Título: Champaña (4/5)
Personajes: Castiel, Dean Winchester, Balthazar, Sam Winchester, Benny Lafitte, John Winchester, Bobby Singer
Fandom: Supernatural
Resumen: AU. Castiel, un joven que trabaja como mesero para pagarse los estudios, se ve involucrado de mala manera con un importante miembro de una peligrosa familia criminal.
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Balthazar entró muy preocupado a la habitación de su amigo. Castiel se había enfrascado en una batalla a muerte con su corbata. No tenía caso, ella iba a ganar y colgar de su cuello a su antojo, igual que siempre. Por lo general, el joven de ojos azules podía vivir con ello.
Reunión familiar, dijo Dean, y Castiel tembló. Nunca lo habían llevado a conocer a la familia de alguien, y si de por si era algo estresante, se trataba de ESTA familia. El logro era no haberse estrangulado con su propia corbata a estas alturas. La expresión de Balthazar no lo ayudó para nada.
- Vinieron por ti - anunció el joven rubio.
Dean pasó todo el tiempo posible con su hermano desde que lo vio en la sala de espera, y tenía a Castiel abandonado. El joven de ojos azules no quería admitirlo, pero la verdad lo extrañaba, a pesar de las constantes llamadas por teléfono. El joven cazador le aseguró que pasaría para llevarlo a la reunión, y como Balthazar no solía reaccionar así, se deducía que no pudo cumplir su promesa.
Un desconocido se encontraba en el departamento. Era casi tan alto como Dean, pero más fornido y de aspecto mucho más peligroso.
- Así que tú eres el famoso ángel - gruñó el sujeto, evaluándolo con descaro, sin encontrar nada que le gustara -. Soy Benny. Dean me pidió que te llevara.
No consideró necesario añadir nada más.
- Un momento - dijo Castiel, y fue a buscar su gabardina. Tardó unos minutos y regresó para encontrar a Balthazar y a Benny destilando hostilidad.
- Debes mejorar tu actitud, o nunca pasaras de mensajero - dijo Balthazar.
Benny sonrió burlón.
- Estoy donde quiero estar, gracias.
- A pesar de ti mismo, supongo.
Castiel sabía que Balthazar se estaba conteniendo. Podía destrozar a alguien a punta de insultos hábiles, dichos con el aristocrático acento inglés, herencia de su familia, que le salía cuando lo provocaban. En este caso, tenía que mostrar prudencia, pero se veía que la estaba agarrando con los dientes.
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El camino, en el auto de Benny, comenzó con un horrible silencio incomodo, que fue cortado de cuajo sin aviso de ninguna clase.
- ¿Qué hay de Su Majestad? ¿A Dean no le molesta que viva contigo?
- Balthazar es mi mejor amigo.
- ¿De esos amigos con derechos?
Castiel miró extrañado a Benny.
- No.
No se iba a poner a explicarle que tenían mucho tiempo de conocerse y que consideraba a Balthazar su compañero para toda la vida, quien estaría en su boda, pero no sería el novio, lo acompañaría en el nacimiento de sus hijos y aportaría mucho en su educación, pero no sería el padre. Balthazar hacía el chiste de que compartir todo eso y no tener sexo entre si, los convertía automáticamente en un respetable matrimonio.
Comparándolo con lo que comenzaba a sentir por Dean… se asustaba. Era demasiada emoción. El joven pecoso le aceleraba el pulso. El miedo que le causaba ahora era diferente al del principio. Sentía que si Dean se lo pedía, empacaría lo indispensable y se iría con él sin mirar atrás, ni preguntar a donde, familia criminal o no.
Cuando Benny se estacionó por fin, Castiel cayó en cuenta de que Dean no le aclaró en calidad de que lo había invitado. ¿Lo iba a presentar como su amigo?
- Antes de entrar - gruñó Benny -, te voy a dejar algo muy claro. Estaré atento, y si veo algún movimiento sospechoso entre Don Estirado y tú, te sacare toda la sangre, y la echare en bolsitas para irme echando tragos de vez en cuando, ¿entendido?
Castiel asintió. El áspero gruñido en esas palabras aportaba mucha credibilidad. Su pánico le hizo gracia al prospecto de vampiro.
- Dean es mi amigo, no voy a tolerar que alguien pretenda verle la cara - le dio una palmada en el hombro a Castiel, que casi lo lanza hacía el parabrisas -. Si te portas bien, no habrá problema.
La reunión era en la casa Singer, o mejor dicho, el Deshuesadero H & B, como decía con orgullo un letrero recién pintado. Debería ser un sitio aterrador, pero Castiel se imaginó explorando entre interesante chatarra.
