Título: Tiempo.
Fandom: Harry Potter.
Personajes: Lizbeth & Carol (OC's)
Tabla:
Momentos Momento: 22. Tiempo.
Disclaimer: Propiedad de JK. Todo menos nosotras.
-Un ¿Qué cosa dices?
-Un gira tiempos. -repitió ella en un susurro.
-Pero Carol, esas cosas no existen.
La más baja la miró como si fuera una total y completa estúpida.
- ¿Entonces que tengo en la mano? -alzó el pequeño reloj, pero no demasiado, ya que había mucha gente en la Sala Común.
Liz se llevó una mano al mentón y entrecerró los ojos. Después de varios minutos, en que Carol le miraba con una mezcla de ansiedad e impaciencia, encontró la respuesta.
-Pues parece un collar.
- ¡PUES ES QUE TAMBIÉN ES UN COLLAR! -gritó, mirándole molesta. Porque Liz jamás ponía atención en clase y siempre debía ayudarle con los deberes. Varias personas giraron a verla y Carol les echó su mirada de “Soy prefecta y ¿adivina? Quito puntos”. Todos regresaron a sus asuntos enseguida.
-No era necesario el grito. -acotó la otra, cruzándose de brazos, en tono indignado.
Carol rodó los ojos.
-Como sea. Mira…esto que tengo en mi mano es un giratiempos. Sirve para regresar en el tiempo…-
-Eso lo deduje por el nombre, muchas gracias. -interrumpió la otra en el mismo tono indignado.
-Te digo que te calles. Sirve para regresar el tiempo aunque no sé exactamente cómo usarlo…jamás había tenido uno. -terminó, antes de poner el pequeño reloj en la palma de su mano y observarlo.
-Y si no habías tenido uno, ¿de dónde lo sacaste? -inquirió Perse curiosa.
Carol bajó aún más la voz.
-Choqué con alguien en el tercer piso y se le calló.
- ¿Con quién?
-No lo sé, cuando giré a ver de quien era la persona ya no estaba. Recorrí todo el tercer piso…pero no vi a nadie. No sé de quién podría ser.
La de ojos miel se quedó en silencio un buen rato antes de hablar de nuevo.
-Hay que buscar su dueño, no te puedes quedar con algo que no es tuyo.
-Eso lo sé, pero quiero saber cómo funciona. -le cuchicheó en tono confidencial.
Lizbeth le arrebató el giratiempos de la mano.
-Quizás dándole unos golpecitos…
Carol le dio un manotazo y lo tomó de nuevo.
-Lo dañarás.
-Claro que no. -protestó Lizzie tomando de nuevo el reloj de la cadena.
-Que sí. -jaló del reloj.
-Que no.
-Que sí, te voy a sacar puntos por raparle cosas a los prefectos.
-Que no, y eso no cuenta para quitar puntos.
-Que sí. Y si existe, revisa en el reglamento de Hogwarts en el párrafo de “Lo que debes saber de los prefectos”…está antes de los prefectos tienen siempre la razón y después de el prefecto de Gryffindor siempre será mejor que el de Slytherin. ¡Ahora dame acá!
-Que no.
- ¡Que si!
- ¡Que no! -Insistió Liz tomando el reloj con fuerza-. ¿Para qué será esto? -cuestionó más para ella dándole un giro al reloj.
- ¿¡Que crees que haces?! -le cuestionó Coco, enfadada-. ¡No sabemos cómo usarlo, así que deja todo como estaba! -le susurró tomando el giratiempos, para ponérselo alrededor del cuello y para que así Liz no pudiera jalarlo más.
-Hay mira que cool, tiene la cadena mega larga. -observó la otra poniéndose también el collar y le dio dos giros más. Carol le fulminó y justo entonces vio como el reloj empezaba a girar rápidamente sobre sí mismo. Ambas se acercaron más de forma instintiva al ver que todos a su alrededor se movían a velocidades imposibles y aun peor…lo hacían como si fueran en retroceso. Era igual a ver una cinta regresada.
Cuando al fin terminó, la sala común estaba vacía y no había nadie en ella salvo ellas dos. Ninguna de las dos sabía qué hacer.
-Vaya…-susurró Liz.
-Es un gran vaya. -acotó la otra-. ¿Cuánto crees que regresamos?
-No sé, voy a ver en el calendario de mi cuarto. -Se incorporó dispuesta a irse pero la prefecta le jaló de nuevo a su lado.
-Ni lo creas. Hemos regresado en el tiempo…no debemos alterar lo que ya ha pasado. Es más, nadie debe vernos.
-Por favor…
-Créeme Liz. Cosas terribles han pasado a magos que han alterado el espacio y el tiempo. Lo he leído muchas veces y McGonagall nos lo dijo. -le susurró y pareció que su amiga empezaba a creerle.
-Vale entonces, primero debemos saber qué día es.
Miraron a su alrededor mientras se quitaban el giratiempos de alrededor del cuello y Coco se lo ponía en un bolsillo. Ella encontró un número del profeta en un sillón cercano y vio la fecha. Suspiró aliviada, eran las mismas noticias que había leído aquella mañana en el desayuno. Solo habían regresado unas horas.
