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panchajaviera Title: Opuestos no tan Opuestos
Chapter: 3
Chapter Title: Preparando las Armas
Genre: Romance/Humor
Rating: Fiction Rated: M
Summary: Ginny y Draco estaban comprometidos. Y digo estaban, porque las
cosas entre el hurón y la pelirroja no van bien, tanto por un lío de faldas
como el recuerdo de un cabeza rajada de ojos color verde esmeralda.
Capítulo 3: Preparando las Armas
Se encontraba en una habitación blanca, tendido en la camilla. Veía borroso y no sabía donde estaban sus lentes, así que trató, con mucho esfuerzo, enfocar su vista y buscarlos. Estaban a su lado derecho, en un velador, rodeados por frascos de todos los colores, rotulados con una letra cursiva, apretada, lo que impedía saber qué era cada botella.
Al colocarse los lentes, se fijó que había una chica pelirroja, sentada a su lado, que se había dejado vencer por el sueño, posando su cabeza en la cama donde se encontraba el chico. No pudo evitar sonreír al verla. ¡Cuántas veces había pensado en ella y sin embargo, nunca le envió una carta, ya que no era seguro para ninguno de los dos! Y ahora, el hecho de saber que ella estaba junto a él, le producía la mayor de las alegrías. Intentó sonreír, pero no era capaz: su cuerpo, demasiado agotado, le pedía descansar.
También, a su lado izquierdo, había otro velador, pero llena de flores, cartas y tarjetas en donde le deseaban que se recuperara pronto. Pero él ya estaba recuperado: ya no tenía a un lunático buscándolo por todo el país para poder matarlo e instaurar su gobierno del terror. Y aún así… algo no andaba bien.
Comenzó a acariciar el cabello de su amada Ginny, a enredarlo suavemente en sus dedos y dejarlo caer. Sin embargo, a pesar del poco esfuerzo que realizaba, sentía sus manos pesadas, cada parte de su cuerpo se entumecía, obligándolo a dormir.
OºOºO
Ginny se levantó sobresaltada: nuevamente había soñado con él. Aunque esta vez despertó antes de la peor parte, la que la hacía despertar gritándole que volviera, la que la hacía llorar a mares por lo que había pasado, aunque fuese algo que todos temían en secreto.
Se levantó de la cama y se dirigió a la ducha, para abrir el grifo de agua helada. Necesito despertar, pensó para sí, aunque se le pasó la mano: el agua estaba congeladísima, lo que se tradujo en un montón de gritos y maldiciones que cualquiera que deteste bañarse con agua congelada diría.
Salió de la ducha, envuelta en una bata de color blanco, tiritando y diciéndose que nunca jamás en la vida cometería semejante locura nuevamente. Se dirigió nuevamente a la cama, específicamente a su mesita de noche y tomó la varita. El dormitorio era un desastre, así que con una floritura mandó a que cada cosa se colocara en su lugar. Al ver todo ordenado, con un nuevo movimiento de su varita, hizo que su pelo se secara a tal punto que su colorida cabellera lisa era una réplica exacta al pelo de Hermione en Hogwarts.
Puso los ojos en blanco y se disponía a corregir el problema de su pelo, cuando un suave toc toc se oyó en la ventana. Era la lechuza que le entregaba El Profeta todos los fines de semana. Así que abrió la ventana y depositó el dinero en la bolsa que traía el ave atada a su pata, la que se fue feliz de haber cumplido su cometido.
Cerró la ventana, se tiró en la cama para leer los titulares del día, pero lo que vio la hizo levantarse de inmediato.
- ¿QUIÉN DEMONIOS TE CREES QUE SOY DRACO MALFOY? - gritó de inmediato, pero su grito se vio opacado por un estruendo ocurrido en el living de su casa. Fue de inmediato a ver y suspiró de alivio al ver que eran sus compañeros de equipo.
- ¡Malnacido! - dijo Sarah, con la voz algo rara, ya que tenía a sus compañeros de equipo sobre ella aún.
