Fanfic - Fantasías a la carta (continuación) (Jensen/Jared, NC-17)

Aug 04, 2011 00:50



Soltando finalmente su agarre - y dándose cuenta de que las marcas de sus dedos estaban claramente grabadas en la morena piel, haciendo que se sintiera repentinamente culpable-, Jensen movió sus manos hasta la ancha espalda del cuerpo sobre él, acariciándole un par de veces antes de sentir cómo Jared se dejaba vencer al fin y caía sobre él, apoyándose en el pecho de Jensen. Un par de minutos después, ante la incomodidad de la postura y cuando sus respiraciones se habían normalizado lo suficiente, Jensen salió suavemente de su interior, no pudiendo evitar sonreír como un estúpido al darse cuenta de que todo aquello había sido real, y sintiéndose más vivo y feliz de lo que se había sentido en muchísimo tiempo.

- Wow…

Al escuchar a Jared, su sonrisa creció incluso más.

- Sí, wow… - empujando suavemente el cuerpo del castaño, Jensen le dio la vuelta invirtiendo sus posiciones y ganándose un gruñido por parte del chico, que sólo ocasionó que el de ojos verdes se riera mientras esa vez era él quien se apoyaba sobre el amplio pecho del otro-. Me estabas aplastando, no es culpa mía que peses una tonelada.

- Pues eso no parecía importarte demasiado hace unos minutos…

Sin dejar de sonreír -porque en serio, sencillamente no podía evitarlo- besó el lunar que Jared tenía en la garganta antes de estirarse perezosamente para poder besar una vez más aquellos labios que le volvían igual de loco que el resto del chico.

- Puedes venir a pedirme ingredientes siempre que quieras.

Jensen volvió a apoyar la cabeza en su recién nombrada almohada, más que dispuesto a dormir un par de horas arrullado por el latido del corazón de Jared antes de proponer esa segunda ronda donde esperaba poder intercambiar roles. Eso, claro, hasta que el castaño comenzó a moverse incómodo bajo él.

- Supongo que… Creo que debería irme.

- ¿Cómo? - al escucharle, Jensen sintió cómo su propio corazón comenzaba a latir con más fuerza y no precisamente en el mejor de los sentidos-. ¿No quieres…? Quiero decir, yo pensaba… Puedes quedarte. Sólo si quieres, claro, tampoco quiero que te sientas obligado porque no lo estoy haciendo… Obligarte, digo…

Por favor, que alguien le cerrara la boca.

Al escucharle, Jared le miró fijamente durante unos segundos antes de dirigir su vista hacia la puerta de la habitación y volver a posarla al instante sobre Jensen.

- ¿Me dejas? - el joven se mordió el labio como lo había hecho en varias ocasiones a lo largo de la noche, y fue la primera de todas que Jensen ni siquiera pensó en lanzarse tras él, lamiendo justo donde sus dientes habían dejado marcas blancas-. Ni siquiera sé si está permitido, pensaba que no podría, y… lo siento, aún no… - Jared se encogió de hombros como si eso lo explicara todo.

- ¿Si te dejo? - Jensen frunció el ceño, intentando interpretar los balbuceos del otro-. ¿Y por qué no iba a estar permitido? No soy una de esas personas que follan con alguien y cuando están satisfechos les echan de una patada.

Jared le miró como si no supiera de qué hablaba.

- No creo que seas de esas personas, no era eso a lo que me refería… - sintiéndose un poco ridículo, Jared se rascó la nuca y agachó ligeramente la cabeza-. En la agencia me especificaron que no debía quedarme a dormir, así que supuse que tú… bueno…

Esa vez, fue Jensen quien miró al castaño como si le estuviera hablando en otro idioma.

- ¿La agencia? ¿Qué agencia?

- La agencia a la que llamaste para contratarme, claro.

Y vale, Jensen supuso que no debería haber tardado tanto tiempo como lo hizo en procesar las palabras que acababan de salir de la boca del otro, pero no pudo evitar quedarse al menos un par de minutos mirando hacia él como si estuviera decidiendo si Jared le estaba gastando una broma de muy mal gusto o no.

