Hey Ho, Let's Go. (O Ron con Coca-cola)

Mar 13, 2010 20:42

Fandom: Original
Pairing: Sofía/Alicia
Rating: NC-17
Notas: Hablando con neyade me he dado cuenta de que no había publicado esto, así que estoy poniéndole solución. Escrito para the yuri project por encargo de malena_sama. (Lo que me recuerda que creo que tienen stand en el Japan Weekend de Barcelona este fin de semana, aprovechad para comprar el fanzine). Y gracias a hoomygoth y srta_lawliet, que en su momento lo leyeron y me ayudaron a despejar dudas.



Se conocen en un pub de ambiente. Es un local bastante mugriento, con probablemente más personas por metro cuadrado de las aconsejadas por Sanidad y con precios bastante asequibles. Es un antro de mala muerte, pero las camareras siempre están tremendas y a Sofía le gusta mirar cuando va a tomar una copa.

Sofía no es una persona con muchos amigos, así que suele ir a La Guarida a beber sola una copa tras otra y a buscar un poco de compañía cuando se siente sola. No es que sea especialmente guapa, pero tiene ese aire de misterio y alma torturada que hace que las chicas bien quieran invitarla a una copa y a veces hasta su cama. Sofía nunca dice que no.

Conoce a Alicia un fin de semana cualquiera. La tiene vista de mucho antes; es la camarera nueva. Alta, delgada, pelo castaño claro que lleva bastante corto, ojos color miel, sonrisa agradable. Guapa. Muy guapa. Como todas las camareras de La Guarida.
Le ha servido un par de veces, pero sólo han intercambiado las frases de rigor que se refieren a precios y peticiones. Sofía sólo sabe de la camarera que se llama Alicia, que está muy buena y que trabajando ahí probablemente entienda. Dedica a pensar en ello apenas un segundo cuando Alicia le sirve un ron con Coca-Cola por primera vez. No le da muchas vueltas porque en seguida una rubia con aspecto de llevar un par de copas de más le dice que invita a la siguiente ronda. Las próximas veces ya se ha habituado a ella.

El caso es que intercambian palabras por primera vez un fin de semana del que Sofía ni siquiera recuerda el mes. Supone que debe de ser invierno, porque se ve a sí misma con ropa de abrigo y una bufanda al cuello que cuelga descuidadamente.
Es un mal día, para Sofía. En realidad, para Sofía Cuervo la mayor parte de los días son una mierda de día. Ella dice que es por eso de hacer gala a su apellido.
Se sienta en el taburete de la barra como quien se tumba en la cama tras un día agotador. Empieza pidiendo cerveza y pasa cerca de una hora dando pequeños tragos y mirando al infinito. Cuando se pasa al ron ya está ligeramente contenta; un par de copas después el día ha mejorado muchísimo y para cuando están a punto de cerrar está total y completamente borracha.
Y quiere seguir bebiendo, por supuesto.
La encargada de comunicarle que ese tugurio se dispone a cerrar es Alicia. Es la nueva, le toca comerse todos los marrones. La estudia con la mirada antes de acercarse.

Le echa unos veinticinco años. Quizás algo más, quizás algo menos. Es difícil saberlo. No es especialmente alta ni tiene ningún rasgo especialmente favorecedor, pero en conjunto resulta atractiva. Atrayente. Lleva unos vaqueros negros que parecen haber conocido tiempos mejores, una camiseta de Ramones rota por el cuello y unas Converse raídas que en su momento debieron de ser naranjas y ahora parecen más bien marrones. Tiene un pelo oscurísimo y larguísimo debajo del cual avistan un par de rastas y una trenza de hilo. Se pregunta si habrá algo más. Tiene un aro en la nariz y lleva tantas pulseras que Alicia piensa de forma divertida que pesan más que ella.
Es una mezcla entre hippie y punk de esas que parecen abundar por La Guarida.

