Retos de Magic Words

Nov 30, 2008 00:28

No sé porqué no os he puesto el avatar de los gemelos en la de 30 vicios, pero bueno, os la pongo ahora.

En esta entrada van las cuatro viñetas de los dos retos literarios de Magic Words. Se me olvidó poner el link de Arissha, pero como en este os tengo que presentar antes a cada uno pues ahora voy

Diana Roodwod
Víctor Erisoon
Arissha Devora Dormiers
Erik Jacob Sunishly

I reto

Debéis escribir una viñeta o un one-shot en el que tenéis que incluir por lo menos cinco de estas siete palabras (Si incluis las siete, mucho mejor)

x Castigo
x Chocolate
x Alcohol
x Snape o McGonagall (A elección)
x Calabaza
x Mesa
x Magia



Besos con sabor a chocolate

-… Y así es como convertimos una calabaza en una gran araña para alumbrar un salón.

La voz de McGonagall suena demasiado fuerte. ¿No podría hablar un poquito más bajo? Bueno, quizás sea por eso que dice Dean de que las resacas no son buenas. Pero, ¿qué demonios? Ella no ha cogido ninguna resaca, porque, simplemente, ella no ha bebido nada de alcohol. Y punto, no hay más que hablar.

Diana cabecea y, aunque corre peligro de dormirse, apoya la cabeza en la palma de su mano y mira por la ventana. Afuera todo es alegría, la primavera ha llegado. Y allí está ella, con un resacón del copón haciendo magia o algo parecido para conseguir mantenerse despierta y no caer rendida sobre la mesa. A pesar de que algo dentro de ella le diga, que no, que no está así por los chupitos de ayer por la noche.

Lo que está claro es que ya no va a volver a pisar las cocinas en medio de la noche ni loca. Vamos, eso lo lleva claro. Que le da igual si Tiago se pone pesado, si Padma le chantajea con su Saeta de Fuego; y lo que menos le importará, eso que lo sepa todo el mundo, es que él le ponga ojitos de cordero degollado para que baje. Ella se niega.

Lanza un suspiro largo y quejumbroso y se restriega los ojos para intentar seguir la clase, aunque es obvio que va a ser imposible. Se va a ganar un castigo, eso está claro pero aún así no puede evitar sonreír al recordar la noche anterior. Si hay algo que ha aprendido -y no, no es que beber por la noche y entre semana es malo- es que los mejores besos son aquellos que llevan sabor chocolate, sobre todo si son los de sus labios sobre tu cuello. Y es que para Diana ahora el chocolate llevará por siempre ese sabor divino.



Las calabazas de Snape

-“Estás como una cabra”.
No hace falta ser Merlín ni Godric para darse cuenta de que lo que dice es completamente cierto. Tampoco hace falta nada más que mirarle para darse cuenta de no va a cambiar. Desde luego algún día se meterá en un gran problema, pero por ahora se libra de todo.
McGonagall ya le ha echado el ojo y le tiene entre ceja y ceja pero, incluso a veces, no puede evitar sonreír con lo que dice. Y es que así es él, un crac se mire por donde se mire.

-¿Crees que lo conseguirás?
-Cuenta con ello, muñeca
-No me llames así.
-¿Por qué si tienes el cerebro de plástico?
-Vete a la mierda, Erisoon
-Vete tú, Weasley
Los dos ríen. No pueden evitarlo, son así. Hasta que aparece alguien más en la escena.
-Vaya, ya nos ha fastidiado la cita, tío.
-No me digas que habéis empezado a salir
-Hasta que has llegado tú, sí. Pero ahora...
-¿Te ha roto el corazón?
Fred asiente y George hace como que va a pegar a Víctor que se pone dos dedos en la sien.
-¿Cuánta cerveza de mantequilla has bebido?
-La que me sirvieron.
-Pues no deberías, sabes que te sienta mal. -afirma Víctor como si supiera de lo que habla.
-Igual que a ti, colega.
-Entonces, ¿está noche a las 3 en el Gran Comedor?
Víctor asiente y George sonríe sin querer. Es la costumbre de hacerlo siempre que hay una broma de por medio.
-Eh, preciosa- le grita Víctor a Fred cuando ya se van- Creo que te olvidas de algo.
-No voy a darte un beso, si eso es lo que quieres, perturbado -le contesta Fred como si le hubiera ofendido
-Nah, ni de coña besaría a un peluche como a ti, se me llenaría la boca de pelos- Víctor hace una mueca -Más bien me gustaría otra clase de favor.