- ¡Cas! - exclamó Dean en cuanto abrió la puerta -. Lamento no haber pasado por ti, pero los encargos de la tía Hellen me entretuvieron demasiado.
Con toda la naturalidad del mundo, le dio un beso rápido en los labios.
- ¡Agh! - dijo Benny. Dean lo ignoró y tomó a Castiel de la mano.
- ¡Vamos! Tengo que presentarte con todos.
Castiel no opuso resistencia. En muy corto espacio de tiempo, se enteró de que Benny Lafitte era el mejor amigo de Dean, y que ambos y Sam se habían pasado la infancia jugando en el deshuesadero, que era el lugar más genial del universo. También conoció a lo que parecía un ejército de personas, pero nada más se sentía así por la cantidad de información que Dean insistía en proporcionarle. Ya conoces a la tía Hellen. Ella es la prima Joanna Beth, pero prefiere que le digan Jo. Él es el primo Ash, estudia en el MIT. Aquí se está escondiendo el tío Bobby. Él es el tío Ruffus. Te presento a Missouri, la madrina de Sam.
Todo pasaba tan rápido que Castiel apenas alcanzaba a decir “hola, mucho gusto”, antes de que le presentaran a alguien más. De repente, Dean se detuvo en seco. Un hombre fornido los miraba con curiosidad.
Castiel lo conocía. Procuró memorizar su rostro en la junta informativa de Michael, cuando les mostró una fotografía y advirtió a todos los presentes que nunca, bajo ninguna circunstancia, se les ocurriera hacer algo que pudiera irritarlo.
John Winchester. El líder de los Cazadores.
- Hola, papá.
… y padre de Dean, por supuesto.
- Muchacho - dijo John Winchester, sin dejar de mirar a Castiel. Este, por su parte, pensó que no era muy educado quedarse callado y no tenderle la mano, pero no reunía el valor para hacer nada al respecto.
Dean carraspeó y adoptó un tono más formal.
- Señor, quiero presentarle a Castiel Novak. Cas, él es mi padre, John Winchester.
Al contrario de lo que venía sucediendo desde que llegó, Dean no lo jaló inmediatamente para presentarlo con alguien más, por desgracia.
- Mucho gusto, un placer - dijo Castiel en voz baja. John Winchester siguió examinándolo en silencio, y el joven se preguntó si estaba calculando a cuanta velocidad podía correr.
- Con que Castiel - dijo por fin -. Es un nombre peculiar.
- Es por un ángel - respondió automáticamente el joven de ojos azules, acostumbrado a la duda.
- Tengo entendido que trabajas para Milligan. No recuerdo haberte visto en la fiesta, lo siento.
- No se preocupe.
- Ese tal Michael era un manojo de nervios, trabajar para él debe ser una pesadilla.
John Winchester le dio la palmada amistosa en el hombro, con la que lo descartó para consumo a corto plazo. Castiel se sintió muy aliviado de no tener que explicarle que Michael no era nervioso para nada, a menos que se encontrara en una situación límite.
Dean por su parte, estaba satisfecho, ya que Castiel había pasado algún tipo de prueba. Lo tomó de la mano y lo condujo al comedor.
Nadie comentó nada que Dean no se le quitara de encima, pero le hicieron muchas preguntas. Así, Castiel terminó hablando de sus dos hermanos mayores, Gabriel y Anna. De cómo trabajaba con Milligan para pagarse sus estudios de Letras Inglesas, y que esperaba tanto escribir como dar clases.
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- Les encantaste, ángel. Lo sabía - Dean le dio un beso en la sien.
Castiel sonrió, nervioso.
- Fueron muy amables - era verdad. No solo por no matarlo.
- Tengo algo que confesarte - Dean aferró el volante del Impala, sin decidirse a arrancar -. Te pedí que me acompañaras para que conocieras a mi familia porque… quiero formalizar contigo, Castiel.
El joven de ojos azules se quedó con la boca abierta de la sorpresa.
- Sé que no comenzamos de manera normal, pero que cuando te vi por primera vez me impresionaste. No pensé mas que en ti… y bueno… No podía dejarte ir.
Dean se animó a mirar directamente a Castiel. Este seguía tan asombrado como al principio.
- Si, bueno… entiendo que lo tienes que pensar - por hacer algo, el joven de ojos verdes arrancó el auto. Ninguno de los dos dijo nada hasta llegar al edificio de Castiel. Dean le deseó buenas noches, y le dio un último beso antes de marcharse.