(no subject)

Oct 24, 2009 13:25

En ese momento ni siquiera me atreví a pestañear: perderme a mí misma merecería por lo menos mi ceguera.

Y cuando tú entornaste tus ojos, y me miraste en la penumbra, todo aquello que dijiste cayó en mí como una manta de paz. Me tapaste con ella, tan cálida y nueva después de todos estos meses de batallas perdidas, y por primera vez en tanto tiempo pude confiarme a Morfeo.

Yo también merezco la redención, ¿por qué no?
Previous post Next post
Up