarse de nuevo, continuó. -Yukimura quiere reunirnos a todos nuevamente. No sé dónde andarán los demás, a mí me contactó Yanagi. Me dijo que te buscara, así que tendrías que preguntárselo a él. -Yagyuu se acercó una vez más, y empujó bruscamente a Niou contra una de los sostenes del muelle. Se pegó a él, y antes de que Niou pudiera decirle nada, le susurró contra los labios.
-Una nota pegada a mi puerta decía que podíamos empezar de nuevo. -y sin esperar respuesta lo besó, sintiendo como rápidamente Niou correspondía con igual desesperación e impaciencia.
Habían pasado diez años desde que Yagyuu se había ido para estudiar en una prestigiosa universidad inglesa. Ahora, no se había arrepentido de su decisión, pero tenía que aceptar que dejar a Niou y al Rikkai atrás había sido un sacrificio más grande de lo que había previsto en un primer momento. Había extrañado mucho más de lo que se había permitido admitir a Niou, su cercanía, sus labios, sus sonrisas, y la forma en que todo parecía ser posible cuando estaba con él.
Y esta segunda oportunidad que se le presentaba de empezar de nuevo, de volver a estar con Niou, Yagyuu no iba a desaprovecharla por nada del mundo. No de nuevo.