Me jode reconocerlo, pero te sienta bien ese nuevo corte de pelo. Estupendamente bien, pedazo de cabrón. Por supuesto, no te lo dije. Me había prometido que no te lo diría. Que diría lo que pensé en cuanto te vi. Que te has vendido, que ya no vales, que qué te han hecho. Asi que te lo solté: ya no molas, tío. Me miraste mal. Me miraste indignado, y
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