George descubre enseguida qué es lo que quiere Víctor pero Fred no y le llama de todo. Los alumnos de tercero y segundo que pasan por ahí se alejan rápidamente de ellos. Así que cuando George saca el mapa merodeador y se lo entrega a Víctor no hay nadie a la vista.
-¿Así que era eso?
-Sí, pederasta maniático, sólo era eso.
-Vete a la mierda, Erisoon
-Vete tú, Weasley

* * *

Han pasado ya más de tres horas desde que el día ha despuntado pero en la Sala Común de Gryffindor todo son rumores. Y cada vez se acentúan más, sobre todo cuando Colin entra por el retrato y suelta la bomba.
-Fred, George y Víctor están cumpliendo un castigo con Snape

Vale, sí, en parte es normal, pues siempre están metidos en líos. Pero es que ¿qué habrán hecho para que a primera hora de un lunes ya estén castigados?
-Todavía sigo sin entender cómo le nombraron prefecto
-¿Habrán bebido algo? Ya sabéis como le dan al alcohol

Mas cuando llegan al gran Comedor la cosa es aún peor. A los rumores de los Gryffindor, se suman los de Ravenclaw, los de Hufflepuff y hasta los de Slytherin. Como dice Lee, es inevitable:
-Es la magia que tienen esos tres, que les hace especiales.

Pues no todos los domingos despides el fin de semana con una declaración pública de amor. Pero no una declaración cualquiera. Sino, nada más y nada menos, que a un Snape completamente ebrio de licor de chocolate cantándole a McGonagall You are my love subido a la mesa de los profesores.

Y es, a varios metros de allí, donde un Víctor rojo de la risa, le pregunta a su profesor de pociones que qué tal se duerme cuando te han dado calabazas.

II reto

Se debe escribir una viñeta o one-shoot eligiendo como temática uno de los siguientes pecados:

* Lujuria
* Gula
* Avaricia
* Pereza
* Ira
* Envidia
* Soberbia

El fic debe incluír también las siguientes palabras:

* Deseo
* Capricho
* Ansiedad


De amantes y ambiciones

El amanecer amenaza con dejarse caer antes de tiempo. El sol, aún somnoliento y cretino, pretende sorprender a los que le rehúyen. Acaricia la punta del cielo cuando la luna trata de regalar, tan sólo un minuto más, a los suyos. Los que nacen a la hora de las brujas, los que son amantes, los que…

Y en el reflejo de ésta sobre una gigantesca ventana se puede ver a dos de ellos despidiéndose. Hasta la próxima vez.

-Deborah Dormiers… suena bien.
Se gira hacia ella, que esboza una mueca en la oscuridad. No sabe exactamente porqué pero no le gusta su segundo nombre.
Él se levanta y comienza a vestirse con la suave luz de la luna que se asoma a través de los cortinajes. Arissha permanece donde está, aunque apoya su peso sobre el respaldo de la cama. Le mira sin disimulo alguno.

Su figura se asemeja a un lobo en la noche. Sus ojos claros resaltan en la negrura que emana de él; y sus suaves y firmes formas atraen algo más que el peligro y el placer. Arissha recorre con su mirada su cuerpo y tiene que morderse el labio, hasta hacerse sangrar, para evitar que la domine la ansiedad de llevarle de nuevo hasta ella.

Él se vuelve de nuevo hacia ella mientras sus manos agarran una de las páginas del Profeta que descansa encima de la cómoda. Las celdas de los más fieles seguidores del Señor Tenebroso de Azkaban han sido vacíadas. Se cree que...

-Serías una excelente mortífaga. - Y agrega inclinándose sobre ella, sobre su níveo cuello- Devora sueños.

Arissha fija sus ojos en el frente, impertérrita, y le contesta con voz fría:
-Cuídate de que te tu mujer no averigüe cómo agrandas las filas de su señor.

Lestrange se ríe entre dientes, sarcástico. Bellatrix. Lo pronuncia con una mezcla de lujuria, desprecio y soberbia.
-Tranquila, está demasiado obsesionada con la vuelta del Señor Tenebroso.
-Tu amo.
Él sonríe mostrando sus blancos dientes y sus labios perfectos. Y Arissha tiene que controlar aquello que la incita a besarle de nuevo.