Se acerca con cautela y hace gesto de colocarle una mano en el hombro, pero en el último momento se lo piensa y sólo dice:
-Hey.
Sofía se gira con un vaso en la mano y da un trago mientras la observa con descaro.
-Tú eres la camarera nueva.-dice finalmente.
-Me llamo Alicia.-responde con amabilidad.
-Esto no es precisamente El país de las maravillas, ¿eh?
Durante un momento Alicia piensa que se está riendo de ella, pero hay algo en la mirada de Sofía que parece profundamente roto y no hay nada en su expresión que lo indique.
-Vamos a cerrar ya.-concluye finalmente de manera neutra.
-No he acabado de beber.
Sofía alza el vaso para mostrarlo y Alicia constata que apenas queda un dedo de licor.
-Esperaremos a que acabes.-dice con una sonrisa.
Alicia se sienta junto a ella y la observa apurar el vaso de un trago.
-Ya está.-dice Sofía.
Se levanta y trastabilla un poco ante la mirada divertida de Alicia, que observa como Sofía se pone la chupa de cuero y se acomoda la bufanda negra que no se ha quitado en todo ese rato.
-¿Entonces continuamos en tu casa?
La voz de Sofía parece sobria de repente y esboza una sonrisa de medio lado que hace que a Alicia le cosquillee la parte baja del vientre.
-No recuerdo haberte invitado.-dice intentando contener la sonrisa, finalmente.-Descarada.-añade.
La risa se le escapa al ver que Sofía se limita a encogerse de hombros.
-Te espero fuera.-dice.

Alicia sale un cuarto de hora después y caminan una junto a la otra en silencio. Llegan a casa de Alicia sin haber intercambiado una palabra y ésta se pregunta si es una buena idea haber llevado a una completa desconocida a su casa cuando Sofía se tira en el sofá con confianza.
-¿Entonces me invitas a una copa o no?
Alicia asiente y está agachada junto al mueble-bar enumerando los licores que tiene cuando nota una presencia tras ella.
-Ya sabes qué quiero.
El aliento de Sofía le acaricia la nuca desnuda y siente un escalofrío recorrerla.
-¿Ron con Coca-Cola?
La carcajada de Sofía la sorprende. Es la primera vez que la oye reír de verdad. Tiene una risa bonita. Pegadiza.
-Sabes que no me refiero a eso.

Alicia se gira para observar a Sofía e inmediatamente nota unos labios sobre los suyos. El beso sabe a ron y Alicia no tarda en darse cuenta de que Sofía lleva un piercing en la lengua. Se pregunta si llevará alguno más y se apresura a quitarle la camiseta a Sofía. Se oye la tela desgarrarse y observa que el cuello de la camiseta se ha roto un poco más. Mira a Sofía de forma culpable, que se limita a coger la camiseta de su mano y tirarla por encima de su hombro.
-¿A quién le importa?-dice.
Besa a Alicia con ansiedad y le desabrocha los pantalones con dificultad.
-Joder, estoy incomodísima. Cama.
Alicia asiente y ayuda a Sofía a levantarse tras hacerlo ella misma. Recorren el corto pasillo sin parar de besarse y chocando con las paredes.
-¿No hay nadie más?-pregunta Sofía.
-Compañeros. Viaje.-responde Alicia entre besos.
Caen sobre la cama hechas un lío de piernas y brazos que parece hacerse y deshacerse al ritmo que marcan sus jadeos. Se desnudan rápidamente y se tocan con urgencia, como si fueran incapaces de contener sus propias manos. Se besan y se muerden con premura, como un adicto al crack que necesita una dosis inmediatamente o el mono le va a matar.
Se chupan y se lamen en lugares escondidos con nombres indecentes. Gimen el nombre de la otra y jadean tratando de recuperar la respiración. Es todo un poco caótico y más sucio de lo que a Alicia le gustaría, pero por otra parte, es el mejor sexo que ha tenido en meses, así que supone que sucio y caótico está bien.
-Estás muy buena, joder.
La voz de Sofía la saca de sus pensamientos y la besa con apremio, apurándola a terminar lo que ha empezado. Sofía responde con la misma demanda.

