Fandom: Axis Powers Hetalia
Claim: Japón/Taiwán
Rating: K+
Advertencias: fail!Angust, como siempre; sin betear
Abrazo
Kiku no pudo mirar a su hermana a los ojos, simplemente no pudo. Había peleado tanto y tan duramente, para al final ser derrotado por un rencoroso Yao, que no le había dado ni la oportunidad de negociar. Así, Kiku regresó a su casa, magullado y lleno de heridas, preguntándose cómo le daría la noticia a Taiwán.
Siempre la habían tratado como un objeto, pasando de unas manos a otras, sin preguntarle ni una sola vez qué era lo que ella quería. Y Kiku le había prometido que no dejaría que eso volviera a suceder; no lo hizo por nada en especial, simplemente sintió que debía hacerlo.
La sonrisa, cargada de amabilidad, que su hermana le dedicó en ese momento, hizo que Japón se tomara realmente en serio esa promesa.
- ¿Kiku-nii?
Japón se quedó de pie frente a la puerta, donde Taiwán le esperaba. Su voz estaba cargada de preocupación, probablemente porque había visto sus numerosas heridas, la mayoría sin haber sido curadas todavía. Ninguno se movió durante un largo rato, él sin saber cómo enfrentar a su pobre hermana, ella preguntándose qué estaría pasando por la cabeza del japonés.
Finalmente, Taiwán se desesperó y fue hacia él, ahogando un grito de angustia al ver lo mal que se veían esas heridas. Kiku no le prestó demasiada atención mientras ella revisaba su magullado cuerpo, sólo podía pensar en que él le había prometido que jamás volvería a ser tratada como un premio, que la protegería.
Pero, ¿De qué servía su palabra ahora? La realidad era que no había podido proteger a Taiwán, que China volvía a ser el dueño de la chica. La realidad era que él no había podido hacer nada por evitarlo.
Sintió la mano suave y gentil de su hermana en la muñeca, arrastrándole hacia el interior de la casa, seguramente para curarle. Ahora que lo pensaba, Kiku también la había tratado como un objeto, ella había sido su premio por vencer a Yao, años atrás. Sin embargo, ella nunca se lo había reprochado, siempre sonriéndole, cuidando de él.
-Nunca entenderé vuestro afán por la pelea… -Murmuraba Taiwán, arrastrando a su hermano mayor con ella. Sin embargo, Japón se detuvo de repente. La chica se giró, confundida- ¿Ki-?
Un ruidito de sorpresa escapó de los labios entreabiertos de la muchacha cuando los brazos del japonés la envolvieron con fuerza. Se sonrojó furiosamente y comenzó a tartamudear, intentando preguntarle qué estaba haciendo. Ignorando todo a su alrededor, Kiku la estrechó un poco más contra su cuerpo, apoyando su frente en el hombro de su avergonzada hermana.
Taiwán seguía balbuceando cosas sin sentido y tartamudeando sin parar, su vergüenza era tal que tenía la impresión que se desmayaría en cualquier momento. Sin embargo, se quedó en silencio cuando escuchó algo que le sonó demasiado parecido a un leve sollozo.
Separó sus labios, intentando hablar, pero la voz rota de Japón la interrumpió.
-Lo siento -Le dijo, con voz trémula- Lo siento.
La chica no necesitó mucho rato para entender a qué se refería su hermano mayor. Cerró los ojos, con dolor, al comprenderlo. Como toda respuesta a las constantes disculpas de Kiku, Taiwán le devolvió el abrazo, con ternura, acariciando los cabellos del japonés con cariño. No pudo retener las lágrimas por mucho tiempo.
-Está bien, nii-san -Murmuró, sonriendo gentilmente, a pesar de que el mayor no podía verla- Te perdono…
Siguieron abrazándose durante largo rato, con infinito cariño, sabiendo que tal vez esa sería la última vez que podrían estar juntos de esa forma.