- ¡Desgraciado! - esta vez, fue Chloe, quién se levantó con algo de dificultad (llevaba unos tacones muy altos), enfatizando aún más su enojo al golpear su puño derecho en su palma izquierda.
- ¡Infeliz! - Jessica, por su parte, se dejó caer en sillón, bufando de ira. - Deberías hacer papilla su “amiguito colgante”. - Los chicos hicieron unas muecas extrañas, imaginándose el castigo.
- ¡Bastardo! - dijo Hugh, alterado. Todos lo miraron extrañados. Supuestamente, el era el más centrado de todos. - Ay sí, dije una palabrota ¿y qué? el tipo se la merece. - Dijo malhumorado. El resto, se miró entre sí y se encogieron de hombros.
- Menos mal no soy la única que lo odia en este momento. -Habló Ginny, algo divertida de verlos reaccionar así, sobretodo con tanta ceniza en sus rostros y ropas.
- ¿Y entonces, qué vamos a hacer? -
- Darle su merecido, por supuesto. - Contestó Ginny, caminando de un lado para otro.
- Sí pelirroja, pero eso es algo obvio ¿no crees? - le contestó Robert, con un extraño brillo en los ojos.
- Entonces no sé qué diablos pretenden. -Respondió.
- Primero, necesitamos un vestido muy escotado. - Le dijo Chloe. - Siempre y cuando, el baboso de mi novio deje de mirarte como un sexópata.
Robert miró ofendido a su novia, quién sólo le sonrío y le guiñó un ojo.
- Segundo, una poción que te convierta en toda una belleza… - le dijo Sean, quien era un experto en el área de las pociones.
- ¡Hey! No soy tan fea… - Contestó Ginny, algo ofendida por el comentario.
- No tontita, sino para que no te reconozca el hurón. - Habló Sarah, con una sonrisa en los labios. Su amiga era muy picota.
- Y tercero, dejarlo con ganas de más. - Le dijo Jessica, con un pícaro brillo en sus ojos.
- ¿Más? -Su tono sugería que ese más era…
- Más, mi querida Ginny. - Sonrió con malicia. - Mucho más…
OºOºO
Draco estaba en la cama, tratando de dormir un poco más, pero el insistente picoteo de la lechuza en la ventana le hacía imposible continuar. Así que molesto, se dirigió a la ventana, pagó de mala gana, tomó el diario y miró, somnoliento, el titular. Al verlo, se restregó los ojos y leyó en voz alta, para poder creer lo que decía.
EXCLUSIVO: DRACO MALFOY TIENE NOVIA Y NO ES GINNY WEASLEY.
- Por Merlín -dijo para sí. - Seré hurón muerto… - Abrió los ojos, tratando de procesar si verdaderamente había dicho eso, pero al fin y al cabo no importaba que criatura fuera: la chica lo haría pedazos. Así que comenzó a leer, para ver que tan mal se venía la cosa con su ex - novia.
Al parecer, los días de la feliz pareja formada por la jugadora de quidditch Ginevra Weasley y el empresario Draco Malfoy han llegado a su fin. Los tortolitos habían formalizado el noviazgo hace un mes, por lo que se rumoreaba que el matrimonio sería después de la final de quidditch. Sin embargo, hoy es el gran partido y la cazadora de los Holyhead Harpies al parecer se encuentra totalmente devastada por la decisión que habría tomado su novio. Fuentes cercanas a la pareja, confidenciaron que la joven jugadora era una persona “controladora, insegura y muy celosa de toda mujer que se le acercara a su novio”. Esto último, se debe a que el joven Malfoy tiene un vasto historial de mujeres que han tenido alguna relación afectuosa, siendo su última “adquisición”, la ex - novia del difunto héroe, Harry Potter…
- Maldita sea, ¿Es que siquiera tratándose de MÍ tiene que salir nombrado el asqueroso cabeza rajada? - Dijo para sí molesto, aunque volvió a leer la última frase. - Mi última “adquisición”… ay, Ginny me va a hacer papilla en el partido… ¡El partido!