Un par de horas después Alicia se despierta con el sonido de la puerta. Cuando mira a su alrededor no ve a Sofía por ninguna parte.
-Típico.-dice en voz alta antes de dormirse.

Alicia no espera encontrarla la semana siguiente en La Guarida. Ni la semana siguiente ni ninguna otra, la verdad. Pero ahí está Sofía, sentada en ese taburete que está hecho una mierda como si el mundo fuera suyo, bebiendo una cerveza tras otra y correspondiendo con sonrisas de medio lado a las miradas que le lanzan desde la otra punta del local.
-¿Ron con Coca-Cola?
Alicia se acerca sin saber muy bien porqué. No es su lado de la barra y tampoco es como si tuviera algún tipo de relación con Sofía, pero Sofía lleva el pelo recogido ese día en un moño desarreglado y le queda bien. Y Alicia no tiene nadie con quien irse esa noche acompañada a la cama y está claro que Sofía es buena en eso.
-Por favor.
La sonrisa de Sofía está cargada de promesas que no llega a hacer en voz alta. Alicia quiere que las cumpla.
Le pone la copa delante y le roza los dedos al dársela.
-Salgo en dos horas.-dice de forma casual, lo que no engaña a ninguna de las dos.
-Te espero.
Alicia sonríe y asiente.
Y Sofía la espera.

Durante los próximos meses se ven con frecuencia. No hay ninguna relación entre ellas y apenas saben nada una de la otra, pero una semana tras otra Sofía espera a Alicia a la salida del bar y recorren juntas el camino hasta el piso de Alicia en silencio.
Lo que ocurre una vez en la habitación (cama) de Alicia ya no es tan silencioso.
Con el paso del tiempo, los compañeros de piso de Alicia llegan a acostumbrarse a la presencia de Sofía en su casa los fines de semana y llegan incluso a preguntar curiosos cuando ésta no acude.
Las clientas (pues la mayoría son féminas, para qué negarlo) de La Guarida se acostumbran a ver a Sofía mirando a la barra fijamente en vez de apoyada en ella observando el resto del local. Se acostumbran a que Alicia se acerque a ella constantemente e intercambien un par de frases sonriendo como si fueran estúpidas.
El resto de camareras se acostumbran a que Alicia desaparezca rumbo a los aseos y Sofía la siga para robarle un beso tras la puerta del cubículo de mujeres. Se acostumbran a que Alicia sirva siempre la parte en la que se sienta Sofía y frunza el ceño cuando alguien se acerca a ofrecerle una copa.
Los seguratas de la puerta se acostumbran a ver a Sofía apoyada en la pared esperando por Alicia y a verlas caminar una junto a la otra dirección a la Plaza Mayor.
Ellas se acostumbran a acostumbrarse.

El primer día que Sofía se queda a dormir llueve. Alicia se acuerda porque esa es la razón por la que lo hace. Está cayendo toda la cólera de Dios sobre la ciudad y salir a la calle es exponerse a un resfriado seguro. Sofía tose ligeramente mientras se viste y Alicia acaba sentándola en la cama casi a la fuerza. Al final se queda a dormir y a diferencia de lo que ambas pensaban duermen estupendamente.
Después de eso se queda cada vez con más frecuencia.

No es que tengan una relación. Se acuestan. Y está bien. Muy bien. Es sexo de primera. Joder, es el mejor sexo que ha tenido en su vida. Pero no tienen nada. Vale, sí; follan y a veces incluso hacen el amor como si fueran pareja. Pero no lo son. Tampoco son amigas. Ni amigas que se acuestan.
Sofía no tiene muy claro qué es lo que tienen. No lo sabe, Lo único que sabe es que desde que se acuesta con Alicia los días no parecen una mierda. O sí, pero no tanto.
Sigue sentándose en la barra de La Guarida a esperarla con una cerveza en la mano y sigue respondiendo con sonrisas ladeadas a miradas sugerentes, pero ya no se deja arrastrar a los aseos de ese antro a tener sexo oral con una desconocida con dos copas de más, ni se va de la mano de nadie hasta un coche o un lugar donde puedan follar sin llamar demasiado la atención. Ahora se limita a mirar de reojo a Alicia, que sirve una copa tras otra sin apenas mirarla y está guapa con la iluminación del local y con las copas de más que ella lleva.
La espera apoyada en la pared del lado del local y se van juntas al piso de Alicia. Cuando llegan follan sin apenas haber intercambiado un par de frases y sólo cuando están exhaustas y a punto de dormir hablan algo.
Definitivamente no es una relación. Pero se parece bastante.

