Sigo con el capítulo dos.
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aquí. Author:
panchajaviera Title: Opuestos no tan Opuestos
Chapter: 2
Chapter Title: No te necesito... por ahora
Genre: Romance/Humor
Rating: Fiction Rated: M
Summary: Ginny y Draco estaban comprometidos. Y digo estaban, porque las
cosas entre el hurón y la pelirroja no van bien, tanto por un lío de faldas
como el recuerdo de un cabeza rajada de ojos color verde esmeralda.
Capítulo 2: No te necesito… por ahora.
Ginny despertó con dolor de cuello, los audífonos de su iPod en sus oídos molestando bastante, hambre y la cara completamente mojada: había llorado toda la noche. Y al abrir sus ojos y no poder soportar la luz del sol, asumió que estaban hinchadísimos.
- No es la primera vez que lloro por ti, pero si la última. - Habló mientras se levantaba del sillón. - Así que, bienvenida a la soltería Ginny Weasley. Y más vale que elijas mejor la próxima vez. - Y se dirigió al baño, para zambullirse en la tina y relajarse durante 30 minutos con un exquisito baño de espumas, con formas de pelotas de quidditch. Tan relajante fue, que se quedó dormida y sólo despertó cuando sintió frío y el cuerpo lleno de espumas.
- ¿Qué… qué…? -dijo somnolienta, pero despertó de inmediato. -¡Por Merlín, Morgana y Agripa! NECESITO DUCHARME AHORA. - Y de inmediato, el agua comenzó a caer, pero estaba congelada. - Disculpa, pero por muy apurada que esté no quiero morir de hipotermia. - Y ahora, el agua estaba hirviendo. - ¡Auch¿No conoces el término medio? - La ducha dio un respingo de agua caliente, lo que provocó otro alarido por parte de la pelirroja y luego… el agua tenía la temperatura ideal. Así que terminó de lavarse y fue a su vestidor, en donde eligió una polera con tirantes de color verde, minifalda café claro y zapatillas. Su pelo iba suelto, completamente mojado (le gustaba que se secara al viento) y su cara sin una gota de maquillaje. Vio la hora en el reloj que le había regalado su madre, igual al que había en La Madriguera, y su estómago rugió. El hambre la consumía, pero estaba atrasada. “Ya no reclames tanto, comeremos en la cafetería.”. Y con su varita, atrajo la escoba, junto con su bolso deportivo y desapareció.
De inmediato, apareció en una cafetería del callejón Diagon. El equipo había acordado juntarse ahí para poder planear los detalles de la presentación final, al estilo de las finales mundiales de quidditch. Así que buscó un grupo de seis personas, bastante ruidoso y con los mesones llenos de comida.
- ¡Ginny! - Exclamaron Jessica, Sarah y Chloe. - ¡Pero que guapa te ves!
- Oh si, te ves guapísima... -dijeron Hugh, Robert y Sean, con una cara de babosos, logrando que Ginny se sonrojara de nerviosismo.
- Hugh, será mejor que te comportes. -Respondió Jessica muy seria. - O ya verás lo que te espera en casa. - Ellos se habían casado el año pasado en Irlanda (sus padres eran de allá) e ingresaron al equipo luego de una larga temporada en las Avispas de Winbourne.
- Si cariño. -Contestó suavemente.
- Lo mismo va para ti, Robert. - Contestó Chloe. - No te estoy obligando a estar conmigo, pero si sigues mirando así a Ginny, te rompo la cara. - Después de tanto tiempo sacándose celos entre ellos, al fin declararon su amor el uno por el otro. Lo único malo: les encantaba provocarse.
- Soy tu hermana y no te puedo retar, Sean, pero sí puedo hablar con Melinda y... exagerar un poco. Ya sabes como somos nosotras... - Esta vez fue Sarah la que habló.
- No te atreverías... - dijo con la voz entrecortada.
- Sabes que sí. - Le dijo con una sonrisa maligna.
