La Familia Rattsaurier (II)
De vuelta en la mansión, la hora de la comida había pasado hacía tiempo, y varios camiones estaba aparcando frente a la puerta principal.
- Qué diablos pasa aquí?- preguntó Keikei bajando la escalinata del hall. Por la barandilla le adelantaron su hija, la hija de su mujer y su sobrina, cada una con un cojín para deslizarse más rápido.
- Jo papá, no te enteras de nada, es la fiesta de Leddy- le espetó su hija, que no le tenía ningún respeto. Pero eso era lo normal en la familia.
El hombre se asomó por la puerta, y efectivamente la francesa estaba comandando tropas de empleados para que hicieran entrar focos y altavoces a la mansión.
Las niñas se acercaron corriendo a su prima mayor entre risas, y ella al verlas sacó el teléfono móvil de su bolsito nuevo de prada.
- ¿Qué queréis esta vez? ¿Una pista desmontable de karts?- preguntó, sabiendo a lo que venían.
- Y el toro mecánico!- exclamaron las tres a la vez.
- No pensarás hacer una de tus fiestas y encima dejar a las niñas pulular por ella, verdad?- intervino Keiran, molesto. No quería que su niña tuviera tales influencias, pero no podía evitarlo. Sus genes la garantizaban ser un peligro para otros niños de su edad, así que debía estar en la mansión cuando no estaba en el colegio. Al menos, hasta Enero no tenía que lidiar con el director.
- Sí, definitivamente lo haré- contestó Eder, con toda la soberbia del mundo en sus ojos. Vamos, su mirada normal.
- Ederwiss Ledrait Rattsaurier Salisbury…- comenzó él, comenzando la discusión, y frenando en seco al ver a las niñas pendientes de él.-Niñas, ¿por qué no jugáis en otro sitio?
- Papá, ¿por qué no podemos ir a la fiesta?- preguntó Zooey, molesta.
- Eso, tío Kei!- corearon Jana y Lore, aún más irritadas.
- Porque aún sois pequeñas! Ahora marchad para dentro!- las dio la vuelta y las puso de cara a la puerta, y no las perdió de vista hasta que entraron.
- Pues que rollazo- se quejó Janita, retorciéndose las coletas mientras se sentaba en la escalinata. A su lado, Lorena asintió y pateó una de las barras de la barandilla.
- Pues yo pienso ir aunque sea lo último que… ¿qué ha sido eso?- dijo Zoe, interrumpiéndose al oír un fuerte ruido seguido de una vibración bajo sus pies.
- Pues no estoy segura…pero seguro que ese hueco de la pared tiene algo que ver- argumentó Jana señalando la pared más cercana, la cual mostraba una abertura. Al acercarse, vieron las escaleras que conducía a las entrañas de la mansión y se sonrieron entre ellas.
- Encantado de conocerla por fin, Destino- saludó Lestat, llevándose la mano de la “joven” a los labios. Está sintió un escalofrío ante el contacto de los helados labios del vampiro. Nunca volvería a decirle a Dan que tenía la piel como un témpano, con semejante padre no había tenido muchas oportunidades. Ahora, teniendo al sensual vampiro delante, ya no le intrigaba como había podido su hija acostarse con él. No. Le intrigaba como lo había hecho sin pillar una neumonía.
- Lo mismo digo- contestó ella. ¡Compostura! ¡Tú las sobras de tu hija no las quieres para nada! Aunque menudas sobras…ñam!
- Dan, donde esta mi bisnie Rikku? Hace mil que no la veo- comentó, para quitarse las imágenes de Lestat lamiéndole el cuello -entre otras cosas- de la cabeza.
- Debe estar por allá, preparando su hechizo de velas flotantes para el concierto de esta noche-hizo una pausa, para preparar los ojos brillantes que puso al pedirle- ¿Te quedas a verlo?
- Ains que malo que eres, con esos ojazos que tienes…pero no puedo, vendrá mi hija a verlo, y aunque jugaba a botarla como una pelota cuando era una cosa arrugadita, amoratada y fea, no es tonta- cogió aire después de la larga frase que había pronunciado- en resumen, nanai y ya me comprare el disco.
Dan entrecerró los ojos, contrastando muchísimo con su expresión hacía un segundo, pero antes de poder decir nada su hija Rikku abrazó a Dee por detrás.
- Hola bisabu! Qué rara te veo!- le gritó en la oreja, dejándole, además de sorprendida, medio sorda.
