Regalito de Navidad!!!!
¡¡Ya es Navidad!!
Todo el mundo en casita, recuperándose del empacho de la cena de Nochebuena, de la familia, de los niños, de Papá Noel, del bingo, de la sidra, de los dulces navideños....
Pero sé, lo sé, que vosotros lo que estáis esperando es el regalito de Navidad que dulcemente he empaquetado durante toooooda la mañana, porque como os habéis levantado muy tarde será ahora cuando lo podáis abrir....
Haceos ilusiones, pero no muchas. Es sólo un drabble (Papá/Mamá Noel me ha enseñado que es un minific con aproximadamente unas 500 palabras) que además continúa la idea de "Navidad Austral" del reto navideño de la comunidad bones_es , y lo hice esta mañana porque me apetecía que todas y cada una de vosotras tuviérais un regalito bajo mi árbol de Navidad.
Disfrutadlo.
Bones abrió los ojos cuando la luz del día comenzó a molestarle. Su entorno le era desconocido, así que tuvo que rebuscar en su memoria para centrarse y descubrir dónde estaba. Cuando lo hizo, sonrió.
Booth estaba a su lado, durmiendo plácidamente boca abajo. Cuando la noche antes, Nochebuena, se había presentado de improviso en su hotel de Punta del Este y le había llevado unas monedas de chocolate, recuerdo implacable de su niñez y secreto sólo revelado al agente, se había sentido tan conmovida que todo lo demás había venido rodado. Y ahora estaba junto a él, en la cama, cubierta con la sábana y la camisa de Booth que él le había hecho ponerse cuando notó que temblaba de frío al llegar el alba.
Era Navidad, la mejor Navidad de los últimos tiempos. También recordaba con cariño, aunque fuera muy distinta, aquella Nochebuena que pasó con Russ y su padre en la cárcel. Booth, también, se había encargado de que fuera especial, con ese árbol y Parker deseándole una Feliz Navidad a través del teléfono con vocecita de niño ilusionado.
Miró a Booth y tocó, apenas rozando, su pelo. Sintió un revuelo de mariposas en el estómago. Era una sensación tan nueva, pero a la vez conocida, aunque nunca había sido tan especial. Esta Navidad sería única porque no había nieve, no hacía frío y no estaba sola. Booth estaba a su lado. Le había esperado durante mucho tiempo, lo sabía, aunque no hubiera sido consciente de ello. Y confiaba tanto en sí misma en ese momento que juraría que él también la estaba esperando a ella, y que Tessa, Rebecca y todas las mujeres que hubieran pasado por su vida no eran más que peldaños de una escalera que conducía directamente a la vida de la doctora Temperance Brennan.
El se revolvió en el lecho. Quizá también le molestaba la luz, y Bones se quitó la camisa y acomodó su pecho a la espalda de Booth. ¿Desde cuándo necesitaba su calor? ¿Cuándo había comenzado a ser imprescindible en su vida? No tenía sentido intentar averigüarlo. Prefirió cerrar los ojos y aspirar profundo el aroma personal de Booth. El extendió entonces la mano y acarició su pierna.
-Supongo que eres consciente de lo que estás haciendo... -le dijo sin volverse.
-Me dejo llevar -le dijo ella al oido-. Es Navidad.
-¿Acaso buscas tu regalo? -Booth se dio la vuelta y la miró a los ojos-. Podemos buscar debajo del árbol...
-No hay árbol. Sólo estamos tú y yo. Dame más opciones -dijo sonriendo.
-Si me das diez minutos, entraré en el baño y me pondré un lazo alrededor de la cintura -contestó Booth riéndose.
-Sería muy divertido abrir mi regalo, pero no voy a esperar para disfrutarlo -Bones enlazó sus piernas en el cuerpo de Booth y le retó provocativamente con la mirada mientras acariciaba su bien formado cuerpo-. Y antes de que me olvide de todo, Feliz Navidad, Booth.
Booth la miró con deseo y apartó el pelo de su cara. Y antes de besarla, le dijo:
-Feliz Navidad, Bones. ¿Tienes un regalo para mí...?