- Y no sé por qué tanto alboroto. - Dijo Robert. - Uno: Ginny nunca se viste de manera tan provocativa, a menos que sea para una cena. Y debo decirte pelirroja, que el negro es tu color.
- Muy cierto. -Dijeron todos a la vez.
- Y dos, todas ustedes ven a Draco y se derriten por él. Especialmente tú Chloe. - Le dijo con el ceño fruncido. -Al parecer, a todas les gustan los chicos malos.
- Es que no se puede negar lo que es bueno. - Dijo Chloe suavemente.
- ¡¿QUE FUE LO QUE DIJISTE CHLOE SOMERVILLE?! - Robert se levantó exaltado y la aludida se colocó detrás de sus amigas murmurando para sí "¡Yo y me estúpida bocota!". Ginny, cansada de estar tanto rato parada y más encima sin haber probado bocado, se sentó en el último puesto libre.
- No te alteres, ha dicho una gran verdad. - Contestó y tomó una tostada con mermelada. -Lo único malo es que el bastardo tiene el ego de la torre más alta de Hogwarts y trae a una perra a su departamento.
- ¿QUE?
- Lo que acaban de oír. - Dijo pausadamente. - Ayer rompí con él. - Y fue inevitable: todas las lágrimas que tenía guardadas comenzaron a brotar nuevamente.
Todos se miraron: ya sabían lo que tenían que hacer.
Jessica y Sarah se colocaron al lado de Ginny para abrazarla, Robert hizo aparecer un gran ramo de rosas, Hugh hizo que los platos levitaran hacia la cocina, dejando espacio para el desayuno especial que Sean pidió. Luego, muchas cajas de pañuelos descartables estaban sobre la mesa y Chloe sacó de su cartera la biblia de las rupturas amorosas: "El Diario de Bridget Jones".
- Chloe, antes comenzar con el ritual. - Dijo Hugh, mientras le entregaba una caja abierta de pañuelos descartables a Ginny para que se secara las lágrimas. - Debería contarnos lo que le hizo ese canalla, leer lo que dice el librito y por último, reventar a esa rata de alcantarilla.
- Los que aprueban la moción. - Dijo Jessica solemnemente: todos estaban de acuerdo, sobretodo con la última parte. - Muy bien Ginny, cuéntanos lo que te hizo esa rata asquerosa.
Se sirvió un sorbo de chocolate y les contó lo ocurrido en la noche anterior. Y como no quería volver a llorar, comenzó a comer de manera compulsiva las tostadas, casi al punto de atragantarse. Cuando terminó, todos tenían los puños cerrados o el ceño fruncido. Había que hacer pagar al hurón.
Sin embargo, Chloe, estaba tranquila, negando una y otra vez con la cabeza, mientras leía la página donde aparecían los propósitos de año nuevo.
- Querida Ginny, la biblia dice que debes encontrar un novio amable y sensato - cosa que Draco no es - y no establecer lazos afectivos con ninguno de los siguientes tipos: alcohólicos, - Draco -dijeron todos al mismo tiempo- trabajólicos, - Draco - fóbicos al compromiso, personas con novias o esposas, - obviamente, la perra no tomó en cuenta esa regla - mirones, - Draco- megalómanos, - Draco - gilipollas emocionales o pervertidos. - Chloe cerró el libro y la miró a los ojos. - ¿Cómo no va a haber alguien mejor que ese idiota, si eres una persona maravillosa?
Todos la miraban fijamente. Ginny les devolvió la mirada a cada uno de ellos y suspiró.
- Porque esa persona está bajo seis pies de tierra.
OºOºO
Draco estaba en su oficina, encerrado, caminando de un lado a otro, con su celular en la mano. Quería hablar con Ginny, necesitaba explicar lo ocurrido la noche anterior, ya que no fue capaz de hacerlo en el momento oportuno. Pero ella exageró todo, se puso una furia cuando vio a Delilah en el sillón! le decía su cabeza, pero otra voz le contestó ¿Estás seguro que nada iba a pasar entre tú y Delilah? No lo podía negar: ella era una chica muy atractiva, pero su corazón estaba con Ginny... aunque ella siguiera recordando al finado de Potter.