Sinceramente, ni siquiera sabría decir qué opción sería peor.

- ¿Me estás…? - tratando de aparentar una tranquilidad que no sentía ni de lejos, Jensen respiró con profundidad un par de veces antes de volver a intentarlo-. Yo no… jamás en mi vida he llamado a ninguna agencia de… de… Dios, sólo para aclararlo, ¿de qué tipo de agencia estamos hablando? ¿De una encargada de repartir repostería a domicilio a horas intempestivas? - porque Jared podía estar hablando perfectamente de eso y Jensen estar siendo exageradamente paranoico, que no cundiera el pánico.

- ¿Qué? No, por supuesto que no - Jared le miró como si fuera Jensen quien le estuviera tomando el pelo-. ¿Y cómo que no has…? - cuando el rostro del chico se puso repentinamente blanco como el papel, Jensen sintió cómo el suyo propio perdía todo el color.

Alejándose con rapidez del otro cuerpo como si acabara de activar algún tipo de resorte, el mayor se puso de pie como pudo y cogió una de las sábanas para rodear con ella su cuerpo. Y sí, era algo completamente absurdo sentirse tan repentinamente cohibido, pero no pudo evitarlo. Además, Jensen sintió la imperiosa necesidad de aferrarse a algo.

- ¿¡Me estás diciendo que eres…!? Oh Dios… ¿me he acostado con un prostituto? - seguro que vista desde fuera la situación era bastante cómica, pero en ese momento Jensen sentía de todo menos ganas de reírse. Básicamente, porque estaba demasiado ocupado hiperventilando y tratando de asimilar la situación.

Jared pareció encogerse ligeramente ante sus gritos y cuando volvió a hablar, el mayor tuvo que hacer serios esfuerzos para escucharle.

- Uhh… en realidad preferiría chico de compañía, si no te importa…

- ¿Si no me importa? ¿Pero qué…? ¿Esto es una broma? ¿Kane te llamó para que pasaras la noche conmigo? ¿Carlson? ¿Mi madre? - Jensen agarró con más firmeza la sábana y comenzó a dar vueltas por la habitación antes de pararse nuevamente y mirar a Jared una vez más-. ¿Y todo ese rollo de las galletas?

- Mierda, yo… ¿De verdad tú no…? - Jared se levantó también de la cama pero no se molestó en cubrirse, y Jensen tuvo que recordarse que no podía estirar la mano y acariciar aquel cuerpo perfecto porque estaba terriblemente enfadado con el chico. Oh, y también porque el chico en cuestión era un puto, claro.

Llevándose las manos a la cabeza con frustración Jared dio un par de pasos hacia él, pero se detuvo en cuanto vio que Jensen reculaba.

- Escucha, tú… Tú no, maldita sea… El hombre que llamó a la agencia pidió que alguien se hiciera pasar por un vecino y le fuera a pedir algo. Ya sabes, la típica situación de las películas en la que los protagonistas acaban enamorándose perdidamente y contando en su boda esa divertida y romántica anécdota de cómo se conocieron, y…

Jensen ni siquiera esperó a que el otro terminara de hablar. Aquello se estaba volviendo ridículo por momentos.

- ¿Y la gente como tú hacéis eso? - ¿Julia Roberts se había hecho pasar por pastelera en Pretty Woman? No, ¿verdad? ¿Jensen se había quedado anticuado?

Si Jared se sintió ofendido por lo que acababa de decir, no lo demostró.

