Existe un código de honor que se va al traste cuando laura-sommeils me trae cositas como mi esperado Alice&Sirius y una canción del Sombrero Seleccionador que me hace llorar, y entonces tengo que tragarme todo y darla uno de sus regalos. Y una pista sobre el otro. xD
Aquí va mi primera cosita. Te amo, mi niña, espero que te guste. xD
El mejor invento del mundo
Todo el mundo sabe que Forks es uno de los lugares más húmedos de Washington y que ese manto gris de nubes que lo cubre no suele irse con facilidad. Pero hay días en que eso es lo que menos importa: hay veces en que Forks es el mejor sitio para vivir. Y es que cuando nieva, Forks se convierte en el mejor campo de batalla.
Para los Cullen la nieve es de esas pocas cosas que a pesar del paso de los tiempos nunca cambia. La adoran, y todos -exceptuando a Rosalie- esperan con ansía el momento en que Alice anuncia su llegada. A partir de ahí comienza las apuestas, los como tenga que ver algo con la peleo os acordaréis de mí en el infierno, y algunos consejos de preocupación de Esme que se quedan huecos antes la sonrisa que se dibuja en su rostro al ver la emoción de sus hijos.
Pero no sólo en la cas que está escondida en mitad del bosque se comportan así. En la reserva la Push, los jóvenes copian exactamente el mismo patrón de conducta.
-Eh, Jake, tío, ¿has visto las noticias? -pregunta Quil a vocinazos mientras su casa se convierte en la residencia, ya no sólo de los Ateara, sino también de los Clearwater.
-¡Qué va! Iba a ver el reportaje que hay antes del partido.- le contesta Jacob que aún no ha salido de debajo del coche de su padre, que ha tenido hoy otra avería, y lleva repitiéndole a Bill que ya sale de ahí, que le dé unos mutuos más, porque enseguida va.
-¡Cierto! -exclama Quil de pronto y se pone a buscar frenético el mando de la tele. Sin embargo, cuando ve que lo tiene Leah, y que aún no ha mudado su expresión de congoja del rastro, no se decide a pedírselo. Se aleja hacia otra habitación, y acaba la conversación con su amigo- Ey, tío, que te voy a tener que dejar ¿vale? Que aquí las cosas están algo chungas.
-¿Han vuelto los Clearwater a tu casa? -Le pregunta Jake y ante la afirmativa de su amigo, añade- ¿Cómo está Leah?
Quil suspira: le duele recordar la cara de la siempre alegre y extrovertida Leah, tan afectada:
-Fatal. Mira, no sé porqué Sam se ha largado así, pero me parece que se ha comportado como un cabrón.
-Bueno, a mí me parecía un tío legal- trata de defenderle Jacob
-Ya, sí, a ti y a todos. Pero las apariencias, a veces, engañan ¿no? Fuera bromas, si aparece con una tía me lo cargo. Deberías ver cómo está Leah.
Jacob, al contrario que Quil no conce mucho a Leah. Sin embargo, Seth le cae genial -a pesar de ser un enano- y si le hace algo a su hermana… bueno, sí, está claro que la apoyarán.
-Va, tío, te cuelgo. Voy a llamar a Embry- se despide Jacob- Porque mañana habrá batalla ¿no?
Quil se ríe de él con un ¿lo dudabas? y corta a su llamada.
Jacob se arrastra fuera de l coche, y se limpia la mano de aceite con el trapo que hay sobre la llave inglesa.
-¡Bill!- llama a su padre- ¿Qué hay de cenar?
Aparece en el salón hecho un asco y a Bill le da por pensar en qué diría su madre al verlo aparecer de esa guisa.
-”Menos mal que ni Rebecca ni Rachel están en casa”- piensa y sin poderlo evitar, sonríe.
Jacob agarra el trozo de pizza que le alcanza su padre mientras marca con la mano libre el número de la casa de Embry.
Es cuestión de segundos que estés le coja y le quite la pregunta de la boca.
-Ey, tío, ¿has visto la tele? Mañana guerra de bolas ¿eh? Y esta vez, ya veremos quién es el nenaza que pierde.
No hace falta decir nada más. Antes de colgar -y quedar para mañana- Jacob estalla en una sonora y limpia carcajada.
¿Qué me dices?