Decidió llamarla, pero fue interrumpido por la entrada de Delilah.
- ¿No te dijo mi secretaria que no quería ver ABSOLUTAMENTE A NADIE? -Preguntó ofuscado.
- Draco, querido. ¿Qué es lo que te pasa? -Le preguntó seductoramente, mientras se acercaba a él y le quitaba el teléfono de las manos. -Ah, conque la chica Weasley te tiene taaaan estresado. - Draco le dio la espalda, pero ella lo tomó de los hombros y comenzó a hacer un masaje.
- Ya, déjame ¿Quieres? -Le dijo, quitándole las manos de su espalda.
- Oh, vamos Draco, ya se le pasará. -Le dijo Delilah, asqueada por tener que decir aquello, ya que necesitaba que Ginny estuviese lo más alejado de él. -Mándale flores, chocolates... lo que sea que le guste. - La chica retiró algunas cosas del escritorio y se sentó, entregando una excelente vista de sus piernas.
- Se nota que no la conoces. -Le dijo Draco, tomando el celular nuevamente y sentándose pesadamente en el sillón. -Ginny no es una mujer convencional. Y en este momento, tiene que estar entrenando para la final de mañana. Para colmo de males, sus compañeros de equipo me tienen entre ceja y ceja. -Suspiró pesadamente. -Pero lo peor de todo este embrollo, es tengo que ir obligatoriamente al partido.
- Tengo entendido que hay una fiesta luego del partido... podrías ir conmigo. -Le dijo seductoramente.
- ¿Estás loca? - Draco se levantó alterado del sillón y se dirigió a la puerta. - Si llega a verte alguno de los compañeros de Ginny, estás muerta. - Y salió de ahí, dando un portazo.
Sin embargo, la puerta nuevamente se abrió y la cabeza de Draco se apareció.
- ¿Y sabes qué? Vamos a ir juntos. - Dijo, tratando de convencerse de sus palabras, - Total, ella terminó conmigo y tampoco le debo explicaciones a nadie. Si, eso haré. Y encárgate del asunto Carruthers, por favor. No vuelvo en todo el día. - Lanzó el celular al sillón donde estuvo unos instantes antes y salió, cerrando la puerta normalmente.
Delilah sonrío complacida. Las cosas iban mejor de lo esperado.
OºOºO
La práctica estuvo excelente. Y si mañana jugaban de la misma forma, la copa era de ellos. De eso no cabía duda.
Sin embargo, Ginny estaba dudosa de tocar la puerta: no porque no quisiera ver a su sobrina favorita o a su hermano con su esposa. Pero la verdad, no quería nombrar a Draco en la mesa, sino Ron se pondría furioso. Se maldijo mentalmente por no haberle escrito una lechuza a Hermione, pero ya se las arreglaría de alguna forma.
Ron y Hermione vivían en un barrio muggle de Londres, para que Joanne tuviese una vida normal, aunque con dos padres brujos no se puede hacer mucho. Sin embargo, la chica estaba por terminar la escuela con excelentes notas (lo que era una gran tranquilidad para Hermione) e ingresaría a Hogwarts en septiembre. Por tanto, los chicos habían acordado que, cuando su hija quedase seleccionada en el Colegio, se mudarían a Hogsmeade. Por lo tanto, cuando Ginny se decidió a entrar, debió pasar agachada, ya que montones de cajas cruzaban la sala, apilándose ordenadamente.
- ¿Es que acaso pretenden que ejercite más mis reflejos? -Preguntó Ginny divertida al entrar en la cocina. Joanne estaba sentada en la mesa, leyendo un enorme libro titulado "Maleus Maleficarum ¿El arma más poderosa de los muggles para cazar brujas?" y Hermione preparaba la comida.