- No trabajo exactamente para ese tipo de sitio - el castaño tomó aire antes de continuar con un poco más de firmeza-. Trabajo en una agencia llamada “Deseos a la carta.” Cualquiera puede llamar, exponer la situación en la que le gustaría verse envuelto, que la agencia decida si es aceptable y fijar el precio. A partir de ahí, Deseos a la carta hará todo lo posible para cumplir dicha fantasía hasta en los niveles más básicos - Jared se sentó en la cama una vez más y Jensen estuvo repentinamente tentado a decirle que no se pusiera cómodo y se largara, pero ni aún con todo lo que estaba escuchando se veía capaz de echar a ese hombre de ningún sitio… menos aún cuando parecía un poco derrotado-. Algunas de esas fantasías ni siquiera incluyen ninguna situación sexual, se trata sencillamente de la compañía y de cumplir lo que todos hubieran deseado vivir en algún momento de sus vidas.

- Y pudiendo pedir cualquier cosa… ¿alguien llamó pidiendo una fantasía vecinal? - Jensen suponía que había cosas mucho más importantes que podía o debía decir, pero... ¿en serio?

- Sí - el castaño le sonrió ligeramente, pero el gesto no se vio reflejado en sus ojos-. Aunque supongo que ya no importa, yo… Lo siento de veras, estaba convencido de que había apuntado bien la dirección, mierda…

Llevándose las manos una vez más a la cabeza y despeinándose aún más sus ya alborotados mechones, Jared le miró una vez más pareciendo ir a decir algo antes de negar suavemente con la cabeza y ponerse nuevamente de pie.

- Será mejor que me vaya.

Cuando comenzó a buscar y a ponerse su ropa, Jensen no pudo evitar sentirse mal por el otro. Porque sí, debería ser él quien debía sentirse estafado, escandalizado, defraudado y, sobre todo, destrozado - y lo hacía-, pero Jared parecía completamente arrepentido.

Jensen pensó que todo sería mucho más fácil si supiera exactamente de qué.

Sin poder evitarlo, dijo al fin en voz alta a lo que llevaba dándole vueltas desde que había escuchado lo de la agencia.

- ¿Tengo… tengo que pagarte?

Jared se detuvo unos segundos, inclinado a medio camino para recoger sus pantalones antes de finalmente tomarlos y comenzar a ponérselos.

- No… No. Quiero decir, ya ni siquiera importa porque obviamente estoy despedido, así que ni siquiera tengo que dar explicaciones.

- ¿Despedido? - Jensen le miró un poco sorprendido-. ¿Por haberte equivocado de dirección? ¿Y si fue culpa de ellos?

- Si fue culpa de ellos no lo reconocerán. Y no, no sólo por eso - Jared se encogió ligeramente de hombros y miró hacia el suelo, y Jensen no supo cómo sentirse.

- ¿Qué más motivos tendrían para despedirte? - dudando si decir o no las siguientes palabras, Jensen se sintió repentinamente peor de lo que se había sentido en toda la noche-. Si quieres yo podría mmm… hablar con ellos y decirles que, bueno… que fuiste una fantasía vecinal bastante convincente.

Tanto, que hasta fui lo suficientemente iluso como para creer que todo era verdad.

- No creo que fuera a ayudar mucho. De todos modos… - suspirando, el castaño permaneció callado varios segundos hasta que cuando volvió a hablar, lo hizo casi en un susurro-. Ni siquiera se suponía que debía decirte mi nombre real, pero me sentía tan a gusto que no pude evitarlo. Tampoco besarte, y mucho menos haber disfrutado como lo hice ni haber deseado de esa manera que cuando me invitaste a pasar la noche fuera porque lo sentías así de verdad - desviando la mirada, Jared se rió amargamente-. Hoy era la primera vez que aceptaba un encargo en el que hubiera algo sexual de por medio, ¿sabes? Se pagan mucho mejor y necesitaba el dinero, y me asignaron la fantasía del vecino porque supuestamente era de las más sencillas, pero… - encogiéndose una vez más de hombros, Jared volvió a fijar su vista sobre él-. Supongo que después de todo esto no es lo mío.

