New Perspective

Jan 24, 2011 16:38

-Todo es cuestión de saber la cantidad exacta. Ni mucho, ni poco, ya sabes, lo justo.
Beatriz lanza a su hermano una mirada amenazante para que se calle, mientras intenta colar el líquido negro en la botella de agua de dos litros sin que se derrame por toda la mesa. Pero su hermano se lo está pasando bomba sentado en el sillón del salón, con el mando de la tele en una mano y una pelotita en otra. Se la lanza a Tomás que está al otro lado de la habitación, mientras Ana y Marcos hacen cuentas sobre el dinero que se han gastado.
-¿Entre cuántos has dicho que hay que dividir esto? -Le pregunta Ana a Beatriz por tercera vez.
-Entre ocho. Marcos, Tomás, Julia, Diana, Víctor, tú, el mongolo ese ¾señala a su hermano con un dedo cuando lo dice -, y yo.
-¿Eh? ¿A qué viene eso de mongolo? -Se queja Ernesto simulando un tono ofendido.
Bea hace una mueca que evidencia que lo que ha dicho es algo tremendamente evidente. Se vuelve hacia Ana que sigue mirándola y pregunta que qué pasa.
-Es que no sé porqué viene con nosotros.
-¿Otra vez lo tengo que explicar?
-No, no, si lo entiendo. Solo que, no sé, a cualquier otra fiesta aún, ¿pero ésta? Si casi no va a haber ni Dios.
-Pues porque habría pocos problemas para que se acoplara y Julia la invitó para estar un rato todos, no porque la fiesta fuera la bomba. ¾Beatriz no entiende porqué últimamente la gente se complica tanto la existencia. Entre Ana y Víctor... en fin, será mejor que se centre si no quiere tirar todo la bebida por el salón.

Termina la botella de vodka negro con granadina, y se pone a descorchar las dos botellas de vino que están en la mesita de al lado. Deja la otra en el suelo mientras murmura tres y se vuelve hacia Marcos, que ha terminado con la calculadora.
-¿Cuánto hay que pagar cada uno?
-Siete euros. Ocho si ponemos comida o tal. ¿Qué decís?
-Que el último día sobró la hostia de comida -se queja Tomás.
-Podemos coger lo que sobró el último día -propone Ernesto mientras recoge la pelota que le lanza ahora Tomás con mala leche. -¿Dónde se quedó?
-Lo tiene Víctor en el coche ¾le responde Tomás.
-Pero, ¿dará para todo? Yo prefiero comprar más... Mejor que sobre que falte ¿no? Que luego nos pegan una sablada si compramos allí. Además, van cuatro chicas. Y siempre comen más que beben ¾duda Marcos, que ha vuelto a coger la calculadora y el bolígrafo.
-¡Eh! -Se queja Ana, y le da un golpe en la tripa a su amigo. -¿A qué ha venido eso?
-Es cierto -. Responde éste mientras se frota la parte dolorida. Parece mentira, pero cuando Ana golpea, da con fuerza, para lo chiquitina que es.
-No comemos tanto. -La secunda Beatriz que ha terminado con una de las botellas y ha empezado con la siguiente. -Bebemos menos, eso sí, pero tampoco comemos tanto.
-Bueno, yo creo que podemos poner un euro cada uno y comprar algo, ¿os parece? De lo malo, malo, nos lo tomamos mañana o el domingo para pasar la resaca. ¿No? -Pregunta mirando al resto de sus amigos.
Éstos asienten, y no hay más que hablar. Sacan todos los monederos y empiezan a amontonar los billetes mientras hacen cuentas. Beatriz y Ernesto llaman a Julia y a Víctor respectivamente para decirles cuánto hay que poner.
-Dice Julia que ella no tiene dieciséis euros. Que si alguien pone su parte, o la de Diana que para el caso es lo mismo. -Les comunica Bea con el aparato aún en la mano.
-Dile a Víctor -, le comenta Ana a Ernesto que sigue hablando con su amigo -no creo que ponga el menor inconveniente.
Beatriz mira a Ernesto y alza una ceja. Ella no está tan segura, y, por la cara que pone su hermano, él tampoco. Tomás lanza una risilla tonta y le pide que le pase el móvil a Ernesto.
-Ey, tío, que ando jodidillo de pasta, ¿te importa poner los dieciséis euros míos? Que mañana pago yo lo tuyo, que no hay problema. Que ya sabes que hasta fin de mes no cobro, y hoy tuve que hacer la compra y eso. -Se lleva un dedo a los labios mientras espera la respuesta de Víctor y asiente un poco más tarde -. Vale, perfecto. Gracias, tío. Eres genial.