Draco salió corriendo a buscar el aparato muggle que usaba para comunicarse con ella, el cual se encontraba en la mesita de noche. Lo tomó y vio que tenía como fundo de pantalla una foto de Ginny, con su pelo rojo desordenado por culpa del viento y con una sonrisa tan pura…
- Despierta hombre, que ya no hay vuelta que darle. - Se dijo algo asustado. Tomó aire y marcó el número. El aparato comenzó a marcar tono y Draco, nervioso, comenzó a sudar frío.
En el departamento de Ginny, en cambio, estaban dándole forma al plan y viendo qué elementos necesitarían, cuando sonó el teléfono de la cocina. Todos se miraron silenciosos, diciéndose con las miradas “¿Quién hablará con él?”. El teléfono volvió a sonar, acallando el sonoro suspiro de Ginny cuando se levantó a contestar. Dejó que sonara una vez más, y contestó.
- Ginny Weasley. - habló cínicamente.
- ¿Ya leíste El Profeta? - Preguntó algo dudoso.
- Tu qué crees… - le dijo entre dientes, tratando de controlar su ira.
- Por favor, no creas que yo…
- ¿Qué no crea que, hurón malnacido? - Esta vez comenzó a gritar, alejando el auricular de su oído y colocándolo frente a su rostro, como si lo estuviera encarando. - ¿Qué fui tu última adquisición? ¿Qué soy otra de las tantas mujeres que has tenido y que para mantenerme he tenido que convertirme en una perra? ¿Ah?
- …
- ¡CONTÉSTAME MALDITO HIJO DE… - En ese momento, Ginny cerró los ojos y al abrirlos, estaba en el departamento de su ex - novio, diciéndole todas las cosas que sentía. - Si, me hiciste llorar, pero ¿Qué te importa eso a ti? he llorado tantas veces por tu culpa… y no, no estoy devastada, sino más bien dolida, porque no tuviste las agallas de terminar conmigo, porque tuve que pillarte con la maldita golfa aquí para darme cuenta que ya no me amabas…
- Ginny…
- Pero tú qué sabes, total, tantas han pasado por tu cama que ya perdiste la cuenta las veces que te han hecho la misma escenita…
- Ginny… - le dijo Draco, suavemente.
- Pero yo no soy como todas ellas, ¿Lo sabes, cierto? Como no lo vas a saber, si yo soy ¡“la ex - novia de difunto héroe “Harry Potter”! - le dijo esta última frase con fuerza, haciendo los gestos de las comillas con sus dedos.
- ¡Ginny! - le gritó Draco, tomándola del brazo.
- ¿¡Qué quieres, por Merlin!?
- Estás en mi departamento…
- Pues claro que lo sé, idiota…
- En bata. - le dijo esto último casi en un susurro. La chica se miró y se puso roja. Pero todo su cuerpo se puso rojo cuando vio al chico en los sexies boxers negros.
- Y yo estoy mirando GRAN parte de tu humanidad. - Le dijo la chica, con algo de picardía. Draco, por su parte, se miró y sonrió.
- Y a pesar de lo que diga la prensa, nunca dormimos juntos.
La chica lo miró fijamente, mientras se sentaba en el sofá
- ¿Te duele no haberme llevado a la cama? -le preguntó Ginny, seriamente. Draco se sentó a su lado, tratando de abrazarla.
- No eres cualquier chica, pelirroja. Por tanto, no puedo tratarte como a cualquiera. - Dijo, algo serio. Ella dejó que la abrazara, aunque seguía algo tensa.
- Y aún así… - iba a comenzar Ginny con la perorata, tratando de zafarse de los brazos de Draco, pero éste la interrumpió.
- Si, aún así, Delilah estaba aquí. Lo sé. Pero aún así, seguimos usando las cosas que alguna vez le dedicamos al otro. - Le dijo al oído, con los ojos cerrados. - La bata te la regalé en tu cumpleaños.
- Y esos boxers también son de tu cumpleaños. - La chica se dio vuelta y lo miró a los ojos. A esos ojos grises tan duros pero cautivantes a la vez. - No creí que necesitaras cubrir tu humanidad.
