El Imsomnio despierta a mi Musa

Aug 20, 2009 02:31


Son las dos y media de la mañana y aunque mi cuerpo quiere dormir mi mente y mi gato no me dejan. Sí, ya estando despierta no coordino mucho y ahora que estoy pasada de sueño mucho menos. Pido disculpas por adelantado por la falta de coherencia en este post.

El lado bueno del asunto es que escribí otro fic/ drabble para
30vicios y puedo ver como de a poco voy completando la tabla =)

Disfruten mientras yo me voy a jugar con mi gato así nos cansamos los dos y nos vamos a dormir.

Fandom: D.Gray-man
Claim: Kanda Yuu/ Allen Walker
Tema: #4 - Medicina
Advertencias: Fluff


Abrió los ojos pesadamente y en lo primero que se percató es que ese lugar frío y estéril definitivamente no era su habitación. Lo segundo que vino a su mente es que se encontraba en una posición horizontal, lo más probable es que se encontrara recostado en una cama. La última vez que se fijó, el piso no era tan mullido. Y por último es que alguien estaba con él.

Intentó incorporarse para poder investigar más sobre sus alrededores, pero un fuerte dolor en su hombro izquierdo hizo que cayera nuevamente sobre el colchón con los ojos cerrados en gesto de dolor y soltando un siseo entre sus dientes. El impacto de su cabeza contra la almohada trajo consigo una terrible jaqueca que parecía querer partir su cabeza desde adentro. Se llevó su mano derecha a la sien, al comprobar que ese brazo no dolía, en un intento de aplacar el dolor y no se sorprendió cuando sus dedos se toparon con la indefectible textura de la gasa. Ya no era necesario levantarse para inspeccionar el lugar para saber donde estaba. Estaba en la enfermería, de eso no cabía duda.

-Che. Serás idiota.

Al escuchar esa voz abrió los ojos de par en par tratando de ignorar como por un momento el mundo parecía dar vueltas. Suave y lentamente giró su cabeza hacia un lugar a su izquierda de donde provenía la voz y finalmente la última incógnita que le quedaba por resolver se había resuelto de una manera un tanto peculiar.

-¿K-Kanda?

Si hubiera sido otra la situación se habría sorprendido por el tono ronco que portaba su voz, pero eso era una nimiedad comparada con la intriga que le generaba ver a su compañero de misión sentado en una silla junto a su cama luciendo tan pulcro como siempre mientras que él debería tener una imagen espantosa. Una de las enfermeras de la orden pasó por el pie de su cama y le dedicó una pequeña sonrisa al verlo despierto pero no se atrevió a acercarse al ver al samurai a su lado. Mientras sus pasos se alejaban, intentó incorporarse nuevamente, todo el tiempo mordiendo su labio para no dejar escapar un gemido de dolor y darle motivos al japonés para molestarlo. Como si ya no tuviera material suficiente.

Una vez que se pudo acomodar en una posición que intentaba asemejarse lo más posible a estar sentado miró al exorcista que tenía su mirada clavada en él, su ceño se encontraba fruncido en una expresión de irritación para variar. ¿Qué había pasado? ¿Cómo había llegado hasta ahí? Lo último que recordaba era la batalla contra esos nivel 4 en Alejandría y luego todo se volvía difuso. Además, y lo que era aún más desconcertante… ¿qué hacía Kanda ahí? ¿También estaba herido? Por la forma en que lucía era muy poco probable, además sus heridas sanaban a una velocidad sobrehumana. Pero entonces, ¿por qué?

-No pienses demasiado. No le va a hacer bien a ese cerebro tuyo, moyashi- dijo Kanda en un tono de voz teñida con clara displicencia.

-¡Bakanda!

Gritar definitivamente no había sido una buena idea y su jaqueca se lo hizo saber al instante. Apretó sus dientes con fuerza como si eso fuera a calmarlo pero lo único que consiguió fue un gruñido por parte del mayor.

-¡Deja de rechinar los dientes, imbécil!

-Ya quisiera ver que haces tú estando en mi lugar, bakanda.

-Para eso debería rebajarme a tu nivel de idiotez.

Se moría por responderle algo, hasta podía sentir como su sangre comenzaba a hervir por culpa del espadachín, pero las molestias físicas sobrepasaron su espíritu de pelea.

Suavemente intentó acomodarse mejor para que su cabeza no le doliera tanto, además, en esa posición ponía fuerza innecesaria sobre su hombro izquierdo que empezaba a molestarle nuevamente. Posó sus ojos en dicho brazo, negro a causa de su inocencia, y un pensamiento espeluznante hizo que se estremeciera. Si había dañado su inocencia, y por el dolor estaba seguro que así era, Komui iba a estar encantado de arreglársela y eso no era nada bueno para él.

Como si fuera capaz de leer su mente, Kanda volvió a dirigirse a él.

-Dañaste tu inocencia en la pelea. Komui quiere verte en cuanto salgas de aquí.

-¿Eso es todo?

Kanda masculló algo entre dientes al tiempo en que volteaba su cabeza en dirección a la puerta. Era obvio que no quería estar ahí, y no entendía que era lo que lo detenía. En todo caso no era él el que estaba en la cama retorciéndose de dolor y ya le había informado que Komui lo esperaba ni bien se recuperara, así que ¿qué le impedía levantarse e irse? Además, y si debía ser sincero consigo mismo, la presencia de Kanda lo ponía nervioso por alguna razón inexplicable. Será que estaba acostumbrado a sus riñas cotidianas que tenerlo junto a él en esa situación lo ponía incómodo. Sí, definitivamente se trataba de eso.

A pesar de haberse mordido los labios, Allen no pudo retener el quejido que escapó de ellos cuando un leve movimiento le hizo ver las estrellas. Cerró sus ojos con fuerza rogando para que esa corriente de electricidad que recorría su brazo se detuviera, pero toda molestia quedó relegada a segundo plano cuando sintió un par de brazos aferrándolo delicadamente por su cintura. Abrió sus ojos de par en par y los clavó en la cara seria y consternada de Kanda mientras éste lo acomodaba en una posición que no le proporcionara ningún tipo de molestia.

Una vez que estuvo acomodado, Kanda se incorporó rápidamente y volteó su cara mascullando palabras en su idioma natal que escapaban de su comprensión.

-¡Che! Siempre una molestia. ¡Apresúrate a curarte y ve a ver a Komui!

Sin más, Kanda se encaminó a la puerta y desapareció de la enfermería tras dar un portazo que retumbó en las paredes del lugar.

No supo cuántos minutos pasaron desde la partida del samurai hasta que la misma enfermera que había pasado antes frente a su cama se acercara a él con un frasco en la mano. La mujer le realizó unos exámenes rutinarios para ver su evolución, pero era como si estuviera en autopiloto. Varios pensamientos merodeaban en su cabeza. ¿Kanda había sido amable con él? ¿Acaso había visto un leve tono rosado en las pálidas mejillas del japonés justo antes de que se volteara?

¿Era común sentir mariposas en el estómago?

-Toma- le dijo la enfermera depositando dos pastillas en su mano -Es medicina para el dolor, te ayudarán mucho.

Allen le agradeció con una amable sonrisa que la mujer le devolvió antes de retirarse a seguir con su trabajo. Lentamente bajó su vista y miró curioso a las pastillas que descansaban en la palma de su mano. El fantasma de una sonrisa tocó sus labios a la vez que depositaba la medicina en la pequeña mesa de madera que tenía al lado de su cama.

Ya no las necesitaba.

30vicios, yullen, fanfic

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