Escrito para
reto_diario Número: 75/75
Título: Tarde de domingo.
Fandom: Harry Potter
Claim: Sirius Black/Remus Lupin
Extensión: 614 palabras
Advertencias: ninguna
Notas: -
Sirius está cabreado. Más de lo normal, y eso ya es decir mucho. Tiene el ceño fruncido y sus bufidos se pueden escuchar en toda la sala común. No habla con nadie, no mira a nadie. Solo existen él y su enojo, que de a poco se ha ido transformando en indignación.
Son las cuatro y media de una tarde de domingo, y está lloviendo. Si no fuera por el (maldito) clima, Sirius probablemente estaría jugando al Quidditch, o simplemente durmiendo una siesta debajo de la sombra de un árbol. Pero no puede hacerlo porque la lluvia continúa y eso no sería nada, pero McGonagall anunció que sería peligroso salir con semejante tormenta y es por eso que la entrada del castillo está cerrada. Cerrada a las cuatro y media de la tarde de un domingo. Patético.
Y Sirius se aburre, está casi más aburrido que cabreado. Casi. Porque no estaría aburrido si James estuviera allí con él planeando alguna broma contra Quejicus; en cambio el cuatrojos que se supone es su mejor amigo está en alguna parte del castillo disfrutando de la compañía de Evans. Y eso no sería tan malo si Remus estuviera con él. Maldito Lupin y maldita la estúpida biblioteca que sí sigue abierta a pesar de la tormenta (¿no debería cerrarse como las puertas del castillo, impidiendo que los empollones como Remus abandonaran a sus amigos por algún roñoso libro?). Y con Peter Sirius no quiere ni contar, si después de todo, su compañía es más aburrida que estar solo.
Sirius no es conocido por su paciencia, y mucho menos por su bondad y comprensión. Ya ha aguantado mucho tiempo en silencio y sin molestar a nadie, pero piensa arreglar eso rápidamente.
Se levanta de un salto, y como impulsado por una fuerza sobrenatural, se dirige hasta la puerta de la sala común. A mitad de camino decide que lo mejor es pasar primero por las cocinas, y obligar a los elfos a que le preparen unos bocadillos. De ser posible, con mucho chocolate. Después de todo, va a necesitarlo si quiere que su plan salga a la perfección.
Madame Pince frunce su ya de por sí arrugada frente al ver a Sirius Black entrar por las puertas de su biblioteca. No dice nada, pero sus labios están apretados en una fina línea blanca y la mirada que le dirige dice más que cualquier amenaza. La bibliotecaria sabe, como casi todos, que Sirius Black en la biblioteca nunca es algo bueno. El chico la ignora, como hace siempre que entra en la biblioteca, y se dirige a la mesa que Remus siempre ocupa. Al parecer la tormenta ha animado a unos cuantos Ravenclaws a seguir estudiando, y la biblioteca está bastante más llena que otras veces.
Cuando por fin distingue la figura levemente encorvada de Remus, lo ve, por supuesto, con la nariz enterrada en un libro. Sirius procura no hacer ruido, y lo toma por sorpresa, cuando, en voz muy baja (y ronca) le murmura en el oído.
- ¿Piensas cambiarme por ese libro por mucho tiempo más, o podemos largarnos de aquí ahora mismo? Te aseguro que tengo mis métodos para mantenerte entretenido durante lo que resta de la tarde, métodos que no encontrarás en ningún libro. -Remus siente un escalofrío cuando oye esa voz tan cerca suyo y el aliento de Sirius haciéndole cosquillas en el cuello. Intenta que no se le note, pero de repente le ha agarrado mucho calor.
-Por muy extraño que te parezca, Sirius, en los libros se pueden encontrar cosas que sobrepasarían tus… métodos. -Sirius sonríe, desafiante y antes de alejarse hacia la salida le dice
-Ah, Lunático, pero también tengo chocolate.