Cierra la puerta por fuera y se escabulle en la noche adhiriéndose a la oscuridad. Al otro lado, una copa, en la que sólo quedaban algunos posos de vino, se estrella contra la madera y estalla en cientos de cristales.

-No soy Deborah, ni soy mortífaga -masculla con odio. Se desliza fuera del lecho, con la suave sábana de lino como única ropa. Camina hacia el espejo, frente al cual se deshace de ella. Ni la Venus de Cnido es tan hermosa.
Su cuerpo describa la palabra deseo en sus curvas, y su piel le da un aspecto de frágil doncella.

Aunque ella es algo más que una dama: es una guerrera. Porque lo último que hará será ponerse bajo el mando de un mestizo. Mientras Bellatrix sueña con delirios de grandeza como mano derecha de un farsante, ella se convierte en el capricho traicionero de su amante. De un noble de sangre puro y corazón oscuro. Tan negro como su ambición.

-Volverás a tu agujero, pequeño Tom. Y desde allí admirarás el poder de los que nacieron para gobernar. -pronuncia despacio, cual conjuro de hechicería diabólica.


El paciente.

Es una sala pequeña con las paredes y los muebles pintados de blanco y una ventana diminuta en lo alto. La cama, mullida y sobria, duerme en el centro de la estancia.

Afuera la primavera se estrella contra sus cristales en un capricho loco de colores. Dentro, en cambio, el ambiente es asfixiantemente enfermizo.

-Señorito Sunnishly, aquí tiene la comida.

Las palabras de la enfermera titilan temblorosas y se dirigen hacia el bulto recogido que hay sobre las sábanas de la cama que, en un arrebato, han ido a parar al suelo.

-Señorito…
-Ellos tienen el poder. Ellos… van a volver…

La enfermera, una joven de cabellos cobrizos y una cara cubierta de pecas, se acerca dubitativa. Posa la mirada en el muchacho rubio que rehúye a su imagen en el espejo. Acerca la mano derecha sobre su hombro y éste gira la cara hacia ella. La joven, con la respiración entrecortada, retrocede, asustada.

Ojos demacrados, una sombra extendiéndose por un rostro de edad indefinida y una mandíbula tensa, presa de una ansiedad obscena son los ingredientes de un cuadro que se asemeja demasiado a aquel que Eduard Munch creó sobre óleo.
-¿Ellos?

La pregunta deja de tener sentido un segundo después. La muñeca de la chica atenazada entre los delgados dedos del paciente; la almohada aprisionada bajo el peso de su cabeza, con su mirada fija en él, quien se coloca sobre ella.
Y ella se muerde el labio, presa del pánico, cuando las manos de Erik avanzan bajo su ropa en una carrera incesante de deseo.

La estancia blanca está iluminada por la luz de la mañana. Ha pasado un día entero desde el último ataque del paciente número 73.
-Señorito Sunnishly, aquí está su comida.

La voz es grave. El doctor Erisoon abre la puerta con precaución y decisión. Sus ojos recorren la sala hasta llegar al espejo que hay apoyado en frente de la ventana.
El reflejo de un chico rubio, de ojos celestes acuosos, que se acaricia en un gesto autocompasivo y tranquilizador le llega distorsionado.

-Sólo fue un ataque de ira. Tú… no… eres así.

Y el señor Erisoon cierra la puerta haciendo caso omiso a los trozos rotos del espejo, manchados de sangre y mal escondidos bajo la cama. A eso, y al mensaje de tinta colorada que aparece dibujado en la única puerta de la habitación. El mismo que se distingue en la ventana que niega a Erik el sabor de la libertad.

-El volverá. Ellos también.

Los dos primeros son para todos los públicos; pero los dos siguiente no. No recomendadao... bla,bla,bla, lo de siempre, chicas ;) Sé que vais a leer igual. En el segundo hay sexo no explícito; y en el segundo además de lo de antes, violencia (tampoco explícita) pero son chocantes las dos. Sobre todo comparados con las dos primeras.

Un beso
me voy a dormir

P.D. A que mi avatar de los gemelos es una cucada :D El de la derecha es George ¿no? Porque es mio :D

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