- De hecho, no necesito hacerlo, pero ya que me los regalaste… pensé que podría cumplir alguna loca fantasía tuya. - Contestó, sonriendo, mientras se acercaba a la boca de la chica, pero sin besarla. - ¿Qué pasó por tu mente cuando los compraste?
- ¿Tengo que explicártelo? - Le susurró, acercando su boca a la de él. Sin embargo, ahí estaban, a milímetros de distancia, conteniendo la pasión que sienten por el otro, por miedo a caer, por miedo a cometer un error.
- Ginny, yo… - Draco habló suavemente, sintiendo como su aliento embriagaba a Ginny.
- Ya lo sé, decidiste estar con otra persona. - Le dijo algo molesta por tener que recordar ese pequeño detalle. Se levantó del sillón, los ojos algo vidriosos por todo lo que había vuelto a sentir en tan poco tiempo. - Supongo que irás a ver el partido.
Draco, algo molesto por lo último, contestó algo serio.
- Sabes que iré acompañado.
- Nada es perfecto, cariño. - Le dijo Ginny, acariciando su rostro fugazmente, para luego, desaparecer de ahí.
OºOºO
Ginny regresó directamente a su dormitorio, ya que necesitaba vestirse. Aunque era cierto, no era el motivo principal.
El hecho de volverlo a ver, pero esta vez de una manera más... íntima, le hizo pensar si acaso algo no andaba bien. Sí, cierto, ninguno de los dos confiaba plenamente en el otro, pero cada vez que estaban juntos, ambos mostraban lo que el mundo no quería ver.
Y hoy, al verlo nuevamente, sintió que el corazón saltaba de alegría al saber que él estaba ahí... aún pensando en ella.
No te preocupes, quizás te lleves una sorpresa. - Pensó para sí, mientras abría la puerta de su closet. - Recuerda que él no es como tú.
Sonrió al recordar ese pequeño detalle, pero al segundo después estaba hecha furia. Toda su ropa había ido a parar desordenadamente a su cama.
- ¡Más les vale no haber revisado mi ropa interior, sino les va a pasar algo peor que a Draco Malfoy! - Gritó estruendosamente para que la oyeran los chicos.
En el salón, Sean se acercó a Robert y le susurra algo. Robert sólo sonríe y las chicas lo miran perplejo. Chloe, en cambio, había salido de la casa para ir a buscar a Ron, Hermione y Joanne.
Ginny salió de su habitación, vestida con una polera negra, jeans y zapatillas, en el preciso momento en que Ron y su familia salían de la chimenea.
- ¿Qué se ha creído ese pedazo de puerco… - Comenzó Ron, mientras agitaba el diario.
- ¡Ron! - Le dijo Hermione, molesta por el vocabulario de su esposo.
- Lo siento, Joannie, pero no me voy a controlar esta vez. - Ron le dedicó unas caricias a su hija, para luego darse vuelta a ver a su hermana. - ¡Ginny, más te vale que lo hagas trizas, sino lo haré yo!
- Tranquilo, Ron, de la venganza nos encargamos nosotros. - Contestó tranquilamente. - Ahora, necesito saber si tienes mi encargo especial.
- Es muy arriesgado, aún no están hechas todas las pruebas de calidad…
- Pues termínalas y en la noche haremos el gran lanzamiento. -Le dijo con su voz más dulce e inocente posible, mientras le daba un beso en la mejilla. - ¿Lo harías por mí?
Ron suspiró: su hermana era una excelente chantajista.
- Malfoy tenía razón en algo. - Habló mientras se levantaba. - Tu verdadera casa es Slytherin. - La chica sonrió.
- Ron… - Su hermano se dio vuelta antes de irse.
- Dale un toque especial. - Y le guiñó el ojo, al momento que éste desaparecía.
Hermione puso los ojos en blanco al oír las palabras de la pelirroja.
- ¿Es que todo debe incluir una venganza por parte tuya, Ginevra Weasley?
- Hermione, el honor de la familia está en juego. -Contestó seria, pero cuando mira a Joanne, le guiñó un ojo. - Además, el hurón se lo merece después de leer este titular.
