He pensado que debería hacer una entrada para cada una de las frases que me habéis propuesto en mi aniversario, y como me he dado cuenta cuando ya he empezado, pues cuelgo las dos primeras en esta, y así todas podéis verlas y comentarlas también.
La primera me la propuso
klem_je , y era esta:
"Ya sé que sueles desconectar cuando más nos necesitas. Ojalá algún día eso cambie y estemos a tu lado tanto en lo bueno como en lo malo.
Ha vuelto a pasar. Otra vez.
La negrura, el nublado, el vacío existencial o como quiera que se llame esta vez. Todo y nada.
Apago el teléfono. De qué me serviría ahora, si no espero llamadas desde hace tiempo. No enciendo mi ordenador. Labor inútil. Mi bandeja de entrada estará vacía, como siempre, esperando mensajes que no llegarán.
Vuelvo de nuevo a la espiral. No quiero hacer nada, aunque nada tengo que hacer. No puedo esperar nada, porque nadie esperará por mí.
Me sumerjo en las aguas procelosas de la inquietud interior, aquellas que amenazan con tragarme sin compasión y llevarme a corrientes peligrosas de donde no podré salir. De donde no querré salir.
Pero esta vez no puedo dejar que me gane. Esta vez tiene que ser diferente, porque ya estoy harta de ser siempre la que pierda en el eterno pulso con mi yo interior, con ese que no me quiere nada más que para él, de ese que no me deja salir y contarle a todo el mundo lo triste que estoy y lo mal que me siento.
Una frase me viene de repente, ¿cómo era?, algo que mencionaba lo bueno y lo malo y algo de una necesidad. ¿Dónde la he visto? Pienso, pienso, tengo que encontrarlo. La virtud de encontrarte en un bucle de autocompasión es que, de repente, tus obsesiones también entran en una espiral sin fin, y me veo de repente escarbando en mi memoria buscando ese post-it, ese mensaje de correo, ese recorte o lo que sea donde vi aquellas palabras.
De repente lo recuerdo. Claro. Era en…vaya, qué curioso. Una red social de Internet. ¿Intento apartarme de todo y de todos y es ahí donde tiene que estar lo que me obsesiona? Me rindo y enciendo mi ordenador, aunque será como regodearse en mi soledad y meditación forzosa.
Buscando finalmente lo encuentro. Alguien dejó un mensaje y me dijo: “Ya sé que sueles desconectar cuando más nos necesitas. Ojalá algún día eso cambie y estemos a tu lado tanto en lo bueno como en lo malo”.
Y siento que esas palabras sin hilar que mi mente recordó en un momento bajo serán las que me den la llave para salir de lo que me encierra, que me ayuden a salir de mí mismo y buscar un modo de superar lo que me ocurre. La tristeza que me embarga. La negrura que me envuelve.
En un alarde de valentía, en un momento de bravura surge de mi teclado hacia ese lugar vacío que espera mis palabras:
“Hola. Estoy conectada. Y me alegro de que estéis ahí. Porque seguro que hay alguien ahí”.
Y cuando, a los pocos minutos, surgen nuevos avisos de mensajes nuevos, una sonrisa surge tímidamente de mis labios.
No estoy sola.”
Luego fue
caotica_tatjana , y lo que ella me propuso fue una estrofa de una canción...
Incluso ahora puedo sentir su mano/ con cuidado sobre mí/ con casi ningún peso en absoluto..."
Espero a que el mundo dé una vuelta alrededor de la tierra. Una sucesión interminable de 365 días con un único objetivo: volver a verla.
Aunque todo a mi alrededor sea caos y desolación, aunque lo único positivo que vean mis ojos sea la sonrisa de un niño al que le doy una chocolatina, sólo tengo que cerrar los ojos unos instantes e imaginarla para volver de nuevo al punto de equilibrio, a ese punto que evitará que me sitúe al borde de la locura.
Si cierro los ojos por el día, el color que veo de fondo no es negro, sino amarillo oscuro por la luz del sol en el desierto, y puedo entonces sentir el tacto de su piel en mis dedos, el olor de su ropa recién lavada, sus ojos posados en mi nuca cuando cree que no me doy cuenta…
Si cierro los ojos por la noche, con el negro de la oscuridad de fondo, puedo sentir sus manos sobre mi piel, con mucho cuidado, como si no quisiera que me percatara de sus caricias, como si flotaran sobre mi cuerpo y me envolvieran por completo.
Pero siempre que vuelvo a la realidad, durante breves instantes, la veo sonriendo, sólo para mí, y después se me aparece su semblante de preocupación velada, y siento que debo seguir adelante porque ella es una de las personas por las que procuraré estar vivo durante esos 365 días que se encadenan unos a otros sin sentido ni control.
Porque quiero volver a encontrarla. Porque nunca se ha perdido para mí. Porque siempre está conmigo aunque no lo esté.
Porque ella es quien me salva la vida cada día.