Y esto es mi última paranoia ... xD Nah, en realidad es que me dio mono de hacerle un Drarry a Suiris por su cumple porque sé lo mucho que le gustan -aunque yo nunca había entendido porqué- y de pronto me encontré en mis manos con 3 Drarrys. Así que, os los posteo aquí para saber si me quedaron tan grotestos como no debieran quedar para ser un cumpleaños y un reto de Navidad. Me gustó el título del tercero, tenía su toque. xD Están en el mismo orden en que fueron creados. El primero en el mismo día en que me enteré del cumpleaños; luego me vino una idea mejor y al día siguiente la escribí pero era muy larga para el reto y luego me vino otra.
No sé quien dijo que los libros están llenos de momentos Dramiones; me parece que no miró bien, porque hay Drarrys por todos los lados xDDD
Sospechas
Harry siempre supuso que había algo más entre ellos que nunca nadie supo reconocer. Lo notó desde el primer momento en que hablaron.
Con su pose alta y orgullosa, miraba todo por encima del hombro; mas, fue al cruzar unas palabras cuando Harry notó un deje de curiosidad que el chico no había sabido disimular.
Una intriga que se transformó en rencor, envidia y un montón de adjetivos que Harry ni siquiera conocía entonces, cuando declinó su oferta.
Recuerda que una vez se lo comentó a Hermione- cambiando los protagonistas del historia, claro está- y ella le respondió con una cita que a Harry le sonaba demasiado filosófica, demasiado superficial e incluso, demasiado certera.
Demasiado todo: aunque, tratándose de él, nada parecía ser suficiente.
Aquellos duelos de magia, las burlas en el pasillo, las llamadas de atención, a la solicitud del puesto de cazador e n el quipo de Quidditch; ese empeño por alcanzarle en todo, por medirse con él. Si Harry era el niño que vivió, a él le tocaba ser la mano derecha de quien lo atacó.
Era un juego loco, absurdo, suicida: pues llegó un momento que se incrustó en sus vidas, sin poder hacer ya nada.
Harry sospechaba que Hermione tenía razón cuando dijo aquello de que “a veces los amores más profundos, se transforman en los odio más destructivos”.
Pero es que, Harry no puede evitar preguntarse, mientras el último recuerdo de lo que ha visto en la mente de Voldemort se resiste a escapar, si ya es demasiado tarde para salvar el alma de Draco.
Rompiendo esquemas
Harry está decidido a no dejarle pasar ni una más. La próxima vez que se vean, tiene que decírselo. Soltará el hachazo, sonreirá ante su cara idiota y se volverá a su torre. Sí, exacto, es un plan perfecto.
Ahora sólo queda que ambos estén solos.
Zafarse de Ron y Hermione no es muy complicado, ya que, como no cesa de repetirle Malfoy, ellos sí tienen familia. Pero lo que no tiene tan claro es cómo hace para que él este sólo.
La idea se la han dado los gemelos, por supuesto. Y Harry no puede evitar preguntarse de dónde le viene esa tendencia a ir en contra de todo lo que se espera de él.
Cuando sale del despacho de Snape -con veinte puntos menos y tras limpiar todos los calderos de una mugre que no puede tener ni nombre- y se encuentra cara a cara con él -aunque en la suya persiste ese horrible olor que Harry lleva en las manos- sabe que lo ha conseguido.
-¡Estúpido huérfano sin familia y sin nadie que te quiera! -le escupe Malfoy.
Y por una vez Harry no se aleja; sino que, sonriendo, se acerca con lentitud y le susurra con los labios rozándole la oreja:
-¿Te recuerdo que ahora mi familia eres tú?
Visto y no visto: un beso, una caricia en un lugar inhóspito y un puto mordisco que nadie sabe a qué ha venido.
Y es que algo le dice a Harry que si va a saltarse todo y cada uno de los cánones de su conducta tiene que aprender que habrá aspectos que tiendan a descontrolarse.
Aunque no es algo que le importe demasiado.
El león, el brujo y el armario
Algo tiene la Navidad que hace que hasta Harry se olvide que debe de salvar el mundo. Ya no tiene esas pesadillas de color verde en las que sus preocupaciones se mezclan con los besos de Ginny a Dean, con los recuerdos que Dumbledore ni con la muerte de Sirius.
Es su rostro pálido y ojeroso el que le acosa cada vez que cierra los ojos. Hermione resopla cuando dice algo sobre eso; pero Ron ha encontrado cómo vacilarle.
-¿Qué? ¿Otra vez imaginando qué hace Draco ahí dentro? No te preocupes tío, que en cuanto se entere de que le estás esperando le dará por salir.
Y Ron, con sus frases de doble sentido, no tiene ni idea de que Harry está bastante más al corriente de lo que mucho suponen, sobre todo si tiene que ver con Draco, con armarios, e incluso con alguna que otra ramita de muérdago.
¿Qué? ¿Sirvo para el slash?
Porque después de tanto tiempo intentando hacer un Sirius&Remus estos son las primeras viñetas slash que consigo.