- ¿Y acaso no le has pedido explicaciones?
- Draco la llamó hace 45 minutos. - Dijo Sean, pensando en voz alta, aunque se dio cuenta que lo había dicho muy fuerte, ya que los cojinazos volaron.
- Gracias, ahora me veré obligada a decir lo que pasó allá. - Dijo molesta.
- ¿Pasó algo? - Preguntó Robert.
- ¿Le pegaste en ya-sabes-donde? - Esta vez fue Joanne. Hermione, al darse cuenta que su hija esta ahí, la miró.
- Vete a la habitación de tu tía, jovencita.
- Pero, mamá…
- Ya basta, Hermione, si igual se va a enterar. -Le dijo la pelirroja, algo complicada por tener que contarles a todos lo que había pasado, aunque no era nada del otro mundo (Según su mente. El corazón siempre se manda solo). - Lo que pasó fue… - Pero en eso suena el celular de Chloe y la chica, al mirar el número, se quedó pálida.
- Vamos, Chloe, contesta o apágalo. - Dijo Hugh. - Tenemos que oír esto… lo podemos usar en nuestro favor.
- ¿Estás bien? - Le preguntó Sarah, mientras aún sonaba el aparato.
- Este… voy a la cocina.
Se dirigió hacia allá, en donde cerró la puerta y contestó en voz baja.
- Malfoy, ¿Cómo se te ocurre llamarme? -Preguntó furiosa.
- No lo tomes como un cumplido, nena: tengo dueño.
- ¿Ah, sí? ¿Es esa golfa que estaba en tu departamento, lista para ser “servida”?
- Se llama Delilah, querida. - Contestó algo cansino.
- Como sea. Pero… Malfoy ¿Eres gay?
- ¿QUÉ?
- Es que como dijiste que tenías dueño, yo pensé que… - Trató de contestarle sin reírse demasiado. Le encantaba provocar a la gente.
- Ese es el problema Sormerville: pensaste. -Le dijo molesto. - Y no, mi dueño soy yo. Sólo que la concesión la tiene Ginny.
- Pues no le sirve mucho que digamos en este momento.
- Cierto, pero para eso estás tú.
- Explícate.
- Tienes que deshacerte de Delilah en la fiesta.
- ¿VAS A LLEVARLA A LA FIESTA, RENACUAJO? - Gritó con todas sus fuerzas, para luego morderse la lengua. ¿Es que acaso debía ser tan explosiva?
- Se más discreta Somerville y responde si me vas a ayudar o no.
- Te ayudo si no la llevas al partido, y en especial a la fiesta.
- Muy tarde: Ginny sabe que voy con ella.
- Pues acabas de joderte solito: no te va a perdonar.
- ¡No quiero que me perdone!
- ¿Entonces?
- Necesito saber… si acaso sigue sintiendo algo por mí. -Silencio al otro lado. Estaba por hablar, cuando Chloe suspiró.
- Mira, es muy difícil creerte si vas a llevar a tu amiguita contigo. Y en especial, con la cobertura de prensa. Además, ¿Qué vas a hacer cuando sepas la respuesta? ¿Deshacerte de la golfa?
- Obvio.
- Eres tan tonto a veces, Malfoy. -Contestó enojada. -Todas, con excepción de Ginny, han buscado tu dinero.
- Delilah trabaja conmigo desde hace poco. Y tiene un excelente sueldo: no he recibido quejas de ninguno de mis empleados.
- Lo que tú digas, hurón.
- No me digas…
- Sí, sí, blah, blah. - Contestó aburrida. - Tres últimas cosas: debes aclarar lo que verdaderamente sientes, ser absolutamente sincero con ella y madurar de una vez por todas. Sé que la última es más difícil, pero no pido milagros.
- ¿Eso significa que me vas a ayudar?
- Primero, convénceme. - Y cortó el teléfono.
Chloe salió de la cocina cuando vio que todos discutían acaloradamente.