- ¿Cómo sabías que era yo?- preguntó, antes de quedarse sin aire y quitarse a la adolescente de encima- tu padre ha intentado hasta ligar conmigo creyendo que era una grupi
- Por tu aura- explicó Rikku, retirando su larga trenza castaño clara hacia atrás- soy bruja y desciendo de dos vampiros, recuerdas?
En realidad la cosa era un poco más complicada, ya que Lestat era su abuelo…y hermanastro. La culpa era del degenerado de su padre, por acostarse con su propia abuela. Pero eso era lo malo de los vampiros, eternamente sexys y jóvenes. A ver si a ella también se le pegaba.
- Como así estás tan joven?- preguntó, con curiosidad.
- Es que me he hecho un tratamiento rejuvenecedor súper rápido a base de estiércol en conserva y testículos de tiburón podridos y en conserva. A que es maravilloso?- les contó, emocionada.
- Y oloroso. Me extraña que mi madre no te haya seguido sólo por el olor- metió baza Dan, que llevaba su buena media preguntándose a que carajo apestaba.
- Será porque normalmente huelo a Chanel nº6- le contestó su abuela, sacándole la lengua.
- Oye Zoe, tu crees en Voldy?- preguntó la voz ahogada de Lore.
- Claro que sí, Lo- contestó tranquilizadoramente Zoe.
- Y crees que, si morimos, ¿vamos al cielo de los mortífagos y los bisexuales?- siguió preguntando.
- De verdad Jacqueline, que no es para tanto- contestó su hermanastra gemela, ya un poco harta.
- Como que no es para tanto?!- gritó la otra, sacudiendo a Zoe por los hombros- ¡¡¡La muy perra ha forrado las paredes con posters de “IT”!!!
- Chicas, callad un poquito que el eco me deja sorda- les pidió Jana, desde unos metros por delante. Avanzaban por un pasillo en sentido descendente, y aparte de estar peladas de frío, eran observadas por miles de payasos desde las paredes. Para la pequeña Lore, que sufría de payasofobia, era como descender a los infiernos. Y así se lo había hecho saber a sus compañeras de travesía reiteradas veces.
Lo único que tenían para calentarse eran las katanas láser de la abuela Riva, robadas con gran pericia del tendedero donde ésta las tenía secando después de lavarlas.
Y de paso alumbraban el túnel, que por fin desembocaba en una vieja puerta de metal con manchas de sangre. En ella, un cartel rezaba:
“Comedor benéfico Dee para personas sin hogar”
Por suerte, la puerta estaba entreabierta, así que pasaron si problemas. En su interior había varios tanques llenos de un líquido rojo y espeso muy característico y que no era vino. En un rincón, una pila de ropa de mendigo aguardaba su turno para ser quemada.
- Wow- dijeron las niñas, paralizadas ante los tanques rellenos de sangre. Zoe se acercó a una de las pizarras, que estaba rodeada de estanterías llenas de frascos de colores. Aparte de métodos bastante desagradables para la obtención de sangre apta para consumo vampírico, había una explicación detallada de los frascos de su alrededor. Era una pizarra realmente grande.
- La bisabue sabe lo que se hace!- exclamó Jana, tras beber un trago de uno de los tanques gracias a un grifo en su base.
- Jan!! Que asco!- dijo Lore, viendo como la rubia se repasaba los labios con los dedos y luego los lamía.
-Chicas…- llamó Zoe pidiendo atención.
- Para ti puede. Pero mi abuelo era vampiro y tengo tanto derecho a hacerlo como Rikku- proclamó, ya que a su hermanastra la dejaban beber tanto como quisiera, y a ella no la dejaban ni ver la sangre.
- Chicas!- gritó Zoe, agitando un frasquito relleno de líquido azul.
- QUE?!- se volvieron las otras dos, molestas.
- Esto es poción envejecedora- anunció, sonriente.
Acto seguido, dejó la pócima en una mesa y buscó con la mirada un par de vasos.
- Lore, acércame eso. Jan, echa sangre en esa jarra- ordenó, mirado las instrucciones de uso de la etiqueta.
Con sumo cuidado, diluyeron unas gotas de la poción en la jarra, hasta que la mezcla se tornó verde, y luego, tras un brindis, bebieron.
- Por la fiesta de Eder!- gritaron, chocando los vasos.
Varias explosiones y un vaso roto después, las tres amigas se miraron entre sí y sonrieron para después tiritar. Iban a necesitar ropa nueva.