Alicia, por su parte, sabe que Sofía jamás ha tenido una relación de verdad. No lo sabe por que se lo haya dicho ella, claro está; pero lo sabe del mismo modo que sabe que Sofía tiene problemas en casa y es bastante menor de lo que había pensado inicialmente. Son cosas que simplemente se saben.
Al principio trata de evitarlo. Evitarla. A Sofía, a esos encuentros esporádicos que sabe que no acabarán llevándolas a nada, a esa clase de problema que representan las relaciones con alguien como Sofía, a los rumores propios de cualquier ambiente lésbico y sobre todo de La Guarida, al drama inevitable que suele llegar con ese tipo de relaciones.
Pero no puede evitar caer una y otra vez y asentir cuando Sofía pregunta si la espera o invitarla ella misma a un ron con Coca-Cola que es sólo la tapadera de una invitación a algo más.
Y es más fácil de lo que pensaba y el drama no llega y cuando se quiere dar cuenta está metida en algo que se parece sospechosamente a una relación. Con Sofía.
Joder. Lo que hay que ver.
(Y empieza a decir tantas palabras malsonantes como ella, Sofía Cuervo es una pésima influencia, hostias)

-¿Ron con Coca-Cola?
Sofía asiente y Alicia le sonríe mientras le sirve una copa. Suenan Ramones y Sofía se mueve inconscientemente al ritmo de la música.
-El día que te conocí llevabas una camiseta de Ramones.-dice Alicia de pronto.
-Joder, ¿te acuerdas de eso?-pregunta Sofía sorprendida.
Alicia se ríe y asiente.
-Yo sólo me acuerdo de los botones de los pantalones que llevabas. Eran jodidamente difíciles de desabrochar.
Parece meditarlo un rato.
-Deberías llevar siempre falda.-concluye con una sonrisa torcida.-Así sólo tendría que meter las manos por debajo.-se ríe de su propia broma.
-De verdad.-suspira Alicia.
Sofía se ríe mientras Alicia se aleja y apura el vaso.
-Te espero fuera.-grita.
-Vale.-responde Alicia.

Cuando Alicia sale, Sofía está esperándola donde siempre, apoyada en la pared mirando al horizonte como si hubiera algo que ver además de una pared completamente blanca. Alicia la observa unos instantes antes de llamarla. Caminan unos doscientos metros cuando Sofía se para de repente.
-Tú llevabas una camiseta morada con un dibujo en negro. Y unos pendientes en forma triangular de los que colgaba un cascabel. Hacían ruido cuando te movías.
-¿Te acuerdas de eso?-se ríe Alicia.
-También me acuerdo de que lo primero que me dijiste fue Hey.
-¿Y por qué te acuerdas de eso?-pregunta divertida.
-Porque iba a responderte Ho, Let’s Go a modo de saludo. Pero iba a ser un poco borde así que no lo hice.
La mirada interrogante de Alicia la obliga a responder.
-Es porque estás muy buena.
Alicia se ríe a carcajadas mientras abre la puerta de su casa.
-Tienes suerte de hacerme tanta gracia y de saber hacer esa cosa con la lengua, señorita Cuervo.
Sofía se ríe con ella y le promete usar su lengua a modo de compensación por la ofensa.
A Alicia le parece un buen plan.

pairing: sofía/alicia, femslash, fandom: original, la guarida

Previous post Next post
Up