- Ya les dije que no podemos hacer una poción multijugos ahora, por mucho que aceleremos el efecto. - Contestó Hermione, algo cansada por repetir una y otra vez.
- ¿Y la transformación humana? - Esa era Sarah.
- Es algo rebuscado. - Contestó Sean.
- ¿Y si le pedimos a Teddy que nos preste sus poderes metamorfomagos? - Cuando Robert terminó decirlo, todos se miraron asombrados y comenzaron a reír a carcajadas. Cuando Chloe pudo tomar algo de aire, le respondió.
- ¡Eso es lo más estúpido que he oído en mi vida! Pero como viene de ti querido, entonces no me extraña.
- Chloe, ya veras…
- ¿Y como Teddy me envió una poción para cambiar de color mi cabello? - Dijo inocentemente Joanne y todos se quedaron callados. Robert tenía una cara de satisfacción al ver que su idea no era tan descabellada.
- Que gracias a Dios encontré y la escondí bajo… -Comenzó a decir Hermione, pero Joanne continuó hablando.
- ¿Incontables hechizos y maldiciones? Es mentira: tan sólo había que terminar el encantamiento con tu varita. Hiciste un encantamiento de reconocimiento. - Todos, sin excepción se quedaron con la boca abierta: la chiquilla era un genio.
- JOANNE ELIZABETH WEASLEY, VAS A ESTAR CASTIGADA DE POR VIDA. -Gritó Hermione, alterada: su hija era definitivamente un demonio.
- No me importa: total, papá te pondrá la cara del Gato con Botas y lo besarás, se irán a la habitación y… - Ginny le tapó la boca antes de que siguiera diciendo más cosas, ya que Hermione tenía una cara de espanto horrible.
- Te lo dije, Herm, esta chiquilla es un demonio. -Ginny miró a su sobrina y le habló. -Si te saco la mano, ¿No dirás nada que pueda causarle a tu madre un infarto? -Al ver que la niña negaba, le retiró su mano y le dedicó una traviesa sonrisa a su madre. -Y volviendo a lo nuestro, ¿Tienes la botella aquí? - La chica sacó la botella de uno de sus bolsillos y se lo entregó a Ginny.
- Ok Gin, me rindo: mi hija se convertirá en una chantajista profesional si no te ayudo ahora. - Contestó Hermione, tratando de mantenerse seria. -Hay una forma, pero no pienso decirla, ya que tengo a cierta persona a mi lado que llegando a casa, buscará por todos lados donde se encuentra el hechizo. Y esta vez, si está protegido por incontables hechizos y maldiciones, jovencita. - Pasa a buscarlo a Sortilegios Weasley a las 4.
- Gracias. - Le dijo Ginny suavemente.
- Y ahora Joanne, vamos a casa.
- Pero…
- Será mejor que no digas nada, chica. -Le dijo Chloe con una sonrisa, cuando su celular vuelve a sonar, avisando un mensaje de texto.
Joanne se despidió de todos en silencio, mientras entraba a la chimenea.
- Vaya niña, ¿eh? - Dijo Hugh.
- Ay, Merlín, lo que me espera. - Dijo Sarah, lamentándose para sí.
- Bueno, pero ahora, hay que moverse: debemos ver el nuevo look despampanante de Ginny. - Contestó Sean.
- Son unos babosos. - Les dijo, sonriente.
- Oye, si nosotros babeamos, significa que Malfoy se va a derretir. ¿O no, Chloe?
- …
- ¿Podrías dejar de ver tu estúpido teléfono y concentrarte? - Le dijo Robert, molesto. Ella lo miró y sonrió.
- Vamos chicos, esta noche debemos lucirnos. - Dijo feliz, mientras se levantaba. - Y Robert, estás a “dieta”.
Todos rieron por lo bajo, mientras comenzaban a desaparecer para ir al Londres muggle. Sin embargo, Chloe se quedó un par de segundos más en el departamento.
- Espero que sepas lo que haces, Malfoy, - mientras leía por enésima vez el mensaje de texto, que decía A las 3, en la cafetería de siempre -porque sino, olvídate de tener descendencia. -Y desapareció.