Autor:
ro_malfoy <
Fandom: Harry Potter
Personaje/Pareja/Trío: Draco Malfoy/Hermione Granger
Tema: 12.Espinas
[VICIO 12 :ESPINAS
Recordaba lo que esa rosa significaba… Habían pasado 10 años desde el momento que él se la había entregado… No era un rosa cualquiera… Él se lo había explicado, estaba encantada. La flor perduraría hasta el momento en que su amor se acabará por completo.
°OoOoFLASH♥BACKoOoO°
Hermione se encontraba en su habitación ordenando su baúl, era el último día de clases de su sexto año. Sintió un ruido en la ventana y volteó a mirar. Allí estaba Draco, montado en su escoba pidiéndole que la abra antes de que a alguien se le ocurriera mirar para arriba. Hermione obedeció.
-¡¿Estas loco?!-preguntó desconcertada- Te pueden encontrar aquí y sabes que lío se arma.
-Tranquila, nadie nos molestará.-le dijo con una sonrisa Draco Malfoy- Ven quiero enseñarte algo.
Se acercaron hacia la cama de ella y allí se sentaron. El rubio sacó de un pañuelo una hermosa rosa negra con gotitas de rocío sobre sus pétalos.
-Toma-dijo Draco entregándosela-Ten cuidado, es una rosa especial. No es como cualquiera.
-¿Por qué lo dices?-preguntó Hermione frunciendo el ceño.-Yo la veo igual a todas.
-Está encantada. El día en que caiga su último pétalo, nuestro amor habrá terminado para siempre. Así mismo, siempre que me necesites, solo basta pinchar tu dedo con una de las espinas, me comunicaré contigo en el instante.
°OoOoFIN♥FLASH♥BACKoOoO°
Una lágrima cayó por su mejilla, lo extrañaba. Añoraba esas tardes que pasaban juntos, en las que esperaban ver el amanecer abrazados bajo la luz de la luna. Extrañaba su cuerpo, su dulzura… Lo extrañaba por completo.
Se había enterado que él estaba saliendo con alguien, probablemente llegaran a casarse, además de los rumores, lo había confirmado gracias a la rosa, que día tras día se iba quedando sin pétalos. Pero, como se lo había dicho Luna, la culpable era ella. Hermione sola había decidido casarse con Ron Weasley, ¿por qué? Aun no lo sabía, solamente sabía que amaba a ese rubio como el primer día en que lo había visto. Sumida en sus pensamientos agarró la rosa con fuerza presionándola contra su pecho olvidándose de las espinas. Lloraba desconsoladamente, se lamentaba como día tras día lo había hecho, haberse casado con Ron… Se sentía totalmente infeliz… La sangre chorreaba de sus manos por culpa de las cientas de espinas que se clavaron en su mano.
A unos kilómetros de distancia de allí, Draco podía sentir como si fuera propio el dolor de Hermione. Al principio había observado sus manos incrédulo al sentir un dolor punzante. Luego de unos momentos de debate mental para ver si estaba loco o que pasaba, recordó la rosa. Un nudo se formó en su garganta. Hermione había tocado las espinas, señal que lo necesitaba. ¿Qué debía hacer? Seguramente el pobretón la estaba ayudando. No, eso era imposible, si no, Hermione no estaría con la rosa en sus manos… Aún la conservaba…pensó Draco con una sonrisa. Otra vez sintió dolor en sus dedos, uno más profundo. La vista se le llenó de lágrimas y tuvo que cerrar los ojos. Al abrirlos ya no estaba más en su oficina, si no que estaba parado frente a la cama matrimonial de Hermione Granger. La miró como siempre lo hizo. Observó su remera blanca manchada de rojo por la sangre que las heridas emanaban. Su rostro humedecido por las lágrimas con una pequeña sonrisa de tristeza. En su pecho aun seguía la rosa. A Draco le costaba comprender que ocurría.
-¿Hermione?-preguntó suavemente. La joven parecía no reaccionar, al decir verdad ella pensaba que todo era producto de su imaginación.-Hermione, cariño-dijo Draco ya cerca de ella y tratando de quitarle la rosa para que sus espinas no continúen lastimándola. La castaña abrió los ojos. No lo podía creer.
-¿Dra…Dra-co?-preguntó incrédula.
-Ese es mi nombre-respondió con una sonrisa- Ven, dame tu mano así curo las heridas…-Hermione estiró sus brazos anonadada. No podía creer lo que sus ojos veían.
-¿Eres tú o estoy soñando?-preguntó haciendo un esfuerzo mental para saber si estaba lúcida o no- ¿Entre en un tipo de trance y por eso te estoy imaginando no?
Draco rió dulcemente.
-No, pequeña, ningún trance, ni sueño, ni nada. La realidad.-dijo acariciando su mejilla
-¿Cómo llegaste aquí?-preguntó la castaña.
Draco abrió y cerró la boca un par de veces. A decir verdad, no lo sabía.
-No sé como lo hice, pero lo importante que estoy aquí.-dijo sonriendo-¿Por qué lloras princesa?
-Porque te extraño, Draco… Lo mal que hice… Yo…sé que no me vas a perdonar, que estas comprometido pero solo quería que sepas que te amo como el primer día…-le dijo Hermione entre sollozos.
-Yo no estoy comprometido Hermione…-dijo Draco con una sonrisa de lado
-¿Y ese anillo?-preguntó la castaña.
-¿Cuál? ¿Este?-dijo señalando uno que tenía puesto- Pues ya no esta más-agregó con una sonrisa luego de habérselo sacado y haberlo tirado por la ventana.-Te amo Hermione, como nunca antes había amado a nadie. Te amo tanto y más que a mi vida. Por ti daría todo, bajaría las estrellas, me enfrentaría a una Mantícora y a todo el mundo mágico entero… No me importa nada… Solo quiero que estés conmigo, que cada noche seas mía, duermas a mi lado y digas que me ames y despertar y que estés junto a mi… Solo eso pido…Concédemelo mi amor, por favor…
-Vámonos de aquí…-dijo Hermione luego de besarlo desesperadamente. Con un movimiento de varita empacó las cosas más importantes, incluyendo la rosa y ambos desaparecieron hacia la mansión de Draco.
Una vez allí, decidieron que sería mejor irse por un tiempo, para no generar problemas a sus antiguos compañeros. Viajaron hacia Francia y allí pudieron reafirmar su amor. Todo gracias a aquella rosa con espinas. Que era similar al amor que ambos se tenían. Dulce, lindo, suave, tierno y alegre como lo representaba la flor pero, con aquellos toquecitos de dolor que son las espinas que le dan al verdadero amor un significado. Porque el amor va de la mano del dolor y sin ninguno de los dos podemos vivir.]