Turno para Miss__Bones, que aunque no tiene LJ es una seguidora reciente y fiel que también me ha lanzado este guante…
“Seremos como Mulder y Scully…”
Cuando Peter se marcha, Brennan se sienta en el sofá, cansada y de muy mal humor. Primero el agente Booth, ahora esto…No existen las coincidencias, los datos son invariables, pero si tuviera que rendirse a cualquier teoría popular remotamente alejada de todo empirismo, se inclinaría sin duda por intentar recordar qué gato negro se le ha cruzado antes de subir al avión, porque está claro que todos los factores han estado en su contra desde que ha puesto un pie en Washington.
Lo de Peter lo entiende. Es una relación más en su vida, que empezó casi por casualidad y ha pasado sin pena ni gloria por su trayectoria personal. No dejará ninguna huella indeleble que haya que intentar borrar y tampoco recuerdos por los que lamentarse en algún momento. Pero lo de Booth se le escapa completamente de las manos, y eso es lo que más rabia le da.
Puede verle de nuevo, plantado en la oficina de seguridad del aeropuerto, con la suficiencia aprendida en Quantico de agente del FBI, demasiado pagado de sí mismo, y luego cuando, después de sacarla de allí como si fuera una niña que estuviera ante el director del colegio, sonrió de aquella manera encantadora que recordaba a pesar del tiempo transcurrido.
Dijo algo de Mulder y Scully. ¿Qué significaría aquello? Sin poder resistir la curiosidad humana, y aún sintiéndose culpable por sucumbir a sentimientos cotidianos de otras personas con menos IQ que ella, abre el portátil y la conexión a Internet, y teclea en el buscador los dos nombres.
¡¡540.000 resultados!! ¿qué era aquello? ¿Más resultados que si se teclea “homínidos”?
Agentes del FBI. Fenómenos inexplicables (tonterías con una explicación absolutamente lógica, según la visión de Brennan). Mulder es psicólogo (mención carente de interés a lo que ella no considera una ciencia en el amplio sentido de la acepción). Scully es escéptica (alguno de los dos tenía que ser la mente pensante, y precisamente una mujer). Investigan casos juntos.
¿Era eso a lo que Booth se refería? ¿Un agente del FBI, que se deja llevar por su sexto sentido y sus sentimientos para resolver los casos? ¿Su compañera, que no cree lo que no se puede probar, que acaba locamente enamorada de él? Estupideces, simplemente tonterías…
Pero Brennan se sonríe. Con una gran dosis de satisfacción además. Porque en el fondo, y aunque ha pasado ya un año desde que trabajara con Booth, le pica el gusanillo de resolver casos que nadie más que ella pueda resolver, de buscar pistas que nadie más que ella pueda encontrar. Es un pequeño reto en su vida, y aunque se desviará de su verdadera vocación durante un tiempo, puede que sea incluso divertido y gratificante demostrarle a Booth que aunque tenga grandes dosis de intuición, eso no basta para resolver crímenes, para desentrañar enigmas.
Para darle de nuevo una bofetada, aunque esta vez moral, en su atractivo rostro.
Además será incluso divertido trabajar con él. Su capacidad intelectual supera a la de él en muchísimos aspectos, y tendra ocasiones de sobra para demostrarle que la ciencia es imprescindible en la vida, muy al contrario de lo que piensa Booth.
Brenan cierra el portátil y se dispone a descansar tras la extraña mañana que ha tenido. Pero cuando está dejándose llevar por el sueño, todavía tiene tiempo de pensar: “Seremos como Mulder y Scully…”