No sabiendo qué decir, Jensen siguió mirándole tratando de analizar todo lo que podía significar lo que el otro acababa de decirle, pero antes de que pudiera haber llegado a ninguna conclusión, el chico comenzó a caminar hacia la puerta con clara intención de marcharse. Sin embargo, cuando llegó a su altura, Jensen le vio detenerse y morderse una vez más el labio en lo que ya suponía era algún tipo de tic nervioso.

- Jensen, yo… - teniéndole una vez más a tan escasa distancia, el mayor no pudo evitar volver a sentirse bajo los ojos multicolor del castaño como si fuera alguien importante-. Sé que debes estar dolido, y confuso, y… y que ahora mismo puedes estar pensando cualquier cosa sobre mí y no estarías del todo equivocado, pero… - Jensen vio de reojo cómo una de las manos de Jared se movía hacia él sólo para detenerse a medio camino y regresar laxa a un lado del castaño-. Me encantó conocerte, y puedo asegurarte que si fuera realmente tu vecino hubiera venido mucho antes con la excusa de pedirte cualquier cosa - sonriendo ligeramente, Jared abrió y cerró la boca un par de veces antes de añadir-. No digo que tengas que hacerlo y dudo mucho que después de todo lo que ha pasado te apetezca, pero, ¿puedo dejarte mi número? Sólo por si algún día, ya sabes… - mirando una vez más hacia el suelo, Jared se movió nerviosamente antes de suspirar y volver a caminar hacia la puerta-. No importa, olvídalo, era una estupidez.

Y de pronto ya no había más Jared en su habitación, y Jensen seguía en la misma postura en la que llevaba varios minutos sin atinar siquiera a moverse. No fue hasta que escuchó los ruidos en el salón que sólo podían ser el joven terminando de vestirse, hasta que su cuerpo pareció reaccionar mucho antes que él, porque ya estaba saliendo a toda prisa de la habitación antes de que Jensen hubiera podido pensar siquiera qué iba a hacer.

- ¡Jared!

El chico parecía estar terminado de calzarse, y se incorporó rápidamente en cuanto vio a Jensen aparecer por el pasillo con la sábana aún aferrada a su cuerpo. Se hubiera reído si no fuera porque en ese momento sólo tenía ganas de llorar.

- ¿Sí?

- Verás, estaba pensando… - acercándose a él, Jensen se detuvo a pocos pasos del castaño, rezando por no estar dejándose llevar y estar haciendo lo correcto-. Si no tienes planes y ahora que puedo quedarme tranquilo sabiendo que no estoy impidiendo que hagas esas galletas… - Jensen le sonrió tímidamente-. Por mi parte la oferta de que te quedes sigue estando en pie.

El castaño parpadeó varias veces antes de parecer ir a dar un paso hacia él pero quedarse finalmente en el sitio.

- ¿Lo dices en serio?

- En serio - Jensen se encogió ligeramente de hombros esperando sonar tan casual como pretendía y no como si estuviera casi entregándole su corazón en bandeja de plata-. Si cambias de opinión a lo largo de la noche siempre puedes irte, y si no lo haces, bueno… podrás hacerme el desayuno y frotarme la espalda en la ducha para compensarme por haberme confundido con alguien que necesitaría pagar por tener sexo y sobre todo, con alguien que pudiera tener fantasías así de ridículas.

Cuando el alto le sonrió, primero tentativamente y más tarde en todo su esplendor - hoyuelos y todo- antes de cerrar la poca distancia que había entre ellos y besarle como si la vida le fuera en ello, Jensen estuvo seguro de que demonios, sí… definitivamente estaba haciendo lo correcto.

A la mañana siguiente, después de que hubieran tenido una fantástica sesión de sexo mañanero, Jared le hubiera preparado el desayuno y hubieran tenido otra sesión más en la ducha justo antes de que el castaño le frotara la espalda, Jensen llamaría a su madre sólo para decirle que no podía hablar demasiado porque tenía compañía.

Cuando colgara el teléfono, comenzaría a repasar la lista de todos y cada uno de los dioses de los que hubiera escuchado hablar alguna vez.

Tenía muchas velas que poner.

Fin

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