Y de postre, se regala un pin a quien adivine quienes son estos sujetos y a quien miran ^^
- Qué diablos pasa aquí?- preguntó Keikei bajando la escalinata del hall. Por la barandilla le adelantaron su hija, la hija de su mujer y su sobrina, cada una con un cojín para deslizarse más rápido.
- Jo papá, no te enteras de nada, es la fiesta de Leddy- le espetó su hija, que no le tenía ningún respeto. Pero eso era lo normal en la familia.
El hombre se asomó por la puerta, y efectivamente la francesa estaba comandando tropas de empleados para que hicieran entrar focos y altavoces a la mansión.
Las niñas se acercaron corriendo a su prima mayor entre risas, y ella al verlas sacó el teléfono móvil de su bolsito nuevo de prada.
- ¿Qué queréis esta vez? ¿Una pista desmontable de karts?- preguntó, sabiendo a lo que venían.
- Y el toro mecánico!- exclamaron las tres a la vez.
- No pensarás hacer una de tus fiestas y encima dejar a las niñas pulular por ella, verdad?- intervino Keiran, molesto. No quería que su niña tuviera tales influencias, pero no podía evitarlo. Sus genes la garantizaban ser un peligro para otros niños de su edad, así que debía estar en la mansión cuando no estaba en el colegio. Al menos, hasta Enero no tenía que lidiar con el director.
- Sí, definitivamente lo haré- contestó Eder, con toda la soberbia del mundo en sus ojos. Vamos, su mirada normal.
- Ederwiss Ledrait Rattsaurier Salisbury…- comenzó él, comenzando la discusión, y frenando en seco al ver a las niñas pendientes de él.-Niñas, ¿por qué no jugáis en otro sitio?
- Papá, ¿por qué no podemos ir a la fiesta?- preguntó Zooey, molesta.
- Eso, tío Kei!- corearon Jana y Lore, aún más irritadas.
- Porque aún sois pequeñas! Ahora marchad para dentro!- las dio la vuelta y las puso de cara a la puerta, y no las perdió de vista hasta que entraron.
- Pues que rollazo- se quejó Janita, retorciéndose las coletas mientras se sentaba en la escalinata. A su lado, Lorena asintió y pateó una de las barras de la barandilla.
- Pues yo pienso ir aunque sea lo último que… ¿qué ha sido eso?- dijo Zoe, interrumpiéndose al oír un fuerte ruido seguido de una vibración bajo sus pies.
- Pues no estoy segura…pero seguro que ese hueco de la pared tiene algo que ver- argumentó Jana señalando la pared más cercana, la cual mostraba una abertura. Al acercarse, vieron las escaleras que conducía a las entrañas de la mansión y se sonrieron entre ellas.
- Encantado de conocerla por fin, Destino- saludó Lestat, llevándose la mano de la “joven” a los labios. Está sintió un escalofrío ante el contacto de los helados labios del vampiro. Nunca volvería a decirle a Dan que tenía la piel como un témpano, con semejante padre no había tenido muchas oportunidades. Ahora, teniendo al sensual vampiro delante, ya no le intrigaba como había podido su hija acostarse con él. No. Le intrigaba como lo había hecho sin pillar una neumonía.
- Lo mismo digo- contestó ella. ¡Compostura! ¡Tú las sobras de tu hija no las quieres para nada! Aunque menudas sobras…ñam!
- Dan, donde esta mi bisnie Rikku? Hace mil que no la veo- comentó, para quitarse las imágenes de Lestat lamiéndole el cuello -entre otras cosas- de la cabeza.
- Debe estar por allá, preparando su hechizo de velas flotantes para el concierto de esta noche-hizo una pausa, para preparar los ojos brillantes que puso al pedirle- ¿Te quedas a verlo?
- Ains que malo que eres, con esos ojazos que tienes…pero no puedo, vendrá mi hija a verlo, y aunque jugaba a botarla como una pelota cuando era una cosa arrugadita, amoratada y fea, no es tonta- cogió aire después de la larga frase que había pronunciado- en resumen, nanai y ya me comprare el disco.
Dan entrecerró los ojos, contrastando muchísimo con su expresión hacía un segundo, pero antes de poder decir nada su hija Rikku abrazó a Dee por detrás.
- Hola bisabu! Qué rara te veo!- le gritó en la oreja, dejándole, además de sorprendida, medio sorda.