-Son las 2p.m -informó la de ojos miel mirando su reloj-. Todos están en el último bloque de clase…por eso esto está tan solo.
-Bien, bien, bien. -Carol se frotó las manos, intentando pensar que hacer ahora-. Yo estoy en clase de Adivinación y tú en clase de Aritmancia, ¿correcto?
-Correcto.
-Entonces debemos permanecer alejadas de ambas aulas de clase. Nadie que nos haya visto durante las 2p.m y 5 p.m de hoy debe vernos…
- ¿Y qué pasa si alguien nos ve?
Carol hizo un gesto. Era algo que, en realidad, no quería averiguar.
- ¡Eh tú, cinco puntos menos por correr en los pasillos! -le gritó a un chico de tercero.
-Creí que “cosas terribles pasaban cuando se alteraba el tiempo” -Liz le miró.
-Si alguien más nos ve. Hoy al pasar frente al reloj de Ravenclaw tras la clase de Adivinación noté que había 5 puntos menos de los que había antes de ella.
- ¿Y con eso qué?
-Es claro Liz. Los Ravenclaw nunca pierden puntos en clase, saben todas las respuestas y jamás hacen algo malo en las aulas. -le explicó sonriendo-. Así que claramente tuve que haberle quitado a ese niño los puntos…así que técnicamente lo que hago es permitir que el flujo de las cosas continúe como se debe.
Lizbeth rodó los ojos.
-Solo es una excusa para quitar puntos.
-Si…eso también.
-Pues a mí no me dejas hacer nada y tú vas por allí con el relojito mágico y quitando puntos. Es tan injusto que no pueda divertirme con esto de regresar al pasado y…-antes que pudiera terminar Carol la tomó del brazo y la jaló al interior de un armario con fuerza.
- ¿¡Pero que te…!?
-Shh. -la prefecta se llevó el dedo índice a los labios-. Viene Malfoy -articula, sin hablar.
-Pero yo no tuve clase con él en todo el día y tú tampoco -le susurra.
-No, pero si nos ve por fuera en horas de clases me quitara puntos y seguramente se irá de la lengua por ser prefecta y saltarme clases. -le responde gesticulando, sin que ningún ruido saliera de su boca.
-Pero tú si estuviste en clase…
-Pero cuando Malfoy se lo diga a McGonagall o Snape ellos irán con la profesora Trelawney y entonces ella dirá que si estuve. Pero Malfoy si me habría visto, entonces alteraríamos el tiempo -le explica rápidamente.
Liz se llevó una mano a la cabeza.
-Esto del giratiempos y sus consecuencias es complicado…
-Por eso te dije que no lo tocaras, ahora cállate, creo que está cerca. -abrió un poco la puerta para ver hacia afuera.
Una cabellera rubia junto a otra color azabache le daban la espalda, cerca del armario. Malfoy le contaba algo a Zabini, algo de lo que al parecer estaba muy orgulloso.
-Entonces. -Blaise sonrió de lado mirando a Draco-. ¿Te besaste con Astoria?
El Slytherin compuso una mueca de superioridad y el rostro de Carol ardió en celos.
-Claro que si, ¿Cómo es que lo dudas?
El tono altivo que usó hizo que Coco se enfada aún más. Sacó su varita del bolsillo, dispuesta a hechizar a Draco.
- ¡No, quédate quieta!
-Quítate de encima, Lizbeth, quítate ahora. -ordenó la más baja intentando quitársela. Ambas forcejearon hasta que finalmente Carol empuñó su varita mientras Liz intentaba darle manotazos para quitársela y le envió un “Desmaius” que terminó dándole a Blaise ya que su amiga le había movido el brazo.
Zabini cayó al suelo de repente y Draco supo de inmediato que había sucedido. Sacó la varita para regresar el ataque pero no llego a ver quién fue el culpable, ya que las dos Gryffindor salieron de un golpe del armario mientras él le daba la espalda. Carol le cubrió los ojos al rubio y Liz aprovechó para quitarle la varita y tirarla.
- ¡Suéltenme! -exigió Draco, intentando quitarse las manos de Carol con fuerza. Esta le hizo señas a Liz, quien le quitó la túnica de Slytherin a Blaise y se la pasó a su amiga.
-Lárgate. -susurró entre dientes Carol y Lizbeth asintió mientras salía corriendo por el pasillo. Tomó su varita, dispuesta a desmayar también a Malfoy pero cuando su varita estuvo clavada en el cuello del rubio que aún forcejeaba ningún hechizo salió de su boca. Maldijo en su fuero intento al saber que no lo haría. Empujó a Malfoy, quien le dio el tiempo justo para ponerse la túnica negra de Blaise y salir corriendo por el otro extremo del pasillo mientras este buscaba su varita y se giraba a enfrentar a su agresor.
