Mi segundo one-shoot, que también va de amor y de moonlight. Pero jooo, me ponen la Revolución Francesa y yo caigo, caigo como las moscas a la miel xDD
¿La prota? Coraline... *o* Porque sí, mola mucho la chiquillla
Coraline
Coraline pertenecía a la nobleza francesa del siglo XVIII cuando fue convertida. Y siguió formando parte de ese grupo tan exclusivo después de que su corazón dejara de latri.
Cuando Coraline descubrió todo lo que podía hacer al ser vampira se dejó llevar. Según los pobres clérigos que predicaban por las calles de París estaba poseída por el diablo y su único lugar adonde ir era el infierno; pero en aquella época el infierno era una de esas cosas que a Coraline no le causaba miedo alguno.
Tenía una cabellera negra como el azabache, que al andar en los pasillos de palacio parecía pretender deshacerse de las gomas que la aprisionaban para caer libremente por su níveo cuello. Su piel tersa, y ahora fría, recubría su cuerpo como una gasa fina que siempre estaba ahí, tentando a quien osase mirarla a arrancársela a besos, como si así ellos -o ellas- pudieran fundirse en ella. Como si pudieran llegar a ser un todo entre ambos cuerpos.
Y sus ojos, oscuros como la noche, danzaban con la misma pasión que desprendían sus labios carmesí al hablar, entonando una melodía. Una especie de canción para hipnotizar a los humanos que se acercaban hasta ella y que más tarde desaparecían bajo un murmullo de sábanas, un grito de terror -su parte favorita- y un choque de copas rebosantes de sangre.
Coraline era la voz de la serpiente que ofrecía el fruto del árbol prohibido; era el cuerpo de Lilith, con el que Adán engendró a los desheredados de Dios; era todo aquello que un hombre quería por el simple hecho de que no podía tenerlo.
Pero eso no era lo que ella ansiaba, lo que deseaba, y un día huyó de su hogar, jurándose así misma nunca más regresar. Sólo tenía una amiga y una mano llena de sueños; porque Coraline había comprendido que aunque una vida corta sirviera para soñar, la eternidad era la llave para hacer sus deseos realidad.
Coraline, la estrella opaca de la noche de París, viajó hasta el país de las nuevas oportunidades, viajó por el tiempo hasta que al final encontró lo que buscaba.
Aquello por lo que habría dado toda su belleza, su linaje e incluso su inmortalidad; aquello por lo que habría renegado de su pasado, por lo que habría secuestrado, matado, traicionado a lo suyos…
Pues para la joven Coraline, la vida, la inmortalidad no era sino el polvo de una eterna condena sin el amor. Fue conocer el amor para descubrir que hacía tiempo que vivía en el infierno al que los pobres curas la habían condenado.
Y tras descubrirlo, tras probar por sí misma, con esos labios que habían sido la perdición de tantos hombres y mujeres; con esos ojos que habrían sido capaces de contener la luz de la luna para él; con esos sus dedos, que eran los creadores de caricias que muchos no habían sido siquiera capaces de imaginar, todo lo que significaba… no iba a dejarlo escapar.
Así Coraline surgió de entre las llamas a las que él la había condenado; como un fénix renació de sus cenizas porque para ella una vida sin amor, no era vida.
¿Y bien?
P.D. Lo de la guillotina fue todo un puntazo