- ¿Cómo sabías que era yo?- preguntó, antes de quedarse sin aire y quitarse a la adolescente de encima- tu padre ha intentado hasta ligar conmigo creyendo que era una grupi
- Por tu aura- explicó Rikku, retirando su larga trenza castaño clara hacia atrás- soy bruja y desciendo de dos vampiros, recuerdas?
En realidad la cosa era un poco más complicada, ya que Lestat era su abuelo…y hermanastro. La culpa era del degenerado de su padre, por acostarse con su propia abuela. Pero eso era lo malo de los vampiros, eternamente sexys y jóvenes. A ver si a ella también se le pegaba.
- Como así estás tan joven?- preguntó, con curiosidad.
- Es que me he hecho un tratamiento rejuvenecedor súper rápido a base de estiércol en conserva y testículos de tiburón podridos y en conserva. A que es maravilloso?- les contó, emocionada.
- Y oloroso. Me extraña que mi madre no te haya seguido sólo por el olor- metió baza Dan, que llevaba su buena media preguntándose a que carajo apestaba.
- Será porque normalmente huelo a Chanel nº6- le contestó su abuela, sacándole la lengua.
- Oye Zoe, tu crees en Voldy?- preguntó la voz ahogada de Lore.
- Claro que sí, Lo- contestó tranquilizadoramente Zoe.
- Y crees que, si morimos, ¿vamos al cielo de los mortífagos y los bisexuales?- siguió preguntando.
- De verdad Jacqueline, que no es para tanto- contestó su hermanastra gemela, ya un poco harta.
- Como que no es para tanto?!- gritó la otra, sacudiendo a Zoe por los hombros- ¡¡¡La muy perra ha forrado las paredes con posters de “IT”!!!
- Chicas, callad un poquito que el eco me deja sorda- les pidió Jana, desde unos metros por delante. Avanzaban por un pasillo en sentido descendente, y aparte de estar peladas de frío, eran observadas por miles de payasos desde las paredes. Para la pequeña Lore, que sufría de payasofobia, era como descender a los infiernos. Y así se lo había hecho saber a sus compañeras de travesía reiteradas veces.
Lo único que tenían para calentarse eran las katanas láser de la abuela Riva, robadas con gran pericia del tendedero donde ésta las tenía secando después de lavarlas.
Y de paso alumbraban el túnel, que por fin desembocaba en una vieja puerta de metal con manchas de sangre. En ella, un cartel rezaba:
“Comedor benéfico Dee para personas sin hogar”
Por suerte, la puerta estaba entreabierta, así que pasaron si problemas. En su interior había varios tanques llenos de un líquido rojo y espeso muy característico y que no era vino. En un rincón, una pila de ropa de mendigo aguardaba su turno para ser quemada.
- Wow- dijeron las niñas, paralizadas ante los tanques rellenos de sangre. Zoe se acercó a una de las pizarras, que estaba rodeada de estanterías llenas de frascos de colores. Aparte de métodos bastante desagradables para la obtención de sangre apta para consumo vampírico, había una explicación detallada de los frascos de su alrededor. Era una pizarra realmente grande.
- La bisabue sabe lo que se hace!- exclamó Jana, tras beber un trago de uno de los tanques gracias a un grifo en su base.
- Jan!! Que asco!- dijo Lore, viendo como la rubia se repasaba los labios con los dedos y luego los lamía.
-Chicas…- llamó Zoe pidiendo atención.
- Para ti puede. Pero mi abuelo era vampiro y tengo tanto derecho a hacerlo como Rikku- proclamó, ya que a su hermanastra la dejaban beber tanto como quisiera, y a ella no la dejaban ni ver la sangre.
- Chicas!- gritó Zoe, agitando un frasquito relleno de líquido azul.
- QUE?!- se volvieron las otras dos, molestas.
- Esto es poción envejecedora- anunció, sonriente.
Acto seguido, dejó la pócima en una mesa y buscó con la mirada un par de vasos.
- Lore, acércame eso. Jan, echa sangre en esa jarra- ordenó, mirado las instrucciones de uso de la etiqueta.
Con sumo cuidado, diluyeron unas gotas de la poción en la jarra, hasta que la mezcla se tornó verde, y luego, tras un brindis, bebieron.
- Por la fiesta de Eder!- gritaron, chocando los vasos.
Varias explosiones y un vaso roto después, las tres amigas se miraron entre sí y sonrieron para después tiritar. Iban a necesitar ropa nueva.
Y de postre, se regala un pin a quien adivine quienes son estos sujetos y a quien miran ^^