- ¡Tía Ginny! - Gritó Joanne, dejando de lado el libro. La chica, de 10 años, tenía el cabello enmarañado de color rojo, ojos café, tez morena (sin pecas, por tanto la heredó de Hermione) y alta como su padre.
- Hola demonio, qué libro te estás devorando esta vez?
- Ginny, no le digas así, por favor. - Dijo la castaña, tratando de contener la risa. - No quiero pensar en que esta chiquilla va a andar por los pasillos de Hogwarts haciendo de las suyas.
- ¡Pero mamá, los tíos ya me dieron muchas ideas! - Le contestó su hija, de manera suplicante.
Hermione miró a ambas, resignadas.
- Hermione, no puedes hacer nada: está en su sangre. - Le dijo Ginny, con una pícara sonrisa. La chica suspiró pesadamente y miró a su hija, quién le estaba haciendo caritas tristes.
- Esta bien, siempre y cuando no me manden a llamar porque se te ocurrió colocarles bombas fétidas a las lechuzas para dejar apestoso el gran comedor...
- ¡QUE BUENA IDEA MAMÁ, GRACIAS! - Gritó la niña, emocionada por la nueva travesura.
- ¡JOANNE ELIZABETH, NI TE ATREVAS A HACERLO! - Hermione contestó alterada y con el cuchillo en la mano.
- Hermione, no es necesario que me mates, puedes darme el divorcio si ya no me soportas. - Dijo Ron, algo asustado de ver a su mujer así.
- Oh, no digas tonteras Ron, es tu hija la que me altera. - Le contestó, besándolo tiernamente en los labios.
- Ya te lo dije, Herms: está en su sangre - Le dijo Ginny.
- Hola Ginny ¿Cómo están para mañana? - Le dijo Ron, mientras se sacaba el abrigo y se sentaba a la mesa.
- Oh bien, las cosas van mejor de lo previsto... - Y los hermanos se enfrascaron en una larga charla referente a las posibles estrategias a utilizar.
Pasó un buen rato y Hermione los llamó a la mesa. Todo iba bien, hasta que en medio del postre, Joanne preguntó.
- ¿Y como está tío Draco?
Ginny los miró lentamente a cada uno y decidió decirles de inmediato.
- No lo sé pequeña, porque tío Draco y yo terminamos ayer.
Hermione tomó la mano de Ron, tratando de controlarse, pero sus orejas estaban rojas. Y la niña se sintió culpable de haber preguntado.
- Lo siento tía Ginny, yo...
- No te preocupes pequeña, de hecho, te agradezco que hayas preguntado, porque no sabía como decírselo.
- ¿Te hizo algo ese... ese...? - Ron estaba tratando de controlar su vocabulario, por respeto a la niña.
- Las cosas venían mal desde hace algún tiempo Ron, no te preocupes. Y bueno, ayer fui a su departamento y había una golfa llamada Delilah Poulain.
- ¿Otra... otra...? -Ron se levantó alterado de la mesa y se dirigió a la chimenea. Ginny lo siguió de inmediato y logró detenerlo.
- Ron, escúchame.
- ... Maldito hurón... ¡Ginny, déjame hacerlo trizas! - Le dijo su hermano, tratando de liberarse de su hermana.
- No harás nada, porque mañana sabrá lo que se pierde. Y que con un Weasley no se debe meter. - Le dijo muy por lo bajo Ginny.
- ¿Planeaste algo con los de tu equipo?
Ginny asintió suavemente. Hermione venía bajando las escaleras y se acercó a ellos.
- Joanne se fue a dormir, pero cree que metió la pata.
- Dile que no ha hecho nada malo y que, para que me crea, mañana le tendré una sorpresa. - Le dijo Ginny con una sonrisa. - Y estén tranquilos: Mañana, Draco Malfoy se arrepentirá de haber jugado conmigo. - Sus ojos brillaron de maldad y los abrazó.
- Que descanses Ginny. - Le dijo Ron.
- También ustedes. - Contestó.
Y con un ¡plop!, desapareció.