Jadeó, muerta del cansancio, mientras se escondía tras una columna. Se había escapado de Draco por los pelos. Lo bueno era que al tener la capa de Zabini, Draco creería que era de Slytherin y no se sospecharía de ningún Gryffindor. Suspiró aliviada antes de salir de la columna y caminar por el desolado pasillo. No sabía si Liz había tenido más problemas por su parte ya que no se habían encontrado.
Ella, sí que había tenido. Durante todo el alboroto de Malfoy y el armario el giratiempos se había caído de su bolsillo. Y para colmo cuando seguía escapando de él se había chocado con Granger y había tenido que ayudarle a recoger sus libros cubriéndose el rostro todo el tiempo mientras decía que le había pasado algo en la cara durante pociones y por eso no quería que la vieran. Justo entonces pensó que era demasiado extraño que un Slytherin se disculpara y ayudara a otros, así que la primera idea que se le vino fue tirarle los libros de nuevo al pipo y robarse un par de cosas antes de salir corriendo de nuevo. Como todo buen Slytherin.
-Vaya día de locos. -susurró más para sí mientras se revisaba los bolsillos para ver qué le había quitado a Hermione. Después le regresaría todo, claro-. Un gancho del cabello, una botella de pociones con algo extraño dentro y un… ¿giratiempos? -no le dio demasiado tiempo de admirar el reloj (de nuevo en sus manos) cuando chocó con alguien. Apurada, al saber que todos debían haber empezado a salir de la última clase y no debían verla ni se giro a disculparse.
-Hey. -Entonces, Carol se quedó de piedra al escuchar su propia voz-. Se te ha caído…-y el ruido de la tela que hacían las túnicas cuando uno se arrodillada.
Giró aterrada, para verse a sí misma de espaldas recogiendo algo del suelo. Si se giraba y veía a sí misma se volvería loca, todo el flujo del tiempo se dañaría y todo estaría pero que muy mal.
Antes que pudiera reaccionar, alguien tapó su boca y la arrastró al aula más cercana con prisa. Sentía que sus pies eran de plomo y no podía casi moverse.
-Reacciona, Carol. -pidió Liz, mirándola-. Si tú nos encuentras a ambas aquí todo se iría a mierda…o eso fue lo que te entendí.
Carol asintió.
-Pues mejor que no ocurra. -la castaña se asomó, para ver la réplica de su amiga acercarse. Chasqueo la lengua y tomó a Carol del brazo, arrastrándola hacia otro lugar.
Mientras corrían para esconderse Carol entendió que aquella tarde había chocado consigo misma y entonces se le había caído el giratiempos. En verdad, como funcionaba esa cosa era realmente escalofriante.
-Maldita sea, ¿Por qué debes ser tan insistente? -se quejó Lizz mientras veía que su amiga seguía caminando por todo el tercer piso en busca del dueño del giratiempos.
Después de mucho correr, esconderse y asegurarse de que nadie más las seguía se encaminaron hacia la sala común. (Y después que Carol incendiara la túnica de Blaise y la dejara tirada hecha pedacitos)
-Baratijas. -murmuró Carol agotada, cuando llegaron frente al retrato de la Señoras Gorda. Está les miró, dispuesta a empezar a contarles algo a lo que la prefecta rechinó los dientes. Solo querían entrar a la Sala Común y no hacer nada por el resto del día-. Baratijas. -reiteró, en tono más alto.
La Señora Gorda las dejó pasar murmurando algo sobre “las chicas mal educadas y respondonas”. Se sorprendieron un poco cuando pasaron por el hueco del retrato y se encontraron con ellas mismas sentadas en el sillón un segundo antes de desaparecer. Se apresuraron a sentarse en donde debían estar…sin que nadie pareciera notar lo que había pasado.
-Dios, que día. -comentó Liz, sacándose los zapatos y tirándolos por allí. Se acomodó en el sillón suspirado.
-Lo sé.
Después de un rato de silencio, Lizbeth habló.
- ¿Por qué no atacaste a Malfoy?
- ¿Cómo? -Carol giró a mirarla.
-Me dijiste que te había perseguido un buen rato, eso fue porque no lo desmayaste. -se explicó Perse con aire casual-. Entonces pregunto, ¿Por qué no lo atacaste?
-Bueno…-la verdad no sabía que decir, ni ella misma tenía la respuesta.
De repente, una sonrisa traviesa cruzó los labios de Liz mientras miraba a su amiga. Entrecerró los ojos, divertida.
-Eh, quita esa sonrisa.
-Te gusta Malfoy. -soltó, de repente.
Carol alzó ambas cejas.
- ¿Disculpa? Eso es totalmente ridículo. -Rió, aunque no sonó tan natural-. ¿A mí? ¿Gustarme Malfoy? No no no, claro que no. No sé por qué dices eso.
-A ti te gusta Draco Malfoy. -Reiteró su amiga-. Por eso no lo desmayaste, por eso querías atacarlo cuando oíste que había besado a Greengrass, porque estabas celosa, ¡y eso es porque te gusta!
- ¡Ya basta!
- ¡Te gusta Draco Malfoy!
- ¡CINCUENTA PUNTOS MENOS PARA GRYFFINDOR!
- ¿¡EHHH?!