Título: Chico malo - 12. Silencios
Resumen: A Blaine Anderson le gustaba Kurt Hummel.
Pareja: Blaine&Kurt
Cantidad de palabras: 496 + título
Tipo: Drabble
Género: Romance/Angst
Advertencia: ---
Notas: ¡Culpa de Merii por recordarme
la imagen de Muchacha10 donde Blaine es un bad!boy, serán una serie de drabbles, supongo, las ideas corren por mi cabeza.
¡He vuelto!
Lo siento tanto. Tengo dos maldiciones:
1) En vacaciones nunca puedo escribir.
2) Al llegar a 100 reviews en FF.net mis ideas se evaporan xD
En teoría debería de volver a ser regular desde ya. Una vez cada semana, o cada dos a lo mucho. Espero que les guste un tanto el capítulo de hoy, me gusta más el que sigue, por cualquier cosa.
1. Pasillo2. Basurero3. Casillero4. Piano5. Navigator6. Creer7. Noche de chicas - I8. Noche de chicas - II9. Sala de coro10. Máscaras11. Más cerca, más lejos Chico malo
12. Silencios
Kurt Hummel no estaba muy seguro de cómo llamar los eventos de aquellos días. Podía reducirlo todo a una palabra: silencio. Porque no escuchaba nada ni a nadie, porque nadie le dirigía la palabra (con nadie se refería a los deportistas y, sobre todo, por sobre todos, a Blaine) y aquellos que lo hacían, sus amigos, sentía que no le decían absolutamente nada. No podía escucharlos.
Kurt creía haberse quedado sordo.
Bueno, no sordo. Porque la música sí que la escuchaba. Igual que ese sonido estrangulado que salía de su garganta cada noche, aquel que iba junto con las lágrimas que estaban destruyendo su cutis.
También a veces le parecía escuchar esa voz, la de Blaine, diciendo su nombre. Pero cuando levantaba su mirada, o volteaba, o abría los ojos, no había nadie frente a él (y con nadie, de nuevo, se refería a ese desgraciado chico de ojos hazel, cabello negro y con rulos, voz de tenor, hermoso cuerpo y carácter frío de Blaine Anderson).
Kurt creía estarse volviendo loco, porque nunca se había sentido así de solo, por más que él fuera, por naturaleza, una persona solitaria.
De hecho esperaba algo de parte de los deportistas, un reconocimiento tal vez. Un sí, sigues vivo aunque no te sientas así. Quizá de esa forma volvería a llamar la atención de Blaine pero no, nada. Parecían interesados en otras cosas, en otras personas.
Ese viernes salió tarde de la sala del coro, confiando en que estaría solo en los pasillos ya que todos parecían ignorarlo. Había decidido, dos días antes, que si eso era una ganancia por el corazón medio roto lo iba a aceptar de buena gana. Después de todo los silencios no eran tan solitarios cuando lo peor pasara y sus amigos nuevamente volvieran a crear sonidos.
Además eso era lo que había pedido, ¿no? Poder caminar por los pasillos sin miedo, con la cabeza en alto, como siempre, pero sin temor a que algo, o alguien, le obligara a bajarla.
Al dar la vuelta en el corredor que daba a su casillero cuando noto que realmente no estaba tan solo, alguien estaba ahí, sentado justo debajo de su destino.
Blaine.
Sintió como su corazón aceleró y se detuvo por unos instantes, antes de proseguir su camino. Sus pasos resonaron por todo el pasillo, un sonido alto y fuerte, advirtiendo de su presencia… que parecía no ser despreciada, pero tampoco atendida. Blaine seguía con los ojos cerrados y con la cabeza reclinada en el casillero de abajo.
Llegó a su lugar y carraspeó, después de todo necesitaba espacio para moverse y no creía buena idea acercarse al chico (no cuando sus caderas querían justo a la altura de los ojos de Blaine). Fue entonces cuando realmente aquellos ojos se abrieron y el hazel apareció, dejándolo aturdido
Blaine se levantó lentamente y en silencio, observándolo, estudiándolo, para después sonreír y decir su nombre.
Fue entonces cuando Kurt logró escuchar de nuevo.
Cuando los silencios callaron.
12. Cambios