Le devuelve el móvil a Ernesto mientras se ríe para sí mismo por un chiste que nadie más pilla.
-¿Qué pasa? -Resume Ana lo que todos están pensando.
-Me muero de ganas por decirle que a quien ha fiado la pasta es a Diana, en lugar de a mí. Esta noche va a ser la bomba. ¿Sabéis si viene más días la chavala esta?
-No lo sé -responde Beatriz con desconfianza, pues todos la miran a ella -. ¿Por qué?
-Porque va a ser... -empieza Tomás, pero se da cuenta de que nadie excepto él lo entiende. Se yergue en el sofá y trata de captar la atención de todos, incluida Beatriz que ha dejado las botellas y se ha sentado con Ana y Marcos. -¿Os acordáis de las fiestas de principio de verano? Cuando estábamos todos en la ciudad... -Los demás asienten y él continúa -. Bueno, pues fue el día que Alvar os llevó a casa a ti y a ti -señala a Ernesto y a Ana, que se ponen rojos sin querer -, y nos quedamos Víctor y yo más tiempo porque todavía andábamos un poco para allá. Estábamos con Laura y Miguel que estaban en una de sus épicas peleas por vete tú a saber qué, y acabamos dando una vuelta por la verbena nosotros dos con Rubén, el hermano de Miguel. El caso es que había unas pavas que estaban de puta madre justo delante de nosotros. Empezaron Rubén y el tonto de Víctor a lanzarles piropos y tal, pero ellas ni caso. Una de ellas se volvió y veo que es Isaura, una que estudió conmigo en la carrera, y se gira y tal, y me puse a hablar con ella. Me presenta a sus amigas, y entre ellas estaba Diana. Pues eso, que qué tal el pueblo, que qué tal la gente, que qué haces aquí, que qué tal lo llevas, lo típico, ¿no? Y de esas que me ve hablando con ella éste, y no se le ocurre otra cosa que acercarse y tocarla el culo. No sé qué más le diría porque Isa me estaba hablando a la vez, pero intercambiaron un par de insultos y luego ella le partió la cara. Tal cual, delante de todos.
-¿No jodas? -Pregunta retóricamente Beatriz mientras Ernesto empieza a reírse a mandíbula batiente.
-¿Y qué hizo entonces Víctor? -Pregunta Marcos que sabe cómo se las gasta su primo.
-Nada -responde ufano Tomás.
-¿Cómo que nada? -Pregunta Ana que no se lo cree del todo. -Venga, ya, Víctor no es de los que reciben el guantazo de una chica y no hacen nada. Algo haría, digo yo.
-Que no, que no -repite Tomás. -Que la tía no le dejó. Cogió la pava, y tras el golpe le llamó "criajo impotente e inmaduro" y se largó. Y eso, lo oímos todo. Yo me quedé de piedra. Una de las tías que había, Raquel creo que se llamaba, se fue corriendo tras ella. Isaura me miraba como si no supiera bien qué decir, pero cuando Rubén empezó a vacilar a Víctor se debió relajar o algo.
-Entonces es cuando te la metiste en el bote ¿no? -Le soltó socarrón Ernesto.
-Oye, tío, un respeto, que es mi amiga. -Le contesta Tomás sonriendo.
-Amiga con derecho a roce, querrás decir -le responde Ernesto, erre que erre.
-Bueno, y si es así, ¿qué? -Le suelta Tomás como quien no puede evitar que las cosas buenas formen parte de él.
-Oye, pues... ahora que lo dices -comienza Marcos que ha soltado una carcajada al escuchar el fin de la historia -, sí que puede ser divertida esta noche, sí. ¿Seguro que no viene más días la chica? Podríamos vacilar a Víctor mucho con eso.
-Venga, tíos, no seáis crueles -les recrimina Ana sin estar segura ella tampoco de lo que dice.
-¿Por? -pregunta con socarronería Tomás. -Venga, tía, no me digas que tú tampoco tienes ganas de liar un poco a esos dos, a ver qué hacen.
-Pues, la verdad es que sí -admite Beatriz, que por fin ha comprendido la reacción de su amigo esta mañana.
-Ahí lo tienes -le dice Tomás a Ana señalando a Beatriz. -Venga, ¿quién se apunta? Perfecto -añade cuando los otros cuatro levantan la mano.

Sí, aún quedan unas horas para que lleguen Julia y Diana al pueblo y marchen para la fiesta, pero la noche, desde luego, promete ser divertida. Aunque, para unos más que para otros.

personaje: ana, género: friendship, personaje: marcos, personaje: beatriz, personaje: ernesto, título: Lucha de gigantes, personaje: tomás, género: humor

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